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Entre lirios y rosas [Privado - Arthur Kirkland]
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Entre lirios y rosas [Privado - Arthur Kirkland]
La joven Zwingli ciertamente se había sorprendido al regresar de las vacaciones de verano y encontrarse con aquella monumental edificación en medio de los jardines del colegio. Había escuchado ciertos rumores sobre si ese enorme invernadero había sido construido por orden expresa del líder del dormitorio Atenea, quien además ostentaba el cargo de presidente del consejo estudiantil, Arthur Kirkland; y su expresión siguió reflejando asombro al leer en el tablón de anuncios que el mismo joven había decidido inaugurar un club de jardinería en el nuevo edificio.
¿Le gustaban las flores? Eso sí que no se lo esperaba, la verdad no había tenido ocasión de intercambiar palabra alguna con él, pero por lo que había podido apreciar a la distancia y por comentarios al aire en sus recurrentes conversaciones con Roderich parecía ser alguien muy correcto; bueno, no perdía nada con asistir a la cita que señalaba el aviso, después de todo ella también disfrutaba mucho el cuidar de las flores en su hogar de Liechtenstein ¿Y quién sabía? Tal vez acababa haciendo un nuevo amigo al final de la tarde.
Con esa confianza había tomado rumbo a la puerta del invernadero, no sin antes pedirle dulcemente a uno de los asistentes del jardín que le facilitase un delantal de su talla y un par de guantes a lo que gustosamente el hombre accedió con un notorio sonrojo en las mejillas ante la ternura que emanaba la rubia, y empujó suavemente al notar que no tenía el seguro puesto; adentrándose en el lugar, verdaderamente era hermoso para las pocas flores que apenas empezaban a brotar, de seguro el presidente había empezado la labor por sí solo... pero para ella sería un gusto ayudarle.
Mientras esperaba que el otro llegase, se puso en cunclillas para examinar una perfecta rosa roja, perdiéndose en el dulce aroma que esta despedía.
¿Le gustaban las flores? Eso sí que no se lo esperaba, la verdad no había tenido ocasión de intercambiar palabra alguna con él, pero por lo que había podido apreciar a la distancia y por comentarios al aire en sus recurrentes conversaciones con Roderich parecía ser alguien muy correcto; bueno, no perdía nada con asistir a la cita que señalaba el aviso, después de todo ella también disfrutaba mucho el cuidar de las flores en su hogar de Liechtenstein ¿Y quién sabía? Tal vez acababa haciendo un nuevo amigo al final de la tarde.
Con esa confianza había tomado rumbo a la puerta del invernadero, no sin antes pedirle dulcemente a uno de los asistentes del jardín que le facilitase un delantal de su talla y un par de guantes a lo que gustosamente el hombre accedió con un notorio sonrojo en las mejillas ante la ternura que emanaba la rubia, y empujó suavemente al notar que no tenía el seguro puesto; adentrándose en el lugar, verdaderamente era hermoso para las pocas flores que apenas empezaban a brotar, de seguro el presidente había empezado la labor por sí solo... pero para ella sería un gusto ayudarle.
Mientras esperaba que el otro llegase, se puso en cunclillas para examinar una perfecta rosa roja, perdiéndose en el dulce aroma que esta despedía.
Lily Zwingli- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Localización : Edificio Perséfone o Salón de Música
Re: Entre lirios y rosas [Privado - Arthur Kirkland]
Paz, era la sensación que lo inundaba en ese momento. Se encontraba en el invernadero, el lugar que más amaba de la escuela. Amaba la jardinería, era algo que lo relajaba y hacia que se olvidara de sus problemas por un momento.
Se encontraba tras unos rosales, podándolos, debía quitar las imperfecciones para que crecieran hermosos. Tan ensimismado se encontraba en su tarea que no sintió la puerta abrirse.
Se levanto y noto la presencia de una pequeña joven de cabellos color del trigo y ojos de un tono verde más oscuro que los propios.
La miro con extrañeza, era raro ver gente aparte de él en el invernadero, los estudiantes rehuían de ese lugar por el hecho de que se podría encontrar él. Se fijo que en sus pequeñas y delgadas manos llevaba un delantal y guantes, y ahí recordó que debía estar por comenzar el club de jardinería que el mismo impartía. Tan concentrado se encontraba en sus labores que no había dado cuenta de la hora que era.
