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Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
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Gakuen Hetalia :: Recreacion :: Jardín
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Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Escucho casi con alivio el timbre que anunciaba el fin de las clases. Se limito a dar a leer un par de documentos del texto de geografía y luego guardo sus cosas de forma calmada mientras todos los demás estudiantes hacían lo mismo, con la diferencia que parecían competir por quien salia primero de la sala y (huía) se iba a sus dormitorios o donde fuera que hicieran vida social.
Se acomodo la bufada, tomó su abrigo del respaldo de la silla y salio del aula de clases para encaminarse hacia los patios del colegio.
No era demasiado tarde, apenas las cinco de la tarde, por lo que el sol aun estaba en alto y aun se dejaba sentir los rastros del calor de verano, aun cuando ya había comenzado el otoño. Estirar las piernas, era lo único que quería, distraerse un poco y no estar encerrado dentro de los edificios del establecimiento.
Soltó un leve suspiro y se dirigió hacia los jardines, hasta que encontró lo que quería ver: Girasoles.
Le gustaba tanto aquel lugar, acaricio con suavidad uno de los pétalos de las enormes flores que parecían admirar constantemente al sol, ese sol que en su país era tan esquivo y prefería ignorar lo que ocurría en sus tierras y ocultarse tras las eternas nubes del invierno. Se quito con los dientes unos de los guantes de cuero que siempre llevaba para poder sentir la suavidad de los pétalos.
Sonrió vagamente, esa eterna sonrisa en su rostro que jamas lo abandonaba, solo la conservaba por costumbre y porque la vida le había enseñado que era mejor sonreír ante la hipocresía. Tampoco era como si le importara en demasía la actitud de la gente, a lo mucho le animaba el verlos pelear y discutir, siempre le alegraba aquello, aunque se suponía que como profesor tenia que evitar y detener las discusiones que se generaban entre los alumnos.
Se metió entre medio de las altas flores, cuidando no romper ningún tallo ni dañar ningún pétalo. Vio un espacio medianamente grande entre medio de los girasoles y se sentó allí disfrutando de los rayos del sol que se filtraban entre las hojas y tallos, todo pintado de amarillo y verde, le era demasiado agradable. Buscó en el bolsillo de su abrigo hasta que logro encontrar una cajetilla de cigarrillos y saco uno, encendiéndolo posteriormente y dando una larga calada de este. Echó la cabeza hacia atrás y dejo escapar el humo entre sus labios mirando de forma distraída el cielo.
Se le fueron los minutos entre volutas de humo y después las horas entre el confuso mundo del ensueño. Para cuando despertó la tarde ya había caído y el frío se hacia presente. Maldijo por lo bajo su descuido y se levanto sacudiendo sus ropas y saliendo del campo de girasoles.
Se acomodo la bufada, tomó su abrigo del respaldo de la silla y salio del aula de clases para encaminarse hacia los patios del colegio.
No era demasiado tarde, apenas las cinco de la tarde, por lo que el sol aun estaba en alto y aun se dejaba sentir los rastros del calor de verano, aun cuando ya había comenzado el otoño. Estirar las piernas, era lo único que quería, distraerse un poco y no estar encerrado dentro de los edificios del establecimiento.
Soltó un leve suspiro y se dirigió hacia los jardines, hasta que encontró lo que quería ver: Girasoles.
Le gustaba tanto aquel lugar, acaricio con suavidad uno de los pétalos de las enormes flores que parecían admirar constantemente al sol, ese sol que en su país era tan esquivo y prefería ignorar lo que ocurría en sus tierras y ocultarse tras las eternas nubes del invierno. Se quito con los dientes unos de los guantes de cuero que siempre llevaba para poder sentir la suavidad de los pétalos.
Sonrió vagamente, esa eterna sonrisa en su rostro que jamas lo abandonaba, solo la conservaba por costumbre y porque la vida le había enseñado que era mejor sonreír ante la hipocresía. Tampoco era como si le importara en demasía la actitud de la gente, a lo mucho le animaba el verlos pelear y discutir, siempre le alegraba aquello, aunque se suponía que como profesor tenia que evitar y detener las discusiones que se generaban entre los alumnos.
Se metió entre medio de las altas flores, cuidando no romper ningún tallo ni dañar ningún pétalo. Vio un espacio medianamente grande entre medio de los girasoles y se sentó allí disfrutando de los rayos del sol que se filtraban entre las hojas y tallos, todo pintado de amarillo y verde, le era demasiado agradable. Buscó en el bolsillo de su abrigo hasta que logro encontrar una cajetilla de cigarrillos y saco uno, encendiéndolo posteriormente y dando una larga calada de este. Echó la cabeza hacia atrás y dejo escapar el humo entre sus labios mirando de forma distraída el cielo.
Se le fueron los minutos entre volutas de humo y después las horas entre el confuso mundo del ensueño. Para cuando despertó la tarde ya había caído y el frío se hacia presente. Maldijo por lo bajo su descuido y se levanto sacudiendo sus ropas y saliendo del campo de girasoles.
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Ah, aún no se acostumbraba a estar en un lugar así, todos las anteriores escuelas en las que había estado eran más normales que aquellas. Ya que no se podía creer aún que se acabará de estrenar con el rector. ¡Con un hombre! Y encima cuadno era el más idiota del mundo, además del más molesto. Pero el americano sonreía feliz, ¡Tampoco había sido tan horrible! Suspiró andando mientras miraba su reloj de muñeca de Spiderman. El mejor de todos por supuesto. Ya que era el héroe quien lo llevaba. Era un profesor un tanto…infantil… No! No lo era, un profesor asombroso, heroico, y demás no era para nada infantil. Todos lo admirarian, tener un despertador de Mickey Mouse, no quiere decir que fuera infantil por ejemplo…¡Era…un dibujo animado al que todo adoraban! ¿Mickey Mouse y el ratoncito peréz serían hermanos? ¿Primos? Seguro que algo tendrían que ver. Eso era algo evidente. En fin, por no hablar de su encontronazo con el inglés cejudo, y por último su tropiezo colandose en la habitación de un japonés. ¡Sin duda se volvería loco! Hahaha~ no había nadie nadie que… que pudiera hacerle latir el corazón fuerte. Ni siquiera ese cejudo..que…. Que…¡VALE SI! Tenía una extraña reacción con el cejudo…¡Pero no era su culpa! Es que el cejudo lo distraía con aquella grandes y espesas cejas que dejaban ver unos ojos hermosos….hipnotizantes. Shit! Sería mejor que olvidará todos sus tropiezos en aquella escuela que solo lo llevaba por el camino de la locura. Ahora que l opensaba..¿se podrian tener perros en el lugar? ¿En que pensarian los perros cuando ven a sus dueños tumbados en el sofá? Dudas estúpidas pero muy profundas asaltaron su cabeza. Lo mejor sería evitar a la gente, ya que sentía que todo aquello , todos aquellos encontronazos eran causados por un ser maligno, un ser malvado que estaba haciendo que poco a poco fuera a su gran trampa. Así que decidió mejor que no se encontrará con nadie. Pero estar muy alerta en cualquier lado podría estar su futuro archienemigo. Al cual vencería sin ningún tipo de problemas.
Por ello sería estar donde no abundaba la gente rara…¡Un jardin! A lo mejor cerca de ahí habría algún puesto de comida rápida, de perritos calientes…Mhh! Yes! Su boca se hizó agua ante aquella idea. Necesitaba comer algo desesperadamente, nunca su hambre era satisfecho por nada de lo que había en aquel lugar. Sin duda necesitaban una mejor selecciñón de aliemntos. Porque los alimentos sanos más bien eran mortíferos, y no porque estuviera acostumbrado a comer comida bastura, ni mucho menos, la culpa era de aquel extraño lugar. En fin. Decidió no quejarse más que no era la primera ni la última vez que se quejaría de aquel colegio. ¡Es que era un aburrimiento! Ya ves lo que le va a servir enseñar ética a los alumnos. ¡Si al final hacen lo que quieren! Y el héroe, comos iempre, osease, él, debería salvar la situación. Mucha gente decía que era irónico que alguien como él fuera profesor de ética. Realmente no sabía a que se referían, el heroe era alguien que había nacido para salvar el mundo, por lo tanto, el y solo el, sabía lo que estaba bie, y lo que estaba mal. Y si él decía que alguien era maligno , lo era, cuando una persona es maligna se nota en la cara, son siempre….terrorificos y con un aura un tanto extraño y ….peligroso. No como él, alguien abierto, que atiende a la opinión de los demás (Mentira) Y que sabe siempre que ha de hacer.
Comenzó a caminar bajo el cálido sol. Oh dios….¡Quería irse a la playa! Realmente sus pensamientos cambiaban constantemente, no podía pensar en algo fijo, cada palabra le llevaba a otro mundo de fantasía, y relaciono perfectamente la palabra calor, con playa. Lo único que no le gsutaba de la playa eran los cangrejos. Son molestos, pican y no sirven para nada. PARA NADA. Si los cangrejos se extinguieran no pasaría nada…y no es porque le echan picado NOOOOOO….Okay, si.
Miró el lugar, girasoles. No le llamaban la atención, eran feos, tampoco los más hermosos uno de los más hermosos para el americano eran…¡las plumerias! Eran hermosas y tipicas de estados unidos. Eran muy bellas.
De pronto pudo reconocer a una figura.
Alguien mayor, seguramente sería un profesor, seguramente más alto que él, más corpulento, y quizás más alto. Pero era...¡Era el diablo! Sentía una extraña sensación a medida que se acercaba a él con curiosidad, no era como con el estúpido rector que aparentemente daba miedo, él REALMENTE le daba miedo al americano. Era el archienemigo que esperaba, el ser del mal que venía a matar a la humanidad... Lo acababa de encontrar y...era atractivo Ok no! NOnononononono. Le daba miedo, pánico, pero nunca lo admitiría al fin y al cabo era el mal, y el debía vencerlo. Sólo un héroe podría vencer a semejante villano. Para ello deería intentar que no hciiera ninguna de las suyas. Así que debía aparentar naturalidad...Yes oh yes! YES WE CAN(?)!!
Parecía dormido...¡NO! era una trampa, debía esperar a que reaccionará...Sí, eso...Avanzó lentamente casi sigiloso, incluso penso en arrastrarse por el suelo cual serpiente para poder asegurarse de que no le veía pero tuvo que contenerse. Se sentó a su lado mirando su rostro, realmente era pálido, y aparentemente suave.... Al sentarse en el lado por casi inercia empezo a arrancar cesped, le ponía casi nervioso estar a al lado de semejante ser. Sus ojos iban y venian, lo miraban y rápidamente miraba hacia otro lado. Como debatiendose en su interior en que hacer. Así dormido parecia tan sumiso...tan...atractivo tan...Ante aquellos pensamientos sus ojos se entrecerraron acercandose lentamente a él....
NO
Se paro en golpe con un gran sonrojo en las mejillas teniendo que llevarse las manos en las mejillas, no, no podía hacer lo que pensaba...¿ACASO ERA UN MUJERIEGO? Bueno..un ''HOMBRERIEGO?'' Primero Nikita, luego esa extraña sensación con el cejudo y ahora querer besar a un enemigo... Su cabeza se agacho mientras su tipica sonrisa desaparecía, las hormonas lo llevaban loco. Se dio golpes a si mismo mientras sus mejillas ardian. Le sonaba tanto su cara...¿Se habrian visto antes?...¿Una vida anterior? Simplemente se quedo esperando a que despertará acaricaidno su mejilla, ¡SOLO PARA COMPROBAR QUE ERA TAN SUAVE COMO PARECIA NADA MAS!
Cayó la noche y con ello no se movió ni un poco, miles de impulsos pasaron a lo largo del tiempo pero prefirió no hacer nada. Viendo que al fin después de unas horas despertó. Este se levantó y se asustó, alarmandose se aparto de él como si tuviera alguna enfrmedad contagiosa mientras sus mejillas ardian sin saber si había estado todo el rato notando sus caricias en el rostro.
-Eh...ah...jejejejej!-rió de forma nerviosa desviando la mrada
Por ello sería estar donde no abundaba la gente rara…¡Un jardin! A lo mejor cerca de ahí habría algún puesto de comida rápida, de perritos calientes…Mhh! Yes! Su boca se hizó agua ante aquella idea. Necesitaba comer algo desesperadamente, nunca su hambre era satisfecho por nada de lo que había en aquel lugar. Sin duda necesitaban una mejor selecciñón de aliemntos. Porque los alimentos sanos más bien eran mortíferos, y no porque estuviera acostumbrado a comer comida bastura, ni mucho menos, la culpa era de aquel extraño lugar. En fin. Decidió no quejarse más que no era la primera ni la última vez que se quejaría de aquel colegio. ¡Es que era un aburrimiento! Ya ves lo que le va a servir enseñar ética a los alumnos. ¡Si al final hacen lo que quieren! Y el héroe, comos iempre, osease, él, debería salvar la situación. Mucha gente decía que era irónico que alguien como él fuera profesor de ética. Realmente no sabía a que se referían, el heroe era alguien que había nacido para salvar el mundo, por lo tanto, el y solo el, sabía lo que estaba bie, y lo que estaba mal. Y si él decía que alguien era maligno , lo era, cuando una persona es maligna se nota en la cara, son siempre….terrorificos y con un aura un tanto extraño y ….peligroso. No como él, alguien abierto, que atiende a la opinión de los demás (Mentira) Y que sabe siempre que ha de hacer.
Comenzó a caminar bajo el cálido sol. Oh dios….¡Quería irse a la playa! Realmente sus pensamientos cambiaban constantemente, no podía pensar en algo fijo, cada palabra le llevaba a otro mundo de fantasía, y relaciono perfectamente la palabra calor, con playa. Lo único que no le gsutaba de la playa eran los cangrejos. Son molestos, pican y no sirven para nada. PARA NADA. Si los cangrejos se extinguieran no pasaría nada…y no es porque le echan picado NOOOOOO….Okay, si.
Miró el lugar, girasoles. No le llamaban la atención, eran feos, tampoco los más hermosos uno de los más hermosos para el americano eran…¡las plumerias! Eran hermosas y tipicas de estados unidos. Eran muy bellas.
De pronto pudo reconocer a una figura.
Alguien mayor, seguramente sería un profesor, seguramente más alto que él, más corpulento, y quizás más alto. Pero era...¡Era el diablo! Sentía una extraña sensación a medida que se acercaba a él con curiosidad, no era como con el estúpido rector que aparentemente daba miedo, él REALMENTE le daba miedo al americano. Era el archienemigo que esperaba, el ser del mal que venía a matar a la humanidad... Lo acababa de encontrar y...
Parecía dormido...¡NO! era una trampa, debía esperar a que reaccionará...Sí, eso...Avanzó lentamente casi sigiloso, incluso penso en arrastrarse por el suelo cual serpiente para poder asegurarse de que no le veía pero tuvo que contenerse. Se sentó a su lado mirando su rostro, realmente era pálido, y aparentemente suave.... Al sentarse en el lado por casi inercia empezo a arrancar cesped, le ponía casi nervioso estar a al lado de semejante ser. Sus ojos iban y venian, lo miraban y rápidamente miraba hacia otro lado. Como debatiendose en su interior en que hacer. Así dormido parecia tan sumiso...tan...atractivo tan...Ante aquellos pensamientos sus ojos se entrecerraron acercandose lentamente a él....
NO
Se paro en golpe con un gran sonrojo en las mejillas teniendo que llevarse las manos en las mejillas, no, no podía hacer lo que pensaba...¿ACASO ERA UN MUJERIEGO? Bueno..un ''HOMBRERIEGO?'' Primero Nikita, luego esa extraña sensación con el cejudo y ahora querer besar a un enemigo... Su cabeza se agacho mientras su tipica sonrisa desaparecía, las hormonas lo llevaban loco. Se dio golpes a si mismo mientras sus mejillas ardian. Le sonaba tanto su cara...¿Se habrian visto antes?...¿Una vida anterior? Simplemente se quedo esperando a que despertará acaricaidno su mejilla, ¡SOLO PARA COMPROBAR QUE ERA TAN SUAVE COMO PARECIA NADA MAS!
Cayó la noche y con ello no se movió ni un poco, miles de impulsos pasaron a lo largo del tiempo pero prefirió no hacer nada. Viendo que al fin después de unas horas despertó. Este se levantó y se asustó, alarmandose se aparto de él como si tuviera alguna enfrmedad contagiosa mientras sus mejillas ardian sin saber si había estado todo el rato notando sus caricias en el rostro.
-Eh...ah...jejejejej!-rió de forma nerviosa desviando la mrada
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Se llevo una mano a la mejilla, tocándola de forma distraída. Había soñado algo extraño, o más bien había sentido algo mientras dormitaba, no estaba seguro sobre si había sido un sueño o no, pero aún le quedaba la sensación de una respiración sobre la suya y una caricia en el rostro. De le hacía raro, demasiado real para tratarse de un sueño, pero a la vez demasiado bizarro para que hubiera sido real, aunque si de verdad hubiera ocurrido… O si hubiese sido un sueño, no se quejaría, era un cambio muy agradable en comparación a las constantes pesadillas que lo asediaban.
Un sueño, solo había sido eso, era imposible que alguien lo hubiera estado acariciando, un sueño demasiado real, aun perduraba la sensación cálida de una mano sobre su mejilla, si las cosas eran así se acostumbraría a dormir la siesta entre los girasoles solo por tener esa clase de sueños.
Solo alcanzo a dar un par de pasos más antes de escuchar una risa a sus espaldas. Instintivamente se llevó una mano al abrigo, donde guardaba su fiel tubería en caso de tener que defenderse o atacar a alguien.
Abrió los ojos con sorpresa al ver a otro hombre allí, ¿Qué tan distraído había tenido que estar como para no notar su presencia? Lo examino con la vista, debía tener su edad, seguro era un profesor al igual que él. Alto, quizás tanto o más que él, contextura fuerte, un rostro que de inmediato se le hizo al de alguien que se vive la vida soñando, tenía un aire vagamente familiar, ¿lo conocía de alguna parte? No lo recordaba, pero nadie le sacaba de la cabeza que antes ya lo había visto, quizás hasta hablado con él y no lograba precisar el cuándo o el donde. Reparo en el sonrojo del otro joven y no pudo evitar llevar una mano a su mejilla, con la corazonada, no, la certeza de que ese personaje, había sido el que lo había estado acariciando en sueños.
Tenía la sensación de que era la clase de persona con la que no podría llevarse bien, con solo verlo le bastaba para saber eso.
Pudo dar media vuelta y seguir su camino, ignorándolo y haciendo como si nada hubiera ocurrido, como también pudo haberle increpado por acariciarle y quien sabe qué otra cosa le hiso mientras dormía (Iván no era muy liviano de sueño por lo general), ahora que lo pensaba esa era una actitud muy típica de su hermana Natasha o de Nikita, aquel acoso constante que le ponía los pelos de punta y a veces le dejaba una sensación de estar siendo observado o perseguido por aquel aura asfixiante de sus hermanos, a los cuales, aunque quería mucho como familia que eran, muchas veces lograban aterrarlo con sus actitudes. Pero vamos… tampoco era para exagerar, seguía intacto, su ropa estaba en orden y no podía estar tan paranoico como para llamar psicópata a un desconocido que solo le había acariciado la mejilla mientras dormia… alto ahí, para empezar, ¿Por qué le había acariciado la mejilla? ¿Le conocía? ¡Otra vez saltaba la duda! Sabia que le conocía pero no lograba recordar de donde, ¿de su infancia? Lo dudaba, no guardaba buenos recuerdos de esa oscura época de su vida. Al final opto por lo mas… racional.
- pryvet~
Un sueño, solo había sido eso, era imposible que alguien lo hubiera estado acariciando, un sueño demasiado real, aun perduraba la sensación cálida de una mano sobre su mejilla, si las cosas eran así se acostumbraría a dormir la siesta entre los girasoles solo por tener esa clase de sueños.
Solo alcanzo a dar un par de pasos más antes de escuchar una risa a sus espaldas. Instintivamente se llevó una mano al abrigo, donde guardaba su fiel tubería en caso de tener que defenderse o atacar a alguien.
Abrió los ojos con sorpresa al ver a otro hombre allí, ¿Qué tan distraído había tenido que estar como para no notar su presencia? Lo examino con la vista, debía tener su edad, seguro era un profesor al igual que él. Alto, quizás tanto o más que él, contextura fuerte, un rostro que de inmediato se le hizo al de alguien que se vive la vida soñando, tenía un aire vagamente familiar, ¿lo conocía de alguna parte? No lo recordaba, pero nadie le sacaba de la cabeza que antes ya lo había visto, quizás hasta hablado con él y no lograba precisar el cuándo o el donde. Reparo en el sonrojo del otro joven y no pudo evitar llevar una mano a su mejilla, con la corazonada, no, la certeza de que ese personaje, había sido el que lo había estado acariciando en sueños.
Tenía la sensación de que era la clase de persona con la que no podría llevarse bien, con solo verlo le bastaba para saber eso.
Pudo dar media vuelta y seguir su camino, ignorándolo y haciendo como si nada hubiera ocurrido, como también pudo haberle increpado por acariciarle y quien sabe qué otra cosa le hiso mientras dormía (Iván no era muy liviano de sueño por lo general), ahora que lo pensaba esa era una actitud muy típica de su hermana Natasha o de Nikita, aquel acoso constante que le ponía los pelos de punta y a veces le dejaba una sensación de estar siendo observado o perseguido por aquel aura asfixiante de sus hermanos, a los cuales, aunque quería mucho como familia que eran, muchas veces lograban aterrarlo con sus actitudes. Pero vamos… tampoco era para exagerar, seguía intacto, su ropa estaba en orden y no podía estar tan paranoico como para llamar psicópata a un desconocido que solo le había acariciado la mejilla mientras dormia… alto ahí, para empezar, ¿Por qué le había acariciado la mejilla? ¿Le conocía? ¡Otra vez saltaba la duda! Sabia que le conocía pero no lograba recordar de donde, ¿de su infancia? Lo dudaba, no guardaba buenos recuerdos de esa oscura época de su vida. Al final opto por lo mas… racional.
- pryvet~
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
¡Cómo se le pudo ocurrir! Sí es que aquel americano solo sabía meterse en lios. ¡¿Pensaría que lo estaba acosando!? No era así. NO NONONONO. De pronto sintió como todo su cuerpo se alteró, su temperatura corporal aumentó debido a los nervios. No debía temerlo. Para algo era un gran héroe. ¡Pero era otro profesor, y seguramente lo tendría también en su contra! Wooow. Otro más para la colección, no sabía si reír o llorar ante aquella idea. Pero aunque...fuera bello durmiendo. Cosa que nunca diría NUNCA sentía una extraña sensación con él. No sólo nostalgia como si hace tiempo ya hubieran mantenido alguna relación, amistad, odio, amor...¡Algo! Pero el gran americano no sabía que era todo aquello. Cerró aquellos grandes ojos azules tras sus lentes para poder pensar con calma, asimilar todo y no perder la calma. No debía dejarse llevar por los impulsos, ya que desde siempre ese había sido un grna problema para el americano.
Se esperaba cualquier reacción por parte del otro, insultos, gritos, inclusó algún que otro golpe. Y en cierto modo lo comprendería, pero era un heroe así quede ser así se defensería, no iba a quedarse con los brazos cruzados, y menos ante un villano, porque aquel tipo era el típico con el que por mucho que uno quiera no puede llevarse bien con él. Y lo sabía. De pronto se dio cuenta de que el otro no se habí percatado de la repsencia del rubio. Menudo idiota. Un gran héroe siempre tiene que ser reconocido y ser el centro de atención de todas la miradas que se encuentran a su alrededor, pero el otro tardo en locarlizarlo un poco, sin embargo, como aquel tipo era idiota le daba bastante igual lo que dijera.
Ante aquello su rostro se volvió más infantil. Y frunció el ceño apretando los labios. Sería idiota. Pero poco duró aquello al ver que el otro lo analizaba de arriba a abajo. Su rostro se relajó y destensó. Su mirada…era tan fria, tan helada, congelada, era como si aquello fuera hielo, tan brillante y reluciente y a la vez un tanto inexpresivo. Como si se acercará mucho al sol pudiera derretirse y volverse un hermoso rio donde el ojiazul estaría feliz de morir ahogado.
No sabía quien era, solo sentía que aquellos habian tenido una relación, amistad, amor, odio…¡Algo! Lo que fuera pero había algo que le decía dentro de su cabeza que ya se conocian. Era una sensación entre cálida e incómoda.
Estuvo esperando gritos y demás para poder huir o algo parecido a ‘’Pervertido’’ o demás pero aquello nunca llegó el otro simplemente resignado dijo una palabra. What? Pri….¿qué? ¿Eso se comería? El americano solo sabía dos cosas, el español y el americano. ¡Al fin y al cabo es lo más conocido en el mundo! El chino no cuenta….
Estuvo pensando que podía querer decir aquello, hasta que por fin se imaginó que quería decir. ¡Su nombre! Debía de estar presentándose, entonces, no le gritaría. Wooow! Tuvo suerte. Su sonrisa apareció de nuevo en su rostro, levantandose para colocarse frente a él, admirando su cuerpo. Eran realmente muy diferentes, al menos aparentemente en aspecto.
-Ah, nice to meet you, I’m Alfred, hahah~-se presentó señalándose cone l dedo pulgar y con una mirada brillante y reluciente, Como la de un héroe. Mientras el otro no lo molestará no podía considerarlo villano, ya que entonces juzgaría y eso no hace un heroe. O eso cree.
Intentó aparentar confianza, yaque así el otro quizás se portará bien con él y se llevarían bien, y así no tendría ningún archieenemigo ni nada parecido que pudiera molestarle en sus labores de salvar el mundo. Así que alzo su mano pero para darle un suave toque en la mejilla con la yema del dedo soltando una suave risa infantil y un tanto chillona.
-[color=cyan]Hahaha~ estabas gracioso dormido-[/color]No podía decirle que realmente lo veía tan atractivo, y mucho menos que casi fuera a besarlo. NO WAY.
Se esperaba cualquier reacción por parte del otro, insultos, gritos, inclusó algún que otro golpe. Y en cierto modo lo comprendería, pero era un heroe así quede ser así se defensería, no iba a quedarse con los brazos cruzados, y menos ante un villano, porque aquel tipo era el típico con el que por mucho que uno quiera no puede llevarse bien con él. Y lo sabía. De pronto se dio cuenta de que el otro no se habí percatado de la repsencia del rubio. Menudo idiota. Un gran héroe siempre tiene que ser reconocido y ser el centro de atención de todas la miradas que se encuentran a su alrededor, pero el otro tardo en locarlizarlo un poco, sin embargo, como aquel tipo era idiota le daba bastante igual lo que dijera.
Ante aquello su rostro se volvió más infantil. Y frunció el ceño apretando los labios. Sería idiota. Pero poco duró aquello al ver que el otro lo analizaba de arriba a abajo. Su rostro se relajó y destensó. Su mirada…era tan fria, tan helada, congelada, era como si aquello fuera hielo, tan brillante y reluciente y a la vez un tanto inexpresivo. Como si se acercará mucho al sol pudiera derretirse y volverse un hermoso rio donde el ojiazul estaría feliz de morir ahogado.
No sabía quien era, solo sentía que aquellos habian tenido una relación, amistad, amor, odio…¡Algo! Lo que fuera pero había algo que le decía dentro de su cabeza que ya se conocian. Era una sensación entre cálida e incómoda.
Estuvo esperando gritos y demás para poder huir o algo parecido a ‘’Pervertido’’ o demás pero aquello nunca llegó el otro simplemente resignado dijo una palabra. What? Pri….¿qué? ¿Eso se comería? El americano solo sabía dos cosas, el español y el americano. ¡Al fin y al cabo es lo más conocido en el mundo! El chino no cuenta….
Estuvo pensando que podía querer decir aquello, hasta que por fin se imaginó que quería decir. ¡Su nombre! Debía de estar presentándose, entonces, no le gritaría. Wooow! Tuvo suerte. Su sonrisa apareció de nuevo en su rostro, levantandose para colocarse frente a él, admirando su cuerpo. Eran realmente muy diferentes, al menos aparentemente en aspecto.
-Ah, nice to meet you, I’m Alfred, hahah~-se presentó señalándose cone l dedo pulgar y con una mirada brillante y reluciente, Como la de un héroe. Mientras el otro no lo molestará no podía considerarlo villano, ya que entonces juzgaría y eso no hace un heroe. O eso cree.
Intentó aparentar confianza, yaque así el otro quizás se portará bien con él y se llevarían bien, y así no tendría ningún archieenemigo ni nada parecido que pudiera molestarle en sus labores de salvar el mundo. Así que alzo su mano pero para darle un suave toque en la mejilla con la yema del dedo soltando una suave risa infantil y un tanto chillona.
-[color=cyan]Hahaha~ estabas gracioso dormido-[/color]No podía decirle que realmente lo veía tan atractivo, y mucho menos que casi fuera a besarlo. NO WAY.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Le sorprendió un poco el cambio en su expresión, el rostro tenso, como si se esperaba algún ataque o algo, bueno, motivos no le faltarían, el ruso seguía con la mano dentro del abrigo, sujetando firme la tubería, por más que su sub consciente le dijera que conocía a aquel hombre, no podía confiarse, además, era una cosa instintiva la que le gritaba que no bajar la guardia frente a él, se le hacía más probable que hubieran sido enemigos o algo por el estilo en el pasado y por eso su rostro se le hacía demasiado familiar.
Yanqui, era yanqui, debió haberlo supuesto, era más que obvio con esa cara de… bueno, con su cara.
Enderezo el cuerpo por simple reflejo al ver que se acercaba, aun observando su contextura, aunque estaba mas pendiente de su rostro: infantil, de ojos expresivos, apariencia demasiado confiada y orgullosa, como quien se cree dueño del mundo.
El inglés no era su fuerte, no le gustaba ese idioma, muy rápido, sin mayor gracia, pero por otro lado se le antojaba dulce y cálido, apasionado a momentos. Algo conocía y podía distinguir que esa era una presentación. Alfred… salvo por que uno de los historiadores de la Revolución Rusa tenía el mismo nombre, aquello no le daba ninguna pista sobre el porqué se le hacía familiar.
-Iván Braginski-se presentó, sin tanto alarde como el otro, apenas inclinando la cabeza a modo de saludo. No se iba a dejar intimidar por la personalidad del otro, que le resultaba demasiado vistosa y enérgica, logrando con eso solo afirmar mas su opinión sobre la primera impresión que tenia de ese yanqui. Tranquilidad y confianza era lo que el ruso aparentaba, aunque no pudo evitar que un leve sonrojo tiñera sus mejillas cuando el otro le toco la mejilla con el dedo, ¿pero qué…?
- tu no necesitas estar dormido para verte gracioso da –volvió a sonreír de la misma forma inocente e infantil de antes.
Iván era de la idea de que había personas predestinadas en la vida… predestinadas a ser m molestadas por otros, no por todo el mundo claro, eso sería bulling masivo y esas pobres almas de seguro se terminarían suicidando antes de que alguien pudiera divertirse con ellas. No, lo que creía era que a veces simplemente habían personas que no podían compatibilizar pero que aun así se atraían, y para soportarse se molestaban. Bien, estaba seguro de que Alfred era la persona a la que él tenía que molestar, con la que se divertiría a partir de ahora y con la que podría jugar.
Le aparto la mano de su rostro tomándole por la muñeca, le había bastado ese toque para poder saber también que lo de las caricias no lo había soñado, sino que el yanqui le había estado acariciando mientras dormía. Se le hacía raro, ¿tendría por costumbre acosar a los que se dormían de forma desprevenida? Ok, no era acosar, más bien toquetear… que mal podía sonar eso ahora que lo pensaba. Volvió a recordar también la breve sensación de una respiración sobre sus labios… el yanqui no habría llegado a tanto como para besarlo… ¿cierto? No, lo recordaría, si había sentido las caricias, también recordaría un beso, aunque estuviera dormido, aunque sinceramente tenía el sueño bastante pesado y la siesta entre los girasoles había sido demasiado placida y tranquila como para haber estado con los sentidos alertas mientras dormía… genial, ahora se quedaría con la duda, o tal vez no, pero… que más daba, el otro tipo lo había toqueteado mientras dormía, nada perdía por sacarse la duda de encima.
Aprovecho que aún le tenía sujeto de la muñeca para jalarlo hacia él y darle un beso rápido, separándose con cierta lentitud de él, quedando pensativo unos segundos.
-no lo habías hecho da… -sonríe, como si todo fuera de lo más normal-solo me toqueteaste mientras dormía
Estaba seguro que ese sabor en los labios no lo había sentido mientras dormía.
Yanqui, era yanqui, debió haberlo supuesto, era más que obvio con esa cara de… bueno, con su cara.
Enderezo el cuerpo por simple reflejo al ver que se acercaba, aun observando su contextura, aunque estaba mas pendiente de su rostro: infantil, de ojos expresivos, apariencia demasiado confiada y orgullosa, como quien se cree dueño del mundo.
El inglés no era su fuerte, no le gustaba ese idioma, muy rápido, sin mayor gracia, pero por otro lado se le antojaba dulce y cálido, apasionado a momentos. Algo conocía y podía distinguir que esa era una presentación. Alfred… salvo por que uno de los historiadores de la Revolución Rusa tenía el mismo nombre, aquello no le daba ninguna pista sobre el porqué se le hacía familiar.
-Iván Braginski-se presentó, sin tanto alarde como el otro, apenas inclinando la cabeza a modo de saludo. No se iba a dejar intimidar por la personalidad del otro, que le resultaba demasiado vistosa y enérgica, logrando con eso solo afirmar mas su opinión sobre la primera impresión que tenia de ese yanqui. Tranquilidad y confianza era lo que el ruso aparentaba, aunque no pudo evitar que un leve sonrojo tiñera sus mejillas cuando el otro le toco la mejilla con el dedo, ¿pero qué…?
- tu no necesitas estar dormido para verte gracioso da –volvió a sonreír de la misma forma inocente e infantil de antes.
Iván era de la idea de que había personas predestinadas en la vida… predestinadas a ser m molestadas por otros, no por todo el mundo claro, eso sería bulling masivo y esas pobres almas de seguro se terminarían suicidando antes de que alguien pudiera divertirse con ellas. No, lo que creía era que a veces simplemente habían personas que no podían compatibilizar pero que aun así se atraían, y para soportarse se molestaban. Bien, estaba seguro de que Alfred era la persona a la que él tenía que molestar, con la que se divertiría a partir de ahora y con la que podría jugar.
Le aparto la mano de su rostro tomándole por la muñeca, le había bastado ese toque para poder saber también que lo de las caricias no lo había soñado, sino que el yanqui le había estado acariciando mientras dormía. Se le hacía raro, ¿tendría por costumbre acosar a los que se dormían de forma desprevenida? Ok, no era acosar, más bien toquetear… que mal podía sonar eso ahora que lo pensaba. Volvió a recordar también la breve sensación de una respiración sobre sus labios… el yanqui no habría llegado a tanto como para besarlo… ¿cierto? No, lo recordaría, si había sentido las caricias, también recordaría un beso, aunque estuviera dormido, aunque sinceramente tenía el sueño bastante pesado y la siesta entre los girasoles había sido demasiado placida y tranquila como para haber estado con los sentidos alertas mientras dormía… genial, ahora se quedaría con la duda, o tal vez no, pero… que más daba, el otro tipo lo había toqueteado mientras dormía, nada perdía por sacarse la duda de encima.
Aprovecho que aún le tenía sujeto de la muñeca para jalarlo hacia él y darle un beso rápido, separándose con cierta lentitud de él, quedando pensativo unos segundos.
-no lo habías hecho da… -sonríe, como si todo fuera de lo más normal-solo me toqueteaste mientras dormía
Estaba seguro que ese sabor en los labios no lo había sentido mientras dormía.
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Sin duda el otro era muy raro. Muy muy raro. Diferente como mínimo y aun así empezaba a pensar que aquello se quedaba corto. Ya que tras presentarse de una forma energíca y característica el otro simplemente dijo un nombre y aparentemente un apellido. ¡Ahora sí que no entendía nada! Su cabeza empezó a dar vueltas. ¿No acababa de decir que se llamaba pryvet o algo así? ¡Ahora decía otra cosa! A lo mejor sería un sobrenombre pero su nombre verdadero era Iván...¿Entonces como debería llamarle? Además sin duda el apellido sonaba extranjero. Y bastante feo para el gusto del americano. Seguro que sería de algunos de esos países perdidos de quien nadie sabe tan siquiera el nombre y donde aún habitaban dragones o cosas raras. ¡Cómo él!
Iván...Iván. Estuvo pensando en aquel nombre. ¿Conocía a alguien que fuera Iván? ¿Sería algún dependiente de algún McDonals? De pronto, recordó una relación del nombre de Iván con su país. El huracán Iván que azotó Estados Unidos. Menuda metafora más…. ¿casual? Seguramente aquel hombre sería el huracán que sería capaz de volver al americano loco de verdad. Y ni siquiera estaba preparado para semejante catástrofe. Great. Ahora se encontraba a su merced, sobretodo después de que el otro lo hubiera pillado seguramente con las manos en la masa.
De pronto sus ojos se abrieron en forma de asombro al ver al otro que sus mejillas se tiñeran de un tenue sonrojo por aquel suave toque que hizó el americano casi de forma… tranquila. ¡Como si fuera lo más normal del mundo! Para fijarse en al forma en la que hablaba el otro, tan aburrida, seria, calmada, tranquila. Eran dos mundos diferentes, dos polos opuestos. Oh my god. No. Porque en este caso el dicho de que los polos opuestos se atraen NO era así.
Su rostro en un segundo se volvió serio. ¿Acababa de burlarse de él? En SU FACE…No way! Acababa de llamarlo ¿payaso? ¿Bufón? O lo acababa de halagar llamandolo ¿divertido? No sabía realmente como tomarse aquello pero realmente no le llego a caer bien en absoluto por lo menos en su personalidad. ¡Era un villano en toda regla y nadie ni nada podría hacer que cambiará de idea! Apretó los dientes queriendo contestarle, reprocharle, incluso de ser necesario, insultarle.
- Listen me..!-le gritó de forma infantil para no poder decir nada más ante aquello.
Su corazón de pronto dio un vuelco en apenas unas milesimas de segundo. Su muñeca fue apresada por una mano fuerte y dura como si de piedra se tratará evitando que pudiera librarse de aquel agarre. Sabía el americano que si quisiera podría librarse, podría huir, pegarlo, defenderse. Pero su cuerpo no se movío, simplemente aquellos zafiros azules seguian fijos en el rostro ajeno. Sin comprender porque se había molestado tanto por un agarre. Y sin comprender como su propio cuerpo no respondía, no luchaba por vencer a aquel estúpido ruso. No se oponía a ser sometido por el otro. No podía evitar que sus mejillas fueran de un color carmesí realmente llamativo. Y no podía entender como su propio cuerpo le fuera tan atractivo ser sometido por otra persona.
Su mirada no pudo durar eternamente sobre los ojos ajenos. Daría todo, todo cuanto tenía solo por saber que pasaba por la cabeza de aquel idiota en aquellos segundos. Lo miraba tan fijamente…de forma curiosa, interesada. Como si su mente se preguntará algo y no supiera la respuesta.
Y cuando intento por fin librarse de aquel agarre sus fuerzas pasaron a cero en apenas unos instantes cuando el otro tironeó de él para acabar en un rápido beso. Aquel roce, aquel tacto, sabor, embriagante, con unos labios un poco dañados por el frio. Sin duda el otro era de algún lugar frio y algo húmedo. Aquel beso sin duda fue rápido ya que ni le dio tiempo a reaccionar, ni para alejarse, ni para continuarlo. Su respiración se aceleró, incluso sus gafas se empañaron. Sus ojos abiertos como platos observaban al otro para librarse de forma brusca y dura de aquel agarre.
El otro estaba loco.
-Of course! Claro que no lo hice.-viendo como el otro sonreía mientras el americano hablaba muy rápido y agudo- No te toqueete, ya quisieras que el gran héroe te hubiera tocado, para mi solo eres un sucio villano, así que no lo olvides-dijo en la defensiva, muy a la defensiva.
Se llevo dos dedos sobre sus propios labios, acariciandolos con nervios, no sabiendo porque demonios lo tuvo que besar cuando cualqueira pudiera haberlos visto.
-Así que no se te ocurra besarme, y mucho menos en un lugar como este, tsk….-infantil-antes de estar contigo prefiero estar con un ruso…-ya que los enemigos tipicos de los americanos son los rusos como otra gran potencia mundial que es.
-Sé que debes amar a un héroe como yo, pero contente-dijo de forma arrogante para darle la espalda dispuesto a irse aún mostrandose nervioso.
Iván...Iván. Estuvo pensando en aquel nombre. ¿Conocía a alguien que fuera Iván? ¿Sería algún dependiente de algún McDonals? De pronto, recordó una relación del nombre de Iván con su país. El huracán Iván que azotó Estados Unidos. Menuda metafora más…. ¿casual? Seguramente aquel hombre sería el huracán que sería capaz de volver al americano loco de verdad. Y ni siquiera estaba preparado para semejante catástrofe. Great. Ahora se encontraba a su merced, sobretodo después de que el otro lo hubiera pillado seguramente con las manos en la masa.
De pronto sus ojos se abrieron en forma de asombro al ver al otro que sus mejillas se tiñeran de un tenue sonrojo por aquel suave toque que hizó el americano casi de forma… tranquila. ¡Como si fuera lo más normal del mundo! Para fijarse en al forma en la que hablaba el otro, tan aburrida, seria, calmada, tranquila. Eran dos mundos diferentes, dos polos opuestos. Oh my god. No. Porque en este caso el dicho de que los polos opuestos se atraen NO era así.
Su rostro en un segundo se volvió serio. ¿Acababa de burlarse de él? En SU FACE…No way! Acababa de llamarlo ¿payaso? ¿Bufón? O lo acababa de halagar llamandolo ¿divertido? No sabía realmente como tomarse aquello pero realmente no le llego a caer bien en absoluto por lo menos en su personalidad. ¡Era un villano en toda regla y nadie ni nada podría hacer que cambiará de idea! Apretó los dientes queriendo contestarle, reprocharle, incluso de ser necesario, insultarle.
- Listen me..!-le gritó de forma infantil para no poder decir nada más ante aquello.
Su corazón de pronto dio un vuelco en apenas unas milesimas de segundo. Su muñeca fue apresada por una mano fuerte y dura como si de piedra se tratará evitando que pudiera librarse de aquel agarre. Sabía el americano que si quisiera podría librarse, podría huir, pegarlo, defenderse. Pero su cuerpo no se movío, simplemente aquellos zafiros azules seguian fijos en el rostro ajeno. Sin comprender porque se había molestado tanto por un agarre. Y sin comprender como su propio cuerpo no respondía, no luchaba por vencer a aquel estúpido ruso. No se oponía a ser sometido por el otro. No podía evitar que sus mejillas fueran de un color carmesí realmente llamativo. Y no podía entender como su propio cuerpo le fuera tan atractivo ser sometido por otra persona.
Su mirada no pudo durar eternamente sobre los ojos ajenos. Daría todo, todo cuanto tenía solo por saber que pasaba por la cabeza de aquel idiota en aquellos segundos. Lo miraba tan fijamente…de forma curiosa, interesada. Como si su mente se preguntará algo y no supiera la respuesta.
