Te extrañé [Privado - Vash Zwingli]

Nunca en la vida una hora había sido tan corta para Lily. Apenas se había separado del rubio cuando ya entraba hecha un rayo a su habitación, agradeciendo infinitamente el encontrarla aún vacía. Luego de una rápida ducha para refrescarse y enfundar su pequeña figura en un ligero vestido de tirantes color borgoña hasta las rodillas se espantó al ver la pantalla de su móvil y notar que ya había pasado media hora sin hacer nada, desconectó la señal del teléfono y más que todo por costumbre volvió a guardarlo en su bolsita; con la suerte que tenía, cuando deseaba estar tranquila los llamados inoportunos e irrelevantes saturaban su celular pero esa no sería la ocasión. Se calzó unas sandalias, guardó sus llaves y un pequeño chaleco púrpura luego de asegurarse que había dejado la habitación ordenada, no fuese a ser que llegase Clarisse de improviso y encontrase el lugar como si un huracán hubiese pasado por ahí, era hora de marcharse.

Tomó una cestita en sus manos y se apresuró al comedor por algo rápido para comer, pero por alguna razón sólo quedaba chatarra. Pensó rápidamente y lo recordó: corrió al salón de cocina, a veces se encontraba allí al profesor Väinämöinen y tal vez podría ayudarla. Minutos después salió con una sonrisa del lugar, el finlandés había sido muy amable con ella surtiendo su canastita con fruta, queso, algunas galletas y jugo; luego de prometer lucirse con un rico postre en la próxima clase de cocina volvió a mirar su reloj de pulsera para salir corriendo ante la atónita mirada de varios de sus compañeros, acostumbrados a verla compuesta y relajada ¡le quedaban diez minutos y debía atravesar casi todo el edificio!

Casi sin aliento llegó a la puerta principal y vio la hora en la torre del reloj. Justo a tiempo. Se arregló los cabellos despeinados por la carrera y alisó su ropa mientras buscaba Vash con la mirada, sabiendo cómo adoraba el suizo la puntualidad de seguro ya se encontraba en el lugar, sólo esperaba que no estuviese muy hastiado por esperarla. Siguió recorriendo el recibidor luego de saludar a unos compañeros del curso superior, eran chicos muy agradables con ella y llegó a darle algo de pena rechazar su invitación de ir a animarles a su partido de tenis, pero ya tenía un panorama que no pospondría por nada; había bastante gente entrando y saliendo, y su altura no la ayudaba a divisar al rubio.

— ¿Vash? ... ¿Vash? —

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