Una clase de español no muy convencional

Para él la emoción de dar su primera clase era indescriptible, más teniendo en cuenta que nunca creyó que le darían la plaza de Profesor de Español, teniendo en cuenta que no tenía exactamente las mejores referencias por parte de las últimas dos escuelas donde había estado. ¡Pero el no tenía la culpa! ¡Los accidentes pasaban! Y además esta vez se había asegurado de que su plan fuera a prueba de tontos.

Tarareando alegremente fue descargando las tortugas en la piscina. Ayer había trabajo toda la noche en escribirles palabras en español para formar frases con ellas. ¡Sería muy divertido que sus alumnos las persiguieran en la piscina para ganar puntos! Y de premio les daría... ¡churros!

Nada podría salir mal ¿o sí? Había escuchado muchos rumores de que el rector era muy estricto, pero no veía cuál era el problema de soltar quinientas tortugas inofensivas en la alberca. ¡El jefe lo tenía todo controlado!

Sólo esperaba que los alumnos vieran la nota del cambio del lugar de la clase en el aula donde les tocaba.

Había visto el papel en la sala de clases donde decía que harían la clase en la piscina, decidiendo caminar lentamente porque había llegado con tiempo de sobra, algo muy raro en el, siendo que vivía atrasándose en todo.

Al llegar vio a los lejos una silueta, acercándose vio que era un hombre algo más alto que él y con la piel algo morena, debía ser su profesor.

-Señor, creo que llegué algo temprano, ¿Necesita que lo ayude en algo? -trató de sonreír lo más naturalmente posible, aunque no le gustara la clase - Disculpe mi torpeza, se me olvidó presentarme, soy Lovino Vargas del dormitorio Hércules. Mucho gusto.

Vio en dirección a la piscina después de saludar al que sería su profesor descubriendo unas pequeñas manchitas verdes que flotaban por el agua; trato de acercarse lo más posible sin ser descortés con el otro, hasta que las reconoció, ¡Eran tortugas! Pero se suponía que el rector no permitía animales, además de los alumnos claro, por lo que se le hacía extraño, pero para que se preocupaba, de todos modos lo más probable es que el profesor, del cual aún no sabía su nombre, hubiera pedido permiso a aquel extraño tipo.

Suspiró por tercera vez mientras se dirigia hacia la piscina, esta seria su primera clase, y estaba horriblemente nervioso.
miró a lo largo del pasillo por donde se dirigia, intentando despejar su mente en otra cosa, el hecho que la clase fuera en la piscina lo ponía mas nervioso de lo que ya estaba, nunca se le habian dado bien las cosas relacionadas con el agua, es más, había tenido un par de accidentes no fatales, pero sí traumantes.
Inconscientemente empezó a tararear una de las tantas melodías que se había aprendido, logrando así calmarse.

Al llegar a la piscina pudo distinguir dos figuras, una mas alta que la otra, las cuales reconoció instantáneamente como su profesor y algún compañero -supuso, ya que no lo conocía-.

-B-buenas -saludó tímidamente mientras se acercaba teblorosamente, observando algo curioso el porqué del acercamiento del alumno hacia la piscina.

intentó mantenerse en un lugar apartado, pero la curiosidad le ganó, se acercó lentamente a la piscina, notando que habían ciertas "cosas" verdes nadando, se agachó en el borde para poder ver mejor, y no pudo evitar dar un brinco hacia atrás al notar que eran tortugas.

-T-TORTUGAS!- gritó un tanto consternado, ¿que hacían ahí esos animales?

Despues de venir de comprar algunas frutas y vegetales del receso se había ido directamente hacia la clase de español, se dirija comiendo un tomate muy sabroso y gigante por el cual lucho en la verduleria, se encontraba muy feliz pues de tanta cola que había aun así llegaba temprano, solo esperaba que no fuera un profesor muy estricto y no le molestase que anduviera comiendo esta fruta* , no era mucho de esperar igualmente le comentaron hace poco que el profesor era español como la materia que iría a dar y pues ¡a que español no le gustaban los tomates!.
Al llegar a la sala de clases encontró una pequeña nota que contenía que la clase se iría a dar en la piscina de la escuela, con suma rapidez se dirigió hasta esta aun con el rojizo tomate*, al llegar se percato de la presencia de 3 personas mas incluyendo al profesor fácilmente destacado por su apariencia. Así se dirijo a saludar felizmente, a la chica le interesaba muchísimo aprender en esta materia, el español es un lenguaje muy complicado y difícil en comparación de su lenguaje autóctono.


-Buenos días a todos, me llamo Sakura Honda es un placer conocerlo- y al ver el rostro de el joven italiano que una ves la ayudo le saludo- ¡Ah! hola Lovino san ¿como se encuentra?-

(* y SI! el tomate es una fruta si señor, y duro bastante ¿no? xD)