Y cuando intento por fin librarse de aquel agarre sus fuerzas pasaron a cero en apenas unos instantes cuando el otro tironeó de él para acabar en un rápido beso. Aquel roce, aquel tacto, sabor, embriagante, con unos labios un poco dañados por el frio. Sin duda el otro era de algún lugar frio y algo húmedo. Aquel beso sin duda fue rápido ya que ni le dio tiempo a reaccionar, ni para alejarse, ni para continuarlo. Su respiración se aceleró, incluso sus gafas se empañaron. Sus ojos abiertos como platos observaban al otro para librarse de forma brusca y dura de aquel agarre.
El otro estaba loco.
-Of course! Claro que no lo hice.-viendo como el otro sonreía mientras el americano hablaba muy rápido y agudo- No te toqueete, ya quisieras que el gran héroe te hubiera tocado, para mi solo eres un sucio villano, así que no lo olvides-dijo en la defensiva, muy a la defensiva.
Se llevo dos dedos sobre sus propios labios, acariciandolos con nervios, no sabiendo porque demonios lo tuvo que besar cuando cualqueira pudiera haberlos visto.
-Así que no se te ocurra besarme, y mucho menos en un lugar como este, tsk….-infantil-antes de estar contigo prefiero estar con un ruso…-ya que los enemigos tipicos de los americanos son los rusos como otra gran potencia mundial que es.
-Sé que debes amar a un héroe como yo, pero contente-dijo de forma arrogante para darle la espalda dispuesto a irse aún mostrandose nervioso.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
La forma en que se había dejado someter de esa manera tan dócil y simple, el carmín tiñendo sus mejillas y el tacto casi eléctrico por solo haberle tomado de la muñeca, de querer aferrarse aun mas a ella y no soltarle por mas que se resistiera, bueno, en el caso que se hubiera resistido porque el otro solo se dejaba hacer y ni siquiera hacia el intento por querer librarse. Los ojos color amatistas del ruso siempre fijo en los azules del rubio.
Fue un beso breve, pero le basto para sentir la suavidad de sus labios y la tibieza de sus labios, una sensación demasiado agradable de su gusto, se atrevería a decir que incluso le era adictiva y se había quedado con gusto a poco. Resistió la tentación de tocarse los labios y atrapar ese rastro de calides que aun perseveraba en ellos, estaba seguro que esa sensación tan agradable en ellos no duraría por mucho y ese era otro de los motivos para querer repetirlo, pero no lo hizo, ninguna de las dos cosas.
Le dejo soltarse una vez que lo hubo besado, sin replicar nada por el brusco tiron.
No pudo evitar sonreir de forma aun mas amplia al notar que hasta las gafas del americano se habían empañado y por el timbre de voz, agudo y aceleredado se notaba su nerviosismo… quien lo diría, ¿Qué había pasado con ese ego super inflado que había mostrado hace tan solo unos segundos atrás? La tentación a reírse por aquella reacción era demasiado grande, no tuvo muy claro de a donde saco las fuerza para no reírse en su cara, o tal vez de obedecer a su otro impulso de repetir el beso solo por ver cuan rojo se podía poner por ello, asi hasta se le asemejaba a una quinceañera que recibe su primer beso, aunque dudaba mucho que ese fuera el caso, no con esa actitud y ese físico, bueno, tampoco es que lo encontrara atractivo… quizás solo un poco, tenia una chispa que le resultaba de cierta forma bizarra y extraña, cautivante, nada mas. Y también los rasgos bien marcados, la piel no muy oscura, pero que podía notar no era esquiva con el sol, el pelo rubio y aquel mechon resaltando, como si se opusiera a las leyes de la gravedad y tirara por la borda la teoría de Newton. Mh… ok, si lo encontraba atractivo pero no era por lo único eso que lo había besado, lo había hecho para comprobar lo del beso, si se había atrevido a besarlo o no… a fin de cuentas había terminado por besarlo igual, ni el mismo entendia del todo su lógica.
-abre estado dormido pero lo sentí igual da, ¿o tienes la costumbre de mirar a las personas cuando descansan, o siguiendo tus propias palabras… a los villanos?
Le parecio curioso como la mirada en un inicio alegre e infantil, como el mar en una tarde tranquila y despejada se cubria de rayos y furia de un océano agitado cuando le volvió a mirar y le dio la orden de no volver a besarlo.
-¿prefieres estar con un ruso? curioso da… –solto una risita divertida ante lo dicho, eran demasiadas coincidencias y sensaciones perdidas como para que fuera un encuentro casual, tampoco es que creyera en el destino o alguna de esas cursilerías (distinto es el caso de estar predestinado a estar molestar a alguien)- soy de Moscú da, capital de Rusia.
Se metio las manos en los bolsillos, ladeando un poco la cabeza, otra vez le venían esas ganas de reírse a carcajadas, y otra vez no supo como lo hizo para poder aguantar, quizás por miedo a que si se reia el otro se indignaría aun mas y se iria, aun tenia ganas de jugar un rato mas con el antes de dejarlo ir, al menos en este primer encuentro.
-¿amar a un héroe como tu? No tienes la apariencia de uno da-una sonrisa algo engreída se poso en sus labios-no tendre que hacer grandes esfuerzo para contenerme, eso te lo aseguro da
Fue un beso breve, pero le basto para sentir la suavidad de sus labios y la tibieza de sus labios, una sensación demasiado agradable de su gusto, se atrevería a decir que incluso le era adictiva y se había quedado con gusto a poco. Resistió la tentación de tocarse los labios y atrapar ese rastro de calides que aun perseveraba en ellos, estaba seguro que esa sensación tan agradable en ellos no duraría por mucho y ese era otro de los motivos para querer repetirlo, pero no lo hizo, ninguna de las dos cosas.
Le dejo soltarse una vez que lo hubo besado, sin replicar nada por el brusco tiron.
No pudo evitar sonreir de forma aun mas amplia al notar que hasta las gafas del americano se habían empañado y por el timbre de voz, agudo y aceleredado se notaba su nerviosismo… quien lo diría, ¿Qué había pasado con ese ego super inflado que había mostrado hace tan solo unos segundos atrás? La tentación a reírse por aquella reacción era demasiado grande, no tuvo muy claro de a donde saco las fuerza para no reírse en su cara, o tal vez de obedecer a su otro impulso de repetir el beso solo por ver cuan rojo se podía poner por ello, asi hasta se le asemejaba a una quinceañera que recibe su primer beso, aunque dudaba mucho que ese fuera el caso, no con esa actitud y ese físico, bueno, tampoco es que lo encontrara atractivo… quizás solo un poco, tenia una chispa que le resultaba de cierta forma bizarra y extraña, cautivante, nada mas. Y también los rasgos bien marcados, la piel no muy oscura, pero que podía notar no era esquiva con el sol, el pelo rubio y aquel mechon resaltando, como si se opusiera a las leyes de la gravedad y tirara por la borda la teoría de Newton. Mh… ok, si lo encontraba atractivo pero no era
-abre estado dormido pero lo sentí igual da, ¿o tienes la costumbre de mirar a las personas cuando descansan, o siguiendo tus propias palabras… a los villanos?
Le parecio curioso como la mirada en un inicio alegre e infantil, como el mar en una tarde tranquila y despejada se cubria de rayos y furia de un océano agitado cuando le volvió a mirar y le dio la orden de no volver a besarlo.
-¿prefieres estar con un ruso? curioso da… –solto una risita divertida ante lo dicho, eran demasiadas coincidencias y sensaciones perdidas como para que fuera un encuentro casual, tampoco es que creyera en el destino o alguna de esas cursilerías (distinto es el caso de estar predestinado a estar molestar a alguien)- soy de Moscú da, capital de Rusia.
Se metio las manos en los bolsillos, ladeando un poco la cabeza, otra vez le venían esas ganas de reírse a carcajadas, y otra vez no supo como lo hizo para poder aguantar, quizás por miedo a que si se reia el otro se indignaría aun mas y se iria, aun tenia ganas de jugar un rato mas con el antes de dejarlo ir, al menos en este primer encuentro.
-¿amar a un héroe como tu? No tienes la apariencia de uno da-una sonrisa algo engreída se poso en sus labios-no tendre que hacer grandes esfuerzo para contenerme, eso te lo aseguro da
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Su corazón era evidente que podría haber trepado por toda su garganta y haber huido dejando un cuerpo inerte pero con un rojo aún en las mejillas. Las palabras se le atragantaban, se acongojaban en su garganta, asustadas, temiendo que ellas no fueran las adecuadas en aquel momento bastante incómodo. El rubio lo miraba de vez en cuando, no podía aguantar la mirada preguntandose aún porque acababa de hacer aquello. ¡Aquello era demasiado raro! ¡Ya había tenido suficiente! ¡Con Nikita y Arthur! ¿Ahora por qué...por qué? Con ambos era él el que se lanzaba, el que tenía las redes para guiar todo aquello pero con el otro no era tan fácil. No conseguía imponerse a él. Se mostraba en cierto modo sumiso, a la vez que molesto.
Fiero.
Como si estuviera casi retandolo a que volviera a hacerlo. Casi como si aquello, aquel beso en el fondo de su corazón no quisiera que acabará. Quería que se volviera a repetir. Que aquel frio que emanaba dentro del cuerpo del ruso se calentará. Como si se tratará de una combustión lenta que fuera a convertir todo aquello en una devastación sin limites. Aquel suave tacto de sus labios fue como la esencia para que su mente pudiera recordar quien era aquel. Ese simple toque, recordó todas las palabras tensas que en algún momento se dijeron, arrogantes, cada mirada intima, la respiración de ambos entremezclarse en algún momento de su vida. ¿Cuándo demonios ocurrió todo eso? ¿Acaso realmente ya habían discutido? ¿Se habían besado?
Seguramente todo aquello eran simplemente imaginaciones del americano.
Incluso algunas palabras asomaron por la cabeza del americano.
No luchar. No golpear. No romper. No rasgar. No devorar de un bocado.
¿No devorarlo? ¿El rubio deseaba saciar su hambre con aquel suculento manjar que podían ser los labios tan frios, y gélidos del otro?
Odiaba la forma en que le miraba, la forma en que podía hacer que el americano perdiera la cabeza. Era al hombre a quien más odiaba en todo el mundo. La forma en que podía hacer que sus labios ansiaran por aquel suave tacto. La forma en que su corazón aún latía deprisa. La forma en que sería capaz de devorarlo en un instante. La forma en que seguramente se dejaría hacer el amor.
Lo odiaba.
Aquel tipo de cosas, le hacian enfurecerse, querer golpearlo, dañarlo. Pero acababa de darse cuenta que aún siendo una arrogante, a quién más odiaba, era a si mismo. Por no ser capaz de irse sin poder degustar de nuevo sus labios.
Y de pronto se alarmó. Genial. Lo sintió.
-Yo no miro a las personas durmiendo….¡Simplemente te ví por aquí! Hahahaha~ -alzó un dedo señalando al cielo-además está de noche deberías ir a dormir a tu habitación, ya que aquí no es buen sitio, y, aún siendo un sucio villano , el héroe debe ayudar a todos así que ve a tu habitación-le sirvió de excusa mientras seguía hablando de forma rápida y acelerada.
Al instante en saber que era de Rusia, simplemente quisó morirse. Sin duda alguien tan molesto como él, no le extraba para nada. Odiaba a los rusos. Se creían superiores a los americanos. ¡Já! Eso era imposible. Los americanos son mucho más fuertes, guapos e inteligentes. Of course.
Y nada más escuchar aquello se molestó aún más por su egocentrismo. Idiot…
-Hahaha~ no me hagas reír-se señaló de forma vanidosa- yo, YO, soy un héroe, y claro que tengo apariencia de uno, soy guapo, listo, y fuerte, hahaha~ y con un gran sentido de la justicia, la honestidad, la bondad, la libertad y la tolerancia….-dijo dando su tipico discursito de héroe- además…. Sé que en fondo deseabas robarme un beso, pero a MI, no me afecta en lo más mínimo, un beso así no es nada para mi, he besado a muchas chicas, soy mundialmente admirado hahaha~-añadió aumentando el volumen de voz a medida que decía más cosas.
Decidió no irse, aunque sabía que no sería capaz para colocarse frente a el.
-Además si quisiera besarte, lo habría hecho-dijo de forma casi retaora y desafiante-y como eres un sucio y asqueroso villano que no sabe hacer nada bien no me afectaría nada en absoluto….-ante aquello no pudo contenerse más. Necesitaba esos labios. Los ansiaba. Los deseaba deseperadamente. Para entonces rodear su cuello con sus grandes brazos pegando ambos cuerpos. Y tal y como sospechaba, su cuerpo estaba frío, era como abrazar una estatua. Para de pronto ladear la cabeza y besarlo ferozmente, sin cuidado, de forma salvaje, sin ternura ni dulzura ninguna. Esperando a la reacción del otro.
Fiero.
Como si estuviera casi retandolo a que volviera a hacerlo. Casi como si aquello, aquel beso en el fondo de su corazón no quisiera que acabará. Quería que se volviera a repetir. Que aquel frio que emanaba dentro del cuerpo del ruso se calentará. Como si se tratará de una combustión lenta que fuera a convertir todo aquello en una devastación sin limites. Aquel suave tacto de sus labios fue como la esencia para que su mente pudiera recordar quien era aquel. Ese simple toque, recordó todas las palabras tensas que en algún momento se dijeron, arrogantes, cada mirada intima, la respiración de ambos entremezclarse en algún momento de su vida. ¿Cuándo demonios ocurrió todo eso? ¿Acaso realmente ya habían discutido? ¿Se habían besado?
Seguramente todo aquello eran simplemente imaginaciones del americano.
Incluso algunas palabras asomaron por la cabeza del americano.
No luchar. No golpear. No romper. No rasgar. No devorar de un bocado.
¿No devorarlo? ¿El rubio deseaba saciar su hambre con aquel suculento manjar que podían ser los labios tan frios, y gélidos del otro?
Odiaba la forma en que le miraba, la forma en que podía hacer que el americano perdiera la cabeza. Era al hombre a quien más odiaba en todo el mundo. La forma en que podía hacer que sus labios ansiaran por aquel suave tacto. La forma en que su corazón aún latía deprisa. La forma en que sería capaz de devorarlo en un instante. La forma en que seguramente se dejaría hacer el amor.
Lo odiaba.
Aquel tipo de cosas, le hacian enfurecerse, querer golpearlo, dañarlo. Pero acababa de darse cuenta que aún siendo una arrogante, a quién más odiaba, era a si mismo. Por no ser capaz de irse sin poder degustar de nuevo sus labios.
Y de pronto se alarmó. Genial. Lo sintió.
-Yo no miro a las personas durmiendo….¡Simplemente te ví por aquí! Hahahaha~ -alzó un dedo señalando al cielo-además está de noche deberías ir a dormir a tu habitación, ya que aquí no es buen sitio, y, aún siendo un sucio villano , el héroe debe ayudar a todos así que ve a tu habitación-le sirvió de excusa mientras seguía hablando de forma rápida y acelerada.
Al instante en saber que era de Rusia, simplemente quisó morirse. Sin duda alguien tan molesto como él, no le extraba para nada. Odiaba a los rusos. Se creían superiores a los americanos. ¡Já! Eso era imposible. Los americanos son mucho más fuertes, guapos e inteligentes. Of course.
Y nada más escuchar aquello se molestó aún más por su egocentrismo. Idiot…
-Hahaha~ no me hagas reír-se señaló de forma vanidosa- yo, YO, soy un héroe, y claro que tengo apariencia de uno, soy guapo, listo, y fuerte, hahaha~ y con un gran sentido de la justicia, la honestidad, la bondad, la libertad y la tolerancia….-dijo dando su tipico discursito de héroe- además…. Sé que en fondo deseabas robarme un beso, pero a MI, no me afecta en lo más mínimo, un beso así no es nada para mi, he besado a muchas chicas, soy mundialmente admirado hahaha~-añadió aumentando el volumen de voz a medida que decía más cosas.
Decidió no irse, aunque sabía que no sería capaz para colocarse frente a el.
-Además si quisiera besarte, lo habría hecho-dijo de forma casi retaora y desafiante-y como eres un sucio y asqueroso villano que no sabe hacer nada bien no me afectaría nada en absoluto….-ante aquello no pudo contenerse más. Necesitaba esos labios. Los ansiaba. Los deseaba deseperadamente. Para entonces rodear su cuello con sus grandes brazos pegando ambos cuerpos. Y tal y como sospechaba, su cuerpo estaba frío, era como abrazar una estatua. Para de pronto ladear la cabeza y besarlo ferozmente, sin cuidado, de forma salvaje, sin ternura ni dulzura ninguna. Esperando a la reacción del otro.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
- Se cómo cuidarme solo da, no necesito ayuda, mucho menos de un ‘héroe’ -respondió, poniendo énfasis en la palabra héroe. Vaya idiota… los héroes no existían, las personas eran demasiado egoísta, ególatras y envidiosas como para que ideales tan altos pudieran ser puestas en ellos, por eso los héroes solo eran parte de la fantasía y la ciencia ficción, los héroes para empezar no podrían ser humanos, no ajustaban con las condiciones.
Soy guapo, listo, y fuerte . Le encontraba razón en lo primero, no dudaba de lo tercero, después de todo el americano tenía una contextura fuerte, bien marcada aunque también estaba seguro que no todo era musculo, no es que se guiara por los estereotipos, pero con los yanquis hacia una excepción, para el todo era unos come hamburguesas y adictos a la coca cola, si hasta podría jurar que encontró un leve gusto dulce en sus labios, seguramente por culpa de esa gaseoso, Iván se lo podía imaginar perfectamente bebiendo litros y litros de ella sin parar. Son contuvo de chasquear la lengua ante eso, las gaseosas nunca le habían gustado en demasía, no cambiaba por nada el vodka, pero no pudo evitar preguntarse como sabría sobre la piel del americano, lamerla de su cuello, degustarla de sus labios, seguro que así no le sabría tan mal, hasta se podría volver adicto a ella, de eso no había duda…. ¿pero en qué demonios estaba pensando? Tenía delante de él, a un yanqui idiota, alardeando sobre cualidades que no tenía (lo de ‘listo’ no se lo concedía, para el seguiría siendo el idiota más grande del mundo, hiciera lo que hiciera y dijera lo que dijera) y él se ponía pensar en que sabor tendría el vodka o la coca cola si la bebía de su piel… al diablo la coca cola, que quería probar su piel sin ella, sin otros sabores, solo en su estado puro… Increíble, ni dos pensamientos coherentes podía tener y ya estaba a punto de desvestir al otro en la mente, ¿era un pervertido acaso? Se notaba de inmediato que era la clase de personas con la que no podría llevarse bien, con la que no compatibilizaría, con la que únicamente solo podría tener problemas y más problemas, nada más. ¡Iván Braginski deja de imaginarte como se vería el cerdo capitalista sin polera! Dios…
Había besado a muchas chicas, por algún motivo sintió una leve punzada en el estómago, ¿Qué era aquello? ¿Celos? ¡Si no llevaba ni media hora de conocerlo y ya estaba celoso por solo pensar en la posibilidad de que alguien más lo haya podido besar! Comprobado, la idiotas americana es contagiosa y mucho, era más que obvio que Alfred había tenido más de algún amor en su vida, seguro hasta ya tenía pareja, que más le daba, había sido un beso, nada más, podía verlo incluso como una manera de molestarlo, porque si de algo estaba seguro era que ese beso si había molestado al americano, ¿de qué otra manera podía explicar el sonrojo, la manera acelerada y nerviosa de hablar, su rostro de indignación?
Debía aprender a no tomar las cosas tan apecho, un beso, solo fue eso, un simple beso, un beso…. Un beso que quería volver a repetir con demasiada necesidad y ansias.
- da, claro, como si… -sus palabras fueron acalladas pro un beso repentino. Abrió los ojos con sorpresa ante aquel contacto, al sentir esos brazos rodeando su cuello y ese cuerpo demasiado apegado al suyo.
Bondad…
Es lo que no había tenido nunca, lo que ese beso le entregaba y le quitaba. No era un beso bondadoso, tierno, delicado, no, era algo fiero, violento, con demasiadas ansias en él.
Libertad
Acaba de perderla, se le había acabado el mundo, se le había encogido y se limitaba a sentir ese calor que se le hacía demasiado abrasante del cuerpo del americano pero a la vez agradable, igual de adictivo. A sentir esos labios demandantes sobre los suyos en un beso que no dudo ni un segundo en corresponder de la misma forma ansiosa, sin rastro de ternura, como si quisiera saciar una sed de años y solo ahora tuviera la oportunidad de hacerlo. Sus manos aferradas a la cintura del yanqui, apegándolo cuanto le era posible a su cuerpo. Le parecía sofocante, casi asfixiante esa tibieza de su cuerpo, podría compararlo incluso al verano, adictivo, cada vez más adictivo… el ruso acaba de perder la cabeza por ese beso que ya se le hacía poco y se le mezclaban voces del pasado, discusiones, peleas, el mismo sabor de labios…
Tolerancia…
Ya no lo sabía, no podía encontrar el significado a la palabra, todo perdía forma, razón, lógica y surgía lo instintivo. Sus manos metiéndose por debajo de la camisa del rubio, casi muriéndose al sentir aquel pequeño pedazo de piel desnuda que casi le llegaba a quemar. Los ojos entre cerrados, sin perder de vista los zafiros del otro, siempre conservando esa mirada retadora, apasionada.
Quería… quería muchas cosas, quería tirarlo ahí mismo entre los girasoles y poseerlo hasta el cansancio, poco le importaba que estuvieran a la intemperie en el jardín, poco le importaba que ya fuera de noche y el frio solo crecía mas, por primera vez en la vida no lo sentía. Avanzo un par de pasos, sin soltar aquel agarre de su cintura, sin querer dejar de sentir esos brazos en torno a su cuello, sin querer dejar de sentir esos labios que parecían devorar los suyos. El mundo le daba vueltas por el que se fuera al carajo por esa noche, solo quería poder sentir más.
Soy guapo, listo, y fuerte . Le encontraba razón en lo primero, no dudaba de lo tercero, después de todo el americano tenía una contextura fuerte, bien marcada aunque también estaba seguro que no todo era musculo, no es que se guiara por los estereotipos, pero con los yanquis hacia una excepción, para el todo era unos come hamburguesas y adictos a la coca cola, si hasta podría jurar que encontró un leve gusto dulce en sus labios, seguramente por culpa de esa gaseoso, Iván se lo podía imaginar perfectamente bebiendo litros y litros de ella sin parar. Son contuvo de chasquear la lengua ante eso, las gaseosas nunca le habían gustado en demasía, no cambiaba por nada el vodka, pero no pudo evitar preguntarse como sabría sobre la piel del americano, lamerla de su cuello, degustarla de sus labios, seguro que así no le sabría tan mal, hasta se podría volver adicto a ella, de eso no había duda…. ¿pero en qué demonios estaba pensando? Tenía delante de él, a un yanqui idiota, alardeando sobre cualidades que no tenía (lo de ‘listo’ no se lo concedía, para el seguiría siendo el idiota más grande del mundo, hiciera lo que hiciera y dijera lo que dijera) y él se ponía pensar en que sabor tendría el vodka o la coca cola si la bebía de su piel… al diablo la coca cola, que quería probar su piel sin ella, sin otros sabores, solo en su estado puro… Increíble, ni dos pensamientos coherentes podía tener y ya estaba a punto de desvestir al otro en la mente, ¿era un pervertido acaso? Se notaba de inmediato que era la clase de personas con la que no podría llevarse bien, con la que no compatibilizaría, con la que únicamente solo podría tener problemas y más problemas, nada más. ¡Iván Braginski deja de imaginarte como se vería el cerdo capitalista sin polera! Dios…
Había besado a muchas chicas, por algún motivo sintió una leve punzada en el estómago, ¿Qué era aquello? ¿Celos? ¡Si no llevaba ni media hora de conocerlo y ya estaba celoso por solo pensar en la posibilidad de que alguien más lo haya podido besar! Comprobado, la idiotas americana es contagiosa y mucho, era más que obvio que Alfred había tenido más de algún amor en su vida, seguro hasta ya tenía pareja, que más le daba, había sido un beso, nada más, podía verlo incluso como una manera de molestarlo, porque si de algo estaba seguro era que ese beso si había molestado al americano, ¿de qué otra manera podía explicar el sonrojo, la manera acelerada y nerviosa de hablar, su rostro de indignación?
Debía aprender a no tomar las cosas tan apecho, un beso, solo fue eso, un simple beso, un beso…. Un beso que quería volver a repetir con demasiada necesidad y ansias.
- da, claro, como si… -sus palabras fueron acalladas pro un beso repentino. Abrió los ojos con sorpresa ante aquel contacto, al sentir esos brazos rodeando su cuello y ese cuerpo demasiado apegado al suyo.
Bondad…
Es lo que no había tenido nunca, lo que ese beso le entregaba y le quitaba. No era un beso bondadoso, tierno, delicado, no, era algo fiero, violento, con demasiadas ansias en él.
Libertad
Acaba de perderla, se le había acabado el mundo, se le había encogido y se limitaba a sentir ese calor que se le hacía demasiado abrasante del cuerpo del americano pero a la vez agradable, igual de adictivo. A sentir esos labios demandantes sobre los suyos en un beso que no dudo ni un segundo en corresponder de la misma forma ansiosa, sin rastro de ternura, como si quisiera saciar una sed de años y solo ahora tuviera la oportunidad de hacerlo. Sus manos aferradas a la cintura del yanqui, apegándolo cuanto le era posible a su cuerpo. Le parecía sofocante, casi asfixiante esa tibieza de su cuerpo, podría compararlo incluso al verano, adictivo, cada vez más adictivo… el ruso acaba de perder la cabeza por ese beso que ya se le hacía poco y se le mezclaban voces del pasado, discusiones, peleas, el mismo sabor de labios…
Tolerancia…
Ya no lo sabía, no podía encontrar el significado a la palabra, todo perdía forma, razón, lógica y surgía lo instintivo. Sus manos metiéndose por debajo de la camisa del rubio, casi muriéndose al sentir aquel pequeño pedazo de piel desnuda que casi le llegaba a quemar. Los ojos entre cerrados, sin perder de vista los zafiros del otro, siempre conservando esa mirada retadora, apasionada.
Quería… quería muchas cosas, quería tirarlo ahí mismo entre los girasoles y poseerlo hasta el cansancio, poco le importaba que estuvieran a la intemperie en el jardín, poco le importaba que ya fuera de noche y el frio solo crecía mas, por primera vez en la vida no lo sentía. Avanzo un par de pasos, sin soltar aquel agarre de su cintura, sin querer dejar de sentir esos brazos en torno a su cuello, sin querer dejar de sentir esos labios que parecían devorar los suyos. El mundo le daba vueltas por el que se fuera al carajo por esa noche, solo quería poder sentir más.
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
El otro realmente era demasiado molesto. Volviendo a insistir en que sabía cuidarse, en que no era un héroe o simplemente que no lo necesitaba. Claro. Un villano tan cruel, sanguinario y malvado no necesitaba a un héroe. Porque su cuerpo ya estaba consumido por el mal. Un héroe no podría sacarlo de aquel agujero oscuro que seguramente estaría sin salida…¿O sí? ¿Realmente el americano podría?
Los ojos azules del rubio observaban al otro que se mostraba pensativo a medida que hablaba. ¿Qué pasaría por su cabeza? ¿Qué? Sin duda una cosa era segura. Lo estaba analizando. Inspeccionando. Como si fuera un experimento, un bicho raro. O al menos eso pensó el americano. Pero aquella idea desapareció de su cabeza, al ver un suave brillo en los ojos del otro. Aquel rostro tan inexpresivo, era de lo más curioso, enigmatico, era muy dificil saber que sentía que pensaba, pero aquel momento apareció algo que no esperaba, un sentimiento que apenas conocía. Pero que el estúpido de Antonio, le había dicho alguna vez. Pasión.
Se abstrayó del mundo solo pudiendo creer que el universo entero se resumía en ellos dos. Que todo lo demás era secundario. Seguramente estar con el otro sería algo aburrido, no parecía alguien divertido, era demasiado serio para el gusto del americano. Y como un gran ESTADOUNIDENSE tenía que tener acción en su vida. De lo contrario sería demasiado monotona. Una suave brisa de pronto azotó el cabello de ambos haciendo que el cabello al viento del otro fuera aún más atractivo. Era tan pálido como la nieve. Parecía piel de porcelana, y segundos antes había comprobado que era tan suave como sospechaba. Se preguntaba si toda su piel era tan suave, tan delicada. Si al igual que sus labios su cuerpo sería adictivo. Seguramente sí. Ni todas las coca-colas del mundo podrían ser tan adictivas como aquellos labios. Quizás si no volviera a besarlo no podría estar tranquilo, solo uno más…Nada más.
Se autoconvencía de aquello. Sólo era un beso más, solo uno. A Alfred no le afectaría algo así. Sería un beso, y cada uno para su habitación. No debía preocuparse.
Mentira.
Sabía que aquel beso, quizás no fuese el último. Pero se autoconvencía de aquello. Que estúpido por su parte.
De pronto se asustó. Quizás el otro tuviera pareja, y se estaba metiendo donde no le llamaban. Aunque bueno, el primero en besarlo fue el ruso, asíq ue entonces quería decir que o que no tenía novia, o simplemente no la quería demasiado. O al menos simplemente le iban los chicos. Y acababa de darse cuenta de que era un mentiroso, solo había sentido atraído por dos personas, de las cuales una era el rector, y un alumno, ambos hombres. Menudo historial.
En fin. Simplemente esperó la reacción del otro hacia el beso, viendo como este se sorprendió. Algo más que obvio, esperando chillidos, gritos, y después la soledad. Pero esto no paso, A contracorriente de todo pronostico el otro siguió. Entonces…
Todo cambió.
Todo daba ya igual.
El tiempo se paró.
El otro le correspondió, siguió aquello de forma ruda, casi sintiendo que sería capaz de morder sus labios y sangrar. Y lo peor es que aquello no le desagradó. Y la idea en absoluto iba a quedar en el olvido. Sus ojos se mostraban entreabiertos, deseaba ver el rostro del otro mientras lo besaba. Sintió un sabor extraño…como a alcohol…¿Vodka? Seguramente estaría borracho y por eso hacian todo aquello, pero aún siendo alcohol, cosa que no llamaba mucho la atención al americano, simplemente eran adictivos, deliciosos, frios como hielo, pero que poco a poco se volvian más cálidos como una mañana de primavera. Húmedos. Debido a la saliva entremezclándose de ambas bocas. Aquellos labios ya los había probado, de aquella forma, sin dulzura. Ya había sentido ese sabor en su boca. Esa mirada. Todo. Todo le era tan reconocible y a la vez tan desconocido.
Amenazas. Arrogancia. Vanidad. Sangre. Rojo. Pasión. Delirio. Enfermizo. Seducción. Gemidos. Llantos.
Su mente se lleno de miles de palabras. Todas tenian algo en común. Todas aquellas las asociaba a aquel ser que conocía y desconocía.
Quería, simplemente dejarse llevar. La forma en que lo besaba era mucho mejor de lo que jamás había besado nadie. Movió la lengua hacia la boca ajena, pidiendo permiso para inspeccionar hasta el último rincón y jugar con la lengua ajena. Bailando con ella. Haciendo un mismo compás entre ambas. Disfrutando de la calidez de la boca ajena. Le abrasaba. El cuerpo del otro era aparentemente más grande que el suyo, y más frío sin duda alguna. Pero, su boca era tan cálida que sentía que su propia boca podría derretirse. Y sentir como esos brazos grandes agarraban su cuerpo simplemente hacia que el cuerpo del otro se estremeciera aún más. Su rostro mostraba un suave sonrojo contenido. Ya que se negaba a verse débil en los brazos del otro. No way.
El frío desapareció. Su cuerpo ardía como si estuviera en llamas. Sin duda aquel era el infierno. Y de ser así, si el infierno era aquello, el cielo, no se podía imaginar como era. Era un lugar inadecuado pero poco le importo. Ambos cuerpos se rindieron ante la lujuria, y cada caricia, y que aquel beso acababa de iniciar. Solo se preguntaba si alguien más habría visto aquellos ojos del ruso de aquella manera. Sintió las manos del otro debajo de su camisa. Heladas. Tal y como sospechaba, pero tan endemoniadamente grandes y suaves que hicieron que su cuerpo sufriera un escalofrio. De pronto apareció aquella necesidad que todos los humanos tenían. Oxígeno. Damn it!
Se tuvo que separar pero no sin antes morder el labio inferior con fuerza tirando un poco de él. Soltando varios jadeos seguidos mirando al otro con impetud para entonces querer estar más cómodo que de pie.
-Idiot…-susurró con acentó americano para de pronto separarse de él relamiendose los labios, sin quitar aquella mirada desafiante, sensual, seductora, que casi salía de forma inconsciente. Para de pronto tumbarse y levartarse la polera ligeramente casi insinuandole tan solo de aquella forma.
-Let’s go….-indicó que se colocará o encima suya o junto a él, ya que de pie, era demasiado incómodo. Además de que notaba que el otro no deseaba solo un beso, y el tono de la voz del americano era simplemente desesperante. Como si no ansiará más que aquello con una sonrisa traviesa mientras su pelo se mostraba completamente despeinado, ligeramente sonrojado, una mirada retadora, y una respiración irregular. Sabiendo que por cara poro de su piel, deseaba que el otro lo hiciera ahí mismo, y un montón de groserías y vulgaridades aparecieron ensu mente. Y lo peor, es que deeseaba hacerlas.
-Do you want fuck stupid commie?-susurró casi en un hilo de voz.
Los ojos azules del rubio observaban al otro que se mostraba pensativo a medida que hablaba. ¿Qué pasaría por su cabeza? ¿Qué? Sin duda una cosa era segura. Lo estaba analizando. Inspeccionando. Como si fuera un experimento, un bicho raro. O al menos eso pensó el americano. Pero aquella idea desapareció de su cabeza, al ver un suave brillo en los ojos del otro. Aquel rostro tan inexpresivo, era de lo más curioso, enigmatico, era muy dificil saber que sentía que pensaba, pero aquel momento apareció algo que no esperaba, un sentimiento que apenas conocía. Pero que el estúpido de Antonio, le había dicho alguna vez. Pasión.
Se abstrayó del mundo solo pudiendo creer que el universo entero se resumía en ellos dos. Que todo lo demás era secundario. Seguramente estar con el otro sería algo aburrido, no parecía alguien divertido, era demasiado serio para el gusto del americano. Y como un gran ESTADOUNIDENSE tenía que tener acción en su vida. De lo contrario sería demasiado monotona. Una suave brisa de pronto azotó el cabello de ambos haciendo que el cabello al viento del otro fuera aún más atractivo. Era tan pálido como la nieve. Parecía piel de porcelana, y segundos antes había comprobado que era tan suave como sospechaba. Se preguntaba si toda su piel era tan suave, tan delicada. Si al igual que sus labios su cuerpo sería adictivo. Seguramente sí. Ni todas las coca-colas del mundo podrían ser tan adictivas como aquellos labios. Quizás si no volviera a besarlo no podría estar tranquilo, solo uno más…Nada más.
Se autoconvencía de aquello. Sólo era un beso más, solo uno. A Alfred no le afectaría algo así. Sería un beso, y cada uno para su habitación. No debía preocuparse.
Mentira.
Sabía que aquel beso, quizás no fuese el último. Pero se autoconvencía de aquello. Que estúpido por su parte.
De pronto se asustó. Quizás el otro tuviera pareja, y se estaba metiendo donde no le llamaban. Aunque bueno, el primero en besarlo fue el ruso, asíq ue entonces quería decir que o que no tenía novia, o simplemente no la quería demasiado. O al menos simplemente le iban los chicos. Y acababa de darse cuenta de que era un mentiroso, solo había sentido atraído por dos personas, de las cuales una era el rector, y un alumno, ambos hombres. Menudo historial.
En fin. Simplemente esperó la reacción del otro hacia el beso, viendo como este se sorprendió. Algo más que obvio, esperando chillidos, gritos, y después la soledad. Pero esto no paso, A contracorriente de todo pronostico el otro siguió. Entonces…
Todo cambió.
Todo daba ya igual.
El tiempo se paró.
El otro le correspondió, siguió aquello de forma ruda, casi sintiendo que sería capaz de morder sus labios y sangrar. Y lo peor es que aquello no le desagradó. Y la idea en absoluto iba a quedar en el olvido. Sus ojos se mostraban entreabiertos, deseaba ver el rostro del otro mientras lo besaba. Sintió un sabor extraño…como a alcohol…¿Vodka? Seguramente estaría borracho y por eso hacian todo aquello, pero aún siendo alcohol, cosa que no llamaba mucho la atención al americano, simplemente eran adictivos, deliciosos, frios como hielo, pero que poco a poco se volvian más cálidos como una mañana de primavera. Húmedos. Debido a la saliva entremezclándose de ambas bocas. Aquellos labios ya los había probado, de aquella forma, sin dulzura. Ya había sentido ese sabor en su boca. Esa mirada. Todo. Todo le era tan reconocible y a la vez tan desconocido.
Amenazas. Arrogancia. Vanidad. Sangre. Rojo. Pasión. Delirio. Enfermizo. Seducción. Gemidos. Llantos.
Su mente se lleno de miles de palabras. Todas tenian algo en común. Todas aquellas las asociaba a aquel ser que conocía y desconocía.
Quería, simplemente dejarse llevar. La forma en que lo besaba era mucho mejor de lo que jamás había besado nadie. Movió la lengua hacia la boca ajena, pidiendo permiso para inspeccionar hasta el último rincón y jugar con la lengua ajena. Bailando con ella. Haciendo un mismo compás entre ambas. Disfrutando de la calidez de la boca ajena. Le abrasaba. El cuerpo del otro era aparentemente más grande que el suyo, y más frío sin duda alguna. Pero, su boca era tan cálida que sentía que su propia boca podría derretirse. Y sentir como esos brazos grandes agarraban su cuerpo simplemente hacia que el cuerpo del otro se estremeciera aún más. Su rostro mostraba un suave sonrojo contenido. Ya que se negaba a verse débil en los brazos del otro. No way.
El frío desapareció. Su cuerpo ardía como si estuviera en llamas. Sin duda aquel era el infierno. Y de ser así, si el infierno era aquello, el cielo, no se podía imaginar como era. Era un lugar inadecuado pero poco le importo. Ambos cuerpos se rindieron ante la lujuria, y cada caricia, y que aquel beso acababa de iniciar. Solo se preguntaba si alguien más habría visto aquellos ojos del ruso de aquella manera. Sintió las manos del otro debajo de su camisa. Heladas. Tal y como sospechaba, pero tan endemoniadamente grandes y suaves que hicieron que su cuerpo sufriera un escalofrio. De pronto apareció aquella necesidad que todos los humanos tenían. Oxígeno. Damn it!
Se tuvo que separar pero no sin antes morder el labio inferior con fuerza tirando un poco de él. Soltando varios jadeos seguidos mirando al otro con impetud para entonces querer estar más cómodo que de pie.
-Idiot…-susurró con acentó americano para de pronto separarse de él relamiendose los labios, sin quitar aquella mirada desafiante, sensual, seductora, que casi salía de forma inconsciente. Para de pronto tumbarse y levartarse la polera ligeramente casi insinuandole tan solo de aquella forma.
-Let’s go….-indicó que se colocará o encima suya o junto a él, ya que de pie, era demasiado incómodo. Además de que notaba que el otro no deseaba solo un beso, y el tono de la voz del americano era simplemente desesperante. Como si no ansiará más que aquello con una sonrisa traviesa mientras su pelo se mostraba completamente despeinado, ligeramente sonrojado, una mirada retadora, y una respiración irregular. Sabiendo que por cara poro de su piel, deseaba que el otro lo hiciera ahí mismo, y un montón de groserías y vulgaridades aparecieron ensu mente. Y lo peor, es que deeseaba hacerlas.
-Do you want fuck stupid commie?-susurró casi en un hilo de voz.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Un bastardo idiota, un ególatra con complejo de héroe, un tarado con ego super inflado, un yanqui en toda regla, un estúpido por el que jamas se preocuparía, al cual solo querria molestar, insultar, exasperar, besar y devorar hasta el cansancio….
Iván no era hombre de relaciones sentimentales, no le gustaba estar atado a algo, no era alguien de compromisos. Tenia una visión ya formada del mundo, en la cual no cabian los héroes a no ser que fueran de tinta y papel, una fantasia, nada mas, y ahora resulta que llegaba el mayor de los idiotas, probablemente colega docente suyo a darle vuelta todo lo que creía o había querido creer. “Los héroes no exiten Iván, repitete eso hasta el cansancio, si te repites las cosas muchas veces, aunque sean mentiras, estas se harán realidad, tu creas tu realidad, nadie mas” .
Novia no tenia, tampoco un novio, jamas en la vida se había torturado con la idea de saber si le gustaban los chicos o las chicas, le daba igual, todo se resumia a placer, a saciar una necesidad, algo instintivo. Por lo mismo no creía que el sexo fuera de la mano con el amor, eso de ‘hacer el amor’ se le antojaba a cursilería comercial, jamas había creido en eso. Las personas se juntaban por necesidad, por miedo a la soledad y no les importaba dañar al resto en su afán de conseguir compañía, otro motivo mas para creer que el mundo era egoísta, divertido…. El ver como las personas se podían despedazar entre ellas por conseguir lo que querían, en su egoísmo, simples bestias refinadas.
Besaba esos esos labios y sentía que se perdia en el mar de sensaciones que le liberaba ese contacto, se sintió morir unos segundos cuando sintió esa lengua rozar contra sus labios, pidiendo permiso, permiso que no tardo ni un segundo en ceder, y el beso se volvió aun mas apasionado, marcado por la lujuria del momento, del ‘no nos importa y no queremos nada mas que esto’. Dios, se estaba perdiendo en ese abrazo, si le preguntaba como se llamaba no podría responder, concentrado únicamente en seguir con eso, ese roce de lenguas, casi un baile, casi una pelea por seguir dominando, ¿hasta que punto podían llevar sus discusiones? ¿siempre seria lo mismo? Alto… pero si nunca había discutido, antes no se habían besado de esa forma, era primera vez que se veian ¿y por qué entonces se le hacia tan familiar? Casi doloroso, demasiado necesitado, como si hubiera esperado años por continuar con ese juego, de dolor, pasión, sangre y lagrimas, desenfreno por seguir, olvidándose de todo lo demás, su mundo eran ellos mismos, juntos porque no podían estar de otra forma. Lastimandose constantemente, hiriéndose de todas las formas posibles, humillándose, tratando de aplastar al otro y necesitándose cada vez de forma mas desesperada. Y la cabeza le daba vueltas y no podía saber por qué, ¿todo por un beso? De verdad…. ¿tanto por un beso?
Sus manos seguían acariciando su cintura, buscando cada trozo nuevo de piel que la camisa le permitia tocar, de su cintura paso a su espalda, subiendo por ella de forma lenta, como si fuera una caricia timida y no una desesperada y ansiosa. Podria asegurar que casi estaba temblando, ¿Quién diablos se creía ese yanqui para ponerlo asi? ¿Quién era? ¡¿Solo porque venia hasta donde el, le acariciaba mientras dormia y le miraba con esos ojos color cielo, llenos de vanidad, egocentrismo, ideas fantasiosas y demasiado orgullo, podía hacerle sentir asi?! NADIE tenia el derecho de hacerle eso, de desarmarlo de tal forma, ¡esa tampoco era la actitud de un héroe! No, olvídate de eso Braginski, los héroes no existen.
