¡Guerra de pintura! [Clases - Hércules]

¡Iba tarde de nuevo! La castaña atravesó las dependencias del colegio a toda velocidad, incluso llegaba a levantar una fugaz ráfaga de viento ante las atónitas miradas que le dirigían los alumnos nuevos... aunque para los mayores no era gran novedad, pero no por eso dejaba de ser un divertido espectáculo el ver a la usualmente relajada y risueña señorita Vargas corriendo como alma que lleva el diablo o, peor aún, como si intentase escapar de un disgustado rector. Mas eso no era lo importante en ese momento para la italiana que al fin daba alcance a su meta: los jardines de la escuela.

Claro, ella quiso ser original y aprovechar lo hermosos que pueden ser los prados del establecimiento, rebosantes en color y vida, para divertirse con su nuevo grupo creando hermosas pinturas ¿Pero por qué su habitación tenía que estar exactamente al otro lado del recinto? Bueno, al menos ya había llegado mientras soltaba pequeños Ve~ intentando recuperar el aliento, apenas salvando unos minutos antes que llegaran sus alumnos y acomodó todo lo que iba a necesitar; por fortuna los auxiliares habían sido muy amables con ella e instalado previamente los materiales del alumnado, así que sólo debía esperar.

Según su horario, sus primeros estudiantes del año serían los chicos del dormitorio Hércules. La verdad que le caían muy bien ya que solían ser muy animados, de seguro sería una clase divertida con ellos ahí; recordaba que el año anterior incluso habían acabado pintando sobre un lienzo gigante en el suelo... y ellos habían sido los pinceles, vaya que se habían reído.

Revisó la lista de clases y dos nombres llamaron su atención de inmediato: Gilbert había sido, sino el más, uno de sus estudiantes más memorables en el sentido que siempre acababa transformando una clase que podía haber sido perfectamente tranquila en una auténtica revolución y le había tomado gran aprecio, incluso si se saltaba las clases de tanto en tanto pues su simpatía podía más que los nulos instintos de la europea para regañarle; mas sus ojos se abrieron en todo su esplendor ante el otro nombre: Lovino Vargas.

Así que su querido fratello sería su alumno. Sí que sería raro tratarle como una maestra al alumno, pero bueno, no tenía otra alternativa. Guardó la lista y se sentó a dibujar en la hierba mientras empezaban a aparecer los estudiantes, la tarde apenas empezaba y no dudaba que más de uno fuese a llegar tarde; pero no importaba en realidad, después de todo era el primer día de clases ¿no?

Bueno, segun él ya era hora de ir a clase y de acuerdo a su horario, correspondia el turno a Miss Vargas, con clase de Arte, pintura o algo por el estilo.

-Bien esto parece que será interesante, jaja... espero haber traido suficientes de estos... unno nunca sabe cuando se llegue a ocupar mas 'energias'-

Y de su bolsillo extrajo un puño de dulces y un paquete de galletitas de esas que le gustaba tanto. Era casi un adicto a los dulces y preferíría darse un balazo en un pie antes de un partido de futbol que salir a cualquier lugar sin una buena cantidad de estos.

En fin, el o bjetivo eran los jardines, al parecer la clase sería una especie de 'trabajo de campo' lo cual lo hacia mas interesante a sus ojos, puesto que habria muchisimas cosas que ver que estando encerrado en un aula como normalmente tenia que tomar clase, al parecer esta asignatura si le agradaría.

Aunque tambien pensaba en que de una u otra forma encontraria la manera de desviar su valiosisima atencion a alguna otra actividad para su disfrute personal, quien sabe, pintura+creatividad+momento de aburrimiento+planeacion a futuro= un danés divirtiendose o por lo menos medianamente entetenido en sus ratos libres.

