Magical Discovery [Arthur]

Era nuevo, había llegado hacía muy poco, pero ya extrañaba la naturaleza, necesitaba salir. Por eso mismo dejó bien acomodadas sus cosas y salió a caminar. Escuchó un paso de agua y comenzó a andar hacia ese lugar, notando que se estaba alejando un poco del edificio, aún así siguió su paso tranquilo y silencioso.
Era amante de la naturaleza, no podía evitarlo, estaba vestido con su ropa típica de él, unos jeans gastados y su buso rojo con una hoja de arce blanca en el lado del corazón, demostrando su orgullo canadiense que no dejaba de lado por nada.
Respiró profundamente, relajado. Al menos estaba seguro de que no olvidaría como era estar en paz y cercano a la naturaleza, aunque aún así le faltaba su preciada nieve, pero todo no era posible.
Siguió caminando en silencio ya teniendo el lago muy cerca, escuchando algo más que un simple paso de agua.

Se encontraba a orillas del lago, le gustaba ese sitio ya que era poco frecuentado por el resto de los alumnos y le permitía hablar tranquilamente con sus amigas las hadas.

Allí nadie lo vería ni le recriminaría por estar hablando con seres “imaginarios” como le decía su padre, así que podría desenvolverse con soltura en aquel lugar.

Comenzó a buscar con la mirada a Holly, una pequeña hada de tonos azulados que había sido su amiga desde que él tenia memoria, hasta que la diviso sentada sobre unas flores silvestres.

-Buenos días Holly.- saludo cordialmente al hada.

-Buenas tarde Arthur.-

-¿Sabes? Hoy ha ocurrido un hecho bastante peculiar.- Miro con picardía al hada.- Ha desaparecido un pastel que tenia para el té de esta tarde. ¿Tú sabes algo acerca de eso?

-Ehh! Lo siento Arthur pe-pero no se nada.- Holly desvío la mirada con temor creyéndose descubierta.

-Mmmmm… que extraño. Juraría haber visto…-paro de golpe al escuchar unos pasos ajenos a su costado.

Alzo la mirada para encontrarse con una violácea mirada, cubierta por unos anteojos, proveniente de un joven alto de contextura delgada, cabellos levemente largos y rubios, que llevaba una ropa casual.

-Oh! No.- dijo Holly para después desaparecer tras una estela de brillos azulados.

Abrió más sus ojos sin poder creer lo que había visto. Estaba seguro de que era un hada. Sonrió aunque su sonrisa se esfumó cuando el hada desapareció.

Se acercó más al otro rubio y lo miró sin saber que decir realmente. Respiró suave y profundo para luego dejar salir algunas palabras con voz muy suave y tranquila.

-h-hola...-

Se quedó mirando al otro a los ojos, estaba algo nervioso puesto que no era normal que encontrara a alguien en un lugar así, y hablando con un hada.

Cuando pudo despegar su mirada de los ojos profundos que el inglés tenía, miró a todos lados en busca del hada sin entender por qué se había marchado de esa manera.

-lo siento.... lo... lo interrumpí... yo no... yo no quise...-

Susurró agachando su cabeza, mirando al suelo, algo apenado por haber hecho que su compañía se fuera.

¡Rayos!... lo habían visto, de seguro ese chico ahora se burlaría de él por estar hablando solo. Por suerte Holly había huido, aunque pensándolo bien realmente no importaba. Lo más probable es que el chico parado frente a el ni siquiera supiera de su existencia.

Se paro y se acerco al joven para saludarlo y preguntarle el porque de su presencia como si nada hubiese ocurrido.

-Buenas tardes.- respondió cordialmente al temeroso saludo del oji-violeta, de seguro pensaba que era algún psicópata que hablaba con seres imaginarios.

Se fijo que el chico buscaba algo con la mirada, en ese momento pudo profundizar más el lienzo que se estaba creando del chico. Este era de estatura mediana y figura esbelta aunque se podía apreciar que estaba un poco trabajado, talvez producto de la practica de algún deporte. Era poseedor de un rostro de infantiles y delicados rasgos, con unos hermosos ojos violetas cubiertos por unos lentes, su cabello era de un rubio oscuro levemente ondeado con un extraño mechón que desafiaba la gravedad sobresaliendo. Su rostro estaba adornado con una tímida, pero hermosa, sonrisa que hice que algo dentro del ingles se estremeciera.

-He n-no te preocupes, no importa- le sonrío un poco apenado por el hecho de verse hablando solo. –No importa, enserio- dijo para tranquilizar al joven que se veía aun más apenado que él.

-Mi nombre es Arthur Kirkland, mucho gusto- le sonríe, algo en el chico le hacia sentir que debía ser amable con él, que debía protegerlo como si de un hermano menor se tratase.