Casi dejo escapar un gemido cuando sintió que el beso se cortaba, volvió a abrir los ojos que hasta ese momento había tenido entrecerrados. Su labio siendo mordido sin mayor cuidado y él no se quejo por ello, era un leve dolor, algo demasiado exquisito como para quejarse.
Aire, oxigeno, estaba jadeando y no se había dando ni cuenta, se había olvidado de respirar y por eso la cabeza le daba vueltas. Quiso culpar a la falta de aire de todas esas sensaciones tan acentuadas, a todos esos recuerdos sin base en los cuales por poco casi se había perdido, recuerdos que sabia después le torturarían la mente y lo seguirían hasta que pudiera saber el por qué de todo. Lo mataba la duda, quería saberlo, quería saberlo ¡pero ya! ¿Por qué….? Si hasta podría jurar que podría reconocer cada rincón, cada trozo, cada parte del cuerpo del otro, aun con los ojos cerrados, pero por otro lado estaba seguro que era la primera vez que lo veía… ¿Qué tan estúpido podría sonar si le preguntase: oye, ¿de donde nos conocemos? … Si de algo estaba seguro era que eso sonaria demasiado estúpido, mucho mas después de besarse de esa forma ¿y si el yanqui si lo recordaba y no estaba mas que jugando con él? No, de ninguna forma, es decir, era…. Un yanqui, no podría no podría, solo quería otro beso. Simple, un ultimo beso, un beso…. Y el mundo se le volvió a girar, a sacudir, a estremecer y a quedar en un caos completo cuando le vio tumbarse en el suelo de esa forma. Hasta que el americano tenia una buena idea.
Adios al ultimo chispazo de raciocinio de Iván Braginski, acababa de perder lo poco de cordura que le quedaba. Algo le había dicho el yanqui, un insulto. Vamos, tenia que reaccionar, tenia… Ni dos segundos, no lo pensó ni dos miserables segundos y ya estaba sobre el yanqui, cual bestia sobre su presa, listo para devorarla.
- govnyuk – sonrio de medio lado. Puso las piernas a ambos lados del cuerpo del yanqui, como si quisiera dejarlo sin escape, aunque estaba seguro que el yanqui no se le escaparia, no, por que era suyo en esos momentos, suyo y de nadie mas.
Celoso, territorial, hambriento, cargado de lujuria. Las ansias que ya le consumían, su cuerpo ardiendo como no lo había sentido nunca de esa forma.
Calidez, calor, algo que ardia… ¿Dónde había quedado el frio de siempre, el hielo, lo gélido que parecían no querer abandonarlo jamas? No estaban, no existían y le costaba pensar que hubieran existido alguna vez. Solo había mas calor abrazante, envolviendo cada parte de su cuerpo y la ropa
que le molestaba, le estorbaba e incluso le parecía algo anti natura.
No le basta con solo ver ese pequeño cuadrado de piel que la polera le permitia. Apoyo un mano en su espalda, haciendo que se levantara un poco para poder quitarse esa molesta prenda y poder ver su torso desnudo. Tal como lo había imaginado, bien formado, musculos marcados, y alli, en el abdomen, y pequeño cumulo de grasa que estaba mas que seguro que el yanqui jamas admitiría, por
que era el héroe… y un héroe no podría tener grasa.
La imagen que estaba teniendo del yanqui no la olvidaría nunca en su vida. Los mechones rubias despeinados, las mejillas sonrojadas, esa sonrisa de quien te esta tentando a hacer algo malo, la mirada siempre fiera y retadora… todo el conjunto se le hacia demasiado sensual, irresistible y jamas pensó que podría, alguien como un yanqui que odiaba por naturaleza, ponerle de esa forma, quitarle todo sentido de la razón, despojarlo de manera tanta cruel de los sentidos y casi someterlo a su voluntad.
- zakryvat’ – ordeno, le importo poco si es que no le entendia, si no se callaba a la buena, se callaría a la mala, lo único que le permitiría seria gemir su nombre, rogar por mas, gritar hasta perder la voz, asi le haría pagar por todo lo que le había quitado en tan solo unos minutos, era lo justo.
Le volvió a besar, con las mismas ansias que antes pero de forma mas breve, comenzando a bajar los besos por su mentón y su cuello, dando leve lamidas por su piel, mordiendo, dejando su marca, porque quería, ¡necesitaba marcarlo como suyo aunque fuera esa única vez! No le importo si le dolia. Lamio desde su cuello hasta detrás de su oreja, mordiendo sin mucha fuerza su lóbulo mientras sus manos peleaban contra su cinturón hasta que consiguió desabrocharlo y luego el botón del pantalón del yanqui. Bajo el cierre de este y una de sus manos se perdió dentro de su ropa interior, palpando y acariciando su miembro, mientras volvia a buscar sus labios, con la misma desesperación, las mismas ansias que ya se habían adueñado del cuerpo del ruso por esa noche.
Iván no era hombre de relaciones sentimentales, no le gustaba estar atado a algo, no era alguien de compromisos. Tenia una visión ya formada del mundo, en la cual no cabian los héroes a no ser que fueran de tinta y papel, una fantasia, nada mas, y ahora resulta que llegaba el mayor de los idiotas, probablemente colega docente suyo a darle vuelta todo lo que creía o había querido creer. “Los héroes no exiten Iván, repitete eso hasta el cansancio, si te repites las cosas muchas veces, aunque sean mentiras, estas se harán realidad, tu creas tu realidad, nadie mas” .
Novia no tenia, tampoco un novio, jamas en la vida se había torturado con la idea de saber si le gustaban los chicos o las chicas, le daba igual, todo se resumia a placer, a saciar una necesidad, algo instintivo. Por lo mismo no creía que el sexo fuera de la mano con el amor, eso de ‘hacer el amor’ se le antojaba a cursilería comercial, jamas había creido en eso. Las personas se juntaban por necesidad, por miedo a la soledad y no les importaba dañar al resto en su afán de conseguir compañía, otro motivo mas para creer que el mundo era egoísta, divertido…. El ver como las personas se podían despedazar entre ellas por conseguir lo que querían, en su egoísmo, simples bestias refinadas.
Besaba esos esos labios y sentía que se perdia en el mar de sensaciones que le liberaba ese contacto, se sintió morir unos segundos cuando sintió esa lengua rozar contra sus labios, pidiendo permiso, permiso que no tardo ni un segundo en ceder, y el beso se volvió aun mas apasionado, marcado por la lujuria del momento, del ‘no nos importa y no queremos nada mas que esto’. Dios, se estaba perdiendo en ese abrazo, si le preguntaba como se llamaba no podría responder, concentrado únicamente en seguir con eso, ese roce de lenguas, casi un baile, casi una pelea por seguir dominando, ¿hasta que punto podían llevar sus discusiones? ¿siempre seria lo mismo? Alto… pero si nunca había discutido, antes no se habían besado de esa forma, era primera vez que se veian ¿y por qué entonces se le hacia tan familiar? Casi doloroso, demasiado necesitado, como si hubiera esperado años por continuar con ese juego, de dolor, pasión, sangre y lagrimas, desenfreno por seguir, olvidándose de todo lo demás, su mundo eran ellos mismos, juntos porque no podían estar de otra forma. Lastimandose constantemente, hiriéndose de todas las formas posibles, humillándose, tratando de aplastar al otro y necesitándose cada vez de forma mas desesperada. Y la cabeza le daba vueltas y no podía saber por qué, ¿todo por un beso? De verdad…. ¿tanto por un beso?
Sus manos seguían acariciando su cintura, buscando cada trozo nuevo de piel que la camisa le permitia tocar, de su cintura paso a su espalda, subiendo por ella de forma lenta, como si fuera una caricia timida y no una desesperada y ansiosa. Podria asegurar que casi estaba temblando, ¿Quién diablos se creía ese yanqui para ponerlo asi? ¿Quién era? ¡¿Solo porque venia hasta donde el, le acariciaba mientras dormia y le miraba con esos ojos color cielo, llenos de vanidad, egocentrismo, ideas fantasiosas y demasiado orgullo, podía hacerle sentir asi?! NADIE tenia el derecho de hacerle eso, de desarmarlo de tal forma, ¡esa tampoco era la actitud de un héroe! No, olvídate de eso Braginski, los héroes no existen.
Casi dejo escapar un gemido cuando sintió que el beso se cortaba, volvió a abrir los ojos que hasta ese momento había tenido entrecerrados. Su labio siendo mordido sin mayor cuidado y él no se quejo por ello, era un leve dolor, algo demasiado exquisito como para quejarse.
Aire, oxigeno, estaba jadeando y no se había dando ni cuenta, se había olvidado de respirar y por eso la cabeza le daba vueltas. Quiso culpar a la falta de aire de todas esas sensaciones tan acentuadas, a todos esos recuerdos sin base en los cuales por poco casi se había perdido, recuerdos que sabia después le torturarían la mente y lo seguirían hasta que pudiera saber el por qué de todo. Lo mataba la duda, quería saberlo, quería saberlo ¡pero ya! ¿Por qué….? Si hasta podría jurar que podría reconocer cada rincón, cada trozo, cada parte del cuerpo del otro, aun con los ojos cerrados, pero por otro lado estaba seguro que era la primera vez que lo veía… ¿Qué tan estúpido podría sonar si le preguntase: oye, ¿de donde nos conocemos? … Si de algo estaba seguro era que eso sonaria demasiado estúpido, mucho mas después de besarse de esa forma ¿y si el yanqui si lo recordaba y no estaba mas que jugando con él? No, de ninguna forma, es decir, era…. Un yanqui, no podría no podría, solo quería otro beso. Simple, un ultimo beso, un beso…. Y el mundo se le volvió a girar, a sacudir, a estremecer y a quedar en un caos completo cuando le vio tumbarse en el suelo de esa forma. Hasta que el americano tenia una buena idea.
Adios al ultimo chispazo de raciocinio de Iván Braginski, acababa de perder lo poco de cordura que le quedaba. Algo le había dicho el yanqui, un insulto. Vamos, tenia que reaccionar, tenia… Ni dos segundos, no lo pensó ni dos miserables segundos y ya estaba sobre el yanqui, cual bestia sobre su presa, listo para devorarla.
- govnyuk – sonrio de medio lado. Puso las piernas a ambos lados del cuerpo del yanqui, como si quisiera dejarlo sin escape, aunque estaba seguro que el yanqui no se le escaparia, no, por que era suyo en esos momentos, suyo y de nadie mas.
Celoso, territorial, hambriento, cargado de lujuria. Las ansias que ya le consumían, su cuerpo ardiendo como no lo había sentido nunca de esa forma.
Calidez, calor, algo que ardia… ¿Dónde había quedado el frio de siempre, el hielo, lo gélido que parecían no querer abandonarlo jamas? No estaban, no existían y le costaba pensar que hubieran existido alguna vez. Solo había mas calor abrazante, envolviendo cada parte de su cuerpo y la ropa
que le molestaba, le estorbaba e incluso le parecía algo anti natura.
No le basta con solo ver ese pequeño cuadrado de piel que la polera le permitia. Apoyo un mano en su espalda, haciendo que se levantara un poco para poder quitarse esa molesta prenda y poder ver su torso desnudo. Tal como lo había imaginado, bien formado, musculos marcados, y alli, en el abdomen, y pequeño cumulo de grasa que estaba mas que seguro que el yanqui jamas admitiría, por
que era el héroe… y un héroe no podría tener grasa.
La imagen que estaba teniendo del yanqui no la olvidaría nunca en su vida. Los mechones rubias despeinados, las mejillas sonrojadas, esa sonrisa de quien te esta tentando a hacer algo malo, la mirada siempre fiera y retadora… todo el conjunto se le hacia demasiado sensual, irresistible y jamas pensó que podría, alguien como un yanqui que odiaba por naturaleza, ponerle de esa forma, quitarle todo sentido de la razón, despojarlo de manera tanta cruel de los sentidos y casi someterlo a su voluntad.
- zakryvat’ – ordeno, le importo poco si es que no le entendia, si no se callaba a la buena, se callaría a la mala, lo único que le permitiría seria gemir su nombre, rogar por mas, gritar hasta perder la voz, asi le haría pagar por todo lo que le había quitado en tan solo unos minutos, era lo justo.
Le volvió a besar, con las mismas ansias que antes pero de forma mas breve, comenzando a bajar los besos por su mentón y su cuello, dando leve lamidas por su piel, mordiendo, dejando su marca, porque quería, ¡necesitaba marcarlo como suyo aunque fuera esa única vez! No le importo si le dolia. Lamio desde su cuello hasta detrás de su oreja, mordiendo sin mucha fuerza su lóbulo mientras sus manos peleaban contra su cinturón hasta que consiguió desabrocharlo y luego el botón del pantalón del yanqui. Bajo el cierre de este y una de sus manos se perdió dentro de su ropa interior, palpando y acariciando su miembro, mientras volvia a buscar sus labios, con la misma desesperación, las mismas ansias que ya se habían adueñado del cuerpo del ruso por esa noche.
- Spoiler:
- govnyuk: bastardo
zakryvat’: callate
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
El estadounidense le encantaba lo prohibido, amaba lo restringido, deseaba lo peligroso. Y el ruso, lo tenía todo. Todo. Era alguien que parecía terrorifíco, frio, distante, pero después de los segundos vividos ahora, no. Aquellos ojos quizás solo necesitaban a alguien. No ….no era porque el americano viera algún sentimeinto después de aquello, solo era necesidad. Sexo. Ni siquiera se le podría llamar hacer el amor, ya que ninguno de los dos, o al menos eso creía, sentian algo por el otro. Ninguno de ellos buscaba algo serio con el otro. Y ninguno de ellos buscaban algo estable.
Acababa de darse cuenta de que el amor y el odio,eran algo casi iguales, ninguna se podía medir, eran extremos de sentimientos, pero que aún siendo algo paradojico, una se encontraba al lado de la otra, y a veces se podían confundir. No por ello, el americano se estaba dando cuenta de aquella persona que odiaba hasta la saciedad, comenzará a amarla. No way. Sexo. Recuerda Alfred. Solo es sexo.
Se estremeció. La lengua del otro, sin duda era una máquina de placer, por el mero hecho de poder sentira luchando contra la suya propia, sentía que el calor aumentaba, ¡si acaso era ya posible! No se dejaría dominar, no, de ninguna forma, él era el héroe, el sería el que fuera el dominante mientras el otro sería el sumiso. Of course. Aunque aquella idea duraba en su mente, a veces le costaba llevarla en practica, ya que le mínimo movimiento del otro, hacia que todo su vello se erizaba, y su respiración enloquecida, se volviera aún más irregular. Incluso pudo notar que al subir aquella temperatura las gafas se empañaban de nuevo, debido al vapor de agua que ambos expulsaban por los poros. Le eran molestas. Además de que aún sin gafas podía ver bien, excepto de lejos, pero todo lo que deseaba ver estaba cerca, cerca, muy cerca.
Así que se las quitó con cuidado, ya que tampoco deseaba romperlas pero dejandolas a un lado, donde no estorbaran, casi lanzandolas, rezando en su interior para que no se rompieran, aunque ahora aquello le era un tanto indiferente.
Sentía que después de aquello, quizás todo se volvería una rutina, gritos, humillaciones, insultos, ambos se destestarían públicamente, pero por detrás, había una sed insacible de puro placer seguramente por ambas partes. Donde quedarían ocultos aquellos sucios secretos donde ambos compartian una bipolaridad bastante extraña.
Lo peor de aquello, es que con tan poco pudo sentir algo….Que no esperaba, al menos tan rápido. Un dolor latente en su entrepierna. Su miembro atrapado en aquella prisión de tela suplicaba por salir, o al menos calmar aquella sucia erección de alguna forma, pero decidió el americano no hacer nada, simplemente seguir con el otro. Y deseaba que no se diera cuenta de su estúpido bulto, bastante llamativo. Ya que los pantalones eran ajustados y aquello hacia que fuera mucho más incómodo, además de que su dureza al estar en un lugar tan estrecho, le dolía.
Su corazón latió con más fuerza mientras sus ojos luchaban por mostrarse abiertos, no quería perder ni un solo detalle del rostro del otro, pero debido a semejantes sensaciones su ojos se cerraban. Sintiendo que le otro acariciaba su espalda, ah, aquellas manos, hizó que de su boca espacará un suave gemido mal disimulado.
-Ahhh….-
El rostro del otro, simplemente era…excitante. Verlo de aquella forma, era tan rara, tan diferente, sabía que nunca lo había visto así, pero tenía la sensación de que sí. No pudo evitar cerrar los ojos unos instantes. Escuchó susurros, gemidos, llantos. Aquellos susurros cobraban forma a medida que todo aquello sucedía. Era su propia voz. Decía algo….¿El qué? De pronto aquellos susurros fueron cambiados por el crujir de una cama, los muelles gritando de dolor por el movimiento constante y duro de ambas personas sobre ellos. ¿Ya lo habían hecho? Escuchó jadeos, gemidos, ocultos entre aquellos sonidos, a su parecer de lo más excitantes. Su respiración se aceleró, casí sentía que el otro no había hecho nada, pero el mero hecho de escuchar aquellas voces en su cabeza gimiendo, que arriesgaría su vida a que era su propia voz y la de su amante aquella noche.
-Ah…mh…-Sus ojos se mantenian cerrados unos segundos mientras su mente fantaseaba con ellos. Pero aquella ‘’fantasía’’ más bien parecía un recuerdo, aunque tenía claro que nunca había pasado nada así. Seguramente con aquello sería capaz de pasar todas las noches en soledad con un placer dado por si mismo. Pero tras eso abrió los ojos viendo al otro encima suya. ¿Para qué imaginarlo? Ya lo tenía en vivo y en directo.
Escuchó lo que dijo, aunque realmente no sabía que era aquello, ya que odiaba aquel idioma que era el ruso. Ruso. Rusia. Abrió los ojos como platos al recordar algo de pronto. Pudo entender en uno de los gemidos de su cabeza ‘’Rusía’’ ¿Gemía Rusia? Tras aquello ya se rindió y prefirió no pensar en aquellas cosas tan raras, que eran como flashes.
Aunque al parecer por la forma en que lo dijo, no era ningún halago, aunque tampoco se esperaba algo así y menos viniendo de un idiota como él, tan serio, frio,calculador y molesto como era él.
Verlo de aquella forma tan feroz hacia que el otro se derritiera, una cosa tenía muy claro, no iba a estar de brazos cruzados sin hacer nada al otro. Le haría que el ruso, se muriera de ganas, que enloqueciera, y que no pudiera vivir sin hacerselo. Que el otro no pudiera vivir sin el tacto de la piel del rubio. Al igual que por aquel ritmo, el otro sentía que aquello necesitaba que se volviera a repetir.
Sintió que le otro le subía la camisa, alzando la cabeza en respuesta al sentir el ambiente frío que volvía a haber por culpa del viento de la noche, pero sabía que aquello no dudaría mucho ya qu deseaba sentir el cuerpo ajeno de una vez contra el suyo, también ansiaba sentir su piel, admirar su cuerpo, saborearlo, analizar cada centímetro de su piel, y que le hiciera gemir como nunca. Además de que se había propuesto que el otro también gimiera.
Y volvió a decir algo que no tenía ni idea de lo que significaba, pero tampoco como lo anterior le dio importancia, ya que el otro le importaba bien poco lo que le dijera, o al menos si era importante podría decirlo aunque fuera en español, en vez de ruso. Pero bueno, ya daba igual.
-Fuck m….-no pudo terminar la frase al ser devorado de nuevo sus labios, volviendo a dedicarse a jugar con la boca del otro, devorando su labios, humedeciendose los suyos, enredadndo su lengua con la ajena, degustando su sabor vagamente a alcohol. Pero poco pudo durar para su gusto, ya que después de aquel beso otro jadeo mezclado con un gemido escapo de sus labios por culpa de que los labios del otro travieso se adelantaron de todo lo que pudiera hacer el americano. Sintió que hizo varias marcas, y le recordo vagamente a Nikita, recordando que en su espalda se encontraba uñas clavadas debido al pasado sexo que tuvo con él, y que por culpa del placer se crearon. Se dejo hacer completamente mientras soltaba suaves jadeos, mordiendose su propio labio inferior negandose a que el otro le escuchará gemir. Pero ya no pudo aguantar cuando noto como una mano furtivamente entro dentro de sus pantalones para palpar su hombría ahora despierta para de pronto arquear la espalda debido a una corriente de placer. Ahora estaba demasiado sensible.
-Ah…oh…god… yes....-solo pudo blasfemar para entonces vengarse. No. No iba a quedarse la cosa así.
Quitó con cuidado la bufanda del otro, sintiendo como su cuerpo aún temblaba por las corrientes de gozo que pasaban por todo su cuerpo, para luego deshacerse de la chaqueta del otro con rápidez pero con algo de torpeza debido a la mano que aún se encontraba en aquel LUGAR. Para aprovechar y en pocos segundos deshacerse de la camisa de otro observando con detenimiento el cuerpo del otro, tan blanco, puro, sin nada, dispuesto a ser mancillado por el americano que corto aquel último beso para morder su cuello cual vampiro. Queriendo hacer marcas, indicar que era su ruso. Sólo suyo. Nadie más podría tocarlo ni verlo de aquella forma. Sus manos rodearon su cuerpo mientras su boca se dedicaba a hacer marcas rojizas, agresivas en el cuello ajeno, de forma salvaje, como si de un animal en celo se trataba. No debía cuidarlo, no era débil, y mucho menos el amor de su vida. Pero no le pareció suficiente para lo que estaba haciendo ya que casi no podía ni hablar por la sucia mano aún haciendo una dulce locura en su entrepierna. Así que deslizó sus manos lenta y tortuosamente, hacienod un tour por su cuerpo hasta acabar en sus pantalones los cuales desabrocho con mayor maestría que con la camisa, para de pronto apretar su miembro ejerciendo presión sobretodo en la punta con el dedo pulgar, mientras luchaba por poder hablar.
-Ah…It isn’t so big…-mintió.
No le iba a decir que aquel miembro le parecía grande. NO. De ninguna forma. Quería humillarlo, no realzar su ego, en todo caso prefería que el otro le dijera alabanzas a él. No viceversa. Pero sabía que el otro estaba tan duro como él, incluso casi se atrevería a decir que más. Movió la mano de arriba a abajo lentamente queriendo que se impacientará, que le suplicará que moviera más rápido la mano. No iba a ceder ni ponerselo tan fácil. Aquello no era solo sexo, era una lucha continua por el poder. En el cual el placer estaba de por medio.
-¿Quieres que vaya más rápido?-incitó al otro, aunque le costó horrores poder conseguir decir aquello sin que balbuceará, gimiera, jadeará o simplemente tardamudeará-Pidemelo….mejor, suplicamelo-susurró con tono malicioso y travieso.
Acababa de darse cuenta de que el amor y el odio,eran algo casi iguales, ninguna se podía medir, eran extremos de sentimientos, pero que aún siendo algo paradojico, una se encontraba al lado de la otra, y a veces se podían confundir. No por ello, el americano se estaba dando cuenta de aquella persona que odiaba hasta la saciedad, comenzará a amarla. No way. Sexo. Recuerda Alfred. Solo es sexo.
Se estremeció. La lengua del otro, sin duda era una máquina de placer, por el mero hecho de poder sentira luchando contra la suya propia, sentía que el calor aumentaba, ¡si acaso era ya posible! No se dejaría dominar, no, de ninguna forma, él era el héroe, el sería el que fuera el dominante mientras el otro sería el sumiso. Of course. Aunque aquella idea duraba en su mente, a veces le costaba llevarla en practica, ya que le mínimo movimiento del otro, hacia que todo su vello se erizaba, y su respiración enloquecida, se volviera aún más irregular. Incluso pudo notar que al subir aquella temperatura las gafas se empañaban de nuevo, debido al vapor de agua que ambos expulsaban por los poros. Le eran molestas. Además de que aún sin gafas podía ver bien, excepto de lejos, pero todo lo que deseaba ver estaba cerca, cerca, muy cerca.
Así que se las quitó con cuidado, ya que tampoco deseaba romperlas pero dejandolas a un lado, donde no estorbaran, casi lanzandolas, rezando en su interior para que no se rompieran, aunque ahora aquello le era un tanto indiferente.
Sentía que después de aquello, quizás todo se volvería una rutina, gritos, humillaciones, insultos, ambos se destestarían públicamente, pero por detrás, había una sed insacible de puro placer seguramente por ambas partes. Donde quedarían ocultos aquellos sucios secretos donde ambos compartian una bipolaridad bastante extraña.
Lo peor de aquello, es que con tan poco pudo sentir algo….Que no esperaba, al menos tan rápido. Un dolor latente en su entrepierna. Su miembro atrapado en aquella prisión de tela suplicaba por salir, o al menos calmar aquella sucia erección de alguna forma, pero decidió el americano no hacer nada, simplemente seguir con el otro. Y deseaba que no se diera cuenta de su estúpido bulto, bastante llamativo. Ya que los pantalones eran ajustados y aquello hacia que fuera mucho más incómodo, además de que su dureza al estar en un lugar tan estrecho, le dolía.
Su corazón latió con más fuerza mientras sus ojos luchaban por mostrarse abiertos, no quería perder ni un solo detalle del rostro del otro, pero debido a semejantes sensaciones su ojos se cerraban. Sintiendo que le otro acariciaba su espalda, ah, aquellas manos, hizó que de su boca espacará un suave gemido mal disimulado.
-Ahhh….-
El rostro del otro, simplemente era…excitante. Verlo de aquella forma, era tan rara, tan diferente, sabía que nunca lo había visto así, pero tenía la sensación de que sí. No pudo evitar cerrar los ojos unos instantes. Escuchó susurros, gemidos, llantos. Aquellos susurros cobraban forma a medida que todo aquello sucedía. Era su propia voz. Decía algo….¿El qué? De pronto aquellos susurros fueron cambiados por el crujir de una cama, los muelles gritando de dolor por el movimiento constante y duro de ambas personas sobre ellos. ¿Ya lo habían hecho? Escuchó jadeos, gemidos, ocultos entre aquellos sonidos, a su parecer de lo más excitantes. Su respiración se aceleró, casí sentía que el otro no había hecho nada, pero el mero hecho de escuchar aquellas voces en su cabeza gimiendo, que arriesgaría su vida a que era su propia voz y la de su amante aquella noche.
-Ah…mh…-Sus ojos se mantenian cerrados unos segundos mientras su mente fantaseaba con ellos. Pero aquella ‘’fantasía’’ más bien parecía un recuerdo, aunque tenía claro que nunca había pasado nada así. Seguramente con aquello sería capaz de pasar todas las noches en soledad con un placer dado por si mismo. Pero tras eso abrió los ojos viendo al otro encima suya. ¿Para qué imaginarlo? Ya lo tenía en vivo y en directo.
Escuchó lo que dijo, aunque realmente no sabía que era aquello, ya que odiaba aquel idioma que era el ruso. Ruso. Rusia. Abrió los ojos como platos al recordar algo de pronto. Pudo entender en uno de los gemidos de su cabeza ‘’Rusía’’ ¿Gemía Rusia? Tras aquello ya se rindió y prefirió no pensar en aquellas cosas tan raras, que eran como flashes.
Aunque al parecer por la forma en que lo dijo, no era ningún halago, aunque tampoco se esperaba algo así y menos viniendo de un idiota como él, tan serio, frio,calculador y molesto como era él.
Verlo de aquella forma tan feroz hacia que el otro se derritiera, una cosa tenía muy claro, no iba a estar de brazos cruzados sin hacer nada al otro. Le haría que el ruso, se muriera de ganas, que enloqueciera, y que no pudiera vivir sin hacerselo. Que el otro no pudiera vivir sin el tacto de la piel del rubio. Al igual que por aquel ritmo, el otro sentía que aquello necesitaba que se volviera a repetir.
Sintió que le otro le subía la camisa, alzando la cabeza en respuesta al sentir el ambiente frío que volvía a haber por culpa del viento de la noche, pero sabía que aquello no dudaría mucho ya qu deseaba sentir el cuerpo ajeno de una vez contra el suyo, también ansiaba sentir su piel, admirar su cuerpo, saborearlo, analizar cada centímetro de su piel, y que le hiciera gemir como nunca. Además de que se había propuesto que el otro también gimiera.
Y volvió a decir algo que no tenía ni idea de lo que significaba, pero tampoco como lo anterior le dio importancia, ya que el otro le importaba bien poco lo que le dijera, o al menos si era importante podría decirlo aunque fuera en español, en vez de ruso. Pero bueno, ya daba igual.
-Fuck m….-no pudo terminar la frase al ser devorado de nuevo sus labios, volviendo a dedicarse a jugar con la boca del otro, devorando su labios, humedeciendose los suyos, enredadndo su lengua con la ajena, degustando su sabor vagamente a alcohol. Pero poco pudo durar para su gusto, ya que después de aquel beso otro jadeo mezclado con un gemido escapo de sus labios por culpa de que los labios del otro travieso se adelantaron de todo lo que pudiera hacer el americano. Sintió que hizo varias marcas, y le recordo vagamente a Nikita, recordando que en su espalda se encontraba uñas clavadas debido al pasado sexo que tuvo con él, y que por culpa del placer se crearon. Se dejo hacer completamente mientras soltaba suaves jadeos, mordiendose su propio labio inferior negandose a que el otro le escuchará gemir. Pero ya no pudo aguantar cuando noto como una mano furtivamente entro dentro de sus pantalones para palpar su hombría ahora despierta para de pronto arquear la espalda debido a una corriente de placer. Ahora estaba demasiado sensible.
-Ah…oh…god… yes....-solo pudo blasfemar para entonces vengarse. No. No iba a quedarse la cosa así.
Quitó con cuidado la bufanda del otro, sintiendo como su cuerpo aún temblaba por las corrientes de gozo que pasaban por todo su cuerpo, para luego deshacerse de la chaqueta del otro con rápidez pero con algo de torpeza debido a la mano que aún se encontraba en aquel LUGAR. Para aprovechar y en pocos segundos deshacerse de la camisa de otro observando con detenimiento el cuerpo del otro, tan blanco, puro, sin nada, dispuesto a ser mancillado por el americano que corto aquel último beso para morder su cuello cual vampiro. Queriendo hacer marcas, indicar que era su ruso. Sólo suyo. Nadie más podría tocarlo ni verlo de aquella forma. Sus manos rodearon su cuerpo mientras su boca se dedicaba a hacer marcas rojizas, agresivas en el cuello ajeno, de forma salvaje, como si de un animal en celo se trataba. No debía cuidarlo, no era débil, y mucho menos el amor de su vida. Pero no le pareció suficiente para lo que estaba haciendo ya que casi no podía ni hablar por la sucia mano aún haciendo una dulce locura en su entrepierna. Así que deslizó sus manos lenta y tortuosamente, hacienod un tour por su cuerpo hasta acabar en sus pantalones los cuales desabrocho con mayor maestría que con la camisa, para de pronto apretar su miembro ejerciendo presión sobretodo en la punta con el dedo pulgar, mientras luchaba por poder hablar.
-Ah…It isn’t so big…-mintió.
No le iba a decir que aquel miembro le parecía grande. NO. De ninguna forma. Quería humillarlo, no realzar su ego, en todo caso prefería que el otro le dijera alabanzas a él. No viceversa. Pero sabía que el otro estaba tan duro como él, incluso casi se atrevería a decir que más. Movió la mano de arriba a abajo lentamente queriendo que se impacientará, que le suplicará que moviera más rápido la mano. No iba a ceder ni ponerselo tan fácil. Aquello no era solo sexo, era una lucha continua por el poder. En el cual el placer estaba de por medio.
-¿Quieres que vaya más rápido?-incitó al otro, aunque le costó horrores poder conseguir decir aquello sin que balbuceará, gimiera, jadeará o simplemente tardamudeará-Pidemelo….mejor, suplicamelo-susurró con tono malicioso y travieso.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Amor, odio, sentimientos demasiados contradictorios, demasiado cercanos, demasiado compatibles y lejanos. Se fundaban ambos en la pasión después de todo. Una pasión que te erizaba la piel, que te hacia hervir la sangre y necesitar desesperadamente al otro, de la forma que fuera, para golpearlo, amarlo, destrozarlo, cuidarlo, desgarrarlo, devorarlo por completo, demostrarle que le pertenecía solo a él, que era propiedad de Iván Braginski, que nadie jamás podría tocarlo de la misma forma, besarle de la misma forma ni poseerlo como lo haría él. Por qué era suyo, aunque no tenía claro desde cuándo, ¿desde siempre? No, lo dudaba, era suyo y punto, nadie podría contradecir aquello, nadie podría negarlo, ni siquiera dudarlo. Le pertenecía, era su juguete, su amante, su enemigo, su nuevo capricho.
Presentía que para el correría lo mismo, que ya no volvería a ver las cosas igual luego de que esto terminara, para empezar esto no terminaría. Sabía que ahora estaba dentro del territorio del yanqui y que las mismas leyes se aplicaban para él. Perdió libertad desde el momento de ese impulso, desde ese beso, y lo que era aún peor… No le importaba haberla perdido.
Con su mano libre se encargó de terminar de bajarle el pantalón y quitárselo, mientras con su diestra seguía masturbándole, presionándole la punta con el pulgar, moviéndolo en círculos. Lo sintió duro, demasiado caliente y aquello le encanto, había pasado tan poco tiempo, un par de caricias y besos y ya le había puesto así… estaba así por él, por sus acciones, no por las de nadie más. Escucharle hablar de esa forma, le sonó demasiado sensual, sucio, casi necesitado. Una oleada de calor invadió su cuerpo por culpa de eso, ya se comenzaba a sofocar, los pantalones le apretaban demasiado, cada vez más excitado por cada acción del americano, por cada gesto, por cada sonido, por cada roce.
Sintió como le quitaba la bufanda, el abrigo y después iba por su chaqueta, le dejo hacer o lo hubiera tenido que hacer el por la necesidad de sentir la brisa nocturna en su cuerpo y apagar un poco el infierno en que se estaba convirtiendo eso. Era demasiado para él, cada roce en su piel de las manos del oji azul, cada mirada, casi se sintió devorado cuando miro su torso desnudo, demasiado pálido para todo el calor que sentía en esos momentos, un par de cicatrices en su vientre, varias en su espalda y otras cuantas en la parte interna de sus muslos, cicatrices demasiado viejas pero aun palpables, su mismo cuello estaba marcado por ellas y era uno de los motivos por los que jamás se quitaba la bufanda, eran los malos recuerdos de un pasado que no quería desenterrar, un cementerio que pretendía olvidado y no sacaría a flote.
Mordidas, le estaba mordiendo y pensó que se derretiría de placer, dolorosas, sin cuidado. Se negó a cerrar los ojos aun en esas circunstancias, no, no lo haría por ningún motivo, no quería perderse nada, ningún movimiento, gesto, expresión, palabra. Sus sentidos bullían, le envolvían, le engañaban. Escuchaba gemidos lejanos, sentía una respiración sofocada, Solo tenía que pestañear y podría ver un rostro, el mismo que ahora se dedicaba a morder su cuello y marcarlo como suyo, era suyo… Alfred… Un gemido más ronco, sus manos perdiéndose en sus caderas, sus labios devorados, peleando por dominar un beso demasiado cargado de pasión y lujuria como para poder disfrutarlo.
Abre los ojos Iván, te estás perdiendo de lo mejor, de lo real, de lo que estás viviendo ahora.
- mas… – jadeo, enredo sus dedos en la cabellera rubia del otro, ejerciendo un poco más de presión sobre el miembro ajeno, bajando la velocidad de aquel vai ven con su mano; quería sentir que lo mordiera más, que lo marcara por completo si quería, no le importaba, lo podía herir, desgarrar, que los despojara de todo lo que conocía.
Las manos del yanqui deslizándose por su torso, de forma lenta, lo estaba torturando y su cuerpo lo disfrutaba demasiado. Sentía su miembro dolorosamente excitado, apretado contra la ropa interior.
Trago saliva cuando se dio cuenta que le desabrochaba los pantalones y creyó morir por un par de segundos cuando sintió aquella mano, apretando, acariciando su virilidad dura, rígida y ligeramente húmeda ya por la excitación.
- a-ahh…. - se mordió los labios con fuerza, bajando por unos segundos la mirada
antes de volver a mirarle, más desafiante que nunca.
Esa voz susurrante, estaba seguro que el otro estaba haciendo esfuerzos por no gemir. Le estaba molestando, tratando de provocar y el ruso inclino ligeramente la cabeza hacia atrás, sonriendo de medio lado, tratando de no jadear de forma tan evidente, aunque le implicaba aquello casi un esfuerzo sobre humano. Sentía cada musculo, cada nervio demasiado tenso, demasiado sensible a cada caricia, estaba seguro que sería capaz de gemir con tan solo sentir su aliento caliente contra su cuello. Mantén la cabeza fría Braginski, piensa las cosas, eras tú el que debe someterlo a él, no al revés, hazlo gemir, hazlo suplicar y pedir más ¿Pero cómo hacerlo cuando aquel torturante movimiento de su mano solo lograba exasperarlo? Se estaba volviendo loco.
¿Qué si quería que fuera más rápido? Claro que quería eso, lo necesitaba, se le iban a ir los leves rastros de cordura que aun perduraban en el si no lo hacía, ah, pero hay algo demasiado fuerte, que aplasta a la razón, a la lógica y aun a los propios instintos Orgullo Y si algo tenia demasiado fuerte y marcado Iván, eso era su orgullo.
- ¿s-suplicar? –preguntó, tratando de no gemir, de no jadear, de no demostrar lo mucho que le afectaba aquello. Dejo de acariciar el miembro ajeno y tomo de ambas manos al yanqui, obligándole a recostarse en el suelo, volviendo a quedar sobre el- aquí el que va a suplicar es otro da – su sonrisa, ya no era infantil e inocente como lo hubiera sido en un inicio. Quien lo viera no podría ni siquiera imaginar que semejante persona podía aparentar ser alguien casi dulce, quien jamás hace nada malo, cuando en realidad el ruso quebraba los huevos por docena. Todo era un juego para él, mientras más interesante, mientras más cambiaran las cosas, me interés tendría el. Quizás por eso el yanqui le había dado vuelta el mundo, porque le estaba rompiendo todo lo establecido, todo lo que creía, partiendo por las tonterías de los héroes, no podía con eso, menos con que quisiera someterlo, ¿de verdad esperaba que le suplicara? No, por más que el mismo quisiera eso, el único que suplicaría esta noche seria Alfred.
Le sostuvo de las muñecas, pro sobre la cabeza, manteniéndolo apegado al suelo, poco y nada le importaba si es que lo estaba lastimando. Dolor y más dolor mezclado con placer, eso era lo que le quería provocar.
Rasguñar, Desgarrar, Morder, Devorar
Empezando por su cuello, lamiéndolo a lo largo, mordiéndolo, cortando un poco su piel y volviendo a lamer la pequeña cantidad de sangre como si se tratar de lo más exquisito que hubiera probado. Apretó su cuerpo contra el suyo, se comenzó a restregar contra él, rozando sus miembros, interponiendo una de sus rodillas entre sus piernas, separándoselas.
Atrapo sus muñecas con una sola mano, dejando la diestra libre para bajarla por su pecho, pellizcando uno de sus pezones, mientras lamia y mordía el otro. Su mano bajo aún más, acaricio un poco su virilidad, de forma lenta y superficial, pero no era ese el punto que buscaba. Separo un poco más sus piernas, poco le importaba si es que le oponía resistencia, pronto le estaría pidiendo más.
Rozo su entrada con un dedo antes de introducirlo sin mayor cuidado en su interior, no sabía si de si era virgen o no, pero si se enteraba que él sería el primero en poseerlo de esa forma… El solo imaginarlo hacia acrecentar su propio placer, sus ansias de hacerlo de una buena vez, y sin embargo algo lo estaba deteniendo, ¿preocupación por no lastimarlo mucho? ¿Qué demonios…? Y seguía moviendo el dedo en su interior, de forma no muy brusca, introduciéndolo y sacándolo, sintiendo su interior demasiado estrecho.
Murmuro algo contra su oído, volviendo a lamer el lóbulo de su oreja, ¿Qué susurraba? Algo en ruso… seguro el yanqui ni le entendería, bien que podría estar amenazándole, insultándole a su madre, recitándole un trozo de alguna novela cursi o podría estar declarándosele de la forma más rosa y empalagosa del mundo, pero no, le estaba prometiendo, jurando que le haría gemir como nunca, que nadie nunca más volvería a tenerlo de esa forma, que solo le pertenecía a él y no entendía el porqué, que le molestaba porque ni siquiera le conocía y ya le estaba necesitando demasiado, le decía que lo iba a lastimar de todas las formas posibles, que lamentaría el hacerlo sentir así y ya no le quedaría cara para andar con esa sonrisa arrogante por el colegio.
- eres mío Alfred
Presentía que para el correría lo mismo, que ya no volvería a ver las cosas igual luego de que esto terminara, para empezar esto no terminaría. Sabía que ahora estaba dentro del territorio del yanqui y que las mismas leyes se aplicaban para él. Perdió libertad desde el momento de ese impulso, desde ese beso, y lo que era aún peor… No le importaba haberla perdido.
Con su mano libre se encargó de terminar de bajarle el pantalón y quitárselo, mientras con su diestra seguía masturbándole, presionándole la punta con el pulgar, moviéndolo en círculos. Lo sintió duro, demasiado caliente y aquello le encanto, había pasado tan poco tiempo, un par de caricias y besos y ya le había puesto así… estaba así por él, por sus acciones, no por las de nadie más. Escucharle hablar de esa forma, le sonó demasiado sensual, sucio, casi necesitado. Una oleada de calor invadió su cuerpo por culpa de eso, ya se comenzaba a sofocar, los pantalones le apretaban demasiado, cada vez más excitado por cada acción del americano, por cada gesto, por cada sonido, por cada roce.
Sintió como le quitaba la bufanda, el abrigo y después iba por su chaqueta, le dejo hacer o lo hubiera tenido que hacer el por la necesidad de sentir la brisa nocturna en su cuerpo y apagar un poco el infierno en que se estaba convirtiendo eso. Era demasiado para él, cada roce en su piel de las manos del oji azul, cada mirada, casi se sintió devorado cuando miro su torso desnudo, demasiado pálido para todo el calor que sentía en esos momentos, un par de cicatrices en su vientre, varias en su espalda y otras cuantas en la parte interna de sus muslos, cicatrices demasiado viejas pero aun palpables, su mismo cuello estaba marcado por ellas y era uno de los motivos por los que jamás se quitaba la bufanda, eran los malos recuerdos de un pasado que no quería desenterrar, un cementerio que pretendía olvidado y no sacaría a flote.
Mordidas, le estaba mordiendo y pensó que se derretiría de placer, dolorosas, sin cuidado. Se negó a cerrar los ojos aun en esas circunstancias, no, no lo haría por ningún motivo, no quería perderse nada, ningún movimiento, gesto, expresión, palabra. Sus sentidos bullían, le envolvían, le engañaban. Escuchaba gemidos lejanos, sentía una respiración sofocada, Solo tenía que pestañear y podría ver un rostro, el mismo que ahora se dedicaba a morder su cuello y marcarlo como suyo, era suyo… Alfred… Un gemido más ronco, sus manos perdiéndose en sus caderas, sus labios devorados, peleando por dominar un beso demasiado cargado de pasión y lujuria como para poder disfrutarlo.
Abre los ojos Iván, te estás perdiendo de lo mejor, de lo real, de lo que estás viviendo ahora.