-Buenas Tardes.- Saludo cordialmente haciendo una leve reverencia con la cabeza.- Mí nombre es Arthur Kirkland. ¿Te encuentras aquí por el club de jardinería?
Se encontraba tras unos rosales, podándolos, debía quitar las imperfecciones para que crecieran hermosos. Tan ensimismado se encontraba en su tarea que no sintió la puerta abrirse.
Se levanto y noto la presencia de una pequeña joven de cabellos color del trigo y ojos de un tono verde más oscuro que los propios.
La miro con extrañeza, era raro ver gente aparte de él en el invernadero, los estudiantes rehuían de ese lugar por el hecho de que se podría encontrar él. Se fijo que en sus pequeñas y delgadas manos llevaba un delantal y guantes, y ahí recordó que debía estar por comenzar el club de jardinería que el mismo impartía. Tan concentrado se encontraba en sus labores que no había dado cuenta de la hora que era.
-Buenas Tardes.- Saludo cordialmente haciendo una leve reverencia con la cabeza.- Mí nombre es Arthur Kirkland. ¿Te encuentras aquí por el club de jardinería?
Arthur Kirkland- Admin
- Mensajes : 341
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Re: Entre lirios y rosas [Privado - Arthur Kirkland]
No pudo evitar sobresaltarse ante la llamada del mayor y verle aparecer tan imprevistamente de entre los rosales que hasta hacía unos segundos estaba extasiada contemplando ¡Vaya que se había distraído como para no percatarse de la presencia que ya se encontraba en el interior del invernadero! Recuperó la compostura tan rápido como le fue posible, aún algo sorprendida mientras arreglaba entre sus níveos brazos el delantal y los guantes que estuvieron a punto de caerse al oír la voz del ojiverde, y le regaló una dulce sonrisa.
- Muy buenas tardes a usted también, joven Kirkland - La rubia realizó una delicada reverencia, haciendo ondear ligeramente la falda de su uniforme con gracia - Mi nombre es Lily Zwingli y efectivamente ese es el motivo que me ha convocado a este lugar, me parece algo muy interesante y estaría muy contenta de poder unirme al club si usted me lo permitiese, por supuesto.-
La más baja aprovechó de examinar discretamente al hombre frente a ella, nunca había tenido la posibilidad de verle tan de cerca, el mayor contacto visual que había tenido con el británico era durante las asambleas masivas o cuando esperaba a Roderich luego de las reuniones del consejo estudiantil para ir a ensayar y realmente esas visiones esporádicas no la ayudaban en nada a completar el cuadro general que había esbozado en su mente sobre el presidente del consejo. Poseía un porte bastante agradable, el cabello rubio algo desordenado por el trabajo que llevaba a cabo hasta hace momentos atrás y profundos ojos verdes; no percibía ninguna vibración desagradable de su persona, de seguro era un buen chico. En cualquier caso no dudaba de ello, no podría creer que alguien de mal corazón lograse que aquellas rosas florecieran con tal esplendor.
Con parsimonia se acercó nuevamente a la rosa cuyo aroma le embriagaba momentos atrás, inspirando suavemente su fragancia para regresarle la mirada esmeralda, cargada de ternura, al rubio mayor - Esta bella rosa ha sido el fruto de sus magníficos cuidados para con ella y, por lo que he podido observar, todos los rosales también lo son y están sumamente agradecidos con usted ¿Ha cuidado de todas estas pequeñas usted solo?
- Muy buenas tardes a usted también, joven Kirkland - La rubia realizó una delicada reverencia, haciendo ondear ligeramente la falda de su uniforme con gracia - Mi nombre es Lily Zwingli y efectivamente ese es el motivo que me ha convocado a este lugar, me parece algo muy interesante y estaría muy contenta de poder unirme al club si usted me lo permitiese, por supuesto.-
La más baja aprovechó de examinar discretamente al hombre frente a ella, nunca había tenido la posibilidad de verle tan de cerca, el mayor contacto visual que había tenido con el británico era durante las asambleas masivas o cuando esperaba a Roderich luego de las reuniones del consejo estudiantil para ir a ensayar y realmente esas visiones esporádicas no la ayudaban en nada a completar el cuadro general que había esbozado en su mente sobre el presidente del consejo. Poseía un porte bastante agradable, el cabello rubio algo desordenado por el trabajo que llevaba a cabo hasta hace momentos atrás y profundos ojos verdes; no percibía ninguna vibración desagradable de su persona, de seguro era un buen chico. En cualquier caso no dudaba de ello, no podría creer que alguien de mal corazón lograse que aquellas rosas florecieran con tal esplendor.