-Bueno... espero que el asunto se ponga divertido... o que por lo menos Miss Vargas sea linda... ya con eso me doy por bien servido , jajaja!!!-

Miraba a su alrededor con nerviosismo. Según su horario, la clase de Artes comenzaría pronto y no podía ver rastros de la profesora encargada, por lo que llegó a cuestionarse si realmente sería realizada en los jardines o simplemente había anotado mal las indicaciones. Con ese pensamiento en mente, comenzó a recorrer el lugar, sin decidir si devolverse al área de los salones, permanecer en el lugar o simplemente volver a encerrarse en su habitación. Después de todo, a pesar de ser un alumno en exceso responsable, no le agradaba obligarse a estar en un lugar tan público en ausencia de algún profesor u otro alumno mayor.

La expresión temerosa de su rostro cambió rápidamente a una de alivio al divisar a Vargas-sensei atravesando los jardines a gran velocidad. Aún así, no se movió de inmediato, prefiriendo esperar que la joven profesora se instalase antes de acercarse sigilosamente y hacer una reverencia, para pasar rápidamente a tomar un lugar alejado -pero lo bastante cercano para poder oir las instrucciones- sin hacer el menor ruido posible. Su rostro, inexpresivo esperaba atentamente a oir cualquier indicación.

-¡Y.... listo! -

Pasó su mano, aún con el carboncillo entre sus dedos, por su mejilla apartando un poco el mechón que había escapado de sus trenzas y empezaba a caer sobre su rostro y de paso dejando un pequeño manchón negro del material en su rostro; observó su obra con cuidado y sonrió bastante satisfecha, su dibujo del jardín repleto de flores no tenía nada que envidiarle a sus cuadros más trabajados... a excepción de los colores, claramente, pero ya tendría ocasión de hacer algo más alegre. Dejó su bloc de dibujo a un lado al percatarse que ya estaban llegando los alumnos ¡vaya que se había distraído! Pero qué podía decir, en esos momentos no podía evitar remontarse a su infancia cuando pasaba las tardes en la campiña dibujando con su abuelo y simplemente perdía la noción del tiempo al sentirse así de "renacentista", como solía bromear desde ese entonces.

Se levantó de su sitial para encontrarse con que ya los alumnos nuevos, si su memoria no le fallaba tan estrepitosamente como para no recordar a los chicos del año anterior de Hércules, empezaban a llegar y no pudo evitar sentirse pequeña (bueno, más pequeña de lo que ya es) al fijarse en el rubio ¡Qué alto era! Y ella que pensaba que el profesor Braginski era alguien incomparablemente gigante (además de tétrico, pero que él no se enterara que ella pensaba eso o tendría que salir del país para sentirse a salvo) Pero a diferencia del ruso, el chico lucía muy vivaz y simpático; dando pequeños brinquitos se acercó a saludar, era su primer estudiante nuevo del curso después de todo, sería divertido hacer buenas migas con él a ver si inventaban algo entretenido para hacer en la primera clase: No es como si no tuviese nada preparado, pero le gustaba pedir las opiniones de sus alumnos para que todos se divirtieran en la hora o ella misma sería la primera en aburrirse.

-¡Ciao! Soy la professore Vargas, es un gusto... Ve~ Tú debes ser de los chicos nuevos de Hércules ¿verdad? No te recuerdo del año pasado - Lo miró de arriba a abajo como una niña curiosa ¡Al lado de ella era enorme! Waaaaaaah~ Eres muy alto, haces que me sienta pequeña-

Rió la castaña mientras extendía su brazo en alto intentando alcanzar la estatura del nórdico poniéndose en puntas de pie. Consideró saltar, y al final dio un par de brincos, a ver si alcanzaba con eso a compararse con él pero no había caso, además que su vestido era de tela bastante ligera y a pesar de llegarle casi a las rodillas no quería pasar una vergüenza como las que ya había tenido esa semana por seguir saltando; pero en uno de sus saltitos se dio cuenta del joven pelinegro que se escabullía queriendo pasar desapercibido ¿Por qué no se acercaba? ¡Si estaban todos juntos sería mucho más divertido!

Caminó suavemente y se puso en cunclillas junto al oriental con una sonrisa de oreja a oreja - Ve~ ¿Por qué tan solo?-