- mas… – jadeo, enredo sus dedos en la cabellera rubia del otro, ejerciendo un poco más de presión sobre el miembro ajeno, bajando la velocidad de aquel vai ven con su mano; quería sentir que lo mordiera más, que lo marcara por completo si quería, no le importaba, lo podía herir, desgarrar, que los despojara de todo lo que conocía.
Las manos del yanqui deslizándose por su torso, de forma lenta, lo estaba torturando y su cuerpo lo disfrutaba demasiado. Sentía su miembro dolorosamente excitado, apretado contra la ropa interior.
Trago saliva cuando se dio cuenta que le desabrochaba los pantalones y creyó morir por un par de segundos cuando sintió aquella mano, apretando, acariciando su virilidad dura, rígida y ligeramente húmeda ya por la excitación.
- a-ahh…. - se mordió los labios con fuerza, bajando por unos segundos la mirada
antes de volver a mirarle, más desafiante que nunca.
Esa voz susurrante, estaba seguro que el otro estaba haciendo esfuerzos por no gemir. Le estaba molestando, tratando de provocar y el ruso inclino ligeramente la cabeza hacia atrás, sonriendo de medio lado, tratando de no jadear de forma tan evidente, aunque le implicaba aquello casi un esfuerzo sobre humano. Sentía cada musculo, cada nervio demasiado tenso, demasiado sensible a cada caricia, estaba seguro que sería capaz de gemir con tan solo sentir su aliento caliente contra su cuello. Mantén la cabeza fría Braginski, piensa las cosas, eras tú el que debe someterlo a él, no al revés, hazlo gemir, hazlo suplicar y pedir más ¿Pero cómo hacerlo cuando aquel torturante movimiento de su mano solo lograba exasperarlo? Se estaba volviendo loco.
¿Qué si quería que fuera más rápido? Claro que quería eso, lo necesitaba, se le iban a ir los leves rastros de cordura que aun perduraban en el si no lo hacía, ah, pero hay algo demasiado fuerte, que aplasta a la razón, a la lógica y aun a los propios instintos Orgullo Y si algo tenia demasiado fuerte y marcado Iván, eso era su orgullo.
- ¿s-suplicar? –preguntó, tratando de no gemir, de no jadear, de no demostrar lo mucho que le afectaba aquello. Dejo de acariciar el miembro ajeno y tomo de ambas manos al yanqui, obligándole a recostarse en el suelo, volviendo a quedar sobre el- aquí el que va a suplicar es otro da – su sonrisa, ya no era infantil e inocente como lo hubiera sido en un inicio. Quien lo viera no podría ni siquiera imaginar que semejante persona podía aparentar ser alguien casi dulce, quien jamás hace nada malo, cuando en realidad el ruso quebraba los huevos por docena. Todo era un juego para él, mientras más interesante, mientras más cambiaran las cosas, me interés tendría el. Quizás por eso el yanqui le había dado vuelta el mundo, porque le estaba rompiendo todo lo establecido, todo lo que creía, partiendo por las tonterías de los héroes, no podía con eso, menos con que quisiera someterlo, ¿de verdad esperaba que le suplicara? No, por más que el mismo quisiera eso, el único que suplicaría esta noche seria Alfred.
Le sostuvo de las muñecas, pro sobre la cabeza, manteniéndolo apegado al suelo, poco y nada le importaba si es que lo estaba lastimando. Dolor y más dolor mezclado con placer, eso era lo que le quería provocar.
Rasguñar, Desgarrar, Morder, Devorar
Empezando por su cuello, lamiéndolo a lo largo, mordiéndolo, cortando un poco su piel y volviendo a lamer la pequeña cantidad de sangre como si se tratar de lo más exquisito que hubiera probado. Apretó su cuerpo contra el suyo, se comenzó a restregar contra él, rozando sus miembros, interponiendo una de sus rodillas entre sus piernas, separándoselas.
Atrapo sus muñecas con una sola mano, dejando la diestra libre para bajarla por su pecho, pellizcando uno de sus pezones, mientras lamia y mordía el otro. Su mano bajo aún más, acaricio un poco su virilidad, de forma lenta y superficial, pero no era ese el punto que buscaba. Separo un poco más sus piernas, poco le importaba si es que le oponía resistencia, pronto le estaría pidiendo más.
Rozo su entrada con un dedo antes de introducirlo sin mayor cuidado en su interior, no sabía si de si era virgen o no, pero si se enteraba que él sería el primero en poseerlo de esa forma… El solo imaginarlo hacia acrecentar su propio placer, sus ansias de hacerlo de una buena vez, y sin embargo algo lo estaba deteniendo, ¿preocupación por no lastimarlo mucho? ¿Qué demonios…? Y seguía moviendo el dedo en su interior, de forma no muy brusca, introduciéndolo y sacándolo, sintiendo su interior demasiado estrecho.
Murmuro algo contra su oído, volviendo a lamer el lóbulo de su oreja, ¿Qué susurraba? Algo en ruso… seguro el yanqui ni le entendería, bien que podría estar amenazándole, insultándole a su madre, recitándole un trozo de alguna novela cursi o podría estar declarándosele de la forma más rosa y empalagosa del mundo, pero no, le estaba prometiendo, jurando que le haría gemir como nunca, que nadie nunca más volvería a tenerlo de esa forma, que solo le pertenecía a él y no entendía el porqué, que le molestaba porque ni siquiera le conocía y ya le estaba necesitando demasiado, le decía que lo iba a lastimar de todas las formas posibles, que lamentaría el hacerlo sentir así y ya no le quedaría cara para andar con esa sonrisa arrogante por el colegio.
- eres mío Alfred
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Se sentía tan debil, tan vulnerable. Y delante de un ruso como él era algo que conseguía ponerlo de sus nervios. Su cabeza le daba vueltas. Sentía que podría morir de un momento a otro de sumo placer. Le hacia gozar con tan poco, y realmente era frustante. El otro, parecía que nunca hubiera sentido calor, que nunca hubiera hecho aquello, que lo necesitará. Que siempre hubiera estado solo, y que ahora necesitará estar con el americano, sentirlo, tocarlo, saborearlo. De pronto aquello le hizó sonreír.
¿Sabes…? …Mi flor….tiene cuatro espinas insignificantes para protegerse contra todo el mundo.
Aquella cita del famoso libro ‘’El principito’’ Le hizó recordar. Quizás el otro fuera aquella flor, tan débil, tan ingenua, que con un poco de maldad pero que no puede defenderse con ello de toda la gente. Quizás aquel era aquella flor, con sentimientos, que tenía cuatro espinas con las únicas que ahuyentaba al mundo. Aquel tipo de ideas descabelladas hicieron al americano sonrojar. ¡¿Cómo podía ser tan cursi?! O…¿Cuánta razón podía llevar?...
En cualquiera de los casos prefirió no seguir. No era bueno para ningunos que se centrará en aquellos libros que leyó en algún pasado. Ahora debía centrarse en la experiencia tan enloquecedora, y tensa por la que estaba pasando. Sinteindo que de un momento a otro sería capaz de correrse, y aquello realmente le asustaba. Se negaba a correrse antes que el ruso. Sería una humillación total. Ya se imaginaba las burlas del otro retumbando en sus oidos. Pero se acababa de dar cuenta de una cosa, no era alguien que adorara lo elegante, le gustaba lo sucio, así que su lenguaje debía seguir vulgar y soez si deseaba que el otro se muriera de ganas de hacerlo de una vez por todas. Se imaginó la cara de cualqueira que pasará por ahí y oyerá a ambos gimiendo. ¡Menudo espectáculo! Pero al sentir como el otro siguió masturbandole de forma más comoda su espalda se arqueó mientras sus ojos se entornaron.
-Ah…-La mano del otro era tan hábil, tan maestra que sentía que entonces si que se correría rápido a aquel ritmo. Era tan grande, incluso cálida, y sabía donde debía tocar para hacer que todos sus musculos se tensarán. Incluso pudo notar como su cuerpo se perlaba de una ligera capa de sudor en un ambiente tan frío. Se preguntó si alguna vez habría hecho aquello. Seguramente no, o eso creía, pero nunca reconocería que la forma tan sensual, en que movía la mano podía ser sin duda mucho mejor que el rubio jamás se hubiera tocado.
Sintió que se moría, si aquello era sexo, no supo si realmente era así, no habían hecho tecnicamente nada, pero es que sentía que solo un suspiro más podría correrse. Y su cordura, se fue de vacaciones, a unas largas vacaciones al escuchar aquel gemido, aquella palabra, con matices de suplica pidiendo por más. Por supuesto, no iba a dejarle con las ganas. Principalmente porque aquella palabra pudo avivar el cuerpo del otro, hacer que incluso su cadera se moviera involuntariamente contra la mano del otro, en busca de más contacto. Para seguir devorando su cuello, sin importarle ya nada de todo lo ajeno, mordió con ansias con fuerza, dejando varias marcas más que rojizas ahora moradas, debido a la fuerza ejercida, incluso pudiendo notar un ligero sabor a sangre a través de los poros del otro. La sangre, por cierto, tremendamente adictiva. Se sintió un vampiro en toda regla, pero aquella sangre, le excitaba más que muchas personas y muchas cosas que pudiera ver. La sangre del otro le excitaba. No de una mala forma.
Y nada más sentir aquel apretón a su miembro hizó que sus ojos se cerraran por inercia para de pronto gemir en el oido de este de forma un tanto aguda, casi como un suave grito de puro placer.
-¡Ahh!...-Su respiración luchaba por conseguir aire, su pecho bajaba y subía mostrando el gran esfuerzo de sus pulmones en transportar oxígeno a la sangre.
Y cuando escuchó al otro simplemente gemir al agarrar su miembro su mano, loca, impaciente, que no quería obedecer a su cerebro fue unos instantes más rápido que de costumbre. Pero su cabeza intentando estar fría le recorod que aquello era más que sexo, era una guerra por la dominación del otro. Pero al ver aquella mirada la suya no pudo aguantar. No pudo mantener aquella mirada retadora, pero si una fiera, como si fuera su manjar. Su delicioso y suculento manjar. Además de que aquella sonrisa de lado realmnete nunca admitiría que le impuso bastante, además de excitarlo.
Sabía que el otro no caería tan rápidamente en las manos del otro como para suplicarle, era alguien tan cabezota, terco y orgulloso como el americano, así que alguno de los dos debían ceder para aquello pudiera seguir. Así que escuchar aquello y asimilarlo no le fue dificil, es más se lo esperaba, era algo que veía venir de lejos, El otro era demasiado previisible en algunos aspectos, como por ejemplo ese.
De pronto si que se sobresaltó pro su cambio repentino, abriendo aquellas orbes azules, con un brillo de lujuria al sentir que ambas muñecas eran agarradas con fuerza. Tuvo que admitir que unos segundos temblo, le impuso, le asustó, casi le aterrorizó. Pero no era un miedo que le disgustará, sentirse sometido, ser el pasivo, realmente si era el con el ruso le gustaba. Era algo realmnete extraño todo aquello. Sintió que sus manos eran apresadas con fuerza contra el suelo sin darle opción a moverse o tan siquiera soltarse, notando que sus manos eran lastimadas, seguramente luego se enrojecerían, ya que la circulación de la sangre era obstruída. Pero aquel dolor, el ser atado, tecnicamente por aquellos firmes brazos, y ser mirado de aquella forma le incitió, haciendo que su miembro ya erecto, palpitará con más rabia, suplicando por ser atendido.
-Ngh…sue..sueltame…-le reprocho aunque en el fondo de su ser no deseará ser soltado, aunque aquello le daba pocas opciones en poder devolverle el placer dado al otro, y limitarse solo a gemir y jadear. ¡Sabía que el otro lo disfrutaba! El escuchar la voz chillona del otro gimiendo seguramente era como canticos de angeles para él, pero al americano realment ele avergonzaba, le molestaba, le ridiculizaba.
Su cuerpo se movía hacia los lados, verse sometido el era tan vergonzoso. Tan molesto. Y sabía que tendrían más o menos la misma fuerza sin embargo, debido al sumo placer que sentía sus fuerzas se quedaban nulas, agotadas, inexistentes. Se quedo mirando al otro viendo como comenzaba con su cuello. Ladeando la cabeza dandole completamente vía libre para poder moderlo devorarlo, hacer lo que quisiera, para de pronto soltar un leve gemido de dolor al notar como el otro le hizó sangrar mientras este lamía su herida. Su miembro volvía a pedir ayuda.
Pudo ver como el otro agarraba sus muñecas ocn una sola mano ahora podía aprovechar. ¡Yes! Empezando a moverse como loco, oponiendo resistencia, quejandose y luchando por respirar. Cuando ya faltaba poco para deshacerse de aquel sucio agarre, se extraño al notar que no iba a por su mimebro tras pasar por los pezones haciendole gemir sino que llego a su entrada la cual hizo que todo su cuerpo se quedará quieto y se tensará.
No. No se podía atrever.
Lo hizó.
Sabía que solo había sido un dedo sin embargo su cuerpo se tenso soltando un puro gemido de dolor mezclado con placer. Ahora realmente se frustaba por ser masoca, sabiendo que aquello debería dolerle horrores pero, oh dios, era su dedo. Fuck. Cerró ligeramente los ojos tras soltar aquel grito realjandose. Se lo iba a hacer. Le iba a meter aquello tan enorme dentro de su ser. Oh my god. Imaginarse todo aquello, pensar que era profanado su cuerpo pro el ruso aumento sus deseos de hacerlo. Su propia pelvis se movió contra el dedo, impaciente, ansioso, deseoso. ¡Quería que se la metiera de una buena vez!
-Oh…please… -sabía que se estaba humillando, que aquello no debería estar pasando, que no debía decir aquello, pero no podía imaginarse que pudiera sentirse tan bien un simple dedo. Así que todo su miembro sería, tocar simplemente el cielo.
Y Aquello no fue lo mejor de todo, sintió su miembro frotarse contra el ajeno. Oh dios. Aquello era fantastico, estaba tan duro, tan grande. ¡Lo quería ya dentro! ¡Quería escuchar sus jadeos! ¡Qué lo partiera por la mitad!
¡Dios que lo follará de una vez!
Su miembro comenzaba a expulsar aquel liquido preseminal tan vergonzoso, sintiendo sus miembro ya no solo duro, palpitante y cálido, sino también húmedo. Genial. Además de que ya casi ni podía ni hablar y sus fuerzas para librarse llegaron a menos infinito.
-Oh god…I wanna you dick inside me…NOW…-ordeno con una gran boca sucia debido a la locura por la estaba pasando pareciendo más que gemidos aquello ya casi chillidos de pura suplica. No debía hacerlo pero ya no le importaba. Lo quería dentro ya. Aunque sobraría la información de que era virgen por detrás. Y seguramente sería demasiado estrecho, muy muy estrecho en su opinión. Se sorprendio por algo, al pedir aquello un hilo de saliva cayó por la comisura del americano llegando a mojar el verde cesped que ya no lo era tanto debido a al oscuridad que solo era alumbrado por la noche. Mostrando dos figuras en celo, necesitando el uno del otro, uniendose proximamente en un solo ser.
Escuchó que dijo algo en ruso, pero vamos, que no entendió nada excepto lo último que dijo. ¿Suyo? ¿A qué se refería en suyo? ¿Qué era tener a alguien? ¿En qué sentido quería decir tener? Quizás, solo fuera una forma de hablar.
-Y tú mio Iván…-no supo porque pero el que dijera su nombre le sentó realmente bien, porque así sabía que aquella frase era exclusivamente para él. Su corazón dio un vuelco ante aquello.
ÉL es MÍO. Y YO soy SUYO
Que egoísta y posesivo sonaba.
¿Sabes…? …Mi flor….tiene cuatro espinas insignificantes para protegerse contra todo el mundo.
Aquella cita del famoso libro ‘’El principito’’ Le hizó recordar. Quizás el otro fuera aquella flor, tan débil, tan ingenua, que con un poco de maldad pero que no puede defenderse con ello de toda la gente. Quizás aquel era aquella flor, con sentimientos, que tenía cuatro espinas con las únicas que ahuyentaba al mundo. Aquel tipo de ideas descabelladas hicieron al americano sonrojar. ¡¿Cómo podía ser tan cursi?! O…¿Cuánta razón podía llevar?...
En cualquiera de los casos prefirió no seguir. No era bueno para ningunos que se centrará en aquellos libros que leyó en algún pasado. Ahora debía centrarse en la experiencia tan enloquecedora, y tensa por la que estaba pasando. Sinteindo que de un momento a otro sería capaz de correrse, y aquello realmente le asustaba. Se negaba a correrse antes que el ruso. Sería una humillación total. Ya se imaginaba las burlas del otro retumbando en sus oidos. Pero se acababa de dar cuenta de una cosa, no era alguien que adorara lo elegante, le gustaba lo sucio, así que su lenguaje debía seguir vulgar y soez si deseaba que el otro se muriera de ganas de hacerlo de una vez por todas. Se imaginó la cara de cualqueira que pasará por ahí y oyerá a ambos gimiendo. ¡Menudo espectáculo! Pero al sentir como el otro siguió masturbandole de forma más comoda su espalda se arqueó mientras sus ojos se entornaron.
-Ah…-La mano del otro era tan hábil, tan maestra que sentía que entonces si que se correría rápido a aquel ritmo. Era tan grande, incluso cálida, y sabía donde debía tocar para hacer que todos sus musculos se tensarán. Incluso pudo notar como su cuerpo se perlaba de una ligera capa de sudor en un ambiente tan frío. Se preguntó si alguna vez habría hecho aquello. Seguramente no, o eso creía, pero nunca reconocería que la forma tan sensual, en que movía la mano podía ser sin duda mucho mejor que el rubio jamás se hubiera tocado.
Sintió que se moría, si aquello era sexo, no supo si realmente era así, no habían hecho tecnicamente nada, pero es que sentía que solo un suspiro más podría correrse. Y su cordura, se fue de vacaciones, a unas largas vacaciones al escuchar aquel gemido, aquella palabra, con matices de suplica pidiendo por más. Por supuesto, no iba a dejarle con las ganas. Principalmente porque aquella palabra pudo avivar el cuerpo del otro, hacer que incluso su cadera se moviera involuntariamente contra la mano del otro, en busca de más contacto. Para seguir devorando su cuello, sin importarle ya nada de todo lo ajeno, mordió con ansias con fuerza, dejando varias marcas más que rojizas ahora moradas, debido a la fuerza ejercida, incluso pudiendo notar un ligero sabor a sangre a través de los poros del otro. La sangre, por cierto, tremendamente adictiva. Se sintió un vampiro en toda regla, pero aquella sangre, le excitaba más que muchas personas y muchas cosas que pudiera ver. La sangre del otro le excitaba. No de una mala forma.
Y nada más sentir aquel apretón a su miembro hizó que sus ojos se cerraran por inercia para de pronto gemir en el oido de este de forma un tanto aguda, casi como un suave grito de puro placer.
-¡Ahh!...-Su respiración luchaba por conseguir aire, su pecho bajaba y subía mostrando el gran esfuerzo de sus pulmones en transportar oxígeno a la sangre.
Y cuando escuchó al otro simplemente gemir al agarrar su miembro su mano, loca, impaciente, que no quería obedecer a su cerebro fue unos instantes más rápido que de costumbre. Pero su cabeza intentando estar fría le recorod que aquello era más que sexo, era una guerra por la dominación del otro. Pero al ver aquella mirada la suya no pudo aguantar. No pudo mantener aquella mirada retadora, pero si una fiera, como si fuera su manjar. Su delicioso y suculento manjar. Además de que aquella sonrisa de lado realmnete nunca admitiría que le impuso bastante, además de excitarlo.
Sabía que el otro no caería tan rápidamente en las manos del otro como para suplicarle, era alguien tan cabezota, terco y orgulloso como el americano, así que alguno de los dos debían ceder para aquello pudiera seguir. Así que escuchar aquello y asimilarlo no le fue dificil, es más se lo esperaba, era algo que veía venir de lejos, El otro era demasiado previisible en algunos aspectos, como por ejemplo ese.
De pronto si que se sobresaltó pro su cambio repentino, abriendo aquellas orbes azules, con un brillo de lujuria al sentir que ambas muñecas eran agarradas con fuerza. Tuvo que admitir que unos segundos temblo, le impuso, le asustó, casi le aterrorizó. Pero no era un miedo que le disgustará, sentirse sometido, ser el pasivo, realmente si era el con el ruso le gustaba. Era algo realmnete extraño todo aquello. Sintió que sus manos eran apresadas con fuerza contra el suelo sin darle opción a moverse o tan siquiera soltarse, notando que sus manos eran lastimadas, seguramente luego se enrojecerían, ya que la circulación de la sangre era obstruída. Pero aquel dolor, el ser atado, tecnicamente por aquellos firmes brazos, y ser mirado de aquella forma le incitió, haciendo que su miembro ya erecto, palpitará con más rabia, suplicando por ser atendido.
-Ngh…sue..sueltame…-le reprocho aunque en el fondo de su ser no deseará ser soltado, aunque aquello le daba pocas opciones en poder devolverle el placer dado al otro, y limitarse solo a gemir y jadear. ¡Sabía que el otro lo disfrutaba! El escuchar la voz chillona del otro gimiendo seguramente era como canticos de angeles para él, pero al americano realment ele avergonzaba, le molestaba, le ridiculizaba.
Su cuerpo se movía hacia los lados, verse sometido el era tan vergonzoso. Tan molesto. Y sabía que tendrían más o menos la misma fuerza sin embargo, debido al sumo placer que sentía sus fuerzas se quedaban nulas, agotadas, inexistentes. Se quedo mirando al otro viendo como comenzaba con su cuello. Ladeando la cabeza dandole completamente vía libre para poder moderlo devorarlo, hacer lo que quisiera, para de pronto soltar un leve gemido de dolor al notar como el otro le hizó sangrar mientras este lamía su herida. Su miembro volvía a pedir ayuda.
Pudo ver como el otro agarraba sus muñecas ocn una sola mano ahora podía aprovechar. ¡Yes! Empezando a moverse como loco, oponiendo resistencia, quejandose y luchando por respirar. Cuando ya faltaba poco para deshacerse de aquel sucio agarre, se extraño al notar que no iba a por su mimebro tras pasar por los pezones haciendole gemir sino que llego a su entrada la cual hizo que todo su cuerpo se quedará quieto y se tensará.
No. No se podía atrever.
Lo hizó.
Sabía que solo había sido un dedo sin embargo su cuerpo se tenso soltando un puro gemido de dolor mezclado con placer. Ahora realmente se frustaba por ser masoca, sabiendo que aquello debería dolerle horrores pero, oh dios, era su dedo. Fuck. Cerró ligeramente los ojos tras soltar aquel grito realjandose. Se lo iba a hacer. Le iba a meter aquello tan enorme dentro de su ser. Oh my god. Imaginarse todo aquello, pensar que era profanado su cuerpo pro el ruso aumento sus deseos de hacerlo. Su propia pelvis se movió contra el dedo, impaciente, ansioso, deseoso. ¡Quería que se la metiera de una buena vez!
-Oh…please… -sabía que se estaba humillando, que aquello no debería estar pasando, que no debía decir aquello, pero no podía imaginarse que pudiera sentirse tan bien un simple dedo. Así que todo su miembro sería, tocar simplemente el cielo.
Y Aquello no fue lo mejor de todo, sintió su miembro frotarse contra el ajeno. Oh dios. Aquello era fantastico, estaba tan duro, tan grande. ¡Lo quería ya dentro! ¡Quería escuchar sus jadeos! ¡Qué lo partiera por la mitad!
¡Dios que lo follará de una vez!
Su miembro comenzaba a expulsar aquel liquido preseminal tan vergonzoso, sintiendo sus miembro ya no solo duro, palpitante y cálido, sino también húmedo. Genial. Además de que ya casi ni podía ni hablar y sus fuerzas para librarse llegaron a menos infinito.
-Oh god…I wanna you dick inside me…NOW…-ordeno con una gran boca sucia debido a la locura por la estaba pasando pareciendo más que gemidos aquello ya casi chillidos de pura suplica. No debía hacerlo pero ya no le importaba. Lo quería dentro ya. Aunque sobraría la información de que era virgen por detrás. Y seguramente sería demasiado estrecho, muy muy estrecho en su opinión. Se sorprendio por algo, al pedir aquello un hilo de saliva cayó por la comisura del americano llegando a mojar el verde cesped que ya no lo era tanto debido a al oscuridad que solo era alumbrado por la noche. Mostrando dos figuras en celo, necesitando el uno del otro, uniendose proximamente en un solo ser.
Escuchó que dijo algo en ruso, pero vamos, que no entendió nada excepto lo último que dijo. ¿Suyo? ¿A qué se refería en suyo? ¿Qué era tener a alguien? ¿En qué sentido quería decir tener? Quizás, solo fuera una forma de hablar.
-Y tú mio Iván…-no supo porque pero el que dijera su nombre le sentó realmente bien, porque así sabía que aquella frase era exclusivamente para él. Su corazón dio un vuelco ante aquello.
ÉL es MÍO. Y YO soy SUYO
Que egoísta y posesivo sonaba.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Débil
Vulnerable
Inquieto
Expuesto tal como era
Demasiado frágil…
Y se le iba el aliento en cada uno de los de los besos, se le iba la razón y aquello que siempre había armado en su entorno para que nadie le viera como era en realidad, que nadie pudiera ver sus miedos, sus alegrías, sus fracasos, que todos vieran solo esa sonrisa que mantenía eterna, congelada en su rostro, que no vieran su propia soledad y el miedo constante de estar así por siempre, no quería estar solo por más que mostrara que no le importaba aquello, realmente no quería… Su muro en torno a su vida, se acababa de derrumbar.
Y ahora se estaba muriendo poco a poco con cada caricia, aferrándose demasiado cada una de ellas, grabándolas en su memoria, era algo que no quería olvidar, y aunque quisiera… no podría hacerlo.
Maldito yanqui… maldito bastardo, maldito idiota, ¡y malditas sus manos que lo hacían sentir en el cielo!, y sus gemidos que lo hacían derretirse… sus suspiros que hacía rato ya le habían robado la razón. Se estaba ahogando en un mar de placer y eso que, prácticamente, aun no empezaban a hacer nada, ¿entonces cómo podía…? Con algo tan simple como una caricia, un suspiro, una mirada, un mísero roce… ¿Cómo podía sentirse así con cosas tan simple? Y la sensación de ya haber sentido todo antes y a la vez de sentirse como un primerizo, ni que fuera un colegiala para estar sintiendo tanta magnitud de cosas… Era todo diferente, todo conocido… y otra vez se estaba ahogando en aquel mar azul de placer, ¡y es que no podía dejar de mirarle a los ojos! Tan adictivo, enfermizamente embriagante el perderse en esas orbes, y ya nada podía hacer, estaba desarmado, vulnerable otra vez, frágil, expuesto… y lo peor de todo es que le hacía temblar aquello, pero no le molestaba, ¿Por qué? Necesitaba una explicación, algo racional, algo a lo que aferrarse… y no se refería con eso a tomar de las muñecas al yanqui como si la vida se le fuera en ello, por dos motivos, primero, no era en un sentido literal, segundo… la vida ya se le había ido junto con su mente de vacaciones al Caribe.
Le sentía temblar bajo su agarre, estremecerse, retorciéndose para intentar soltarse, pero él no se lo permitía, por que le resultaba demasiado placentera la imagen de verlo sometido y le estaba desesperarlo el no hacer de una buena vez lo que ambos querían.
- si te tensas solo te dolerá más – que no lo tomara como un gesto gentil, no, solo era una advertencia, si realmente lo quería disfrutar más le valía escuchar lo que le decía. Pero al parecer poco importo lo que dijo, ya que después del primer gemido sintió como su cuerpo se relajaba.
Y el escuchar su voz… como un gemido desesperado, le estaba suplicando, ¡le suplicaba! ¿Dónde se había ido ese ego súper inflado? ¿Ese orgullo? ¿Dónde estaba el que hasta solo momentos atrás se proclamaba el héroe del mundo? Le estaba suplicando al villano y eso era algo contra la naturaleza, contra todos los principios, el héroe no debía suplicar jamás, menos al villano…. Pero el cómo se movía y se frotaba contra su dedo, estaba pudiendo más que él, lo estaba llevando a su límite, dios… si podría correrse con solo su imagen, y es que le parecía que era lo más atractivo que había visto en la vida, era la tentación misma puesta frente al hombre, su más grande pecado y del que jamás se arrepentiría, solo lo querría volver a cometer una y otra vez. ¡Al diablo los héroes, los villanos, esto era solo una pelea demasiado placentera por quien dominaba!, nada más, fuera sentimientos, era solo sexo, no amor, no pasión, una simple necesidad del cuerpo, no lo olvides, no te permitas olvidarlo jamás o solo se perdería aún más en toda esa locura.
Seguía frotándose contra él, rozando su virilidad contra la suya, soltando un gemido bastante sonoro, rayando en lo obsceno cuando sintió como su hombría se humedecía y el mismo sentía su erección ya de forma demasiado dolorosa, no podría aguantar mucho si seguía escuchando esos gemidos, esa forma de moverse, y el escuchar ese inglés sucio, rebajado, suplicante… y que sin embargo no perdía ese toque autoritario, seguro el yanqui se había pasado la vida satisfaciendo cada capricho suyo, un niño mimado creyendo que todo el mundo estaba a sus pies… pero no le importó, por primera vez en su vida no le importó recibir una orden, y lo que era más increíble aun, era que venía de aquel ser que tanto despreciaba por simples principios, por personalidad, por roces, aun sin conocerlo, pero no, no le importó porque lo necesitaba demasiado, porque ya no resistía mas sin saber que no era suyo, que su cuerpo le pertenecía por completo, era suyo.
“Da, soy tuyo” - pensó en el momento en que volvía a devorar sus labios- “soy tuyo y no me molesta serlo, de la misma forma en que a ti no te molesta ser mío”
Saco los dedos de su interior y le tomo de las piernas, apoyándoselas en los hombros para poder tener más facilidad de movimiento. No quito en ningún momento la vista de su rostro, quería ver cada expresión, grabarla en su retina, marcarlo como lo mejor que había vivido hasta ahora. El dolor que podría provocarle aquello al americano, la consciencia de ello parecía estar dormido en su mente, se olvidó de ello, pero no por eso perdió cuidado cuando le comenzó a penetrar. Era estrecho… demasiado estrecho. Sentía como sus paredes le oprimían de manera casi dolorosa, demasiado placentera, estaba en el éxtasis.
Dejo escapar un gemido bajo, jadeando sobre su cuerpo, sin hacer otro movimiento aun, con las caderas temblando, tratando de contenerse por no continuar de forma tan brusca, esperando a que se acostumbrara a la intromisión y el mismo a su estrechez, estaba seguro… era el primero, nadie lo había tomado como suyo de esa manera, era el primero… y se sentía demasiado bien, demasiado placentero, como nunca se había sentido antes, lo deseaba demasiado, desde un inicio, desde que probo sus labios en ese primer beso rápido y casi sin sabor, se ató a él con el segundo contacto que demostró más que una duda mal disimulada, algo pasional dividido entre el odio y algo a lo que no se atrevía a ponerle nombre, porque no lo conocía y se negaba a la posibilidad de que fuera aquello tan cliché que todas las personas decían haber sentido alguna vez, no, solo era deseo, odio y pasión, nada más, no ínsitas con ponerle nombres que no son a las cosas que no corresponden y no caben en personas como nosotros.
“Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”
Recordó aquella frase de ese viejo libro de caballería, que pretendía salvar los ideales caballerescos de una cruel forma, reflejando todos esos ideales olvidados en un viejo loco que aun creía en los caballeros y pretendía ser uno… ¿era como Alfred? Alguien sacado de este mundo, demasiado idealista para estos tiempos, demasiado ingenuo e infantil, protegido por su ego y sus propias fantasías. Esperen, ¿estaba comparando al yanqui con el Quijote de la Mancha? No, de ninguna manera… solo encontraba sus similitudes, la idiotez infinita y la ingenuidad, nada más. Se comenzaba a preguntar que dimensión estaba tomando todo, a que estaba llegando en medio de su éxtasis como para habérsele ocurrido pensar en la literatura clásica, pensándolo bien era algo más bien patético, triste, pero no dejaba de perder su atractivo.
Alejo todos sus pensamientos, no era el momento, el lugar ni lo que debía ocupar su cabeza, no cuando estaba así.
Perdido….
Se acababa de perder y volvía a hacer esos labios presas de los suyos, con demasiadas ansias, soltando un leve gemido cuando movió un poco la cadera, dando inicio a las lentas embestidas, apenas pudiendo mantener ese ritmo sin sentir que estaba por correrse por culpa de la estrechez a la que aún no se terminaba de acostumbrar o de seguir un ritmo mucho más rápido, bestial. Solo esperaba la reacción del yanqui, el pase para poder continuar.
- ah. . . -apenas un gemido escapo de sus labios, la respiración agitada y el corazón latiendo ya de forma dolorosa por vertiginosa acumulación de sensaciones que chocaban contra si, se súper ponían a otras, se mezclaban, le creaban un caos en todo el cuerpo.
Eres mío desde ahora
Acariciaba sus muslos, aun sosteniendo sus piernas sobre sus hombros, arañando un poco sin poder evitarlo tratando de aliviar de alguna forma todo lo que había llegado a sentir y ya no podía resistir
Aun no entiendo como pero desde antes ya lo eras
Jadeaba de forma pesada, tenía el rostro pintado por el sonrojo y los ojos brillando casi como dos antorchas, demasiado deseo en ellos, demasiada lujuria, pasión, odio e incertidumbre..
No me importa cómo llegamos a esto, no me lo va a arrebatar nadie
- Alfred –un llamado a susurros, suplicante en un punto, las voz cargada de deseo por más.
Te odio por hacerme sentir todo esto
Aumento el ritmo del movimiento clavando un poco las uñas en sus piernas para poder darse impulso.
Y me las pagaras por todo, por quitarme todo lo que he creído por tantos años en apenas unos minutos
Vulnerable
Inquieto
Expuesto tal como era
Demasiado frágil…
Y se le iba el aliento en cada uno de los de los besos, se le iba la razón y aquello que siempre había armado en su entorno para que nadie le viera como era en realidad, que nadie pudiera ver sus miedos, sus alegrías, sus fracasos, que todos vieran solo esa sonrisa que mantenía eterna, congelada en su rostro, que no vieran su propia soledad y el miedo constante de estar así por siempre, no quería estar solo por más que mostrara que no le importaba aquello, realmente no quería… Su muro en torno a su vida, se acababa de derrumbar.
Y ahora se estaba muriendo poco a poco con cada caricia, aferrándose demasiado cada una de ellas, grabándolas en su memoria, era algo que no quería olvidar, y aunque quisiera… no podría hacerlo.
Maldito yanqui… maldito bastardo, maldito idiota, ¡y malditas sus manos que lo hacían sentir en el cielo!, y sus gemidos que lo hacían derretirse… sus suspiros que hacía rato ya le habían robado la razón. Se estaba ahogando en un mar de placer y eso que, prácticamente, aun no empezaban a hacer nada, ¿entonces cómo podía…? Con algo tan simple como una caricia, un suspiro, una mirada, un mísero roce… ¿Cómo podía sentirse así con cosas tan simple? Y la sensación de ya haber sentido todo antes y a la vez de sentirse como un primerizo, ni que fuera un colegiala para estar sintiendo tanta magnitud de cosas… Era todo diferente, todo conocido… y otra vez se estaba ahogando en aquel mar azul de placer, ¡y es que no podía dejar de mirarle a los ojos! Tan adictivo, enfermizamente embriagante el perderse en esas orbes, y ya nada podía hacer, estaba desarmado, vulnerable otra vez, frágil, expuesto… y lo peor de todo es que le hacía temblar aquello, pero no le molestaba, ¿Por qué? Necesitaba una explicación, algo racional, algo a lo que aferrarse… y no se refería con eso a tomar de las muñecas al yanqui como si la vida se le fuera en ello, por dos motivos, primero, no era en un sentido literal, segundo… la vida ya se le había ido junto con su mente de vacaciones al Caribe.
Le sentía temblar bajo su agarre, estremecerse, retorciéndose para intentar soltarse, pero él no se lo permitía, por que le resultaba demasiado placentera la imagen de verlo sometido y le estaba desesperarlo el no hacer de una buena vez lo que ambos querían.
- si te tensas solo te dolerá más – que no lo tomara como un gesto gentil, no, solo era una advertencia, si realmente lo quería disfrutar más le valía escuchar lo que le decía. Pero al parecer poco importo lo que dijo, ya que después del primer gemido sintió como su cuerpo se relajaba.
Y el escuchar su voz… como un gemido desesperado, le estaba suplicando, ¡le suplicaba! ¿Dónde se había ido ese ego súper inflado? ¿Ese orgullo? ¿Dónde estaba el que hasta solo momentos atrás se proclamaba el héroe del mundo? Le estaba suplicando al villano y eso era algo contra la naturaleza, contra todos los principios, el héroe no debía suplicar jamás, menos al villano…. Pero el cómo se movía y se frotaba contra su dedo, estaba pudiendo más que él, lo estaba llevando a su límite, dios… si podría correrse con solo su imagen, y es que le parecía que era lo más atractivo que había visto en la vida, era la tentación misma puesta frente al hombre, su más grande pecado y del que jamás se arrepentiría, solo lo querría volver a cometer una y otra vez. ¡Al diablo los héroes, los villanos, esto era solo una pelea demasiado placentera por quien dominaba!, nada más, fuera sentimientos, era solo sexo, no amor, no pasión, una simple necesidad del cuerpo, no lo olvides, no te permitas olvidarlo jamás o solo se perdería aún más en toda esa locura.
Seguía frotándose contra él, rozando su virilidad contra la suya, soltando un gemido bastante sonoro, rayando en lo obsceno cuando sintió como su hombría se humedecía y el mismo sentía su erección ya de forma demasiado dolorosa, no podría aguantar mucho si seguía escuchando esos gemidos, esa forma de moverse, y el escuchar ese inglés sucio, rebajado, suplicante… y que sin embargo no perdía ese toque autoritario, seguro el yanqui se había pasado la vida satisfaciendo cada capricho suyo, un niño mimado creyendo que todo el mundo estaba a sus pies… pero no le importó, por primera vez en su vida no le importó recibir una orden, y lo que era más increíble aun, era que venía de aquel ser que tanto despreciaba por simples principios, por personalidad, por roces, aun sin conocerlo, pero no, no le importó porque lo necesitaba demasiado, porque ya no resistía mas sin saber que no era suyo, que su cuerpo le pertenecía por completo, era suyo.
“Da, soy tuyo” - pensó en el momento en que volvía a devorar sus labios- “soy tuyo y no me molesta serlo, de la misma forma en que a ti no te molesta ser mío”
Saco los dedos de su interior y le tomo de las piernas, apoyándoselas en los hombros para poder tener más facilidad de movimiento. No quito en ningún momento la vista de su rostro, quería ver cada expresión, grabarla en su retina, marcarlo como lo mejor que había vivido hasta ahora. El dolor que podría provocarle aquello al americano, la consciencia de ello parecía estar dormido en su mente, se olvidó de ello, pero no por eso perdió cuidado cuando le comenzó a penetrar. Era estrecho… demasiado estrecho. Sentía como sus paredes le oprimían de manera casi dolorosa, demasiado placentera, estaba en el éxtasis.
Dejo escapar un gemido bajo, jadeando sobre su cuerpo, sin hacer otro movimiento aun, con las caderas temblando, tratando de contenerse por no continuar de forma tan brusca, esperando a que se acostumbrara a la intromisión y el mismo a su estrechez, estaba seguro… era el primero, nadie lo había tomado como suyo de esa manera, era el primero… y se sentía demasiado bien, demasiado placentero, como nunca se había sentido antes, lo deseaba demasiado, desde un inicio, desde que probo sus labios en ese primer beso rápido y casi sin sabor, se ató a él con el segundo contacto que demostró más que una duda mal disimulada, algo pasional dividido entre el odio y algo a lo que no se atrevía a ponerle nombre, porque no lo conocía y se negaba a la posibilidad de que fuera aquello tan cliché que todas las personas decían haber sentido alguna vez, no, solo era deseo, odio y pasión, nada más, no ínsitas con ponerle nombres que no son a las cosas que no corresponden y no caben en personas como nosotros.
“Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”
Recordó aquella frase de ese viejo libro de caballería, que pretendía salvar los ideales caballerescos de una cruel forma, reflejando todos esos ideales olvidados en un viejo loco que aun creía en los caballeros y pretendía ser uno… ¿era como Alfred? Alguien sacado de este mundo, demasiado idealista para estos tiempos, demasiado ingenuo e infantil, protegido por su ego y sus propias fantasías. Esperen, ¿estaba comparando al yanqui con el Quijote de la Mancha? No, de ninguna manera… solo encontraba sus similitudes, la idiotez infinita y la ingenuidad, nada más. Se comenzaba a preguntar que dimensión estaba tomando todo, a que estaba llegando en medio de su éxtasis como para habérsele ocurrido pensar en la literatura clásica, pensándolo bien era algo más bien patético, triste, pero no dejaba de perder su atractivo.
Alejo todos sus pensamientos, no era el momento, el lugar ni lo que debía ocupar su cabeza, no cuando estaba así.
Perdido….
Se acababa de perder y volvía a hacer esos labios presas de los suyos, con demasiadas ansias, soltando un leve gemido cuando movió un poco la cadera, dando inicio a las lentas embestidas, apenas pudiendo mantener ese ritmo sin sentir que estaba por correrse por culpa de la estrechez a la que aún no se terminaba de acostumbrar o de seguir un ritmo mucho más rápido, bestial. Solo esperaba la reacción del yanqui, el pase para poder continuar.
- ah. . . -apenas un gemido escapo de sus labios, la respiración agitada y el corazón latiendo ya de forma dolorosa por vertiginosa acumulación de sensaciones que chocaban contra si, se súper ponían a otras, se mezclaban, le creaban un caos en todo el cuerpo.
Eres mío desde ahora
Acariciaba sus muslos, aun sosteniendo sus piernas sobre sus hombros, arañando un poco sin poder evitarlo tratando de aliviar de alguna forma todo lo que había llegado a sentir y ya no podía resistir
Aun no entiendo como pero desde antes ya lo eras
Jadeaba de forma pesada, tenía el rostro pintado por el sonrojo y los ojos brillando casi como dos antorchas, demasiado deseo en ellos, demasiada lujuria, pasión, odio e incertidumbre..
No me importa cómo llegamos a esto, no me lo va a arrebatar nadie
- Alfred –un llamado a susurros, suplicante en un punto, las voz cargada de deseo por más.
Te odio por hacerme sentir todo esto
Aumento el ritmo del movimiento clavando un poco las uñas en sus piernas para poder darse impulso.
Y me las pagaras por todo, por quitarme todo lo que he creído por tantos años en apenas unos minutos
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Una cosa tenía clara, si pudiera lo mataría en aquel mismo momento. Sólo para que su cabeza, que se encontraba ya ausente pudiera resurgir de aquella inundación de sensaciones que acababan definitivamente de ahogarlo. Lo odiaba. Argh. Maldito comunista. Lo odiaba y lo deseaba tanto. Era diferente a todas las demás personas del mundo. Sólo él. Sólo y absolutamente solo él conseguía hacer que su cuerpo hirviera en poco tiempo. No deseaba confundir el odio el deseo, por otra cosa que no sabría describir. Sexo. Oh dios, vale, sería solo sexo, pero menudo sexo.
Sus ojos azules no perdian detalle de cada sensacion, movimiento, y mirada del otro. Eran sin duda los ojos más hermosos ahora que se fijaba, desprendían un calor antes nunca visto. Ante aquells ideas tuvo que apartar los ojos del otro. No. Los ojos más hermosos eran los de aquel cejudo, verdes como una mañana de primavera en el campo.