Con parsimonia se acercó nuevamente a la rosa cuyo aroma le embriagaba momentos atrás, inspirando suavemente su fragancia para regresarle la mirada esmeralda, cargada de ternura, al rubio mayor - Esta bella rosa ha sido el fruto de sus magníficos cuidados para con ella y, por lo que he podido observar, todos los rosales también lo son y están sumamente agradecidos con usted ¿Ha cuidado de todas estas pequeñas usted solo?
Lily Zwingli- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Localización : Edificio Perséfone o Salón de Música
Re: Entre lirios y rosas [Privado - Arthur Kirkland]
Se sintió levemente emocionado ante el reconocimiento de la rubia, nadie lo había hecho hasta ahora, generalmente se burlaban diciendo que no era una tarea de hombres o simplemente les era indiferente.
En una de sus comunes caminatas por los jardines cuando recien había ingresado al internado, se encontro con un gran invernadero el cual al juzgar por la apariencia descuidada que tenía estaba abandonado. Al ingresar ahí no pudo soportar la imagen de las plantas descuidadas o marchitas, enredaderas creciando sin control y pastizales quitandole el esplendor a las flores. No podía concebir el hecho de que un lugar tan maravilloso como ese estubiera en ese estado por lo que le pidió al rector que le permitiese cuidar de este. Desde ese momento se hizo cargo del invernadero, devolviendole su antiguo esplendor a punta de esfuerzo.
-Gracias, me alegra mucho el que pienses eso. Desde que estoy en esta escuela he estado a cargo del invernadero, este es un lugar realmente maravilloso, siempre he pensado eso y creo que otros alumnos tambien deberían disfrutar de el, por eso decidí abrir este club. –se quito uno de sus guantes mientras se acerba a la chica, estando ya frente a ella tomo una de sus pequeñas manos y le sonrio- Veo que eres una persona que aprecia a las plantas tanto como yo, si las personas que se unen a este club son como tú me alegra muchísimo el haberlo hecho.
-¡O-sea q-que bueno que hayas entrado! –soltó rapidamente la mano de la chica y se dio vuelta quedando de espaldas a esta ocultando el notorio sonrojo que de sus mejillas. ¿En qué momento se le ocurrio decir algo tan cursi como eso? Quizas que imagen ñoña se estaba haciendo de él. –V-veo que trajiste tus implementos, pontelos porque hay bastante trabajo por hacer.
En una de sus comunes caminatas por los jardines cuando recien había ingresado al internado, se encontro con un gran invernadero el cual al juzgar por la apariencia descuidada que tenía estaba abandonado. Al ingresar ahí no pudo soportar la imagen de las plantas descuidadas o marchitas, enredaderas creciando sin control y pastizales quitandole el esplendor a las flores. No podía concebir el hecho de que un lugar tan maravilloso como ese estubiera en ese estado por lo que le pidió al rector que le permitiese cuidar de este. Desde ese momento se hizo cargo del invernadero, devolviendole su antiguo esplendor a punta de esfuerzo.
-Gracias, me alegra mucho el que pienses eso. Desde que estoy en esta escuela he estado a cargo del invernadero, este es un lugar realmente maravilloso, siempre he pensado eso y creo que otros alumnos tambien deberían disfrutar de el, por eso decidí abrir este club. –se quito uno de sus guantes mientras se acerba a la chica, estando ya frente a ella tomo una de sus pequeñas manos y le sonrio- Veo que eres una persona que aprecia a las plantas tanto como yo, si las personas que se unen a este club son como tú me alegra muchísimo el haberlo hecho.
-¡O-sea q-que bueno que hayas entrado! –soltó rapidamente la mano de la chica y se dio vuelta quedando de espaldas a esta ocultando el notorio sonrojo que de sus mejillas. ¿En qué momento se le ocurrio decir algo tan cursi como eso? Quizas que imagen ñoña se estaba haciendo de él. –V-veo que trajiste tus implementos, pontelos porque hay bastante trabajo por hacer.
Arthur Kirkland- Admin
- Mensajes : 341
Fecha de inscripción : 09/03/2011
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