No debía perder la razón, aunuqe su creciente erección con el minimo roce hiciera que todo su cuerpo se tensará y aquellos gemidos mal reprimidos salian. El otro le ponía tanto, le excitaba, le incitaba, era el mismisimo diablo. Oh dios, de ser así nunca habría sido tan satanico como ahora. Y lo peor es que no le importaba.
Sobretodo porque sabía que debajo de aquellos gemidos el otro respiraba fuertemente, deseando oxígeno, una dulce melodía nunca antes sonada. El cuerpo del otro era sin duda una obra de arte, y por ello quizás sintió una punzada de celos. Deseaba su cuerpo, sería solo suyo. La idea de que cualquiera le hiciera algo, y no fuera él le molestó, y bastante. Era suyo. Sólo suyo. Nadie más lo vería de aquella forma. Lo tocaría, y gemiría para él. Que todo el mundo sintiera envidia del gran héroe por poseerlo. Y ya tenía claro que aquello no pararía, que su cuerpo seguiría moviendose, su boca gimiendo. Ya aquel orgullo que había perdido hace tiempo seguía en paradero desconocido. Y no le importaba, porque sabía que volvería de un moemnto a otro, o eso al menos deseaba.
Sus ojos incluso se humedecian pero de pura excitación, no de dolor aparentemente, ni de miedo, de puro placer. ¿Se podía llorar de placer? Nunca se lo había planteado. Pero de ser posible, el americano también podía llorar de pura desesperación. Porque el verse sometido, en cierto modo era….placentero. Le excitaba. ¡En general todo le excitaba! Su cuerpo temblaba mientras sus muñecas eran lastimadas, pero no le molestaba, es más le gustaba. Deseaba que lo atará, que lo lastimará, que le llevará al extasis, que dijera su nombre. Oh yes. Eso sería lo mejor, que susurrará aunque fuera su nombre, que no olvidará quien le estaba haciendo llegar hasta aquellos limites.
Y al escuchar aquello su cuerpo de golpe se tensó aún más. ¿Doler? ¿Le iba a hacer daño? Realmente aquella idea con cabeza fría no le agradaba, y volvió durante apenas unos instantes. ¿Le iba a hacer suyo realmente? Oh my god. Se destensó al pensarlo, imaginandoselo ya dentro, oh, recordando su enorme miembro. Tuvo que morderse el labio inferior con los ojos cerrados imaginandoselo, aunque con el mero hecho de bajar la vista pudo encontrarlo. Oh shit! Estaba tan hinchado. ¡Eso no podía caber ahí! Era físicamente imposible. Incluso pudo sentir cierto acobardamiento con la idea de que eralmente cabiera. Además de que sentía aquel miembro frotarse contra si mismo. Y con ello sintió su miembro volver a humedecerse, mejor dicho, sin parar de hacerlo. Su respiración irregular, sus mejillas aún ardían, y sus ojos humedecidos…menuda imagen debería estar dando además de estar sometido. Sentía morirse de la vergüenza, pero poco duró aquella vergüenza. Pero realmente cuando se sintió morirse fue aquel gemido que le hizo incluso arquear la espalda dando un suave caderazo necesitado con los ojos entrecerrados.
Maldito ruso. La forma en que le mira, le toca, le gime, le acaricia, le roza, todo…TODO. Hizó que sus caderas buscaran más contacto, incluso deseaba liberarse para poder tocarlo, no perder ni un rincón de su piel. Memorizarlo. Devorarlo.
Lo quería dentro, y lo peor de aquello, es que no podía evitar hablar de vez en cuando en inglés, lo sentía como un idioma más cercano, incluso el acento americano le parecía excitante en aquellos moemntos. ¡Se excitaba de si mismo! Y adoraba decir cosas sucias, un lenguaje soez, casi humillante. Aquello si que era sadomasoquismo, y lo demás tonterias. Y lo peor es que sabía que al ruso le encantaba que el otro le dijera semejante soeces, y no alguna cursileria. No. Seguramente si alguno de ambos dijera algo cursi aquel moemnto se arruinaría para siempre.
Se acababa de dar cuenta de una cosa y comenzaba a maldecirla, ya que recordaba que había algo más que aquel universo paralelo que habían creado para ellos. La oscuridad de la noche. Sólo la luna los alumbraba y al estar el otro encima suya casi comenzaba a parecer una silueta, una figura, una sombra. Y deseaba dejarse hipnotizar por aquellos ojos, perderse en semejante figura para chocar y no resucitar.
Recordo que no debía hacer tampoco mucho ruido, ya que cualquiera pudiera escucharlo, pero esa idea solo duro unos segundos.
-No sé te ocurra hacerme…ah…daño-sonando entre amenazante y ansioso.
No pudo hablar correctamenet sin que ningún gemido escapará preparandose para que el otro lo hiciera suyo. Sabía que una vez hecho no habría vuelta atrás, que el otro sería para siempre su primera vez. Y por suerte o desgracia nadie podría cambiarlo.
Y en aquel momento el otro se posicionó, su corazón latía fuerte como nunca, aquellos segundos pudo decir que fueron los más largos de su vida, sin quitar los ojos del otro cuando sintió como su mimebro comenzaba a entrar su rostro cambió de golpe. Notando como sus muñecas quemaban al ser por fin liberadas, sus piernas bien separadas, y su erección desatendida. Sus dientes se apretaron para negarse gemir pero poco pudo aguantar ya que el otro nunca lo admitiría pero era enorme.
-Nh…ah…ahhh…ahhh…-aquellos gemidos entre respiraciones duras y cortantes se volvian ligeramente más agudos mientras necesitaba agarrase de algo. Se encorvó ligeramente para colocar sus manos en su espalda, clavando las uñas. Sin ningún cuidado. Sin importarle si le hacia daño, ya que el ya se lo había hecho. Su entrada era llenada por el miembro del otro y dolía. Debía admitirlo, era doloroso. Pero, las ganas de hacerlo eran superiores a aquel dolor. Deseaba que lo partiera por la mitad. Era masoquista, no le importaba, quería que sangrará si hiciera falta, que la sangre fuera el lubricante, lo que fuera. ¡Deseaba que se lo hiciera de una vez! Aún sabiendo que dolería, aquel dolor el cuerpo del americano quizás lo interpretaría por placer, si el otro obviamente no se pasaba demasiado.
Lo miró suplicante, y su orgullo se fue con aquella dulce última embesitda que hizó que le miembro ajeno terminará de adentrarse, en el cuerpo del americano. Aquello sabía qu eo quedaría así, no, no iba a ser el dominado.
-Oh yes! It’s so big! –exclamó halagandolo, sabiendo que aquello subiría el ego del ruso pero de pronto añadió- ¿te gusta hacermelo?-deseando que el otro respondiera como deseaba para hinflar el ego del americano. Que se lo dijera, se lo gritará. Que todo el mundo se enterará de que el ruso adoraba hacerselo al americano. Ahora una duda asaltaba su cabeza. El americano sabía que el era la primera vez que lo hacia, pero ..¿y el ruso? Otra persona ya había disfrutado de aquellas expertas manos, de aquel vigoroso miembro, de aquella mirada que derretiría todo el hielo del polo norte. Aquella idea le desagradó. Deseaba ser el primero, y quizás el único. Que cada vez que el ruso y el americano se vieran después de discutir siempre alguno se lanzará el otro. Ya que sabía que nunca se cansaría de besarlo, de tocarlo.
Y cuando comenzaron aquellas embestidas lentas realmente si sintió desfacellecer. Su cuerpo sufría ligeros temblores debidos a débiles espamos de placer, sus ojos entrecerrados luchando por estar abiertos mirando al otro. Su propia cadera se movía ligeramente indicando que fuera más rápido, más profundo, duro, salvaje, fiero, como un animal en celo. Lo necesitaba. No se había acostumbrado, pero aquel dulce y ardiente dolor no le molestaba, quizás la idea de usar cuerdas, objetos ligeramente punzantes, aquellas cosas no fueran mala idea. Ante semejante idea realmente después le parecio de completo depravado sexual, así que nunca se la plantearía al otro, nunca le diría que el dolor si se lo hacia el ruso le encantaba, y sabía que por otra parte, si el americano dañaba al ruso seguramnte también le encantaba.
Escuchó aquel suave gemido y no se dio por satisfecho con eso, quería su nombre, que dijera cuanto le gustaba el calor, la estrechez y la humedad reinante en la entrada del otro.
-Deja…a..ahh ponerme encima…no quiero…se…ser…som..sometido…im..imbécil-ordenó empujandolo realmente sin fuerzas, queriendo cabalgar encima suya para poder tener él control del ritmo, de la profundida, de todo, así estaba cohibido, sumiso, y era entre molesto y placentero.
Sabía que le otro no cedería pero no le quedaba otra alternativa que probar, para de pronto sus uñas clavarlas más ne su espalda al sentir aquellas uñas clavarse en los muslos del americano haciendo que el otro soltará un gemido de placer y dolor al mismo tiempo. Sin quitar los ojos del otro mirandolo con la boca semiabierta debido a aquella respiración, aquellos gemidos que se fundian con los ajenos y junto con el ruido de la noche.
Pero ya no pudo aguantar más cuando escuchó su nombre. Por fin. Por fin lo escuchó, lo ansiaba tanto. Deseaba que lo dijera, que recordará quien era el que le estaba proporcionando tanto placer. De tan solo escucharlo un gemido sonoro salió de sus labios clavando las uñas hasta hacerlo sangrar al cortar un poco de piel y desprenderla. Ante aquello sonrió de lado y llevo una mano un poco manchada de sangre , para lamer dos dedos de forma sensual mirandolo seductoramente, dejando en su boca un sabor a sangre, metálico, salado. Quitando los dedos de su boca quedando un puente de saliva entre el dedo y sus labios para luego deslizarlos suavemente por el pecho del americano arqueando la espalda con los ojos entrecerrados.
-So delicious…
Aquella locura ojalá nunca cesará.
Ya no aguanto más aque ritmo lento.
-More…Gimme MORE! –fue una orden suplicante mientras sus propias caderas se movian en busca de más roce-hard…harder! Fuck me!-sabía que aquello le excitaba así que no dudo en decir cosas soeces a pleno plumón sin importarle si alguien les escuchaba con voz aflautada y aguda como siempre para no tardar mucho más en empujarlo de nuevo intentando colocarse encima suya pero no pudo ya que penso que en aquella postura aunque fuera sometido entraba mucho más adentro. Además de que deseaba que de un momento a otro se corriera dentro suya.
Tras pasaron sus dedos humedecidos por su pecho llegó hasta su propio miembro para comenzar a bombearlo al ritmo de las embestidas haciendo circulos en la punta, otorgandose propio placer a si mismo. Ya que su miembro desatendido le dolía horrores.
-Iván…Iván, Iván…-gemía su nombre repetidas veces cada vez más fuerte, para mirarlo aún de forma deseosa diciendo su nombre, necesitando decirlo, realmente el otro le había hecho perder la cabeza.
- Spoiler:
- Me pase....Sorry UUUUUUUUUUUUUU es queeeee~D8U no hace falta que contestes tanto sobretodo xD porque si escribo mucho mas me quedaré sin dedos ;A;
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Notó como desviaba la vista, no quería que hiciera eso, quería que lo mirara, ¡solo a él y a nadie más! Que pensara en él en ese momento, después de todo lo iba a hacer suyo, no tenía derecho a pensar en alguien más, en nadie más, solo en él, por infantil que sonara, por muy caprichoso que fuera, se sentía en el derecho de exigirlo.
- look at me -no era una petición, era una orden, aquella frase en inglés con marcado acento ruso, que se le antojo demasiado violenta, demandante y autoritaria. No importaba si con ello lograba que le volviera a mirar. Esa noche al menos le tenía que pertenecer por completo, en cuerpo y mente, si es que su mente seguía presente claro, porque al menos la suya estaba en algún lugar muy remoto y apenas si le daba chispazos de lucidez en los cuales apenas podía pensar con claridad. Aunque tampoco es como si quisiera que volviera, claro, estaba mejor así, perdido en el mar de sensaciones.
Y entonces, cuando le escucho una leve sonrisa se instaló en sus labios. Que no le hiciera daño. Que no se le cruzara por la mente lastimarlo. ¿Cómo le podía pedir, rogar, ordenar, suplicar eso, en ese tono tan ansioso? ¿De verdad quería eso? ¿Qué no le hiciera daño? Cuando la mente del ruso se manchaba de rojo al imaginarse el cómo le clavaria las uñas en la piel, el cómo le mordería, le devoraría el cuello a besos hasta sentir aquel sabor tan dulce y metálico de la sangre. Ya la había probado después de todo, y le resultaba tan peligrosamente adictiva. Hundir las uñas en su carne en medio del desenfreno, ver como su piel se coloreaba de rojo con cara movimiento demasiado brusco, las manchas rojizas y amoratadas por cada mordida hecha con fuerza desmedida, aquel pequeño rastro de sangre que aun podía ver en su cuello y casi se volvía loco por hacer otro más. Quería marcarlo de la forma que fuera, que era suyo, que el que intentara, el que se atreviera a tocar al yanqui pudiera ver que el ruso ya se había hecho dueño de aquel cuerpo, ya lo había posesionado, que lo había hecho gemir y disfrutar como nunca. Que Iván Braginski había sido el primero, y también le encantaría ser el único, le llegaba a hervir la sangre con la idea de que alguien se atreviera a tocarlo.
Cada gemido solo podía excitarlo más, cada jadeo, cada movimiento, mierda, que parecía que el yanqui estaba haciendo cada gesto a propósito para dejar al ruso cada vez más desesperado por más. ¿Cuán adictivo podía volverse una persona a algo? El yanqui, el maldito yanqui como su nueva adicción, más le gustaría verlo como un juguete, no como algo de lo que él dependiera, quería someterlo, humillarlo, demostrarle que era el, Alfred, quien necesitaba de todo aquello, de Iván y no al revés. No quería depender de nadie, mucho menos de un estúpido cerdo capitalista como él. Pero adivina qué Iván…. Ya es muy tarde, ya dependes de él, quien sabe desde cuanto tiempo, por eso su cuerpo se te hace tan familiar, tan conocido y tan exquisito. Ya estás perdido, ya le perteneces y él te perteneció alguna vez, quizás ya no puedes decir lo mismo, es casi seguro que él ya le pertenece a alguien más, no es más que sexo, confórmate con eso y disfrutalo. Pero aunque fuera solo sexo era lo mejor que había vivido, lo mas que había disfrutado una relación hasta ahora Y es que el mezclar el odio, la lucha, la lujuria, el sadismo, la humillación y la dulce tortura de sentir como lo estaba poseyendo sin poder estar seguro que lo volvería a hacer era demasiado para su cuerpo.
Sentir como se deslizaba en su interior, su estrechez y calidez que lo estaban volviendo loco de placer, y otra vez ese lenguaje vulgar, soez que le encantaba hasta límites insospechados, hinchando su propio orgullo al escucharle, maldito yanqui, maldito Alfred, lo mataría por todo esto.
- da, me encanta –reconoció, inclinándose para susurrar de forma ronca contra su oído, su aliento agitado caracoleándole en el oído- eres demasiado estrecho, ¿soy el primero, da?-pregunto en un jadeo, quería escucharlo de su boca, que se lo dijera, que lo admitiera, dilo Alfred, di que soy el primero en hacerte sentir así, que nadie te había tocado de esta forma y que no podrás olvidar nunca jamás esto
Para el ruso no era el primero, aunque si era el primero que le hacía perder la cabeza, el yanqui podría jactarse de eso, aunque claro, Iván jamás lo admitiría, no le diría que su sola visión le estaba volviendo loco, que sentir su piel contra la suya, tan cálida, le desesperaba y le hacía querer más, cada movimiento, gesto, sonido, le parecía demasiado fascinante queriendo únicamente volver a hacerlo gemir, jadear, estremecerse, llevarlo hasta el extremo del placer, que le suplicara y desesperara por que todo se volviera a repetir, porque no quería que esta fuera una primera y última vez, no, quería dejarlo atado a el de la forma que fuera. Que detrás de cada insulto, que hubiera en un nuevo encuentro, que con cada discusión, pelea, estuviera el deseo desesperado de volver a tomarse de forma violenta, un beso desesperado, arrinconado contra el primer mueble o la pared más próxima, las manos arrancándose la ropa, arañándose, lastimándose en la necesidad sorda de marcarse mutuamente, demostrarse quién era el más fuerte, que no se necesitaban y que solo lo hacían todo por la búsqueda del placer que únicamente ellos podían darse de esa forma.
Te quiero devorar hasta el último rincón, sin dejar espacio sin probar, sin saborear, sin marcar como mío
Su cadera moviéndose contra la suya, de esa forma lenta, sus manos aferradas a su espalda, el cómo le estaba clavando las uñas en la piel, dejando sus propias marcas, solo podían aumentar su propio ego, le estaba marcando como suyo y esperaba que no se borraran pronto al igual que las mordidas, que siguieran allí, que las remarcara en la próxima ocasión, porque tenía que haber una próxima, no sería capaz de soportar la idea de saber que esa era una primera y última vez, no, de ninguna manera, tenía que haber una siguiente, y otra que le siguiera a esa, y otra y otra, algo que nunca se acabara, que no perdiera sentido, que siempre fuera igual, algo feroz, doloroso y demasiado placentero a la vez.
¿No quería ser sometido? De verdad, parece que no se daba cuenta de su condición, ya lo estaba sometiendo, ya era suyo y ya le había marcado, ¿ir encima? No, de esa forma era mucho más divertido y lo disfrutaría mucho más.
- nyet –contesto en el momento en que sintió ese suave empujón ante el cual no cedería nunca- sabes que… te gusta ir abajo, de otra forma… no temblarías con cada roce da –podía sentir como se estremecía con cada lenta embestida, ese ritmo que le costaba horrores seguir sin dejarse llevar por lo instintivo y arremeter contra su cuerpo de forma bestial.
Y el momento en que pronuncio su nombre en un jadeo casi suplicante y le escucho gemir ante su sola mención, las uñas del yanqui clavándose con más fuerza en su espalda, sintiendo el cómo cortaba y rasgaba su piel, la sangre asomándose por las heridas recién hechas y su propio gemido de puro placer ante la acción del americano, apenas manchado por el dolor, que siguiera, que le destrozara si quería. No le importaba nada, ni se le paso por la mente el que al día siguiente de seguro maldeciría al yanqui de todas las forma habidas y por haber por haberle dejado aquellas heridas y mordidas en el cuello, que ocultaría bajo la bufanda, porque una cosa era lo que quería ahora, cuando se dejaba llevar por la lujuria y el placer, y otra muy distinta seria lo que pensara a la mañana siguiente, cuando tuviera la cabeza fría y su capacidad de razonar volviera a estar en el sitio que le correspondía.
Soltó un gemido cual moribundo cuando le vio lamer sus dedos manchados de sangre de esa forma tan sensual, terriblemente excitante, Dios… Perún, Alá, la deidad que fuera, como si de por si no le bastara con la imagen ya proporcionada del cuerpo del yanqui bajo el suyo, no, tenía que hacer aquello y el ruso sentía que moría con eso, ¿Cuántas veces podía morir en una noche?, para empezar… ¿se podía morir de placer? Seguro que sí, Él se estaba muriendo de placer y no le importaba porque le parecía la muerte más maravillosa de todas. Ver como quedaba ese rastro de saliva en sus labios, como se tocaba y se arqueaba entrecerrando los ojos, el mismo soltó otro jadeo, sintiendo como el aire de le iba de los pulmones, que cada vez había menos oxígeno y todo el aire del mundo se le haría poco. Estaba frente a frente con el más grande de sus manjares, adiós al vodka, que por él podría vivir eternamente solo probando la piel del yanqui, sintiendo su roce contra la suya, escuchando cada gemido, el cómo su aliento cálido se golpeaba contra su cuerpo, era magnifico, era el cielo y el infierno en un solo lugar.
Y esa voz que le perforaba los tímpanos en esa orden suplicante, ‘more’, algo que el ruso no tardo ni un segundo en entender, ni aunque no hubiera sabido nada de inglés, un idioma que por la fuerza del mundo había tenido que aprender al menos lo básico. Le bastaba ver su expresión, el sentir el movimiento de su cadera para comprender sin demora, y una sonrisa se instaló en sus labios, una sonrisa por donde se escapaban más jadeos y gemidos que se acrecentaron en el momento en que cumplió con esa orden, dejándose llevar por su propio deseo. Y otra vez ese leve empujón, otra vez el yanqui quería ir arriba, dominar y a eso el ruso no cedió, porque era una postura mucho más cómoda para ambos y le bastaba con doblar un poco más sus piernas, apegándolas a su cuerpo para llegar más profundo. No, no iba a ceder a ese capricho de dejarlo ir arriba, con otra cosa que quisiera tal vez sí, pero no transaría con ello.
Con cada embestida estaba más cerca del clímax, sintiendo como el lugar se caldeaba aún más, que ya había perdido por completo la consciencia del entorno y solo sentía ese cuerpo bajo el suyo, esa cadera que se movía al compás de sus embestidas. Vio como el americano deslizaba la mano por su propio pecho hasta llegar a su miembro y se comenzaba el mismo a frotar, siguiendo el ritmo del movimiento de su cadera, e Iván no tardo en llevar una mano a su miembro también, ayudándole, frotándole a lo largo, sintiéndolo tan hinchado, cálido y húmedo que soltó un ligero gemido con tan solo tocarlo, porque se sentía bien el saber que era su culpa que estuviera así, que él le había provocado.
Y escuchar su nombre de esa forma, lo adoraba, que lo siguiera repitiendo por favor, cada vez de forma más desesperada, más placentera hasta que fuera nada más que un gemido ahogado en el éxtasis.
Se inclinó para volver a besar su cuello, lamerlo, morderlo, bajando a su pecho, succionando uno de sus pezones fuertemente, sin dejar de embestirle con fuerza, buscando llegar a ese punto de placer que sabía lo haría delirar. Dejo su marca en cada trozo de piel que pudo, volviendo a subir por su cuello, quería marcarlo de una forma visible, que no pudiera ocultar con la ropa. Mordió por debajo de su mentón a la par que le daba un ligero apretón en su miembro y paseaba el pulgar por la punta, presionando con relativa fuerza. Quería volver a sentir sus brazos entorno a él, que volviera a aferrarse a su espalda de la misma forma desesperada de antes, porque se sentía a morir con cada toque.
Jadeaba y gemía cada vez de forma más fuerte, ronca, su voz perdida en el placer, sintiéndose demasiado cerca de su límite.
Y el yanqui era suyo, y las voces del pasado, esas que había escuchado antes, el crujido de una cama, el choque de dos cuerpos sin descanso en una batalla de pura lujuria, ya no resonaban en su cabeza, no porque lo estaba reviviendo todo, y casi tenía miedo que al final todo no fuera más que parte de ese recuerdo confuso que ni siquiera sabía si había ocurrido alguna vez, y el sentir cada vez más fuerte aquel deseo de preguntarle el porqué le estaba haciendo despertar todo aquello, de donde le conocía y porque diablos lograba erizarle cada pelo del cuerpo con un roce o una mirada demasiado intensa.
Dímelo por favor
Placer y más placer, la sensación de que se correría de un momento a otro pero se negaba a hacerlo antes que el yanqui, no, por ningún motivo, quería que se viniera entre los cuerpos de los dos, gritando de placer.
Embestía a un ritmo desenfrenado a la par que no le dejaba de masturbar.
- vuelve… vuelve a decirlo –jadeo de forma pesada, mordiendo su oreja y lamiéndola, susurrando contra ella con los ojos entrecerrados por el placer- di mi nombre Alfred, dilo -era una súplica disfrazada de orden, el mismo se estremeció cuando escucho su propia voz susurrando ese nombre, como si fuera su amante de toda la vida, algo que necesitaba de forma demasiado desesperada y que le pertenecía.
Me pertenece
Fue el primer pensamiento que se posiciono de su mente, abriendo ligeramente los ojos con sorpresa al darse cuenta de ello, pero entornándolos casi enseguida, tenía que desechar esas ideas absurdas, no tenía que pensar más toda esa basura, era irreal, era sexo y solo eso, ¿hasta cuándo tendría que repetírselo a el mismo?
Es simple sexo y nada más, sexo fantástico
Y el que con cada embestida sintiera que se fuera a correr, aun en contra de su voluntad era solo por placer, infinito placer culpa de ese idiota americano, que cada gemido que escapaba de sus labios tuviera impreso el nombre del yanqui no significaba nada, y el que no pudiera apartar la vista de ese cuerpo, de ese rostro que estaba seguro ya había memorizado, esos ojos azules como zafiros de los cuales estaba prendado, esos labios entre abiertos, jadeantes, de los cuales lo único que esperaba era que pronunciaran su nombre, necesitaba escucharlo de forma tan ansiosa, anhelante, quería… por favor que lo dijera.
- look at me -no era una petición, era una orden, aquella frase en inglés con marcado acento ruso, que se le antojo demasiado violenta, demandante y autoritaria. No importaba si con ello lograba que le volviera a mirar. Esa noche al menos le tenía que pertenecer por completo, en cuerpo y mente, si es que su mente seguía presente claro, porque al menos la suya estaba en algún lugar muy remoto y apenas si le daba chispazos de lucidez en los cuales apenas podía pensar con claridad. Aunque tampoco es como si quisiera que volviera, claro, estaba mejor así, perdido en el mar de sensaciones.
Y entonces, cuando le escucho una leve sonrisa se instaló en sus labios. Que no le hiciera daño. Que no se le cruzara por la mente lastimarlo. ¿Cómo le podía pedir, rogar, ordenar, suplicar eso, en ese tono tan ansioso? ¿De verdad quería eso? ¿Qué no le hiciera daño? Cuando la mente del ruso se manchaba de rojo al imaginarse el cómo le clavaria las uñas en la piel, el cómo le mordería, le devoraría el cuello a besos hasta sentir aquel sabor tan dulce y metálico de la sangre. Ya la había probado después de todo, y le resultaba tan peligrosamente adictiva. Hundir las uñas en su carne en medio del desenfreno, ver como su piel se coloreaba de rojo con cara movimiento demasiado brusco, las manchas rojizas y amoratadas por cada mordida hecha con fuerza desmedida, aquel pequeño rastro de sangre que aun podía ver en su cuello y casi se volvía loco por hacer otro más. Quería marcarlo de la forma que fuera, que era suyo, que el que intentara, el que se atreviera a tocar al yanqui pudiera ver que el ruso ya se había hecho dueño de aquel cuerpo, ya lo había posesionado, que lo había hecho gemir y disfrutar como nunca. Que Iván Braginski había sido el primero, y también le encantaría ser el único, le llegaba a hervir la sangre con la idea de que alguien se atreviera a tocarlo.
Cada gemido solo podía excitarlo más, cada jadeo, cada movimiento, mierda, que parecía que el yanqui estaba haciendo cada gesto a propósito para dejar al ruso cada vez más desesperado por más. ¿Cuán adictivo podía volverse una persona a algo? El yanqui, el maldito yanqui como su nueva adicción, más le gustaría verlo como un juguete, no como algo de lo que él dependiera, quería someterlo, humillarlo, demostrarle que era el, Alfred, quien necesitaba de todo aquello, de Iván y no al revés. No quería depender de nadie, mucho menos de un estúpido cerdo capitalista como él. Pero adivina qué Iván…. Ya es muy tarde, ya dependes de él, quien sabe desde cuanto tiempo, por eso su cuerpo se te hace tan familiar, tan conocido y tan exquisito. Ya estás perdido, ya le perteneces y él te perteneció alguna vez, quizás ya no puedes decir lo mismo, es casi seguro que él ya le pertenece a alguien más, no es más que sexo, confórmate con eso y disfrutalo. Pero aunque fuera solo sexo era lo mejor que había vivido, lo mas que había disfrutado una relación hasta ahora Y es que el mezclar el odio, la lucha, la lujuria, el sadismo, la humillación y la dulce tortura de sentir como lo estaba poseyendo sin poder estar seguro que lo volvería a hacer era demasiado para su cuerpo.
Sentir como se deslizaba en su interior, su estrechez y calidez que lo estaban volviendo loco de placer, y otra vez ese lenguaje vulgar, soez que le encantaba hasta límites insospechados, hinchando su propio orgullo al escucharle, maldito yanqui, maldito Alfred, lo mataría por todo esto.
- da, me encanta –reconoció, inclinándose para susurrar de forma ronca contra su oído, su aliento agitado caracoleándole en el oído- eres demasiado estrecho, ¿soy el primero, da?-pregunto en un jadeo, quería escucharlo de su boca, que se lo dijera, que lo admitiera, dilo Alfred, di que soy el primero en hacerte sentir así, que nadie te había tocado de esta forma y que no podrás olvidar nunca jamás esto
Para el ruso no era el primero, aunque si era el primero que le hacía perder la cabeza, el yanqui podría jactarse de eso, aunque claro, Iván jamás lo admitiría, no le diría que su sola visión le estaba volviendo loco, que sentir su piel contra la suya, tan cálida, le desesperaba y le hacía querer más, cada movimiento, gesto, sonido, le parecía demasiado fascinante queriendo únicamente volver a hacerlo gemir, jadear, estremecerse, llevarlo hasta el extremo del placer, que le suplicara y desesperara por que todo se volviera a repetir, porque no quería que esta fuera una primera y última vez, no, quería dejarlo atado a el de la forma que fuera. Que detrás de cada insulto, que hubiera en un nuevo encuentro, que con cada discusión, pelea, estuviera el deseo desesperado de volver a tomarse de forma violenta, un beso desesperado, arrinconado contra el primer mueble o la pared más próxima, las manos arrancándose la ropa, arañándose, lastimándose en la necesidad sorda de marcarse mutuamente, demostrarse quién era el más fuerte, que no se necesitaban y que solo lo hacían todo por la búsqueda del placer que únicamente ellos podían darse de esa forma.
Te quiero devorar hasta el último rincón, sin dejar espacio sin probar, sin saborear, sin marcar como mío
Su cadera moviéndose contra la suya, de esa forma lenta, sus manos aferradas a su espalda, el cómo le estaba clavando las uñas en la piel, dejando sus propias marcas, solo podían aumentar su propio ego, le estaba marcando como suyo y esperaba que no se borraran pronto al igual que las mordidas, que siguieran allí, que las remarcara en la próxima ocasión, porque tenía que haber una próxima, no sería capaz de soportar la idea de saber que esa era una primera y última vez, no, de ninguna manera, tenía que haber una siguiente, y otra que le siguiera a esa, y otra y otra, algo que nunca se acabara, que no perdiera sentido, que siempre fuera igual, algo feroz, doloroso y demasiado placentero a la vez.
¿No quería ser sometido? De verdad, parece que no se daba cuenta de su condición, ya lo estaba sometiendo, ya era suyo y ya le había marcado, ¿ir encima? No, de esa forma era mucho más divertido y lo disfrutaría mucho más.
- nyet –contesto en el momento en que sintió ese suave empujón ante el cual no cedería nunca- sabes que… te gusta ir abajo, de otra forma… no temblarías con cada roce da –podía sentir como se estremecía con cada lenta embestida, ese ritmo que le costaba horrores seguir sin dejarse llevar por lo instintivo y arremeter contra su cuerpo de forma bestial.
Y el momento en que pronuncio su nombre en un jadeo casi suplicante y le escucho gemir ante su sola mención, las uñas del yanqui clavándose con más fuerza en su espalda, sintiendo el cómo cortaba y rasgaba su piel, la sangre asomándose por las heridas recién hechas y su propio gemido de puro placer ante la acción del americano, apenas manchado por el dolor, que siguiera, que le destrozara si quería. No le importaba nada, ni se le paso por la mente el que al día siguiente de seguro maldeciría al yanqui de todas las forma habidas y por haber por haberle dejado aquellas heridas y mordidas en el cuello, que ocultaría bajo la bufanda, porque una cosa era lo que quería ahora, cuando se dejaba llevar por la lujuria y el placer, y otra muy distinta seria lo que pensara a la mañana siguiente, cuando tuviera la cabeza fría y su capacidad de razonar volviera a estar en el sitio que le correspondía.
Soltó un gemido cual moribundo cuando le vio lamer sus dedos manchados de sangre de esa forma tan sensual, terriblemente excitante, Dios… Perún, Alá, la deidad que fuera, como si de por si no le bastara con la imagen ya proporcionada del cuerpo del yanqui bajo el suyo, no, tenía que hacer aquello y el ruso sentía que moría con eso, ¿Cuántas veces podía morir en una noche?, para empezar… ¿se podía morir de placer? Seguro que sí, Él se estaba muriendo de placer y no le importaba porque le parecía la muerte más maravillosa de todas. Ver como quedaba ese rastro de saliva en sus labios, como se tocaba y se arqueaba entrecerrando los ojos, el mismo soltó otro jadeo, sintiendo como el aire de le iba de los pulmones, que cada vez había menos oxígeno y todo el aire del mundo se le haría poco. Estaba frente a frente con el más grande de sus manjares, adiós al vodka, que por él podría vivir eternamente solo probando la piel del yanqui, sintiendo su roce contra la suya, escuchando cada gemido, el cómo su aliento cálido se golpeaba contra su cuerpo, era magnifico, era el cielo y el infierno en un solo lugar.
Y esa voz que le perforaba los tímpanos en esa orden suplicante, ‘more’, algo que el ruso no tardo ni un segundo en entender, ni aunque no hubiera sabido nada de inglés, un idioma que por la fuerza del mundo había tenido que aprender al menos lo básico. Le bastaba ver su expresión, el sentir el movimiento de su cadera para comprender sin demora, y una sonrisa se instaló en sus labios, una sonrisa por donde se escapaban más jadeos y gemidos que se acrecentaron en el momento en que cumplió con esa orden, dejándose llevar por su propio deseo. Y otra vez ese leve empujón, otra vez el yanqui quería ir arriba, dominar y a eso el ruso no cedió, porque era una postura mucho más cómoda para ambos y le bastaba con doblar un poco más sus piernas, apegándolas a su cuerpo para llegar más profundo. No, no iba a ceder a ese capricho de dejarlo ir arriba, con otra cosa que quisiera tal vez sí, pero no transaría con ello.
Con cada embestida estaba más cerca del clímax, sintiendo como el lugar se caldeaba aún más, que ya había perdido por completo la consciencia del entorno y solo sentía ese cuerpo bajo el suyo, esa cadera que se movía al compás de sus embestidas. Vio como el americano deslizaba la mano por su propio pecho hasta llegar a su miembro y se comenzaba el mismo a frotar, siguiendo el ritmo del movimiento de su cadera, e Iván no tardo en llevar una mano a su miembro también, ayudándole, frotándole a lo largo, sintiéndolo tan hinchado, cálido y húmedo que soltó un ligero gemido con tan solo tocarlo, porque se sentía bien el saber que era su culpa que estuviera así, que él le había provocado.
Y escuchar su nombre de esa forma, lo adoraba, que lo siguiera repitiendo por favor, cada vez de forma más desesperada, más placentera hasta que fuera nada más que un gemido ahogado en el éxtasis.
Se inclinó para volver a besar su cuello, lamerlo, morderlo, bajando a su pecho, succionando uno de sus pezones fuertemente, sin dejar de embestirle con fuerza, buscando llegar a ese punto de placer que sabía lo haría delirar. Dejo su marca en cada trozo de piel que pudo, volviendo a subir por su cuello, quería marcarlo de una forma visible, que no pudiera ocultar con la ropa. Mordió por debajo de su mentón a la par que le daba un ligero apretón en su miembro y paseaba el pulgar por la punta, presionando con relativa fuerza. Quería volver a sentir sus brazos entorno a él, que volviera a aferrarse a su espalda de la misma forma desesperada de antes, porque se sentía a morir con cada toque.
Jadeaba y gemía cada vez de forma más fuerte, ronca, su voz perdida en el placer, sintiéndose demasiado cerca de su límite.
Y el yanqui era suyo, y las voces del pasado, esas que había escuchado antes, el crujido de una cama, el choque de dos cuerpos sin descanso en una batalla de pura lujuria, ya no resonaban en su cabeza, no porque lo estaba reviviendo todo, y casi tenía miedo que al final todo no fuera más que parte de ese recuerdo confuso que ni siquiera sabía si había ocurrido alguna vez, y el sentir cada vez más fuerte aquel deseo de preguntarle el porqué le estaba haciendo despertar todo aquello, de donde le conocía y porque diablos lograba erizarle cada pelo del cuerpo con un roce o una mirada demasiado intensa.
Dímelo por favor
Placer y más placer, la sensación de que se correría de un momento a otro pero se negaba a hacerlo antes que el yanqui, no, por ningún motivo, quería que se viniera entre los cuerpos de los dos, gritando de placer.
Embestía a un ritmo desenfrenado a la par que no le dejaba de masturbar.
- vuelve… vuelve a decirlo –jadeo de forma pesada, mordiendo su oreja y lamiéndola, susurrando contra ella con los ojos entrecerrados por el placer- di mi nombre Alfred, dilo -era una súplica disfrazada de orden, el mismo se estremeció cuando escucho su propia voz susurrando ese nombre, como si fuera su amante de toda la vida, algo que necesitaba de forma demasiado desesperada y que le pertenecía.
Me pertenece
Fue el primer pensamiento que se posiciono de su mente, abriendo ligeramente los ojos con sorpresa al darse cuenta de ello, pero entornándolos casi enseguida, tenía que desechar esas ideas absurdas, no tenía que pensar más toda esa basura, era irreal, era sexo y solo eso, ¿hasta cuándo tendría que repetírselo a el mismo?
Es simple sexo y nada más, sexo fantástico
Y el que con cada embestida sintiera que se fuera a correr, aun en contra de su voluntad era solo por placer, infinito placer culpa de ese idiota americano, que cada gemido que escapaba de sus labios tuviera impreso el nombre del yanqui no significaba nada, y el que no pudiera apartar la vista de ese cuerpo, de ese rostro que estaba seguro ya había memorizado, esos ojos azules como zafiros de los cuales estaba prendado, esos labios entre abiertos, jadeantes, de los cuales lo único que esperaba era que pronunciaran su nombre, necesitaba escucharlo de forma tan ansiosa, anhelante, quería… por favor que lo dijera.
- Spoiler:
- No te disculpes! D< me encantan tus post y hace mucho que no podia escribir testamentos con alguien x'D
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
¿Por qué? ¿Por qué todas aquellas posibilidades de poder ser descubierto en la cabeza del americano no tenían ninguna validez? Ni siquiera Arthur o Nikita, ni su propio hermano aparecía por su cabeza. Ahora el estadounidense sólo había creado un mundo paralelo, hermoso a su parecer, de el ruso y él. No importaba que fuera de noche, que fuera en un jardín, ni siquiera que su corazón fuera de Arthur. O eso al menos pensaba el americano. Porque sabía que si verdaderamente querías una persona, el héroe no podía acabar con el villano. ¡Era entre paradójico e irónico! Quería saber, no, necesitaba saber si el otro solo veía sexo en él. Como si solo fuera un juguete, algo que puedes usar y tirar. La idea en cierto modo le aterraba, porque aquello quería decir que no volvería a suceder. ¡Quería saber que pensaba! Pero su ego no le dejaba preguntar cosas tan sencillas como ¿Qué soy yo para ti? O.. ¿Quisieras que se repetiera? Cosas directas, pero seguramente todo aquello perdería con la magia del lugar, del momento, si es que había magia. Un momento, claro que la había, aquel placer tan glorioso solo podía ser divino, ningún mortal podía darlo tanto.
Él se lo comió. Se comió el corazón del estadounidense, no era que se le hubiera dado ni nada parecido, el otro lo había devorado. Se comió todo el corazón con tan sólo una mordida como un hermoso monstruo y luego lo abandonaría. Y ahora el rubio se sentía…¿Vacío? No, no. Libre. Ahora se sentía tan libre. Nunca antes el americano había visto alguien como él. Realmente le sorprendía.
Cuando escuchó aquello al decir en aquel inglés con acento ruso, su sonrisa apareció, realmente el acento ruso era gracioso. Pero al mirarlo y encontrarse con esos ojos que podían derretirlo su sonrisa divertida se sustituyo por una sensual, de lado. Y acababa de fijarse en que aquel acento ruso tan gracioso, le acababa de parecer el más violento y atractivo de todos. Porque incluso su voz le agradaba, la forma en que tenía de hablar de forma inocente y suave, se cambió una ronca, agresiva, simplemente en palabras del americano ‘’Enloquecedora’’. Es un sucio lobo disfrazado, dispuesto a seguir alimentándose del americano, y aquel monstruo con el que estaba ahora, lo deseaba, pero no quería cambiar aquel ‘’deseaba’’ por ‘’amaba’’.
Se quedo mirando como sonreía cuando le dijo aquello de que no le hiciera daño. ¿Estaba sonriendo? Maldito bastardo. ¡Ni se le ocurriera hacerlo! …. ¿De qué ya le servía negarlo en su cabeza? Sí, le encantaba el dolor que le proporcionaba, sus caricas, sus besos, aquella rabia, furia, ira, con la que le tocaba, le marcaba, el verse sometido, sin posibilidad de escapar, aunque francamente jamás lo haría. Realmente aquellos recuerdos se agolpaban, estaba seguro que nunca lo había hecho con nadie, pero aquel miembro dentro de él era tan delicioso y cercano para él. Ya lo había vivido. ¿Pero dónde Dios, dónde? No logró poder recordar con certeza ni cuando, ni como, ni porqué, así que decidió volver a dejar su mente en blanco y seguir con aquella dulce danza de ambos cuerpos contoneandose.
Realmente el otro era enorme, y cálida, todo su cuerpo era llenado por él, y aquella sensación era sin duda fantástica, podría incluso decir que mucho mejor que cuando él era el seme, aunque…la idea de ver al otro con cara de puro placer, y extasís, gimiendo su nombre, pidiendo por más, oh dios. Sí, la próxima vez, que la habrá el americano mandaría…Sí. Realmente era la peor droga que había probado, adictiva, y haciendo que todos sus sentidos perdieran la noción del tiempo. ¿Desde que se había despertado cuánto tiempo habría pasado?
Sin duda si el americano nunca hubiera conocido a aquel alumno ahora, todo su cuerpo, pensamiento, incluso aquel corazón que ahora estaba devorado egoístamente se lo habría entregado pacíficamente. Ya que la relación entre profesores, por supuesto no era algo tampoco mucho que ocultar, no como por ejemplo la de un profesor y un alumno. Ojalá no hubiera conocido al ojiverde. Aquella idea poco duró en su cabeza, ya que no se arrepentía en el fondo de ello, lo amaba tanto pero aquel gran monstruo estaba consiguiendo que todo en lo que había defendido de amar a una sola persona, a no tener sexo sino es con quien amas, todo lo que un héroe defendía, se estaba esfumando en apenas unas bocanadas de aire.
Sintiendo como el otro seguía moviendo sus caderas y el miembro hinchado del otro seguía profandando su cuerpo, otorgándole un inmeso placer, que hacia que todo su cuerpo se tensará deliciosamente. Dándole espamos de placer, temblaba completamente su cuerpo, y sus ojos luchaban por estar abiertos pero poco duró. Sus ojos se cerraron entregandose a todas esas sensaciones para de pronto escuchar la respuesta del otro que hizó que un gemido escapará de sus labios. Oh dios. Aquello subió su ego por las nubes, hasta limites insospechados, para de pronto escuchar aquello y sonreí de forma tonta, no le extrañaba para nada aquella pregunta pero al igual, que le otro accedió a subir el ego, el otro también accedió.
-Eres el primero…mh…ah…y el único, ah…y es ah….fantastic!...-aquello último se escapó pareciendo más un grito, debido a que rozó aquel punto tan sensible del americano. Oh shit. ¡Qué volvería a rozar ahí! Era muchisimo mejor de lo que podía pensar. Su cuerpo se destensó después pero sin parar de gemir en ningún momento, no, no quería correrse, pero si rozaba ade nuevo aquello no tardaría en hacerlo. Demasiado rápido en su opinión. Apenas acababa de empezar y aquello le molestó. Quería durar aunuqe fuera un poc más. Hacerlo con él hasta el amanecer. Oh yes. Eso sería genial, aunque no pudiera andar en varios días.
Siempre has estado congelado, pero ahora yo te voy a hacer mover de verdad. Voy a romper el hielo ese que siempre pareces haber tenido, pero para ello me tienes calentar e Iván sabes que yo soy el único que puede hacerte sentir… caliente. Y sé que todo aún para ti, no es suficiente.
El americano no podía dejar de mirar al otro excepto por algunas embestidas que le obligaban a cerrar los ojos debido al inmeso disfrute de este. Realmente el americano sabía que después de eso no podría sacarselo de la cabeza.
Su cuerpo no paraba de reaccionar con cada sucia y dura embestida, en la cual ansiaba más. ¡Qué se lo hiciera salvaje de una buena vez! Se comenzaba a aburrir de aquello, si era posible. Ya que aunque deseará más, su voz temblaba, gemía, jadeaba, se revolvía, se retorcía de placer, sus musculos se agarrotaban, incluso su propia entrada se abría inconscientemente y se cerraba apretando exquisitamente su miembro. Ahora que lo pensaba llevababa el mismo también marcas, no podía dejar ue nadie se diera cuenta así seguramente debería colocarse un pañuelo o algo, aunque deseaba que el otro llevará el cuello expuesto, para que todos supieran que quien era su dueño, era el rubio. Sólo él. Olfateó el olor a sangre en el ambiente debido a los muslos rasgados propios, la sangre seca ligeramente de su cuello, la sangre del otro de su espalda, y ligeramente la seca también del otro cuello. Pero no era para nada un dolor insportable, era atractivo, atrayente, y aquel olor era simplemente aún más excitante. Mientras el cuerpo del ojiazul se perlaba de una suave capa de sudor sin sentir para nada el frío de la noche contra su cuerpo.
-No, no me gusta….-mintió negando con la cabeza hacia los lados, sabiendo que le gustaba realmente, se veía tan indefenso en los brazos del otro, que por una lado era mooesto al ser el héroe pero era tan atractivo en aquella relación. Espera, ¿aquello se podría considerar relación? Follamigos. Porque otra cosa no podían ser.
Sexfriends.
Pero lo mejor de aquello era escuchar al otro gemir era simplemente delirante. Sus gemidos, al forma en que le miraba, sonreía, hablaba, se movía. Incluso podría jurar que el miembro ajeno y su entrada estaban hechos el uno para el otro, encajaban perfecatamente, y el movimiento era fantastico, un compás simplemente perfecto. Como si Dios los hubiera creado para que aquel sexo sin escrúpulos fuera realmente algo divino. Recordó una vez, haber leído algo del sadomasoquismo. Por ERROR. Y recordaba que era un matrimonio, que practicaban aquello, y decian que aunque hubiera ese tipo de practicas, entre el matrimonio se querían, se amaban, y habían pequeñas muestras de cariño y afecto, siempre. ¿En aquello había muestras de afecto? Deseaba saber si el otro tendría una muestra de afecto ante él. Sólo necesitaba como saber si tendría una muestra de afecto frente a él. Aunque fuera una pequeña.
Lo haría tras ver sus reacciones, simplemente esperaría a que por su cabeza se le ocurriera una idea para poder hacerlo.
De pronto el otro fue mucho más rápido,haciendo que alzará la cabeza a duras penas estremeciendose de puro placer. Realmente sentirlo así era simplemente maravilloso. Sintiendo incluso como su miembro entraba ucho más profundo llegando de nuevo a aquel punto que le hizó no gemir, sino chillar.
-Oh god!! Yes! Yes!...-su cabeza se fue mientras su cuerpo daba grandes temblores, y movimientos de cadera completamente involuntarios, desesperado, deseando que siguiera dando en aquel punto sin parar tan siquiera un segundo.
No. No debía correrse aún pero al sentir la gran mano del otro sobre su miembro se estremeció y aquellos ojos azules se mostraron de nuevo sumisos y suplicantes. Quería decir tantas cosas a la vez y no podía. Su orgullo no se lo permitía pero de ser así, solo de su boca saldrían soeces. Recordando que al otro le agradaban. Así que no vio porque no hacerlo.
-Ah…ah…fuck me! Ah! It’s so big and fantastic!-gritos, aquello ya no eran gemidos eran puros chillidos de placer que ya había escuchado en su cabeza resonando en cuatro paredes junto con el crujir de la cama.
-¡Adoro como me lo haces!-halago y alabo sus acciones sin apartar los ojos del otro para ver sus reacciones. Curioso de saber el rostro o su reacción, deseando que aquello hiciera que el otro le diera fuerte, duro, que lo partiera en dos, que se la metiera de una vez lo más dentro posible y sobretodo que se corriera dentro.
Al pensar en que el otro se pudiera correr dentro su cuerpo se estremeció. Sí, debía ser fantástico, sentir al otro corriendose dentro de él. Húmedo, cálido, viscoso. Se mordió el labio inferior ante semejantes ideas.
De pronto pudo dejar aquellas ideas cuadno el otro degustaba su cuerpo, su cuello, su pecho sus pezones. Realmente pensaba que de un momento se ahogaría al no soportar todo aquello. Para volver a llevar sus manos a la espalda de este manchandoselas de sangre sin importarle para nada aquello acaricaidno su espalda admirando su grandeza y amplitud sabeindo que estando con él, serían la envidia del mundo. Sobretodo el héroe por volver un villano su damisela. Quizás era el reto que Dios le acababa de poner frente a él, convertir aquel loco en alguien digno. En alguien con sentimientos. O quizás mostrar que si tenía al mundo.
El otro lo tenía completamente loco, sumiso, sabía que ahora realmente cualquier cosa que dijera lo haría. Lo necesitaba, lo deseaba, y lo ama….NO
NO lo amaba.
Pero ante aquella discusion entre ambas partes de su cabeza escuchó lo que dijo el otro y no dudo ni unos segundos tan siquiera en hacer lo que le ordeno. Además al decirlo de aquella forma en su oido no pudo negarse en absoluto. Además ya no podía susurrar, ni hablar sin fuerza, chillaba, gritaba, daba bocanadas de aire necesitadas, grandes, rompeido con el ruido de la noche con sus gritos. Además, al pedirle aquello diciendo su nombre su corazón, que ahora estaba devorado por el otro , de no ser así latiría con más fuerza.
-Iván…¡Iván! ¡IVÁN!-se amarraba con fuerza contra él, como si lo soltará jamás volviera a verlo, como si no pudiera desde ese moemtno vivir sin él, sin sus besos, su caricias , su piel, sus ojos, todo. Lo necesitaba. Amar una cosa no es lo mismo que necesitarla… ¿No? Estar con una persona porque la necesitas no es porque la ames….¿¡NO!?
Y lo peor de aquello es..¿En sus momentos de soledad pensaría en este momento? ¿Aquello era infidelidad si amaba a otra persona?
Decidió dejar de dar vueltas a cosas estúpidas para volver a la acción.
-¡Duro! ¡Parteme en dos Iván!-ordenó siendo casi en suplica al saber que sino se volvería loco aunque deseaba correrse al mismo tiempo que el otro.
-Correte, correte dentro de una vez…ahhhh…-arqueó la espalda temblando su voz sabiendo que podría correrse de un momento a otro, y deseaba que le otro lo hiciera de una vez y de ser así que lo hiciera dentro.
Sus ojos siguieron fijos al ajeno para de pronto necesitar saber si el otro de verdad le mostraría afecto, si aquello era parte de solo un juego de sexo para él, si su corazón se mantenía congelado aún en los esfuerzos del americano de volverlo loco, de hacer que de verdad lo necesitará.
Quito sus manos algo ensangretadas de su espalda para de pronto colocarlas en las mejillas de este acariciándolas mostrando por parte del americano una muestra suave, tranquila, cálida, para de pronto unir ambos labios pero de no forma brusca, sino suave, tierna, dulce, esperando la reacción del otro para saber si transformaba aquel beso en algo rudo y fiero. Intenando ver si su piel podía chivarle que sentía el otro en su cabeza, ya que preuntarlo era demasiado complicado para el ojiazul. Esperando su reacción sus manos seguian acariciando su rostro, y sus caderas duras seguian moviendose aumentando inconscientemente el ritmo, meintras su miembro, palpitante y por fin atendido por la mano del otro seguía humedeciendose con aquel liquido preseminal para manchar ambos vientres. Los gemidos de aquellos movimientos eran acallados y reprimidos por aquel dulce beso que se encontraba en espera para la reacción del otro. Sintiendo realmente que si el otro aumentaba el ritmo se correría de una vez por todas, al estar tocando de vez en cuando aquel punto que le hacia chillar y decir todo tipo de csoas soeces y hacer su cuerpo tener espamos de placer. Durante aquel beso estuvo con los ojos abiertos, y las mejillas ardiendo deseando ver la reacción del otro.
Eres mío. Y eso significa que yo puedo hacer contigo lo que quiera, y si quiero besarte suave, tú debes hacerlo, estúpido comunista.
Él se lo comió. Se comió el corazón del estadounidense, no era que se le hubiera dado ni nada parecido, el otro lo había devorado. Se comió todo el corazón con tan sólo una mordida como un hermoso monstruo y luego lo abandonaría. Y ahora el rubio se sentía…¿Vacío? No, no. Libre. Ahora se sentía tan libre. Nunca antes el americano había visto alguien como él. Realmente le sorprendía.
Cuando escuchó aquello al decir en aquel inglés con acento ruso, su sonrisa apareció, realmente el acento ruso era gracioso. Pero al mirarlo y encontrarse con esos ojos que podían derretirlo su sonrisa divertida se sustituyo por una sensual, de lado. Y acababa de fijarse en que aquel acento ruso tan gracioso, le acababa de parecer el más violento y atractivo de todos. Porque incluso su voz le agradaba, la forma en que tenía de hablar de forma inocente y suave, se cambió una ronca, agresiva, simplemente en palabras del americano ‘’Enloquecedora’’. Es un sucio lobo disfrazado, dispuesto a seguir alimentándose del americano, y aquel monstruo con el que estaba ahora, lo deseaba, pero no quería cambiar aquel ‘’deseaba’’ por ‘’amaba’’.
Se quedo mirando como sonreía cuando le dijo aquello de que no le hiciera daño. ¿Estaba sonriendo? Maldito bastardo. ¡Ni se le ocurriera hacerlo! …. ¿De qué ya le servía negarlo en su cabeza? Sí, le encantaba el dolor que le proporcionaba, sus caricas, sus besos, aquella rabia, furia, ira, con la que le tocaba, le marcaba, el verse sometido, sin posibilidad de escapar, aunque francamente jamás lo haría. Realmente aquellos recuerdos se agolpaban, estaba seguro que nunca lo había hecho con nadie, pero aquel miembro dentro de él era tan delicioso y cercano para él. Ya lo había vivido. ¿Pero dónde Dios, dónde? No logró poder recordar con certeza ni cuando, ni como, ni porqué, así que decidió volver a dejar su mente en blanco y seguir con aquella dulce danza de ambos cuerpos contoneandose.
Realmente el otro era enorme, y cálida, todo su cuerpo era llenado por él, y aquella sensación era sin duda fantástica, podría incluso decir que mucho mejor que cuando él era el seme, aunque…la idea de ver al otro con cara de puro placer, y extasís, gimiendo su nombre, pidiendo por más, oh dios. Sí, la próxima vez, que la habrá el americano mandaría…Sí. Realmente era la peor droga que había probado, adictiva, y haciendo que todos sus sentidos perdieran la noción del tiempo. ¿Desde que se había despertado cuánto tiempo habría pasado?
Sin duda si el americano nunca hubiera conocido a aquel alumno ahora, todo su cuerpo, pensamiento, incluso aquel corazón que ahora estaba devorado egoístamente se lo habría entregado pacíficamente. Ya que la relación entre profesores, por supuesto no era algo tampoco mucho que ocultar, no como por ejemplo la de un profesor y un alumno. Ojalá no hubiera conocido al ojiverde. Aquella idea poco duró en su cabeza, ya que no se arrepentía en el fondo de ello, lo amaba tanto pero aquel gran monstruo estaba consiguiendo que todo en lo que había defendido de amar a una sola persona, a no tener sexo sino es con quien amas, todo lo que un héroe defendía, se estaba esfumando en apenas unas bocanadas de aire.
Sintiendo como el otro seguía moviendo sus caderas y el miembro hinchado del otro seguía profandando su cuerpo, otorgándole un inmeso placer, que hacia que todo su cuerpo se tensará deliciosamente. Dándole espamos de placer, temblaba completamente su cuerpo, y sus ojos luchaban por estar abiertos pero poco duró. Sus ojos se cerraron entregandose a todas esas sensaciones para de pronto escuchar la respuesta del otro que hizó que un gemido escapará de sus labios. Oh dios. Aquello subió su ego por las nubes, hasta limites insospechados, para de pronto escuchar aquello y sonreí de forma tonta, no le extrañaba para nada aquella pregunta pero al igual, que le otro accedió a subir el ego, el otro también accedió.
-Eres el primero…mh…ah…y el único, ah…y es ah….fantastic!...-aquello último se escapó pareciendo más un grito, debido a que rozó aquel punto tan sensible del americano. Oh shit. ¡Qué volvería a rozar ahí! Era muchisimo mejor de lo que podía pensar. Su cuerpo se destensó después pero sin parar de gemir en ningún momento, no, no quería correrse, pero si rozaba ade nuevo aquello no tardaría en hacerlo. Demasiado rápido en su opinión. Apenas acababa de empezar y aquello le molestó. Quería durar aunuqe fuera un poc más. Hacerlo con él hasta el amanecer. Oh yes. Eso sería genial, aunque no pudiera andar en varios días.
Siempre has estado congelado, pero ahora yo te voy a hacer mover de verdad. Voy a romper el hielo ese que siempre pareces haber tenido, pero para ello me tienes calentar e Iván sabes que yo soy el único que puede hacerte sentir… caliente. Y sé que todo aún para ti, no es suficiente.
El americano no podía dejar de mirar al otro excepto por algunas embestidas que le obligaban a cerrar los ojos debido al inmeso disfrute de este. Realmente el americano sabía que después de eso no podría sacarselo de la cabeza.
Su cuerpo no paraba de reaccionar con cada sucia y dura embestida, en la cual ansiaba más. ¡Qué se lo hiciera salvaje de una buena vez! Se comenzaba a aburrir de aquello, si era posible. Ya que aunque deseará más, su voz temblaba, gemía, jadeaba, se revolvía, se retorcía de placer, sus musculos se agarrotaban, incluso su propia entrada se abría inconscientemente y se cerraba apretando exquisitamente su miembro. Ahora que lo pensaba llevababa el mismo también marcas, no podía dejar ue nadie se diera cuenta así seguramente debería colocarse un pañuelo o algo, aunque deseaba que el otro llevará el cuello expuesto, para que todos supieran que quien era su dueño, era el rubio. Sólo él. Olfateó el olor a sangre en el ambiente debido a los muslos rasgados propios, la sangre seca ligeramente de su cuello, la sangre del otro de su espalda, y ligeramente la seca también del otro cuello. Pero no era para nada un dolor insportable, era atractivo, atrayente, y aquel olor era simplemente aún más excitante. Mientras el cuerpo del ojiazul se perlaba de una suave capa de sudor sin sentir para nada el frío de la noche contra su cuerpo.
-No, no me gusta….-mintió negando con la cabeza hacia los lados, sabiendo que le gustaba realmente, se veía tan indefenso en los brazos del otro, que por una lado era mooesto al ser el héroe pero era tan atractivo en aquella relación. Espera, ¿aquello se podría considerar relación? Follamigos. Porque otra cosa no podían ser.
Sexfriends.
Pero lo mejor de aquello era escuchar al otro gemir era simplemente delirante. Sus gemidos, al forma en que le miraba, sonreía, hablaba, se movía. Incluso podría jurar que el miembro ajeno y su entrada estaban hechos el uno para el otro, encajaban perfecatamente, y el movimiento era fantastico, un compás simplemente perfecto. Como si Dios los hubiera creado para que aquel sexo sin escrúpulos fuera realmente algo divino. Recordó una vez, haber leído algo del sadomasoquismo. Por ERROR. Y recordaba que era un matrimonio, que practicaban aquello, y decian que aunque hubiera ese tipo de practicas, entre el matrimonio se querían, se amaban, y habían pequeñas muestras de cariño y afecto, siempre. ¿En aquello había muestras de afecto? Deseaba saber si el otro tendría una muestra de afecto ante él. Sólo necesitaba como saber si tendría una muestra de afecto frente a él. Aunque fuera una pequeña.
Lo haría tras ver sus reacciones, simplemente esperaría a que por su cabeza se le ocurriera una idea para poder hacerlo.
De pronto el otro fue mucho más rápido,haciendo que alzará la cabeza a duras penas estremeciendose de puro placer. Realmente sentirlo así era simplemente maravilloso. Sintiendo incluso como su miembro entraba ucho más profundo llegando de nuevo a aquel punto que le hizó no gemir, sino chillar.
-Oh god!! Yes! Yes!...-su cabeza se fue mientras su cuerpo daba grandes temblores, y movimientos de cadera completamente involuntarios, desesperado, deseando que siguiera dando en aquel punto sin parar tan siquiera un segundo.
No. No debía correrse aún pero al sentir la gran mano del otro sobre su miembro se estremeció y aquellos ojos azules se mostraron de nuevo sumisos y suplicantes. Quería decir tantas cosas a la vez y no podía. Su orgullo no se lo permitía pero de ser así, solo de su boca saldrían soeces. Recordando que al otro le agradaban. Así que no vio porque no hacerlo.
-Ah…ah…fuck me! Ah! It’s so big and fantastic!-gritos, aquello ya no eran gemidos eran puros chillidos de placer que ya había escuchado en su cabeza resonando en cuatro paredes junto con el crujir de la cama.
-¡Adoro como me lo haces!-halago y alabo sus acciones sin apartar los ojos del otro para ver sus reacciones. Curioso de saber el rostro o su reacción, deseando que aquello hiciera que el otro le diera fuerte, duro, que lo partiera en dos, que se la metiera de una vez lo más dentro posible y sobretodo que se corriera dentro.
Al pensar en que el otro se pudiera correr dentro su cuerpo se estremeció. Sí, debía ser fantástico, sentir al otro corriendose dentro de él. Húmedo, cálido, viscoso. Se mordió el labio inferior ante semejantes ideas.
De pronto pudo dejar aquellas ideas cuadno el otro degustaba su cuerpo, su cuello, su pecho sus pezones. Realmente pensaba que de un momento se ahogaría al no soportar todo aquello. Para volver a llevar sus manos a la espalda de este manchandoselas de sangre sin importarle para nada aquello acaricaidno su espalda admirando su grandeza y amplitud sabeindo que estando con él, serían la envidia del mundo. Sobretodo el héroe por volver un villano su damisela. Quizás era el reto que Dios le acababa de poner frente a él, convertir aquel loco en alguien digno. En alguien con sentimientos. O quizás mostrar que si tenía al mundo.
El otro lo tenía completamente loco, sumiso, sabía que ahora realmente cualquier cosa que dijera lo haría. Lo necesitaba, lo deseaba, y lo ama….NO
NO lo amaba.
Pero ante aquella discusion entre ambas partes de su cabeza escuchó lo que dijo el otro y no dudo ni unos segundos tan siquiera en hacer lo que le ordeno. Además al decirlo de aquella forma en su oido no pudo negarse en absoluto. Además ya no podía susurrar, ni hablar sin fuerza, chillaba, gritaba, daba bocanadas de aire necesitadas, grandes, rompeido con el ruido de la noche con sus gritos. Además, al pedirle aquello diciendo su nombre su corazón, que ahora estaba devorado por el otro , de no ser así latiría con más fuerza.
-Iván…¡Iván! ¡IVÁN!-se amarraba con fuerza contra él, como si lo soltará jamás volviera a verlo, como si no pudiera desde ese moemtno vivir sin él, sin sus besos, su caricias , su piel, sus ojos, todo. Lo necesitaba. Amar una cosa no es lo mismo que necesitarla… ¿No? Estar con una persona porque la necesitas no es porque la ames….¿¡NO!?
Y lo peor de aquello es..¿En sus momentos de soledad pensaría en este momento? ¿Aquello era infidelidad si amaba a otra persona?
Decidió dejar de dar vueltas a cosas estúpidas para volver a la acción.
-¡Duro! ¡Parteme en dos Iván!-ordenó siendo casi en suplica al saber que sino se volvería loco aunque deseaba correrse al mismo tiempo que el otro.
-Correte, correte dentro de una vez…ahhhh…-arqueó la espalda temblando su voz sabiendo que podría correrse de un momento a otro, y deseaba que le otro lo hiciera de una vez y de ser así que lo hiciera dentro.
Sus ojos siguieron fijos al ajeno para de pronto necesitar saber si el otro de verdad le mostraría afecto, si aquello era parte de solo un juego de sexo para él, si su corazón se mantenía congelado aún en los esfuerzos del americano de volverlo loco, de hacer que de verdad lo necesitará.
Quito sus manos algo ensangretadas de su espalda para de pronto colocarlas en las mejillas de este acariciándolas mostrando por parte del americano una muestra suave, tranquila, cálida, para de pronto unir ambos labios pero de no forma brusca, sino suave, tierna, dulce, esperando la reacción del otro para saber si transformaba aquel beso en algo rudo y fiero. Intenando ver si su piel podía chivarle que sentía el otro en su cabeza, ya que preuntarlo era demasiado complicado para el ojiazul. Esperando su reacción sus manos seguian acariciando su rostro, y sus caderas duras seguian moviendose aumentando inconscientemente el ritmo, meintras su miembro, palpitante y por fin atendido por la mano del otro seguía humedeciendose con aquel liquido preseminal para manchar ambos vientres. Los gemidos de aquellos movimientos eran acallados y reprimidos por aquel dulce beso que se encontraba en espera para la reacción del otro. Sintiendo realmente que si el otro aumentaba el ritmo se correría de una vez por todas, al estar tocando de vez en cuando aquel punto que le hacia chillar y decir todo tipo de csoas soeces y hacer su cuerpo tener espamos de placer. Durante aquel beso estuvo con los ojos abiertos, y las mejillas ardiendo deseando ver la reacción del otro.
Eres mío. Y eso significa que yo puedo hacer contigo lo que quiera, y si quiero besarte suave, tú debes hacerlo, estúpido comunista.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Latía con fuerza, demasiada fuerza, de forma dolorosa contra su pecho, lo sentía, su corazón. Le lastimaba, se agitaba, suspiraba y se volvía loco latiendo a toda velocidad, estaba seguro que el sonido de sus latidos retumbaba en el aire y llenaba el lugar. La idea le parecía aterradora, el que el otro pudiera escuchar sus propios latidos, su corazón desbocado y lo peor de todo era que si estaba así, latiendo de esa forma desesperada, era única y exclusivamente por culpa del americano, de nadie más. Por favor que no los escuchara el causante.
Ver como cerraba los ojos por el placer, el gemido que escapo de sus labios con tan solo escuchar su voz, o eso quería creer, porque sabía que se debía a que había ayudado a contribuir al ego del americano, diciéndole que le encantaba hacérselo, y es que era verdad, lo adoraba, sentirlo estremecerse bajo su cuerpo, de esa forma tan sumisa y exquisita, la expresión de su rostro, era para él, para nadie más, era suyo en esos momentos y quería que siguiera siendo así.
Tienes que ser mío
Sentir como su entrada se abría y se contraía dándole espasmos de sumo placer, pero todo fue superado por esa respuesta, ¡si, era el primero! Y lo mejor de todo, dicho por sus propios labios el único Y solo por saber eso sentía que otra vez se estaba ahogando en ese mar azul de éxtasis en el cual el cuerpo del yanqui y el suyo eran uno solo, una sola silueta a la luz de la luna.
Y dime que sientes lo mismo que yo
Se derretía, no había frio, nunca había existido, solo era calor lo que lo envolvía, espasmos de placer y el deseo de tener más, cada vez más, que no se acabara nunca esa danza furiosa de dos cuerpos entregándose desesperadamente al otro, las manos recorriéndose, palpándose, acariciándose como si se conocieran desde siempre, le parecía demasiado perfecta la armonía de sus cuerpos, como dos piezas que siempre debieron estar juntas.
O mejor dime que esto es normal, que el que mi corazón se sienta a punto de reventar es común, que siempre pasa cuando se tiene sexo, solo que yo no lo recuerdo
Y seguía negando que no le gustaba estar siendo sometido, cuando la imagen de tenerlo de forma casi indefensa entre sus brazos era lo más hermoso que había visto jamás en su vida, algo que no se podría plasmar en una foto pero si en su memoria, hasta que le alcanzara la eternidad, le podrían quitar todo, hasta su orgullo, pero no esa imagen, esa satisfacción de saber que era el primero en tomarlo de esa forma, la belleza de tenerlo sumiso entre sus brazos, indefenso, y el que estuviera gimiendo SU nombre, eran para el todos esos gemidos de placer, cada temblor, estremecimiento, roce, gemido, grito, todos eran para él, porque era el quien se los causaba, en esos momentos podía llamarlo suyo, era suyo, era su Alfred y eso sería lo que nunca le quitarían.
Porque si me entero que esto no es normal….
Adoraba como se lo hacía, y por primera vez el ruso no tenía palabras para responder, sentía que si decía algo sería una cursilería, algo de lo que se arrepentiría por siempre y que cortaría aquel mundo que era de ellos, se acabaría el placer y solo serían dos cuerpos sin compas en busca de un calor banal, así que solo pudo sonreír con orgullo, con placer, porque el también adoraba cada uno de sus movimientos, su cuerpo, esa maldita sonrisa idiota, también la adoraba, pero no se lo podía decir.
Y que yo no debería estar sintiendo esto
Degustar su cuerpo, cada rincón que podía de su piel, besarla, lamerla, morderla, lastimarla, le quería devorar… de todas las formas que pudiera, porque además de marcarlo deseaba atarlo de alguna manera a él, de la que fuera, y si tenía que quedarse con algo de el para lograrlo, lo haría, porque no soportaba la idea de ser el único dañado, el único al que le estaban quitando algo, no, tenía que ser por igual, si Iván ya se había perdido entre la piel del otro, entre su aroma, su voz y su tacto, entonces Alfred también tenía que quedar de alguna forma amarrado a él.
No sé qué haría al enterarme que esto es solo sexo para ti, porque no podría con eso
Y sentir como le abrazaba, de esa forma tan fuerte, como si no le quisiera dejar ir nunca jamás mientras gritaba su nombre en medio del éxtasis, era algo que lo llenaba por completo, le había derretido, lo había sometido de una forma muy distinta a la que él le estaba haciendo, pero al contrario de la suya, era de una forma mucho mas sutil y fuerte, bastaba una mirada….
Y solo puedo odiarte cada vez mas
Esa orden, esa suplica porque aumentara ese ritmo y el se aferraba a una de sus piernas, apegándosela al cuerpo para tener más espacio y llegar tan profundo como podía en su interior mientras su otra manos se dedicaba a frotar su erección al ritmo de las embestidas.
- Alfred… Alfred –era lo único que podía susurrar, gemir, gritar.
Respiraba de forma pesada, sus cuerpos entremezclándose en medio del placer y la luz de luna, una única sombra moviéndose al compás armonioso de los gemidos y las suplicas de dos miradas.
Cuando inicio ese día, cuando termino de dar sus clases y solo se sumergía en la rutina tediosa de todos los días, quiso romper el esquema al pasear por los girasoles en días de semana, probablemente hubiera ido a beber en la noche, acompañado o en soledad, le hubiera dado lo mismo, al final era siempre lo mismo, que el alcohol adormeciera todos sus sentidos hasta el punto que no tuviera idea donde comenzaba las sensaciones reales y las creadas por efecto casi narcótico de aquel destilado al que era tan fanático, para despertar horas después, con la fortuna de no tener resaca como casi siempre, o esos amaneceres negros, donde apenas si recordaba lo del día anterior y si sabia donde tenia la cabeza era por ese horrible dolor punzante sobre los hombros. Y cuando inicio el día… no contaba con que el cansancio de la semana le iba a pasar la cuenta, no contaba con que se iba a quedar dormido entre los cálidos girasoles y tampoco pudo imaginar que llegaría el yanqui a tocarle la mejilla de esa forma tan suave, para que cuando despertara le viera allí, con esa enorme sonrisa idiota y esos ojos chispeantes de confianza, no, no contaba con nada eso, mucho menos con aquel beso, menos aun con aquella pelea de dos cuerpos quitándose la ropa a tirones bruscos, necesitando desesperadamente el tacto del otro.
Nunca le había gustado la rutina, pero también le gustaba saber en que se estaba metiendo, le gustaba controlar las cosas y saber las consecuencias de estas, y no estar totalmente perdido en un mar de sensaciones y placeres justo como ahora, sin saber como terminaría todo, que tan beneficiado saldría, o, como lo veía mas probable, que tan dañado saldría, porque estaba desarmado, y peor aun ,no le molestaba el estar tan expuesto frente al otro, le era agradable el entregarse a una persona de esa forma., y a la vez aterrador, pero era todo parte del placer, de estar muriendo de placer.
No le importaba el hecho que al otro día tenia que volver a dar clases, por él que siguieran haciéndolo hasta que se les acabara la semana, mas sexo, mas lujuria, seguir haciendo el a…. no… no se podía confundir, no estaban haciendo el amor
Estoy confundido y te odio por eso
Se iba a correr, y lo haría en su interior, eso no tenia ni para que decirlo, pero aun no, no quería, deseaba que se prolongara un poco mas, vivir todo eso por unos minutos más, horas mas si es que fuera posible, que siguiera un circulo vicioso sin fin, quería susurrarle, decirle y gritarle que no se le ocurriera venirse aun, porque aun no podían terminar, que quería seguir perdido en sus ojos y ya no quería la idea de saber que solo era sexo, era algo mas, no quería ser el único que lo sintiera asi, el yanqui también tenía que sentirlo de la misma forma, o seria demasiado injusto… Se suponía que era un héroe… pero solo le estaba apresando a él mismo, sin darle ninguna garantía.
Cuando sintió sus manos cálidas, húmedas por su propia sangre acariciando su rostro, se le fue el aliento por unos segundos, es sexo, nada mas que sexo , pero esa caricia hizo que se estremeciera por completo, que se le erizara la piel y su corazón latiera mas rápido que nunca, y es que era tan suave, tan cálido, tan agradable, que sintió que algo se iba a quebrar si respiraba, y sus labios, acercándose
No te atrevas
Si lo haces yo no podre…
Pero lo hizo igual, unió sus labios con los suyos de forma dulce y calmada, un beso tierno que le hizo enrojecer por completo y le obligo a cerrar los ojos, porque si los abría… no soportaría verlo mientras le hacia eso tan dulce, porque sentía que se le había ido su ultima barrera y algo se le quebraba por dentro… No, no lo podía soportar, era mas de lo que podía. Si abría los ojos...se le iban a llenar de lagrimas, y seria él el que estaría frágil y sumiso entre los brazos del otro, no, necesitaba la violencia y la lujuria de los otros besos, esa brutalidad mezclada con pasión desenfrenada, no quería ternura, no quería esa tibieza tan agradable ¡y tampoco quería esas manos que acariciaban su rostro de esa forma tan tranquila y dulce! ¡¿Qué clase de héroe era ese que lo torturaba?!
Maldito yanqui…
Y sin embargo estaba correspondiendo ese beso de la misma forma, con la misma calidez, tranquilidad, ternura, con esa dulzura irresistible, pero no abría los ojos, no, con eso no podía, porque si seguía a oscuras por unos segundos, ese gemido que pugnaba por salir de su garganta seguiría allí guardado, y ese temblor en su cuerpo no crecería. Que no lo siguiera besando por favor, que volviera con su lenguaje vulgar y soez, con esos gemidos y gritos obscenos, que lo lastimara pero de otra forma, que le clavara las uñas, que le desgarrara la piel, lo mordiera y que la sangre tiñera ambos cuerpos.
Que no siguiera
Su cuerpo seguía embistiendo con fuerza, llegando profundo en su ser, siguiendo ese ritmo que iba aumentando de velocidad al igual que el placer. Frotaba rápidamente el miembro ajeno, presionando levemente con el pulgar la punta de este, moviéndolo de forma circular, sin descanso. Y su cuerpo se arqueaba en espasmos de placer, ahogando todos sus gemidos contra esos labios que aun lo besaban de forma tan dulce, tan cálida que lo desesperaba, porque no quería cortarlo, sino que siguiera, que no se separara de él, que no lo mirara sino que únicamente se dedicara a ese beso porque le era demasiado maravilloso.
- no puedo… –apenas si pudo cortar el beso para susurrar aquello, en medio de gemidos- me… voy a correr…
Y no pudo mas, se arqueo, su brazo libre se ciñó con fuerza entornó a la cintura del yanqui, abrazándolo contra si mismo, cerrando los ojos con fuerza en el momento en que se corrió en su interior con un grito de placer.
Abrió los ojos con esfuerzo, jadeando, mirando fijamente al yanqui, aun manteniendo ese brazo entorno a su cintura, y otra vez estaba Vulnerable. Inquieto. Expuesto tal como era…
Ver como cerraba los ojos por el placer, el gemido que escapo de sus labios con tan solo escuchar su voz, o eso quería creer, porque sabía que se debía a que había ayudado a contribuir al ego del americano, diciéndole que le encantaba hacérselo, y es que era verdad, lo adoraba, sentirlo estremecerse bajo su cuerpo, de esa forma tan sumisa y exquisita, la expresión de su rostro, era para él, para nadie más, era suyo en esos momentos y quería que siguiera siendo así.
Tienes que ser mío
Sentir como su entrada se abría y se contraía dándole espasmos de sumo placer, pero todo fue superado por esa respuesta, ¡si, era el primero! Y lo mejor de todo, dicho por sus propios labios el único Y solo por saber eso sentía que otra vez se estaba ahogando en ese mar azul de éxtasis en el cual el cuerpo del yanqui y el suyo eran uno solo, una sola silueta a la luz de la luna.
Y dime que sientes lo mismo que yo
Se derretía, no había frio, nunca había existido, solo era calor lo que lo envolvía, espasmos de placer y el deseo de tener más, cada vez más, que no se acabara nunca esa danza furiosa de dos cuerpos entregándose desesperadamente al otro, las manos recorriéndose, palpándose, acariciándose como si se conocieran desde siempre, le parecía demasiado perfecta la armonía de sus cuerpos, como dos piezas que siempre debieron estar juntas.
O mejor dime que esto es normal, que el que mi corazón se sienta a punto de reventar es común, que siempre pasa cuando se tiene sexo, solo que yo no lo recuerdo
Y seguía negando que no le gustaba estar siendo sometido, cuando la imagen de tenerlo de forma casi indefensa entre sus brazos era lo más hermoso que había visto jamás en su vida, algo que no se podría plasmar en una foto pero si en su memoria, hasta que le alcanzara la eternidad, le podrían quitar todo, hasta su orgullo, pero no esa imagen, esa satisfacción de saber que era el primero en tomarlo de esa forma, la belleza de tenerlo sumiso entre sus brazos, indefenso, y el que estuviera gimiendo SU nombre, eran para el todos esos gemidos de placer, cada temblor, estremecimiento, roce, gemido, grito, todos eran para él, porque era el quien se los causaba, en esos momentos podía llamarlo suyo, era suyo, era su Alfred y eso sería lo que nunca le quitarían.
Porque si me entero que esto no es normal….
Adoraba como se lo hacía, y por primera vez el ruso no tenía palabras para responder, sentía que si decía algo sería una cursilería, algo de lo que se arrepentiría por siempre y que cortaría aquel mundo que era de ellos, se acabaría el placer y solo serían dos cuerpos sin compas en busca de un calor banal, así que solo pudo sonreír con orgullo, con placer, porque el también adoraba cada uno de sus movimientos, su cuerpo, esa maldita sonrisa idiota, también la adoraba, pero no se lo podía decir.
Y que yo no debería estar sintiendo esto
Degustar su cuerpo, cada rincón que podía de su piel, besarla, lamerla, morderla, lastimarla, le quería devorar… de todas las formas que pudiera, porque además de marcarlo deseaba atarlo de alguna manera a él, de la que fuera, y si tenía que quedarse con algo de el para lograrlo, lo haría, porque no soportaba la idea de ser el único dañado, el único al que le estaban quitando algo, no, tenía que ser por igual, si Iván ya se había perdido entre la piel del otro, entre su aroma, su voz y su tacto, entonces Alfred también tenía que quedar de alguna forma amarrado a él.
No sé qué haría al enterarme que esto es solo sexo para ti, porque no podría con eso
Y sentir como le abrazaba, de esa forma tan fuerte, como si no le quisiera dejar ir nunca jamás mientras gritaba su nombre en medio del éxtasis, era algo que lo llenaba por completo, le había derretido, lo había sometido de una forma muy distinta a la que él le estaba haciendo, pero al contrario de la suya, era de una forma mucho mas sutil y fuerte, bastaba una mirada….
Y solo puedo odiarte cada vez mas
Esa orden, esa suplica porque aumentara ese ritmo y el se aferraba a una de sus piernas, apegándosela al cuerpo para tener más espacio y llegar tan profundo como podía en su interior mientras su otra manos se dedicaba a frotar su erección al ritmo de las embestidas.
- Alfred… Alfred –era lo único que podía susurrar, gemir, gritar.
Respiraba de forma pesada, sus cuerpos entremezclándose en medio del placer y la luz de luna, una única sombra moviéndose al compás armonioso de los gemidos y las suplicas de dos miradas.
Cuando inicio ese día, cuando termino de dar sus clases y solo se sumergía en la rutina tediosa de todos los días, quiso romper el esquema al pasear por los girasoles en días de semana, probablemente hubiera ido a beber en la noche, acompañado o en soledad, le hubiera dado lo mismo, al final era siempre lo mismo, que el alcohol adormeciera todos sus sentidos hasta el punto que no tuviera idea donde comenzaba las sensaciones reales y las creadas por efecto casi narcótico de aquel destilado al que era tan fanático, para despertar horas después, con la fortuna de no tener resaca como casi siempre, o esos amaneceres negros, donde apenas si recordaba lo del día anterior y si sabia donde tenia la cabeza era por ese horrible dolor punzante sobre los hombros. Y cuando inicio el día… no contaba con que el cansancio de la semana le iba a pasar la cuenta, no contaba con que se iba a quedar dormido entre los cálidos girasoles y tampoco pudo imaginar que llegaría el yanqui a tocarle la mejilla de esa forma tan suave, para que cuando despertara le viera allí, con esa enorme sonrisa idiota y esos ojos chispeantes de confianza, no, no contaba con nada eso, mucho menos con aquel beso, menos aun con aquella pelea de dos cuerpos quitándose la ropa a tirones bruscos, necesitando desesperadamente el tacto del otro.
Nunca le había gustado la rutina, pero también le gustaba saber en que se estaba metiendo, le gustaba controlar las cosas y saber las consecuencias de estas, y no estar totalmente perdido en un mar de sensaciones y placeres justo como ahora, sin saber como terminaría todo, que tan beneficiado saldría, o, como lo veía mas probable, que tan dañado saldría, porque estaba desarmado, y peor aun ,no le molestaba el estar tan expuesto frente al otro, le era agradable el entregarse a una persona de esa forma., y a la vez aterrador, pero era todo parte del placer, de estar muriendo de placer.
No le importaba el hecho que al otro día tenia que volver a dar clases, por él que siguieran haciéndolo hasta que se les acabara la semana, mas sexo, mas lujuria, seguir haciendo el a…. no… no se podía confundir, no estaban haciendo el amor
Estoy confundido y te odio por eso
Se iba a correr, y lo haría en su interior, eso no tenia ni para que decirlo, pero aun no, no quería, deseaba que se prolongara un poco mas, vivir todo eso por unos minutos más, horas mas si es que fuera posible, que siguiera un circulo vicioso sin fin, quería susurrarle, decirle y gritarle que no se le ocurriera venirse aun, porque aun no podían terminar, que quería seguir perdido en sus ojos y ya no quería la idea de saber que solo era sexo, era algo mas, no quería ser el único que lo sintiera asi, el yanqui también tenía que sentirlo de la misma forma, o seria demasiado injusto… Se suponía que era un héroe… pero solo le estaba apresando a él mismo, sin darle ninguna garantía.
Cuando sintió sus manos cálidas, húmedas por su propia sangre acariciando su rostro, se le fue el aliento por unos segundos, es sexo, nada mas que sexo , pero esa caricia hizo que se estremeciera por completo, que se le erizara la piel y su corazón latiera mas rápido que nunca, y es que era tan suave, tan cálido, tan agradable, que sintió que algo se iba a quebrar si respiraba, y sus labios, acercándose
No te atrevas
Si lo haces yo no podre…
Pero lo hizo igual, unió sus labios con los suyos de forma dulce y calmada, un beso tierno que le hizo enrojecer por completo y le obligo a cerrar los ojos, porque si los abría… no soportaría verlo mientras le hacia eso tan dulce, porque sentía que se le había ido su ultima barrera y algo se le quebraba por dentro… No, no lo podía soportar, era mas de lo que podía. Si abría los ojos...se le iban a llenar de lagrimas, y seria él el que estaría frágil y sumiso entre los brazos del otro, no, necesitaba la violencia y la lujuria de los otros besos, esa brutalidad mezclada con pasión desenfrenada, no quería ternura, no quería esa tibieza tan agradable ¡y tampoco quería esas manos que acariciaban su rostro de esa forma tan tranquila y dulce! ¡¿Qué clase de héroe era ese que lo torturaba?!
Maldito yanqui…
Y sin embargo estaba correspondiendo ese beso de la misma forma, con la misma calidez, tranquilidad, ternura, con esa dulzura irresistible, pero no abría los ojos, no, con eso no podía, porque si seguía a oscuras por unos segundos, ese gemido que pugnaba por salir de su garganta seguiría allí guardado, y ese temblor en su cuerpo no crecería. Que no lo siguiera besando por favor, que volviera con su lenguaje vulgar y soez, con esos gemidos y gritos obscenos, que lo lastimara pero de otra forma, que le clavara las uñas, que le desgarrara la piel, lo mordiera y que la sangre tiñera ambos cuerpos.
Que no siguiera
Su cuerpo seguía embistiendo con fuerza, llegando profundo en su ser, siguiendo ese ritmo que iba aumentando de velocidad al igual que el placer. Frotaba rápidamente el miembro ajeno, presionando levemente con el pulgar la punta de este, moviéndolo de forma circular, sin descanso. Y su cuerpo se arqueaba en espasmos de placer, ahogando todos sus gemidos contra esos labios que aun lo besaban de forma tan dulce, tan cálida que lo desesperaba, porque no quería cortarlo, sino que siguiera, que no se separara de él, que no lo mirara sino que únicamente se dedicara a ese beso porque le era demasiado maravilloso.
- no puedo… –apenas si pudo cortar el beso para susurrar aquello, en medio de gemidos- me… voy a correr…
Y no pudo mas, se arqueo, su brazo libre se ciñó con fuerza entornó a la cintura del yanqui, abrazándolo contra si mismo, cerrando los ojos con fuerza en el momento en que se corrió en su interior con un grito de placer.
Abrió los ojos con esfuerzo, jadeando, mirando fijamente al yanqui, aun manteniendo ese brazo entorno a su cintura, y otra vez estaba Vulnerable. Inquieto. Expuesto tal como era…
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
I’m gonna make it bend and break.
El americano ya no aguantaba más, que todo aquello cesará, porque de lo contrario no podría dejar todo aquello como solo sexo. Definitivamente ya no podía negar lo evidente. Ya no podía negarlo, no podía seguir engañandose a si mismo. ¿De qué le serviría? Al final la verdad saldría como siempre. Era un héroe, y debía admitir la verdad.
Aquello que no fuera solo sexo.
Nunca había sido solo sexo.
¿Se podía amar a dos personas a la vez?
Sí. No había otra explicación. No podría decirle al ruso que estaba con un alumno. Y no podría decirle a Arthur que comenzaba a ‘’amar’’ al ruso. No podía, simplemente le partiría el corazón. Y no se permitiría verlo llorar. Pero…¿Qué culpa tenía él de enamorarse de dos personas? ¡Él no lo escogió! En un principio su corazón era sin duda del cejudo, pero ahora comenzaba a dudar por aquel que ahora le había ofrecido tocar el cielo. ¿Cómo se lo diría? ¿Debería hacerlo? ¿Qué haría? Ahora sí que se volvía loco. Pero al parecer para el ruso aquello quizás no fuera solo sexo. O al menos eso creía el americano, o quería creer. ¿El ruso pudiera ser que no pensará que aquello sólo fuera sexo? ¿Qué detrás de aquello había posesividad, celos? No decía ya realmente amor, si algo que dijera que solo el uno era para el otro. Ya que ambos cuerpos, enfurecidos, apasionados, habian sido marcados repetidas veces hasta el punto del dolor. Y cuando conoció al ojiverde asimiló ‘’amor’’ con ‘’sufrimiento’’ ¿Tendría algo que ver?
Y es que el otro era toxico. Cada vez se perdía más. Lo odiaba tanto. A la vez que lo amaba.
Su mente luchaba por saber que era lo que sentía. Amar a dos personas a la vez.
Se sentía una marioneta en aquellos segundos, siempre había tenido el control de sus sentimientos, pensamientos todo. Pero ahora el otro había llegado a su vida, a su mundo, y había movido todos sus hilos para que su mente se olvidará de aquel chico. ¿Estaría bien seguir con el rubio estando a escondidas con el ruso? Seguramente si el ruso, con lo posesivo que era no le dejaría estar con el alumno. Movería todo, para que amargaran la existencia del ojiverde. Ante semejantes ideas abrió las orbes azules como platos. ¡Cierto! El ruso quizás deseaba tenerlo solo para él, y si se encontraba alguien en su camino, de seguro que conociendolo, haría lo posible para hacer que no se interpusiera entre ambos. No. No podía dejar que el ruso le hiciera nada. No. El inglés no se lo merecía. Debía…debía alejar al inglés para que el ruso no se interpusiera. No pudo aguantar la idea de que por culpa del gran héroe, de un desliz todo pudiera haberse vuelto tan complicado. Y lo peor es que no podía elegir. Amaba a ambos, pero no podía elegir. Debía quedarse con el ruso sino quería que el inglés acabará mal. Pero lo iba a abandonar.. ¿Cómo se lo diría? Lo vería llorar. ¿Tanto había luchado contra Nikita por él….para nada?
Todo aquello hizo que su cabeza diera vueltas. Realmente se veía capaz de ponerse a llorar en aquel mismo momento, debido a la confusion y frustación causadas por todo aquel cumulo de deducciones seguramente acertadas.
Y lo peor de aquello es que aunque luchará por pensar que su corazón era del inglés, el ruso había roto aún con todo lo que creía y más ahora, que hacia que todo su cuerpo le necesitará.
Sus ojos ya no aguantaron semejante placer, y ya se encontraba cerradas, su cuerpo caliente, ardiendo, se movía inconscientemente para mejorar aquel roce tan delicioso, su miembro palpitante era calmado por la grande mano del otro, y su interior, siendo partido en dos, sinteindo el miembro hinchado del otro cálido, abrasante, hacian una combinación de puro placer y extásis.
Sólo deseaba que en aquellos gritos, en los que escapaba su nombre, no se equivocará al estar pensando en aquel menor que no debía. Pero realmente dudaba que aquello fuera a pasar, porque en su mente aunque discutiera sobre si lo amaba o no, cuando abría los ojos y se encontraban con el otro, su mente se llenaba de su nombre, de su imagen, ah…de todos.
Sobretodo cuando escuchó que decía su nombre, estaba gimienod su nombre, gritandolo, aquellas voces entremezcladas, diceindo el nombre del otro eran simplemente maravillosas, grandiosas, lo mejor que jamás había hecho con nadie.
Realmente nunca se esperaría que alguien pudiera llevarlo por aquel camino de la locura, pensaba tener un trabajo normal, una pareja normal, volverse el presidente de los estados unidos y ya está. Nada de encontrarse cn aquel idiota, hacerlo con él, perderse en sus ojos, y que su corazón fuera devorado por aquel pequeño monstruo. Si el otro supiera como se encontraba, si el otro supiera, que se puede llorar de placer. Si el otro supiera, cuánto comenzaba a amarle, a necesitarle, no se había separado de él y ya lo estaba por la idea de que después de eso lo abandonará. Nunca había necesitado a nadie que lo qusiiera, ya que todos adoraban al héroe. Pero ahora lo necesitaba, debía decirselo, debía saber que sentía, debía…No, no podía hacerlo.
Sabía el americano que quizás, diciendolo sutilmente pudiera sonsacarle las cosas, podría ser mejor que el villano, solo había un problema.
Él seguramente no sería bueno con las palabras, pero yo soy peor.
Seguramente acabaría tartamudeando.
Diciendo una tonteria, o atascando mi lengua.
Agobiado con palabras demasiado complicadas.
Realmente no quiero olvidar como sonaba su voz.
Todas aquellas ideas se quedaron en su mente, para de pronto al sentir aquel inmeso placer su boca solo poder hacer sonidos realmente eróticos, ya no podía casi ni hablar, era imposible con semejante miembro haciendolo suyo. Dios, era tan bueno. Se movía de una forma maravillosa, tan rápida y profunda. La sangre, el sudor, y el liquido preseminal hacia que aquello todo fuera demasiado humedo, sobretodo su entrada que la sentía humedecida debido al miembro del otro que avisaba del final. No. Realmente quería seguir, que no parará, que lo hiciera suyo toda la noche, hasta el amanecer, que se quedará afónico. Estaba ya completamente ocmo drogado debido a demasiadas sensaciones, sobretodo perdido en los ojos de fuego del otro, y el caos controlaba su mente.
Espero aquella reacción después del beso par poder adivinar que pensaba. Que sucedía y se sorprendió, el otro parecía tan sorprendido como él, incluso la respiración del americano se cortó por ver la reacción del otro. No. Por favor, que aquellos sentiimeitnso fueran una falsa alarma, que el otro le devorará la boca, que no fuera cariñoso, que no….
Oh dios.
Al sentir que el otro correspondía de forma dulce, sintió un escalofrio recorrerle todo el cuerpo, y aquel corazón que se supone estaba devorado latió a mil por hora. Iba a darle un infarto a aquel ritmo. Se dio cuenta de que el otro no abrió los ojos ni un instante, le asusto, como si acabará de cometer un error, al probar aqullo pero simplemente lo imitó cerrando los ojos suavemente. Estaba tan…¿feliz? De que lo correspondiera de aquella forma. Sí y No. No porque se supone que no debía estar feliz de que el otro no lo viera como solo sexo, ya que debía amar al inglés, pero …era…tan inmensamente feliz, que por unos segundos el inglés desapareció de su mente. Que dejará de atormentarlo. El americano estaba feliz de que aquello fuera…algo. No amor, pero si…aprecio.
Sintiendo la adrelania recorrer su sangre, moviendose entre sus venas, y la contrariedad de las cosas, el beso dulce y encendido, y los movimeintos bruscos, duros del cuerpo del otro contra el suyo. ¡Ya le daba igual todo! Iba a hacer lo que quisiera, la vida solo hay una, así que, iba a ser tan impulsivo como deseará. Ya estaba harto de pensar en consecuencias. Simplemente se iba a guiar por sus instintos. Aquellos que le hicieron separarse de aquel beso al notar que el otro quería hablar para al escuchar aquello mover su cadera más rápido contra la ajena. Desenado que se corriera par apoder el hacerlo, ya que estaba resistiendo todo aquello por su sucio orgullo.
-Oh yes, c’mon…-le animo retorciendose de puro placer.
Para de pronto sentir todo su interior en una última embestida llenarse de aquel liquido viscoso blanco que ahora le parecía el más magnifico de todos, llenando por completo su interior, haciendo que el mismo después de aquello se corriera, al ser tan calido, y excitante. Manchando ambos vientres de su propia esencia, soltando un grito agudo, de puro placer para que sus manos que agarraban sus mejillas fueran a la espalda del otro clavando de nuevo sus uñas de forma bastante agresiva.
Su boca semiabierta luchaba por aire mrando al otro que se encontraba en la misma situación, quizás no fueran tan diferentes. Sólo quizás.
Debia hacer algo, para cortar con aquel momento tan incomodo, decir aunque fuera una tonteria. Sonrió de pronto de forma maliciosa llevando dos dedos suyos a su vientre manchado para huntar sus dedos y tras ello llevarlos a su boca lamiendo los dedos manchados mostrando aquella imagen al otro mirandolo lascivo para luego susurrar de forma algo directa.
-Todo esto….¿volverá a repetirse?-susurro de forma insegura sin saber bien si decirlo para añadir-¿Para ti es, solo sexo no?-preguntó casi en un hilo de voz, ya que aquello realmente le era muy vergonzoso y forzó una sonrisa acaricaindo el rostro del otro mirandolo fijamente.
-Supongo que sí, un villano como tú jamás sabría nada de sentimientos-dijo en tono burlón y arrogante, volviendo a aquellas discusiones estúpidas de quien era mejor que el otro-Yo, como soy un héroe, y tengo sentimientos, sé de lo que hablo, hahaha~pero alguien como tú seguramente aunque te lo explique no podrías entenderlo, así que bueno, como solo es sexo para ti-no le dio tiempo a responder-pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa, hahahahaha~-hablaba muy deprisa, nervioso, teniendo miedo de que aquello lo confirmará, ya que aquel corazón con el que había jugado seguramente le dolería, incluso sus ojos ligeramente se llenaban de lágrimas al pensar en todo. Su voz comenzaba a temblar, realmente todo lo que decía le dolía, no quería no quería que solo fuera sexo, no quería que lo abandonará, no quería..nada de aquello. Su labio inferior tembló mientras sus ojos seguian repletos de lágrimas pero forzaba una amplia sonrisa.
-Creo que debería coger mi ropa e irme…-susurró pero deseando estar con el otro realmente, en sus brazos, dormir, descansar, que lo hiciera suyo, que le mordiera, que lo marcará. Después de decir aquello su cuerpo le delató y lo abrazo con fuerza. Mientras se negaba a llorar con la idea de que no lo apreciaba ya que no se iba a humillar por alguien como él.
El americano ya no aguantaba más, que todo aquello cesará, porque de lo contrario no podría dejar todo aquello como solo sexo. Definitivamente ya no podía negar lo evidente. Ya no podía negarlo, no podía seguir engañandose a si mismo. ¿De qué le serviría? Al final la verdad saldría como siempre. Era un héroe, y debía admitir la verdad.
Aquello que no fuera solo sexo.
Nunca había sido solo sexo.
¿Se podía amar a dos personas a la vez?
Sí. No había otra explicación. No podría decirle al ruso que estaba con un alumno. Y no podría decirle a Arthur que comenzaba a ‘’amar’’ al ruso. No podía, simplemente le partiría el corazón. Y no se permitiría verlo llorar. Pero…¿Qué culpa tenía él de enamorarse de dos personas? ¡Él no lo escogió! En un principio su corazón era sin duda del cejudo, pero ahora comenzaba a dudar por aquel que ahora le había ofrecido tocar el cielo. ¿Cómo se lo diría? ¿Debería hacerlo? ¿Qué haría? Ahora sí que se volvía loco. Pero al parecer para el ruso aquello quizás no fuera solo sexo. O al menos eso creía el americano, o quería creer. ¿El ruso pudiera ser que no pensará que aquello sólo fuera sexo? ¿Qué detrás de aquello había posesividad, celos? No decía ya realmente amor, si algo que dijera que solo el uno era para el otro. Ya que ambos cuerpos, enfurecidos, apasionados, habian sido marcados repetidas veces hasta el punto del dolor. Y cuando conoció al ojiverde asimiló ‘’amor’’ con ‘’sufrimiento’’ ¿Tendría algo que ver?
Y es que el otro era toxico. Cada vez se perdía más. Lo odiaba tanto. A la vez que lo amaba.
Su mente luchaba por saber que era lo que sentía. Amar a dos personas a la vez.
Se sentía una marioneta en aquellos segundos, siempre había tenido el control de sus sentimientos, pensamientos todo. Pero ahora el otro había llegado a su vida, a su mundo, y había movido todos sus hilos para que su mente se olvidará de aquel chico. ¿Estaría bien seguir con el rubio estando a escondidas con el ruso? Seguramente si el ruso, con lo posesivo que era no le dejaría estar con el alumno. Movería todo, para que amargaran la existencia del ojiverde. Ante semejantes ideas abrió las orbes azules como platos. ¡Cierto! El ruso quizás deseaba tenerlo solo para él, y si se encontraba alguien en su camino, de seguro que conociendolo, haría lo posible para hacer que no se interpusiera entre ambos. No. No podía dejar que el ruso le hiciera nada. No. El inglés no se lo merecía. Debía…debía alejar al inglés para que el ruso no se interpusiera. No pudo aguantar la idea de que por culpa del gran héroe, de un desliz todo pudiera haberse vuelto tan complicado. Y lo peor es que no podía elegir. Amaba a ambos, pero no podía elegir. Debía quedarse con el ruso sino quería que el inglés acabará mal. Pero lo iba a abandonar.. ¿Cómo se lo diría? Lo vería llorar. ¿Tanto había luchado contra Nikita por él….para nada?
Todo aquello hizo que su cabeza diera vueltas. Realmente se veía capaz de ponerse a llorar en aquel mismo momento, debido a la confusion y frustación causadas por todo aquel cumulo de deducciones seguramente acertadas.
Y lo peor de aquello es que aunque luchará por pensar que su corazón era del inglés, el ruso había roto aún con todo lo que creía y más ahora, que hacia que todo su cuerpo le necesitará.
Sus ojos ya no aguantaron semejante placer, y ya se encontraba cerradas, su cuerpo caliente, ardiendo, se movía inconscientemente para mejorar aquel roce tan delicioso, su miembro palpitante era calmado por la grande mano del otro, y su interior, siendo partido en dos, sinteindo el miembro hinchado del otro cálido, abrasante, hacian una combinación de puro placer y extásis.
Sólo deseaba que en aquellos gritos, en los que escapaba su nombre, no se equivocará al estar pensando en aquel menor que no debía. Pero realmente dudaba que aquello fuera a pasar, porque en su mente aunque discutiera sobre si lo amaba o no, cuando abría los ojos y se encontraban con el otro, su mente se llenaba de su nombre, de su imagen, ah…de todos.
Sobretodo cuando escuchó que decía su nombre, estaba gimienod su nombre, gritandolo, aquellas voces entremezcladas, diceindo el nombre del otro eran simplemente maravillosas, grandiosas, lo mejor que jamás había hecho con nadie.
Realmente nunca se esperaría que alguien pudiera llevarlo por aquel camino de la locura, pensaba tener un trabajo normal, una pareja normal, volverse el presidente de los estados unidos y ya está. Nada de encontrarse cn aquel idiota, hacerlo con él, perderse en sus ojos, y que su corazón fuera devorado por aquel pequeño monstruo. Si el otro supiera como se encontraba, si el otro supiera, que se puede llorar de placer. Si el otro supiera, cuánto comenzaba a amarle, a necesitarle, no se había separado de él y ya lo estaba por la idea de que después de eso lo abandonará. Nunca había necesitado a nadie que lo qusiiera, ya que todos adoraban al héroe. Pero ahora lo necesitaba, debía decirselo, debía saber que sentía, debía…No, no podía hacerlo.
Sabía el americano que quizás, diciendolo sutilmente pudiera sonsacarle las cosas, podría ser mejor que el villano, solo había un problema.
Él seguramente no sería bueno con las palabras, pero yo soy peor.
Seguramente acabaría tartamudeando.
Diciendo una tonteria, o atascando mi lengua.
Agobiado con palabras demasiado complicadas.
Realmente no quiero olvidar como sonaba su voz.
Todas aquellas ideas se quedaron en su mente, para de pronto al sentir aquel inmeso placer su boca solo poder hacer sonidos realmente eróticos, ya no podía casi ni hablar, era imposible con semejante miembro haciendolo suyo. Dios, era tan bueno. Se movía de una forma maravillosa, tan rápida y profunda. La sangre, el sudor, y el liquido preseminal hacia que aquello todo fuera demasiado humedo, sobretodo su entrada que la sentía humedecida debido al miembro del otro que avisaba del final. No. Realmente quería seguir, que no parará, que lo hiciera suyo toda la noche, hasta el amanecer, que se quedará afónico. Estaba ya completamente ocmo drogado debido a demasiadas sensaciones, sobretodo perdido en los ojos de fuego del otro, y el caos controlaba su mente.
Espero aquella reacción después del beso par poder adivinar que pensaba. Que sucedía y se sorprendió, el otro parecía tan sorprendido como él, incluso la respiración del americano se cortó por ver la reacción del otro. No. Por favor, que aquellos sentiimeitnso fueran una falsa alarma, que el otro le devorará la boca, que no fuera cariñoso, que no….
Oh dios.
Al sentir que el otro correspondía de forma dulce, sintió un escalofrio recorrerle todo el cuerpo, y aquel corazón que se supone estaba devorado latió a mil por hora. Iba a darle un infarto a aquel ritmo. Se dio cuenta de que el otro no abrió los ojos ni un instante, le asusto, como si acabará de cometer un error, al probar aqullo pero simplemente lo imitó cerrando los ojos suavemente. Estaba tan…¿feliz? De que lo correspondiera de aquella forma. Sí y No. No porque se supone que no debía estar feliz de que el otro no lo viera como solo sexo, ya que debía amar al inglés, pero …era…tan inmensamente feliz, que por unos segundos el inglés desapareció de su mente. Que dejará de atormentarlo. El americano estaba feliz de que aquello fuera…algo. No amor, pero si…aprecio.
Sintiendo la adrelania recorrer su sangre, moviendose entre sus venas, y la contrariedad de las cosas, el beso dulce y encendido, y los movimeintos bruscos, duros del cuerpo del otro contra el suyo. ¡Ya le daba igual todo! Iba a hacer lo que quisiera, la vida solo hay una, así que, iba a ser tan impulsivo como deseará. Ya estaba harto de pensar en consecuencias. Simplemente se iba a guiar por sus instintos. Aquellos que le hicieron separarse de aquel beso al notar que el otro quería hablar para al escuchar aquello mover su cadera más rápido contra la ajena. Desenado que se corriera par apoder el hacerlo, ya que estaba resistiendo todo aquello por su sucio orgullo.
-Oh yes, c’mon…-le animo retorciendose de puro placer.
Para de pronto sentir todo su interior en una última embestida llenarse de aquel liquido viscoso blanco que ahora le parecía el más magnifico de todos, llenando por completo su interior, haciendo que el mismo después de aquello se corriera, al ser tan calido, y excitante. Manchando ambos vientres de su propia esencia, soltando un grito agudo, de puro placer para que sus manos que agarraban sus mejillas fueran a la espalda del otro clavando de nuevo sus uñas de forma bastante agresiva.
Su boca semiabierta luchaba por aire mrando al otro que se encontraba en la misma situación, quizás no fueran tan diferentes. Sólo quizás.
Debia hacer algo, para cortar con aquel momento tan incomodo, decir aunque fuera una tonteria. Sonrió de pronto de forma maliciosa llevando dos dedos suyos a su vientre manchado para huntar sus dedos y tras ello llevarlos a su boca lamiendo los dedos manchados mostrando aquella imagen al otro mirandolo lascivo para luego susurrar de forma algo directa.
-Todo esto….¿volverá a repetirse?-susurro de forma insegura sin saber bien si decirlo para añadir-¿Para ti es, solo sexo no?-preguntó casi en un hilo de voz, ya que aquello realmente le era muy vergonzoso y forzó una sonrisa acaricaindo el rostro del otro mirandolo fijamente.
-Supongo que sí, un villano como tú jamás sabría nada de sentimientos-dijo en tono burlón y arrogante, volviendo a aquellas discusiones estúpidas de quien era mejor que el otro-Yo, como soy un héroe, y tengo sentimientos, sé de lo que hablo, hahaha~pero alguien como tú seguramente aunque te lo explique no podrías entenderlo, así que bueno, como solo es sexo para ti-no le dio tiempo a responder-pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa, hahahahaha~-hablaba muy deprisa, nervioso, teniendo miedo de que aquello lo confirmará, ya que aquel corazón con el que había jugado seguramente le dolería, incluso sus ojos ligeramente se llenaban de lágrimas al pensar en todo. Su voz comenzaba a temblar, realmente todo lo que decía le dolía, no quería no quería que solo fuera sexo, no quería que lo abandonará, no quería..nada de aquello. Su labio inferior tembló mientras sus ojos seguian repletos de lágrimas pero forzaba una amplia sonrisa.
-Creo que debería coger mi ropa e irme…-susurró pero deseando estar con el otro realmente, en sus brazos, dormir, descansar, que lo hiciera suyo, que le mordiera, que lo marcará. Después de decir aquello su cuerpo le delató y lo abrazo con fuerza. Mientras se negaba a llorar con la idea de que no lo apreciaba ya que no se iba a humillar por alguien como él.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Escucho su grito, sintió sus manos aferrarse a su espalda y clavarse sus uñas en su piel, aquel estremecimiento que le acompaño cuando se termino por correr entre ambos cuerpos y el ruso aun se aferraba a su cintura, sintiendo complacido el como la esencia del yanqui se derramaba entre ambos cuerpos, caliente, suave.
Hacia mucho tiempo atrás, había escuchado a alguien decir que cuando hacias el amor, no solo alcanzabas el placer, si no que tocabas el cielo y el infierno a la vez, que perdias la consciencia de tu propio cuerpo y el de tu amante porque ya no eran dos, sino uno solo, y que cuando todo acababa era casi doloroso volver a formar parte únicamente de ti, porque te sentias demasiado solo.
En algo tenia razón aquella persona, era doloroso volver a ser otra vez un solo individuo, pero también se le olvido mencionar algo… que cuando lo acababas de hacer con una persona que crees que recién vienes conociendo, cuando solo te entregas a sus brazos y te aferras a el, creyendo que todo es producto de un calenton y de la lujuria, de la simple rivalidad de dos seres incompatibles… es aun mas doloroso, porque te envuelve el miedo de la incertidumbre, porque te envuelve el miedo de no saber que hacer, si es que volverán a hacerlo, si es que significo lo mismo para ambos… y es correcto sentir algo tan fuerte por alguien que se supone que odias.
Y no tenia idea que hacer, solo intentar recuperar el aire, fingiendo que no se había dado cuenta que su brazo aun envolvía su cintura y mirar fijamente esos ojos azules como zafiros, con miedo de que si quitaba la vista de ellos todo desapareciera como un espejismo, una ilusión, y por dios que no quería eso, era mas de lo que podría soportar, no, no es una ilusión, estaba ahí con el, podía sentir su calor, su respiración agitada, el como subia y bajaba su pecho rítmicamente, sentía su corazón… y aquello también le parecio maravilloso, casi se olvido de unos segundos de la incomodidad del momento por oir su corazón… lo único que quería era recostarse sobre el, apoyar la cabeza en su pecho y seguir escuchando esos latidos acelerados, y decirse a si mismo que latia asi por su culpa, que era su responsabilidad que ese alocado corazón reclamara por un descanso, que feliz podría ser si pudiera hacer aquello… pero no, como siempre, tenia que ser sacado de sus pensamientos por el idiota que provocaba esos pensamientos…. A esta alturas ya no sabia si era mejor la fantasia o la ficción.
Pero… acababa de perder el aliento.. por xx vez consecutiva esa noche al ver como el yanqui se llevaba dos dedos al vientre manchado, recogiendo un poco de su semilla y después lamiendo sus dedos… que ganas de hacer lo mismo, de lamerlos de forma lenta y degustar aquel sabor, de bajar los besos por su vientre y lamer cada rincón que le había faltado, porque sentía que se le había hecho poco, y ni mil noche le alcanzarían para satisfacer aquel ansia por mas… por volver a hacer el amor, por volver a enamorarse… alto ahí un segundo.. ¿enamorado? De ninguna forma, atraído quizás… profundamente atraído por esos ojos color azul cielo y esos labios que se moria por volver a besar….
FUERA, FUERA
Lo que menos necesitaba era esa clase de pensamientos, no podía darse el lujo de darle mas vueltas al asunto o de verdad descubriría algo que no le iba a gustar para nada… ¿Por qué quien quiere darse cuenta que se acaba de enamorar de alguien totalmente desconocido, un idiota de primera que pareciera que lo conociera de toda la vida? No, de ninguna forma, no señor, no volveria a ocurrir, ni siquiera se volverían a acostar, hasta aquel placer se negaría con tal de no terminar prendado de el sin tener derecho a retorno.
¿Se volveria a repetir…?
- eso depende de ti da -era una respuesta que no daba la seguridad de nada, odiaba las respuestas ambiguas pero en este caso no le había quedado de otra, no podía prometer algo que no sabia si iria a cumplir, por el bien de su salud mental, por el bien de ella, solo por eso…
Pero entonces escucho la otra pregunta y su sentido de la razón, que recién estaba comenzando a despertar se volvió a ir al carajo por no saber que responder… con sinceridad no podía, por orgullo y por miedo… con mentiras..creia que era algo cruel… ¡por favor Iván Braginski! ¿desde cuando te interesan los sentimientos de los demás?
Y como le podría mentir cuando le estaba acariciando el rostro de esa forma tan dulce… no, que no siguiera, estaba a punto de suplircarselo.
Pero antes que su mente alcanzara a razonar una respuesta satisfactoria, el yanqui continuo con su discurso… un discurso que casi le hizo hacer una mueca de disgusto.
Porque no se nada de sentimientos…
Y el tono rápido y agudo del otro parecían solo marcarle cada vez mas cada palabra, de forma cruel, su mirada ni siquiera se pudo tornar gélida como siempre, o enojada, no… patéticamente adquirio un matiz triste, como de quien ha sido lastimado demasiado, o a alguien a quien le dieron alas y se las arrancaron de cuajo, en pleno vuelo, sin aviso.
Y nunca podría entenderlo… lo mio son las letras y la historia, meterme en los libros, en las grandes matanzas que tiñeron de rojo el suelo de mi país y del mundo… no los sentimientos, porque los trato de razonar y eso no se puede… y cuando creo que al fin los comienzo a entender, a sentir, tu….
Tenia pareja, el yanqui tenia pareja y le dolia demasiado saber eso, vamos… no podía haberse hecho ilusiones solo porque habían follado, ¿cierto? Que fue solo sexo, Alfred se lo acababa de dejar muy claro, y si Iván había pensado otra cosa… había sentido otra cosa y había llegado a esperar otra cosa… pues bien, mi estimado señor, eso quería decir que estaba completamente jodido.
Aquello a lo que siempre le había temido, a entregarse a una persona sin mas barreras… sus miedos por no hacerlo… se habían cumplido, y no podía sacarse esa frase de su mente, que retumbaba contra sus oídos de forma peligrosa: pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa .
¡Y si tenia pareja, entonces para que diablos…! … para que diablos… ¿para que diablos se había revolcado con el? Porque a fin de cuenta había sido solo eso… sexo gratis y fácil, placentero, si, pero sin compromisos, que hasta deberia alegrarse por eso, pero… ¿y todo ese agitamiento? Esas caricias pasadas, esos susurros, esos recuerdos vagos… ¿no fueron mas que una ilusión cruel de su mente? ¿hasta ese punto había llegado su auto flagelación? A crearse ilusiones banales… para sufrir por alguien que nunca espero otra cosa de el mas que placer…. Patético, estúpido.
"pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa"
Y no podía sacarse esa frase de la mente, tan venenosa al igual que la risa del yanqui, dios, que sentía aquel nudo en la garganta que hacia tantos años no sentía, no se podía poner a llorar, que no era una maldita colegiala a la que acababan de despechar, no… para empezar… ellos nunca habían tenido una relación real, nunca hubo garantías, nunca acordaron nada, fue solo sexo, desde el principio quedo claro.
¿Y el beso tierno y cálido por qué entonces? ¿Por qué le había besado de esa forma tan dulce?… ¿seria igual con todos, un beso tierno en medio del desenfreno y asi saldamos posibles cuentas y daños? Pero aquí había sido al revés… había causado mas daños con ese beso, le había desgarrado y cada vez se sentía mas idiota por sentir tantas cosas, por sentirse tan lastimado.
tiene pareja…
Había sido solo un juguete para satisfacerlo.
Pero podía escuchar su voz temblar, y cuando le volvió a mirar a los ojos se encontró con esos trozo de cielos nublados por las lágrimas… seguro le dolia el cuerpo, solo por eso estaba así, iba a llorar de dolor, ¡genial! A ver si de esa manera, remota manera, retribuía un poco el dolor que el mismo sentía por dentro.
Recoger la ropa y largarse, era lo mejor que podían hacer, no verse mas, salvo que el trabajo lo ameritara forzosamente, nada mas, no mas encuentros furtivos… no mas… no mas…
Y le estaba abrazando… le estaba abrazando con fuerza y no se pudo resistir a hacer lo mismo, a abrazarlo contra el, estrecharlo contra su cuerpo sin querer dejarlo ir, al diablo si era solo sexo, se conformaba con tenerlo asi, entre sus brazos otra vez, quería volver a hacerlo suyo, marcarlos de todas las formas posibles antes de volver a dejarlo ir.
-escucha -susurro muy bajito, pasando una mano por su pelo a forma de caricia, lo aferraba con fuerza contra su cuerpo, alzándolo un poco hasta quedar sentado, y el yanqui sobre su regazo-se pondrá muy frio aquí afuera da-tanteo con su mano por el suelo, hasta que encontró su abrigo y cubrió con él la espalda del menor, volviendo a poner la manos en torno a su cintura- si tienes pareja… -se le formo un nudo en la garganta con solo mencionar aquello- n-no querra que te enfermes da… menos por algo asi -trato de sonreír- es mejor que vayamos adentro da
No quiero soltar tu cintura, vayamos adentro, pero juntos, vamos a mi cuarto, o al tuyo, me da igual, permiteme al menos quedarme contigo hasta que inicie el dia...
Hacia mucho tiempo atrás, había escuchado a alguien decir que cuando hacias el amor, no solo alcanzabas el placer, si no que tocabas el cielo y el infierno a la vez, que perdias la consciencia de tu propio cuerpo y el de tu amante porque ya no eran dos, sino uno solo, y que cuando todo acababa era casi doloroso volver a formar parte únicamente de ti, porque te sentias demasiado solo.
En algo tenia razón aquella persona, era doloroso volver a ser otra vez un solo individuo, pero también se le olvido mencionar algo… que cuando lo acababas de hacer con una persona que crees que recién vienes conociendo, cuando solo te entregas a sus brazos y te aferras a el, creyendo que todo es producto de un calenton y de la lujuria, de la simple rivalidad de dos seres incompatibles… es aun mas doloroso, porque te envuelve el miedo de la incertidumbre, porque te envuelve el miedo de no saber que hacer, si es que volverán a hacerlo, si es que significo lo mismo para ambos… y es correcto sentir algo tan fuerte por alguien que se supone que odias.
Y no tenia idea que hacer, solo intentar recuperar el aire, fingiendo que no se había dado cuenta que su brazo aun envolvía su cintura y mirar fijamente esos ojos azules como zafiros, con miedo de que si quitaba la vista de ellos todo desapareciera como un espejismo, una ilusión, y por dios que no quería eso, era mas de lo que podría soportar, no, no es una ilusión, estaba ahí con el, podía sentir su calor, su respiración agitada, el como subia y bajaba su pecho rítmicamente, sentía su corazón… y aquello también le parecio maravilloso, casi se olvido de unos segundos de la incomodidad del momento por oir su corazón… lo único que quería era recostarse sobre el, apoyar la cabeza en su pecho y seguir escuchando esos latidos acelerados, y decirse a si mismo que latia asi por su culpa, que era su responsabilidad que ese alocado corazón reclamara por un descanso, que feliz podría ser si pudiera hacer aquello… pero no, como siempre, tenia que ser sacado de sus pensamientos por el idiota que provocaba esos pensamientos…. A esta alturas ya no sabia si era mejor la fantasia o la ficción.
Pero… acababa de perder el aliento.. por xx vez consecutiva esa noche al ver como el yanqui se llevaba dos dedos al vientre manchado, recogiendo un poco de su semilla y después lamiendo sus dedos… que ganas de hacer lo mismo, de lamerlos de forma lenta y degustar aquel sabor, de bajar los besos por su vientre y lamer cada rincón que le había faltado, porque sentía que se le había hecho poco, y ni mil noche le alcanzarían para satisfacer aquel ansia por mas… por volver a hacer el amor, por volver a enamorarse… alto ahí un segundo.. ¿enamorado? De ninguna forma, atraído quizás… profundamente atraído por esos ojos color azul cielo y esos labios que se moria por volver a besar….
FUERA, FUERA
Lo que menos necesitaba era esa clase de pensamientos, no podía darse el lujo de darle mas vueltas al asunto o de verdad descubriría algo que no le iba a gustar para nada… ¿Por qué quien quiere darse cuenta que se acaba de enamorar de alguien totalmente desconocido, un idiota de primera que pareciera que lo conociera de toda la vida? No, de ninguna forma, no señor, no volveria a ocurrir, ni siquiera se volverían a acostar, hasta aquel placer se negaría con tal de no terminar prendado de el sin tener derecho a retorno.
¿Se volveria a repetir…?
- eso depende de ti da -era una respuesta que no daba la seguridad de nada, odiaba las respuestas ambiguas pero en este caso no le había quedado de otra, no podía prometer algo que no sabia si iria a cumplir, por el bien de su salud mental, por el bien de ella, solo por eso…
Pero entonces escucho la otra pregunta y su sentido de la razón, que recién estaba comenzando a despertar se volvió a ir al carajo por no saber que responder… con sinceridad no podía, por orgullo y por miedo… con mentiras..creia que era algo cruel… ¡por favor Iván Braginski! ¿desde cuando te interesan los sentimientos de los demás?
Y como le podría mentir cuando le estaba acariciando el rostro de esa forma tan dulce… no, que no siguiera, estaba a punto de suplircarselo.
Pero antes que su mente alcanzara a razonar una respuesta satisfactoria, el yanqui continuo con su discurso… un discurso que casi le hizo hacer una mueca de disgusto.
Porque no se nada de sentimientos…
Y el tono rápido y agudo del otro parecían solo marcarle cada vez mas cada palabra, de forma cruel, su mirada ni siquiera se pudo tornar gélida como siempre, o enojada, no… patéticamente adquirio un matiz triste, como de quien ha sido lastimado demasiado, o a alguien a quien le dieron alas y se las arrancaron de cuajo, en pleno vuelo, sin aviso.
Y nunca podría entenderlo… lo mio son las letras y la historia, meterme en los libros, en las grandes matanzas que tiñeron de rojo el suelo de mi país y del mundo… no los sentimientos, porque los trato de razonar y eso no se puede… y cuando creo que al fin los comienzo a entender, a sentir, tu….
Tenia pareja, el yanqui tenia pareja y le dolia demasiado saber eso, vamos… no podía haberse hecho ilusiones solo porque habían follado, ¿cierto? Que fue solo sexo, Alfred se lo acababa de dejar muy claro, y si Iván había pensado otra cosa… había sentido otra cosa y había llegado a esperar otra cosa… pues bien, mi estimado señor, eso quería decir que estaba completamente jodido.
Aquello a lo que siempre le había temido, a entregarse a una persona sin mas barreras… sus miedos por no hacerlo… se habían cumplido, y no podía sacarse esa frase de su mente, que retumbaba contra sus oídos de forma peligrosa: pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa .
¡Y si tenia pareja, entonces para que diablos…! … para que diablos… ¿para que diablos se había revolcado con el? Porque a fin de cuenta había sido solo eso… sexo gratis y fácil, placentero, si, pero sin compromisos, que hasta deberia alegrarse por eso, pero… ¿y todo ese agitamiento? Esas caricias pasadas, esos susurros, esos recuerdos vagos… ¿no fueron mas que una ilusión cruel de su mente? ¿hasta ese punto había llegado su auto flagelación? A crearse ilusiones banales… para sufrir por alguien que nunca espero otra cosa de el mas que placer…. Patético, estúpido.
"pues tengo pareja, así que estaré con ella sino te importa"
Y no podía sacarse esa frase de la mente, tan venenosa al igual que la risa del yanqui, dios, que sentía aquel nudo en la garganta que hacia tantos años no sentía, no se podía poner a llorar, que no era una maldita colegiala a la que acababan de despechar, no… para empezar… ellos nunca habían tenido una relación real, nunca hubo garantías, nunca acordaron nada, fue solo sexo, desde el principio quedo claro.
¿Y el beso tierno y cálido por qué entonces? ¿Por qué le había besado de esa forma tan dulce?… ¿seria igual con todos, un beso tierno en medio del desenfreno y asi saldamos posibles cuentas y daños? Pero aquí había sido al revés… había causado mas daños con ese beso, le había desgarrado y cada vez se sentía mas idiota por sentir tantas cosas, por sentirse tan lastimado.
tiene pareja…
Había sido solo un juguete para satisfacerlo.
Pero podía escuchar su voz temblar, y cuando le volvió a mirar a los ojos se encontró con esos trozo de cielos nublados por las lágrimas… seguro le dolia el cuerpo, solo por eso estaba así, iba a llorar de dolor, ¡genial! A ver si de esa manera, remota manera, retribuía un poco el dolor que el mismo sentía por dentro.
Recoger la ropa y largarse, era lo mejor que podían hacer, no verse mas, salvo que el trabajo lo ameritara forzosamente, nada mas, no mas encuentros furtivos… no mas… no mas…
Y le estaba abrazando… le estaba abrazando con fuerza y no se pudo resistir a hacer lo mismo, a abrazarlo contra el, estrecharlo contra su cuerpo sin querer dejarlo ir, al diablo si era solo sexo, se conformaba con tenerlo asi, entre sus brazos otra vez, quería volver a hacerlo suyo, marcarlos de todas las formas posibles antes de volver a dejarlo ir.
-escucha -susurro muy bajito, pasando una mano por su pelo a forma de caricia, lo aferraba con fuerza contra su cuerpo, alzándolo un poco hasta quedar sentado, y el yanqui sobre su regazo-se pondrá muy frio aquí afuera da-tanteo con su mano por el suelo, hasta que encontró su abrigo y cubrió con él la espalda del menor, volviendo a poner la manos en torno a su cintura- si tienes pareja… -se le formo un nudo en la garganta con solo mencionar aquello- n-no querra que te enfermes da… menos por algo asi -trato de sonreír- es mejor que vayamos adentro da
No quiero soltar tu cintura, vayamos adentro, pero juntos, vamos a mi cuarto, o al tuyo, me da igual, permiteme al menos quedarme contigo hasta que inicie el dia...
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Ya no podía más, genial, le había dejado claro la idea más erronea del mundo. Pero sería lo mejor para ambos. Su lastimado corazón tenía que hacerse aquella idea. NO podía decirle que aquello le dolía, no podía decirle que por dentro estaba hecho añicos. No podía decirle, que comenzaba a amarlo tanto como su pareja. O incluso más. ¿Qué debería hacer? Ya le había dejado claro que aquello sólo le había significado sexo, seguramente el otro estaría complacido y satisfecho. Feliz de que así ninguno de los dos sufriera, y así si lo decia el mismo, se ahorraba el escucharlo de sus labios. El escuchar un ‘’Tú para mi no eres nada más que un sucio juguete’’ O algo cruel por el estilo. Era un villano, lo único que deseaba era romper, quebrar al héroe para sentirse vencedor. Y lo peor de aquello es que no había dicho nada, y ya el héroe se sentía derrotado.
No deseaba irse, quería estar con él hasta el fin del mundo, que no lo soltará, que solo pudiera estar con él. Que inocente al pensar en una cosa así. El otro se había devorado su corazón y ya está. No sentía nada. Aún sabiendo ello, o suponiendolo espero a que el otro le respondiera a aquellas preguntas que le acababa de formular.
Al menos cuando hizo aquello con los dedos el otro se estremeció completamente y aquello le hizó sonreír de forma tonta pero no por ello su inseguirdad había desparecido, ni por asomo. Seguía nervioso, impaciente, queriendo ver que diría que respondería, que pasaría, que…
Sus ojos se mantenian en los ajenos, disfrutando de la calidez de sus ojos, una corriente de frio volvió a notar ligeramente haciendo que tuviera otro escalofrio. Lo comenzaba a amar tanto que dolía. ¡Un momento! Se había negado completamente a pensar más en todo aquello, en darle vueltas. Sí. Ya está dijo que simplemente se guiaría por sus impulsos, sin pensar en consecuencias, así que eso haría. ¡Estaba harto de liarse de semejante forma y que nadie pudiera ayudarlo! Así que….¡Adelante! Sólo pidiendo su cabeza, que si iba a hacer algo impulsivo, no estuviera equivocado.
De pronto escuchó la respeusta del otro.
¿Depende de mi?
¿Eso que quería decir? ¿Qué el otro lo deseaba? ¿Qué le daba igual? ¿Acaso no lo había disfrutado? ¿Acaso es que el otro como lo veía algo simplemente de sexo no le importaba ya que seguramente el estadounidense no sería el único….? Oh shit. Aquello realmente le hizó pensar de malas formas y le dolió pensar ese tipo de cosas.
Soltó aquel discurso tan doloroso al parecer del estadounidense, no podía mostrarse afectdo en aquella lucha continua por quein dominaba, su orgullo no le permitiría decir nada sobre todo aquello, nada sincero. Debía mostrarse fuerte, duro, firme, como si realmente que dijera realmente le pareciera bien. Ser simplemente sexfriends. O ni eso, ya que le acababa de decir que prefería a su pareja. Sólo una mentira en todo aquello. Y era que realmente tenía novio, pero no sabía si realmente podía estar con una persona sintiendo amor por otra. Eso sería realmente cruel por su parte.
Abrió los ojos como platos al ver el rostro del otro mostrandose triste. Acaso…¿se estaba equivocando? ¿lo quería aunque fuera un poco? Era otro de aquellos momentos en que daría su vida para saber que pensaba. Y hablaba en serio, daría su alma al mismisimo diablo. Se quedo shockeado tras soltar aquel discurso por el rostro del otro que era un cuadro, le explicaba quizás cada detalle de lo que sentía, miedo, tristeza, incluso algo de rabia. ¿Por qué? ¿Por qué? Un héroe nunca se equivoca, y si acababa de decir aquello era porque era completamente real y verdad lo que acababa de decir. ¿Y sí realmente le quería? ¿Y sí, no fue solo sexo? ¡No no! Acababa de dejar todo claro, ya está, no debía decir nada de ‘’Y sí…’’ porque todo estaba zanjado su corazón había sido devorado, hecho en mil trocitos, y luego tragado por el otro. Ya no quedaba nada de él.
He ate my heart
Y con respecto al cejotas, casi nunca realmente no lo veía, sus horarios eran dispares, y sus encuentros casi nulos. Aquella relación..¿podría funcionar? Nunca se veían, casi nunca hablaban, y lo poco siempre acababan por discutir. En cambio, al ruso, parecia ser que lo veía más, que debajo de aquellas discusiones habian ¿sentimientos? No lo sabía. Sin embargo, realmente si nos poniamos a comparar, el americano tenía más relacion con el ruso, ya que estaban más juntos, más conectados, el americano era…¿más feliz? ¿Acaso eso se podía medir?
Se sentía estúpido. Mucho. Demasiado. Aquello debía arreglarlo. ¿Pero como le iba a explicar algo después de semejante discurso? ¡Claro! Debía esperar a que el otro dijera que no. ¡Qué realmente lo quería! ¡Qué lo necesitaba! ¡Sí de verdad lo quería diría algo para contradecirle! Haha! No podía darle la razón si todo era mentira. Se supone que ambos quieren sobrepasar al otro, y si uno de ellos no tienen razón siempre por todos los medios intenta quitarla. Aquello le alivió y aquellos ojos con lágrimas se calmaron ligeramente al pensar que el otro negaría todo. ¡Yes!
Y cuando pudo escuchar lo que dijo sus ojos se abrieron como platos. Aquel ‘’escucha’’ le hizó aproximarse más a la idea de que aquello sucedería y su corazón si no estuviera devorado sabía que se aceleraría, que bombearía con una fuerza casi alarmante. Incluso pudo sentir que sus mejillas se sonrojaban descaradamente y sus ojos repletos de lágrimas desaparecian ligeramente esperando el discurso del otro diciendo que realmente no era para él solo sexo. Ansiaba aquello, sobretodo al sentir la caricia en su cabello, su grande y cálida mano, que hizó que se calmará, que aquel nerviosismo desapareciera, amanasndo a la fiera que llevaba dentro. Para de pronto dejarse llevar sobre su regazo cn una dulce sonrisa en sus labios esperando aquello….que nunca llegó.
Se pondrá frío aquí fuera da
¿Cómo? ¿Sólo dijo aquello? ¿Dónde estaba el discuros que esperaba? ¿Realmente se había hecho ilusiones para nada? ¿Eso quería decir que todo lo que dijo el americano el otro estaba de acuerdo con ello? Ante aquello sintió una punzada en el pecho. Mientras sus ojos se volvían a llenar de lágrimas. ¡Maldito fuera! ¡Sucio comunista!¡Asqueroso villano! Su rostro mostro rabia, ira, ahora se sentía más patetico aún. Quiso golpearlo, insultarlo, lo que fuera para desahogar todo aquello que sentía y le oprimía el pecho. ¡Simplemente le quería para el sexo! Aquello era todo. No había nada más que pensar. ¡¿Cómo podía estar enamorado de semejante bicho de la sociedad?! Ahora sí que lo odiaba tanto como amarlo.
Sintió el calor del abrigo del otro mirandolo fijamente sin saber bien que hacer de todo aquello. Sólo queriendose echar a llorar. Y seguidamente al escuchar como decía lo de su pareja se molestó aún más. Es decir, no el importaba él para nada. Sexo. Sexo. ¡El estadounidense no quería solo sexo! Damn it!
-Iván….-susurró abrazándolo con fuerza. Queriendo decirle que realmente no era solo sexo. ¿Pero como se iba a humillar de semejante forma? ¿Cómo se lo diría? Su corazón destrozado apenas podía sentir que ahora latía.
-Yo….-se le quedo mirando mientras notaba como una de aquellas lágrimas que se agolpaban por salir, una pudo ser más rápida que las demás, naciendo en el lacrimal, descendiendo por su mejilla y morir en sus labios. Agachó la cabeza avergonzado pro como temblaba su voz, como aquel calor que antes había sentido comenzaba a desvanecerse y solo quedaba el frio de la noche. La ausencia de la luz, del calor, de él.
-Vayamos a mi habitación, yo, yo…-su voz tartamudeaba, su lengua se enredaba, quería decirlo, no eran palabras complicadas ni complejas, pero ahora le parecia al otro las más difíciles que alguien pudiera pronunciar.
-Bueno, tú, para mí, no fuiste realmente solo sexo, sinceramente, tengo pareja, cierto pero-se mordió el labio inferior cogiendo las gafas que se tuvo que quitar para colocarlas y disimular asi sus ojos aún ahogados en lágrimas-pero, para mí, esto significó algo…aunque haha, segumente para ti no, así que si es eso..yo…yo tranquilo, puedo, puedo, apañarmelas, tranquilo, ya veré que hago, ya que, lo malo de todo es que creo que em empiezas a importar más que mi propia pareja y….-aquello no se lo espero. ¿Estaba diciendo quesi tuviera que elegir entre ambos elegiría al ruso? Se volvió loco.
Sólo rezabaa porque todo aquello fuera lo correcto.
Tras decir aquello lo abrazo cn fuerza ocultando su rostro en el cuello de este para de pronto morderlo de nuevo con ansia, con fuerza, y rabia.
-De todas formas, quieras o no, tú serás mio, para siempre-no se atrevió a decir aquellas 3 palabras.
Porque te amo.
Nunca se las diría, y mucho menos sin saber las intenciones del otro, no se iba a rebajar, no se iba a subestimar, ni humillar, ni ridiculizar delante de este. Que el otro dijera verdaderamente que sentía.
Tras decir aquello lo miró a los ojos mordiendose el labio inferior.
-Vayamos a mi habitación, ya en serio, sino hará más frio, y…..-no pudo terminar la frase porque deseaba besarlo, sus labios se lo pedian a gritos para volver a besarlo con fierza, con rudeza, recordando aquel insaciable tacto, tan erótico y adictivo del que se había vuelto loco.
No deseaba irse, quería estar con él hasta el fin del mundo, que no lo soltará, que solo pudiera estar con él. Que inocente al pensar en una cosa así. El otro se había devorado su corazón y ya está. No sentía nada. Aún sabiendo ello, o suponiendolo espero a que el otro le respondiera a aquellas preguntas que le acababa de formular.
Al menos cuando hizo aquello con los dedos el otro se estremeció completamente y aquello le hizó sonreír de forma tonta pero no por ello su inseguirdad había desparecido, ni por asomo. Seguía nervioso, impaciente, queriendo ver que diría que respondería, que pasaría, que…
Sus ojos se mantenian en los ajenos, disfrutando de la calidez de sus ojos, una corriente de frio volvió a notar ligeramente haciendo que tuviera otro escalofrio. Lo comenzaba a amar tanto que dolía. ¡Un momento! Se había negado completamente a pensar más en todo aquello, en darle vueltas. Sí. Ya está dijo que simplemente se guiaría por sus impulsos, sin pensar en consecuencias, así que eso haría. ¡Estaba harto de liarse de semejante forma y que nadie pudiera ayudarlo! Así que….¡Adelante! Sólo pidiendo su cabeza, que si iba a hacer algo impulsivo, no estuviera equivocado.
De pronto escuchó la respeusta del otro.
¿Depende de mi?
¿Eso que quería decir? ¿Qué el otro lo deseaba? ¿Qué le daba igual? ¿Acaso no lo había disfrutado? ¿Acaso es que el otro como lo veía algo simplemente de sexo no le importaba ya que seguramente el estadounidense no sería el único….? Oh shit. Aquello realmente le hizó pensar de malas formas y le dolió pensar ese tipo de cosas.
Soltó aquel discurso tan doloroso al parecer del estadounidense, no podía mostrarse afectdo en aquella lucha continua por quein dominaba, su orgullo no le permitiría decir nada sobre todo aquello, nada sincero. Debía mostrarse fuerte, duro, firme, como si realmente que dijera realmente le pareciera bien. Ser simplemente sexfriends. O ni eso, ya que le acababa de decir que prefería a su pareja. Sólo una mentira en todo aquello. Y era que realmente tenía novio, pero no sabía si realmente podía estar con una persona sintiendo amor por otra. Eso sería realmente cruel por su parte.
Abrió los ojos como platos al ver el rostro del otro mostrandose triste. Acaso…¿se estaba equivocando? ¿lo quería aunque fuera un poco? Era otro de aquellos momentos en que daría su vida para saber que pensaba. Y hablaba en serio, daría su alma al mismisimo diablo. Se quedo shockeado tras soltar aquel discurso por el rostro del otro que era un cuadro, le explicaba quizás cada detalle de lo que sentía, miedo, tristeza, incluso algo de rabia. ¿Por qué? ¿Por qué? Un héroe nunca se equivoca, y si acababa de decir aquello era porque era completamente real y verdad lo que acababa de decir. ¿Y sí realmente le quería? ¿Y sí, no fue solo sexo? ¡No no! Acababa de dejar todo claro, ya está, no debía decir nada de ‘’Y sí…’’ porque todo estaba zanjado su corazón había sido devorado, hecho en mil trocitos, y luego tragado por el otro. Ya no quedaba nada de él.
He ate my heart
Y con respecto al cejotas, casi nunca realmente no lo veía, sus horarios eran dispares, y sus encuentros casi nulos. Aquella relación..¿podría funcionar? Nunca se veían, casi nunca hablaban, y lo poco siempre acababan por discutir. En cambio, al ruso, parecia ser que lo veía más, que debajo de aquellas discusiones habian ¿sentimientos? No lo sabía. Sin embargo, realmente si nos poniamos a comparar, el americano tenía más relacion con el ruso, ya que estaban más juntos, más conectados, el americano era…¿más feliz? ¿Acaso eso se podía medir?
Se sentía estúpido. Mucho. Demasiado. Aquello debía arreglarlo. ¿Pero como le iba a explicar algo después de semejante discurso? ¡Claro! Debía esperar a que el otro dijera que no. ¡Qué realmente lo quería! ¡Qué lo necesitaba! ¡Sí de verdad lo quería diría algo para contradecirle! Haha! No podía darle la razón si todo era mentira. Se supone que ambos quieren sobrepasar al otro, y si uno de ellos no tienen razón siempre por todos los medios intenta quitarla. Aquello le alivió y aquellos ojos con lágrimas se calmaron ligeramente al pensar que el otro negaría todo. ¡Yes!
Y cuando pudo escuchar lo que dijo sus ojos se abrieron como platos. Aquel ‘’escucha’’ le hizó aproximarse más a la idea de que aquello sucedería y su corazón si no estuviera devorado sabía que se aceleraría, que bombearía con una fuerza casi alarmante. Incluso pudo sentir que sus mejillas se sonrojaban descaradamente y sus ojos repletos de lágrimas desaparecian ligeramente esperando el discurso del otro diciendo que realmente no era para él solo sexo. Ansiaba aquello, sobretodo al sentir la caricia en su cabello, su grande y cálida mano, que hizó que se calmará, que aquel nerviosismo desapareciera, amanasndo a la fiera que llevaba dentro. Para de pronto dejarse llevar sobre su regazo cn una dulce sonrisa en sus labios esperando aquello….que nunca llegó.
Se pondrá frío aquí fuera da
¿Cómo? ¿Sólo dijo aquello? ¿Dónde estaba el discuros que esperaba? ¿Realmente se había hecho ilusiones para nada? ¿Eso quería decir que todo lo que dijo el americano el otro estaba de acuerdo con ello? Ante aquello sintió una punzada en el pecho. Mientras sus ojos se volvían a llenar de lágrimas. ¡Maldito fuera! ¡Sucio comunista!¡Asqueroso villano! Su rostro mostro rabia, ira, ahora se sentía más patetico aún. Quiso golpearlo, insultarlo, lo que fuera para desahogar todo aquello que sentía y le oprimía el pecho. ¡Simplemente le quería para el sexo! Aquello era todo. No había nada más que pensar. ¡¿Cómo podía estar enamorado de semejante bicho de la sociedad?! Ahora sí que lo odiaba tanto como amarlo.
Sintió el calor del abrigo del otro mirandolo fijamente sin saber bien que hacer de todo aquello. Sólo queriendose echar a llorar. Y seguidamente al escuchar como decía lo de su pareja se molestó aún más. Es decir, no el importaba él para nada. Sexo. Sexo. ¡El estadounidense no quería solo sexo! Damn it!
-Iván….-susurró abrazándolo con fuerza. Queriendo decirle que realmente no era solo sexo. ¿Pero como se iba a humillar de semejante forma? ¿Cómo se lo diría? Su corazón destrozado apenas podía sentir que ahora latía.
-Yo….-se le quedo mirando mientras notaba como una de aquellas lágrimas que se agolpaban por salir, una pudo ser más rápida que las demás, naciendo en el lacrimal, descendiendo por su mejilla y morir en sus labios. Agachó la cabeza avergonzado pro como temblaba su voz, como aquel calor que antes había sentido comenzaba a desvanecerse y solo quedaba el frio de la noche. La ausencia de la luz, del calor, de él.
-Vayamos a mi habitación, yo, yo…-su voz tartamudeaba, su lengua se enredaba, quería decirlo, no eran palabras complicadas ni complejas, pero ahora le parecia al otro las más difíciles que alguien pudiera pronunciar.
-Bueno, tú, para mí, no fuiste realmente solo sexo, sinceramente, tengo pareja, cierto pero-se mordió el labio inferior cogiendo las gafas que se tuvo que quitar para colocarlas y disimular asi sus ojos aún ahogados en lágrimas-pero, para mí, esto significó algo…aunque haha, segumente para ti no, así que si es eso..yo…yo tranquilo, puedo, puedo, apañarmelas, tranquilo, ya veré que hago, ya que, lo malo de todo es que creo que em empiezas a importar más que mi propia pareja y….-aquello no se lo espero. ¿Estaba diciendo quesi tuviera que elegir entre ambos elegiría al ruso? Se volvió loco.
Sólo rezabaa porque todo aquello fuera lo correcto.
Tras decir aquello lo abrazo cn fuerza ocultando su rostro en el cuello de este para de pronto morderlo de nuevo con ansia, con fuerza, y rabia.
-De todas formas, quieras o no, tú serás mio, para siempre-no se atrevió a decir aquellas 3 palabras.
Porque te amo.
Nunca se las diría, y mucho menos sin saber las intenciones del otro, no se iba a rebajar, no se iba a subestimar, ni humillar, ni ridiculizar delante de este. Que el otro dijera verdaderamente que sentía.
Tras decir aquello lo miró a los ojos mordiendose el labio inferior.
-Vayamos a mi habitación, ya en serio, sino hará más frio, y…..-no pudo terminar la frase porque deseaba besarlo, sus labios se lo pedian a gritos para volver a besarlo con fierza, con rudeza, recordando aquel insaciable tacto, tan erótico y adictivo del que se había vuelto loco.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Dolía… dolía tanto… el idiota que dijo que el corazón era un musculo indoloro era un tarado que jamás había sentido su corazón fragmentarse una y otra vez en apenas unos segundos, y cada vez que se despedazaba… dolía aún más, y cada pequeño trozo seguía latiendo de forma acelerada, tratando de llevar sangre a todas las partes de su cuerpo pero no eran capaces porque cada movimiento latía demasiado. El corazón… el órgano más magnifico de todos, el que tenía su propia manera de actuar independiente de los otros órganos, el que regulaba la vida podía llegar a lastimar tanto, latiendo de forma presurosa contra el pecho, hinchándose, golpeando las costillas, inflándose cada vez mas de agonía hasta que se fragmentaba en diminutos trozos que parecían doler de forma distinta, cada trocito… dolía de otra manera, y le reclamaban al ruso por su estupidez, le gritaban que era un maldito idiota por dejar que aquello pasara.
- “Me enamore” –susurro para sus adentros.
Eres un idiota por permitir que esto pasara.
Ni siquiera le conoces y ya te entregaste como un ciego a él
Te duele, te desgarras y es toda tu culpa
Todo por ser tan ingenuo como para pensar que serias correspondido por una vez en tu vida
El amor no existe Iván, es una simple ilusión
Y aun con todo… sabía que si el yanqui le decía: ‘salta’, él lo haría, y si le decía: ‘muere por mí’… no preguntaría el porqué, sino que preguntaría de la forma en que debía morir. Porque se sentía como un ciego que buscaba desesperado en que guiarse, en que apoyarse y a que aferrarse.
Nunca las palabras habían dolido tanto, hubiera preferido un golpe, que lo lastimara físicamente y no de esa forma. Iván estaba acostumbrado a las palabras hirientes, el mismo las ocupaba muchas veces, de forma muy certera y a conciencia cuando quería hacer daño, pero como se lo había hecho el yanqui… jamás, superaba sus propios límites y eso era mucho decir.
Iván…
No, que no se atreviera a llamarlo por su nombre, que no se diera esa confianza de tratarlo con tanta familiaridad, si solo había sido sexo, entonces que se trataran como simples enemigos, que volviera a decirle estúpido comunista, idiota, asshole, el insulto que fuera, que no se atreviera… que no se atreviera a decirle su nombre mientras le miraba con esos ojos que para el ruso eran el cielo mismo, mucho menos cuando le estaba abrazando otra vez con fuerza.
Sus manos aflojaron un poco el agarre en torno a su cintura, y le costó horrores poder lograrlo. Se sentía humillado por aquel simple hecho de estar siendo tan dependiente de él, al punto que ni siquiera podía soltar su cintura por miedo a que si lo hacía se le fuera a ir de entre las manos. Solo estaba pidiendo unos minutos más, unos segundos… NO, no podía necesitarle tanto, por lo mismo se limitó a apoyar únicamente las manos en su cintura, no a abrazarlo, aun cuando sentía los cálidos brazos del otro en torno a su cuerpo en un abrazo que quiso pensar era necesitado, que le estaba abrazando porque le quería y compartía sus mismos miedos.
Pero tenía pareja.
No estaba solo, tenía pareja, alguien a quien acudir en caso de cualquier cosa, alguien en quien apoyarse, un confidente y un amante de verdad. Y estaba seguro que con el no lo hacía solo por placer. La idea de imaginarlo con otro le molesto hasta tal punto que casi le asqueo, era su yanqui, nadie más podría tocarlo, solo él. Nadie más tenía el derecho de hacerlo, ni siquiera su pareja…
No seas idiota Braginski, es su pareja
Y sus pensamientos…con solo escuchar su voz se vieron interrumpidos por completo, y ver esa lagrima, esa lagrima tan hermosa bajar por su mejilla y morir en sus labios pudo más que él. Alzo una mano algo temblorosa y seco con el pulgar el rastro salado que había dejado en su rostro.
No le gusto verle bajar el rostro, vamos… que era un idiota orgulloso y arrogante, se suponía que nunca debía bajar la cabeza, nunca debía desviar la vista y nunca debía tartamudear… todo lo que estaba haciendo ahora, esa no era la actitud de un héroe… no era la actitud de su héroe. Le volvió a abrazar, como si se tratara de algo que debía proteger y no lastimar, algo frágil y no un idiota cabeza dura, irritante e insoportable, no era nada de eso… en esos momentos al menos.
- da, vayamos donde quieras -murmuro, pasando la mano por su espalda, mirándole sin burla, sin reproche, quizás solo con la tristeza y la necesidad de seguir aunque fuera solo por el resto de la noche junto a él, solo eso, ¿no era tan difícil cierto? Compañía…
Y sus palabras… cada una de ellas golpeándole con fuerza en la cara
“Para mí no fue solo sexo”
Dios… su corazón… otra vez estaba desbocado, desesperado por hacerse notar en medio de su pecho, latiendo cada vez con más fuerza, de forma más dolorosa. Porque el amor es solo eso, el dolor de la alegría, el dolor del sufrimiento, de la decepción, de la ilusión, el amor siempre iria tomado de la mano con el dolor, porque era algo demasiado maravilloso como para que fuera entregado de forma gratis, se debía pagar un precio, y ese era la agonía de la felicidad.
“Esto significo algo…”
Si solo eran palabras vacías, un miserable consuelo… lo iba a matar, por mucho que le doliera y después se arrepintiera de su muerte, si solo era un conforte barato, para tratar de hacerlo sentir un poco mejor por haberlo usado como un juguete no se lo perdonaría nunca, porque no… porque… aun sentía como latía cada trozo deshecho de su corazón, ya no se podía fragmentar más, los trozos eran demasiado diminutos como para que pudiera hacerle aún más daño.
“Me empiezas a importar más que mi propia pareja…”
Error, si le podía hacer aún más daño, porque le estaba creando una leve esperanza, una ilusión, ¿le quería? ¿De verdad le podía querer de la misma forma? Su mirada se tornó igual de perpleja que la del yanqui al escucharle decir eso, y sus brazos, de forma inconsciente se aferraron con más fuerza a él, porque ahora si debía ser una ilusión, no podía ser real, no le podía escoger a él antes que a su pareja, no podía, no podía… dios… si era un sueño era el sueño más maravilloso y cruel que hubiera tenido jamás en la vida, dormiría eternamente entre los girasoles solo por repetir la oportunidad, por dejar que le volvieran a destrozar y pisotear el corazón, todo por volver a sentir ese calor envolviendo su cuerpo y de estar seguro que despertaría con el olor impregnado del cuerpo del yanqui.
Y le mordió, le mordió con fuerza, dejando una marca más que segura… y el ladeo la cabeza para darle más espacio, que lo marcara de la forma y cuantas veces quisiera, no se iba a quejar nunca, por el que lo mordiera, lo desgarrara y le devorara por completo.
¿El héroe se rebajaría a estar con el villano?
-no fue solo sexo -susurro, enredando sus dedos en el pelo rubio del otro, acariciando y dándole un leve jalón de este para ladear la cabeza y mirarle a los ojos, quitándole los lentes con la otra mano, ver sus ojos llenos de lágrimas era lo más hermoso que había visto jamás, y no se lo quería perder, no quería que fueran empañados por los cristales de los lentes-respóndeme algo -pidió, sin quitarle la vista de encima, dejando sus lentes a un lado de ellos, volviendo a colocar su brazo entorno a su cintura- ¿Por qué… sé que esta es la primera vez que nos vemos y sin embargo estoy seguro que ya antes te había escuchado gemir mi nombre? -no lo hizo con ánimos de burla, lo preguntaba porque era algo que necesitaba saber- tu cuerpo es delicioso, algo virgen, pero ya lo había probado antes -beso su hombro, dándole una corta lamida en este, entrecerrando los ojos, quería sentirlo temblar de nuevo bajo su cuerpo, que se volviera a estremecer de placer mientras gemía su nombre sin descanso- necesito saber…. ¿por qué? - o la duda lo mataría, le consumiría y dolería cada vez más.
¿Por qué siento que ya te amaba desde mucho antes de que me encontraras dormido entre los girasoles?
Ya no sabía si quería ir a la habitación, se estaba muriendo de las ganas de querer besarlo, de forma lenta, apasionada, fiera, tierna, dulce, agresiva… lo quería besar de tantas formas, ya era adicto a él, y para su mala suerte… no se arrepentía de ello.
La mano que sostenía sus cabellos, empujo con suavidad la cabeza del yanqui hacia el, atrapando sus labios en su beso lento, un beso que tenía escrito su nombre en cada rincón y en cada contacto. Era un beso apasionado, de esos donde respirar pasa a segundo plano y solo se podía concentrar en sus labios, en su tibieza, su textura, su humedad… Le hizo entre abrir los labios, para profundizarlo, jugando con su lengua unos segundos, apegándose a él todo lo que podía.
- vamos a tu cuarto da -sonrió, susurrando contra sus labios cuando hubo cortado el beso, separándose un poco de el y tomándole de la cintura con ambas manos para que se levantara y así poder hacerlo el.
- “Me enamore” –susurro para sus adentros.
Eres un idiota por permitir que esto pasara.
Ni siquiera le conoces y ya te entregaste como un ciego a él
Te duele, te desgarras y es toda tu culpa
Todo por ser tan ingenuo como para pensar que serias correspondido por una vez en tu vida
El amor no existe Iván, es una simple ilusión
Y aun con todo… sabía que si el yanqui le decía: ‘salta’, él lo haría, y si le decía: ‘muere por mí’… no preguntaría el porqué, sino que preguntaría de la forma en que debía morir. Porque se sentía como un ciego que buscaba desesperado en que guiarse, en que apoyarse y a que aferrarse.
Nunca las palabras habían dolido tanto, hubiera preferido un golpe, que lo lastimara físicamente y no de esa forma. Iván estaba acostumbrado a las palabras hirientes, el mismo las ocupaba muchas veces, de forma muy certera y a conciencia cuando quería hacer daño, pero como se lo había hecho el yanqui… jamás, superaba sus propios límites y eso era mucho decir.
Iván…
No, que no se atreviera a llamarlo por su nombre, que no se diera esa confianza de tratarlo con tanta familiaridad, si solo había sido sexo, entonces que se trataran como simples enemigos, que volviera a decirle estúpido comunista, idiota, asshole, el insulto que fuera, que no se atreviera… que no se atreviera a decirle su nombre mientras le miraba con esos ojos que para el ruso eran el cielo mismo, mucho menos cuando le estaba abrazando otra vez con fuerza.
Sus manos aflojaron un poco el agarre en torno a su cintura, y le costó horrores poder lograrlo. Se sentía humillado por aquel simple hecho de estar siendo tan dependiente de él, al punto que ni siquiera podía soltar su cintura por miedo a que si lo hacía se le fuera a ir de entre las manos. Solo estaba pidiendo unos minutos más, unos segundos… NO, no podía necesitarle tanto, por lo mismo se limitó a apoyar únicamente las manos en su cintura, no a abrazarlo, aun cuando sentía los cálidos brazos del otro en torno a su cuerpo en un abrazo que quiso pensar era necesitado, que le estaba abrazando porque le quería y compartía sus mismos miedos.
Pero tenía pareja.
No estaba solo, tenía pareja, alguien a quien acudir en caso de cualquier cosa, alguien en quien apoyarse, un confidente y un amante de verdad. Y estaba seguro que con el no lo hacía solo por placer. La idea de imaginarlo con otro le molesto hasta tal punto que casi le asqueo, era su yanqui, nadie más podría tocarlo, solo él. Nadie más tenía el derecho de hacerlo, ni siquiera su pareja…
No seas idiota Braginski, es su pareja
Y sus pensamientos…con solo escuchar su voz se vieron interrumpidos por completo, y ver esa lagrima, esa lagrima tan hermosa bajar por su mejilla y morir en sus labios pudo más que él. Alzo una mano algo temblorosa y seco con el pulgar el rastro salado que había dejado en su rostro.
No le gusto verle bajar el rostro, vamos… que era un idiota orgulloso y arrogante, se suponía que nunca debía bajar la cabeza, nunca debía desviar la vista y nunca debía tartamudear… todo lo que estaba haciendo ahora, esa no era la actitud de un héroe… no era la actitud de su héroe. Le volvió a abrazar, como si se tratara de algo que debía proteger y no lastimar, algo frágil y no un idiota cabeza dura, irritante e insoportable, no era nada de eso… en esos momentos al menos.
- da, vayamos donde quieras -murmuro, pasando la mano por su espalda, mirándole sin burla, sin reproche, quizás solo con la tristeza y la necesidad de seguir aunque fuera solo por el resto de la noche junto a él, solo eso, ¿no era tan difícil cierto? Compañía…
Y sus palabras… cada una de ellas golpeándole con fuerza en la cara
“Para mí no fue solo sexo”
Dios… su corazón… otra vez estaba desbocado, desesperado por hacerse notar en medio de su pecho, latiendo cada vez con más fuerza, de forma más dolorosa. Porque el amor es solo eso, el dolor de la alegría, el dolor del sufrimiento, de la decepción, de la ilusión, el amor siempre iria tomado de la mano con el dolor, porque era algo demasiado maravilloso como para que fuera entregado de forma gratis, se debía pagar un precio, y ese era la agonía de la felicidad.
“Esto significo algo…”
Si solo eran palabras vacías, un miserable consuelo… lo iba a matar, por mucho que le doliera y después se arrepintiera de su muerte, si solo era un conforte barato, para tratar de hacerlo sentir un poco mejor por haberlo usado como un juguete no se lo perdonaría nunca, porque no… porque… aun sentía como latía cada trozo deshecho de su corazón, ya no se podía fragmentar más, los trozos eran demasiado diminutos como para que pudiera hacerle aún más daño.
“Me empiezas a importar más que mi propia pareja…”
Error, si le podía hacer aún más daño, porque le estaba creando una leve esperanza, una ilusión, ¿le quería? ¿De verdad le podía querer de la misma forma? Su mirada se tornó igual de perpleja que la del yanqui al escucharle decir eso, y sus brazos, de forma inconsciente se aferraron con más fuerza a él, porque ahora si debía ser una ilusión, no podía ser real, no le podía escoger a él antes que a su pareja, no podía, no podía… dios… si era un sueño era el sueño más maravilloso y cruel que hubiera tenido jamás en la vida, dormiría eternamente entre los girasoles solo por repetir la oportunidad, por dejar que le volvieran a destrozar y pisotear el corazón, todo por volver a sentir ese calor envolviendo su cuerpo y de estar seguro que despertaría con el olor impregnado del cuerpo del yanqui.
Y le mordió, le mordió con fuerza, dejando una marca más que segura… y el ladeo la cabeza para darle más espacio, que lo marcara de la forma y cuantas veces quisiera, no se iba a quejar nunca, por el que lo mordiera, lo desgarrara y le devorara por completo.
¿El héroe se rebajaría a estar con el villano?
-no fue solo sexo -susurro, enredando sus dedos en el pelo rubio del otro, acariciando y dándole un leve jalón de este para ladear la cabeza y mirarle a los ojos, quitándole los lentes con la otra mano, ver sus ojos llenos de lágrimas era lo más hermoso que había visto jamás, y no se lo quería perder, no quería que fueran empañados por los cristales de los lentes-respóndeme algo -pidió, sin quitarle la vista de encima, dejando sus lentes a un lado de ellos, volviendo a colocar su brazo entorno a su cintura- ¿Por qué… sé que esta es la primera vez que nos vemos y sin embargo estoy seguro que ya antes te había escuchado gemir mi nombre? -no lo hizo con ánimos de burla, lo preguntaba porque era algo que necesitaba saber- tu cuerpo es delicioso, algo virgen, pero ya lo había probado antes -beso su hombro, dándole una corta lamida en este, entrecerrando los ojos, quería sentirlo temblar de nuevo bajo su cuerpo, que se volviera a estremecer de placer mientras gemía su nombre sin descanso- necesito saber…. ¿por qué? - o la duda lo mataría, le consumiría y dolería cada vez más.
¿Por qué siento que ya te amaba desde mucho antes de que me encontraras dormido entre los girasoles?
Ya no sabía si quería ir a la habitación, se estaba muriendo de las ganas de querer besarlo, de forma lenta, apasionada, fiera, tierna, dulce, agresiva… lo quería besar de tantas formas, ya era adicto a él, y para su mala suerte… no se arrepentía de ello.
La mano que sostenía sus cabellos, empujo con suavidad la cabeza del yanqui hacia el, atrapando sus labios en su beso lento, un beso que tenía escrito su nombre en cada rincón y en cada contacto. Era un beso apasionado, de esos donde respirar pasa a segundo plano y solo se podía concentrar en sus labios, en su tibieza, su textura, su humedad… Le hizo entre abrir los labios, para profundizarlo, jugando con su lengua unos segundos, apegándose a él todo lo que podía.
- vamos a tu cuarto da -sonrió, susurrando contra sus labios cuando hubo cortado el beso, separándose un poco de el y tomándole de la cintura con ambas manos para que se levantara y así poder hacerlo el.
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Seguramente yo sería el único en caer.
El otro sólo se reiría, ya se oía las voces del otro riéndose en su cabeza. Los insultos, las burlas, las humillaciones. Sería la sucia mascota del ruso, hasta que se hartará de él. Hasta que le dijera que ya se había aburrido, que tenía alguien que lo hacia todo mejor, sexo oral, más vulgar, más apasionado. Mejor que él en resumidas cuentas. Pero eso no era posible, nunca nadie sería mejor que el héroe.
Un momento.
Acababa de pensar aquello con claridad. El era el héroe, y acababa de tener sexo con el ruso, no, acababa de hacer el amor con él. El héroe y el villano, ¿juntos? ¿En pareja? Y la princesa fuera. No. No podía ser aquello. Pero realmente lo amaba. Y ya lo demás no importaba. Ya que le acababa de decir con claridad lo que sentía, y solo faltaba la reacción, la respues del otro que tanto ansiaba. Que necesitaba.
Así que, adelante, piensa en lo que necesites pensar, ve y sueña en lo que necesites soñar, al fin y al cabo si te vas te sentiré cerca, porque por muy lejos que intentarás irte de mi lado siempre para mi te sentiría cerca.
Era el americano alguien arrogante, orgulloso, cabezota, y sólo debía volver a valorarse, volver a aquella guerra incesante de superioridad. Debía recordad quein era, pero era tan débil cuando estaba entre sus brazos, y tan fuerte cuando sus palabras dolían. O al menos eso intentaba aparentar. Volvería a ser duro con él. Sí. Se acabarían aquellas cursilerías. Amar no tenía porqué ser tan dulce.
Y es que te necesito, y seguramente cada día más, y se supone que eso no debería lastimarme pero lo hace.
En sus adentros le reprochaba el que no viera a traves de él. El que no viera que todo aquello que había dicho y era mentira, lo era, así no habría tenido que arrepentirse y humillarse sincerándose con él.
Sintió que aquel agarre disminuyó aquello le asustó. No se iba a venir abajo. Al menos no ahora. Se autoconvenció de que todo saldría bien, remontaría el vuelo, sin ayuda de nadie. Ya que él era independiente. Bueno, lo era, acababa de darse cuenta de que aunque pensará aquello acababa de quedarse prendado del otro, seguramente para siempre. Espera, ¿durarían para siempre?
Espera. ¿Acaso ya daba el americano por hecho que este le quería? Necesitaba oirlo de sus labios. Necesitaba oir de los labios del ruso un ‘’Te quiero’’. Ya que el rubio, nunca, nunca lo diría a menos que el otro lo dijera. Ya bastante había tenido con decir aquellas cosas, humillandose.
El dedo deslizandose por su mejilla le hizó suspirar. Era una mano fría, ya se había vuelto fría al igual que el cuerpo del otro, que solo se volvía cálido en momentos de pura excitación. Estuvo mirando el rostro del otro mientras decía cada cosa simplement asintiendo con la cabeza ante lo de ir al lugar que el otro quisiera. El otro realmente su rostro era todo un poema. Deseaba saber que sentía, que al igual que el otro se había humillado el otro dijera todo lo que pensará. Pero seguramente conociendolo no lo haría, no, el gran héroe podía hacerlo, pero un villano no podía contar su plan malvado. Quizás solo quería jugar con él y por eso solo hacia que todo aquello fuera un gran plan diabolico. No, no, no. Lo amaba no debía desconfiar en él. Bueno, lo amaba y lo odiaba más bien.
Siguió haciendo aquella marca de forma dura, agresiva, con ansias. Para dejar aquella marca que en vez de rojza se había vuelto morada debido a la fuerza, aun sabiendo que seguramente llevaría su bufanda y ocultaría todas aquellas mordidas y demás que tanto al estadounidense le gustaba ver ya que indicaba que era todo suyo.
Escuchó que para el otro no fue solo sexo, aquello hizo que sus ojos se abrieran con fuerza para ver como el otro volvió a quitarle las gafas. Su corazón latía con fuerza, desbocado loco, su cabeza daba vueltas. Feliz, no, más que ello. No pudiendo creer que realmente hubiera dicho aquello, mirandolo atento, fijamente sin perder ni siquiera un pestañeo del otro. Deseando saber que pensaba. Y cuando espero un discurso por parte del otro no llego nunca. Comenzaba a comprender que era el otro MUY muy imprevesible, y nunca podría saber que iba a hacer o decir. Quizás no lo conocía tanto como pensaba.
Asintió ligeramente, esperando a su pregunta ante aquello no poder ocutlar su asombro. ¿Acaso el otro también había recordado aquellos vagos recuerdos sensuales, morbosos, gritos, gemidos, crujidos de cama? ¡No podía ser! Se alarmó completamente poniendose tenso. Entonces no era el único que sentía nunca se habian visto y a la vez se conocían. Una sensación tan extraña y cercana.
Tu cuerpo es delicioso, algo virgen, pero ya lo había probado antes
¿Cómo que algo virgen? Lo era completamente excepto por delante, pero es que no tenía ganas ni de insultarle por aquello al ver la necesidad amplia y desesperación de aquella pregunta simplement se encogió de hombros.
-No, creoq ue nunca no nos hemos visto, pero yo tmbién he tenido esa extraña sensación, como si ya lo hubieramos hecho…-admitió sonriendo ed forma estúpida como siempre.
De pronto volvió a esperar aquellas dos palabras’’te quiero’’ o algo parecido. Nunca habia sido partidario de las cursilerías pero necesitaba saberlo, necesitaba saber que sentía. Pero cuando notó aquellos labios se perdió en ellos,. Sobretodo al sentir la lengua del otro para corresponder aquel beso. No deseando que acabará pero así fue, ya que nada era eterno.
-Oh yes…-asintió repetidas veces para de pronto levantarse solo puesto el abrigo del otro sobre sus espaldas teniendo a este cogido completamente ambos desnudos.
Se acercó a su ropa cogiéndola, para empezar a vestirse. Colocandose la ropa para darle el abrigo al otro y que no cogiera frio. Empezó a vestirse colocandose la ropa interior para de pronto susurrar casi n un suspiro.
-Sucio y asqueroso villano. ¿Amas al héroe?-Dijó completamente directo para entonces colocarse los pantalones y de nuevo las gafas, adquiriendo un aire arrogante, chulesco, vanidoso. No debía olvidar, que aunque hubiera sido sometido, era muhco mejor que le otro. Por supuesto. Porque era el héroe. Se coloco la camisa tras las gafas y una sonrisa arrogante aún seguía en sus labios.
-Ya que, por mi, se puede repetir todas las veces que queiras, hahaha, al fin y al cabo, no es de extrañar que ames a alguien como él-aquel susurro se volvio a un tono de voz normal mirandolo fijamente pero con unos aires de superiodad claramente visibles. Ya que ya se había humillado demasiado. Su cabeza se alzó ligeramente mientras se arreglaba ligeramente el pelo. Siendo un completo narcisita.
-Seguro que debes de morirte de ganas de volver a hacermelo
Y lo peor de aquella frase es que el rubio deseaba que se lo volviera a hacer, pero en su habitación, que si cama oliera a aquel embrigante perfume, que los de la habitacion de al lado no pudiera dormir debido al crujir de la cama, que los gemidos se volvieran a convertir chillidos y resonaran en aquellas cuatro paredes, que las ventanas se empañaran, que sus cuerpos sudorosos se volvieran a hace runo. Oh dios. De tan solo imaginarlo su rostro se pintó de un rojo llamativo y gracioso.
-Vayamos a mi cuarto de una vez…-insistió completamente impaciente.
El otro sólo se reiría, ya se oía las voces del otro riéndose en su cabeza. Los insultos, las burlas, las humillaciones. Sería la sucia mascota del ruso, hasta que se hartará de él. Hasta que le dijera que ya se había aburrido, que tenía alguien que lo hacia todo mejor, sexo oral, más vulgar, más apasionado. Mejor que él en resumidas cuentas. Pero eso no era posible, nunca nadie sería mejor que el héroe.
Un momento.
Acababa de pensar aquello con claridad. El era el héroe, y acababa de tener sexo con el ruso, no, acababa de hacer el amor con él. El héroe y el villano, ¿juntos? ¿En pareja? Y la princesa fuera. No. No podía ser aquello. Pero realmente lo amaba. Y ya lo demás no importaba. Ya que le acababa de decir con claridad lo que sentía, y solo faltaba la reacción, la respues del otro que tanto ansiaba. Que necesitaba.
Así que, adelante, piensa en lo que necesites pensar, ve y sueña en lo que necesites soñar, al fin y al cabo si te vas te sentiré cerca, porque por muy lejos que intentarás irte de mi lado siempre para mi te sentiría cerca.
Era el americano alguien arrogante, orgulloso, cabezota, y sólo debía volver a valorarse, volver a aquella guerra incesante de superioridad. Debía recordad quein era, pero era tan débil cuando estaba entre sus brazos, y tan fuerte cuando sus palabras dolían. O al menos eso intentaba aparentar. Volvería a ser duro con él. Sí. Se acabarían aquellas cursilerías. Amar no tenía porqué ser tan dulce.
Y es que te necesito, y seguramente cada día más, y se supone que eso no debería lastimarme pero lo hace.
En sus adentros le reprochaba el que no viera a traves de él. El que no viera que todo aquello que había dicho y era mentira, lo era, así no habría tenido que arrepentirse y humillarse sincerándose con él.
Sintió que aquel agarre disminuyó aquello le asustó. No se iba a venir abajo. Al menos no ahora. Se autoconvenció de que todo saldría bien, remontaría el vuelo, sin ayuda de nadie. Ya que él era independiente. Bueno, lo era, acababa de darse cuenta de que aunque pensará aquello acababa de quedarse prendado del otro, seguramente para siempre. Espera, ¿durarían para siempre?
Espera. ¿Acaso ya daba el americano por hecho que este le quería? Necesitaba oirlo de sus labios. Necesitaba oir de los labios del ruso un ‘’Te quiero’’. Ya que el rubio, nunca, nunca lo diría a menos que el otro lo dijera. Ya bastante había tenido con decir aquellas cosas, humillandose.
El dedo deslizandose por su mejilla le hizó suspirar. Era una mano fría, ya se había vuelto fría al igual que el cuerpo del otro, que solo se volvía cálido en momentos de pura excitación. Estuvo mirando el rostro del otro mientras decía cada cosa simplement asintiendo con la cabeza ante lo de ir al lugar que el otro quisiera. El otro realmente su rostro era todo un poema. Deseaba saber que sentía, que al igual que el otro se había humillado el otro dijera todo lo que pensará. Pero seguramente conociendolo no lo haría, no, el gran héroe podía hacerlo, pero un villano no podía contar su plan malvado. Quizás solo quería jugar con él y por eso solo hacia que todo aquello fuera un gran plan diabolico. No, no, no. Lo amaba no debía desconfiar en él. Bueno, lo amaba y lo odiaba más bien.
Siguió haciendo aquella marca de forma dura, agresiva, con ansias. Para dejar aquella marca que en vez de rojza se había vuelto morada debido a la fuerza, aun sabiendo que seguramente llevaría su bufanda y ocultaría todas aquellas mordidas y demás que tanto al estadounidense le gustaba ver ya que indicaba que era todo suyo.
Escuchó que para el otro no fue solo sexo, aquello hizo que sus ojos se abrieran con fuerza para ver como el otro volvió a quitarle las gafas. Su corazón latía con fuerza, desbocado loco, su cabeza daba vueltas. Feliz, no, más que ello. No pudiendo creer que realmente hubiera dicho aquello, mirandolo atento, fijamente sin perder ni siquiera un pestañeo del otro. Deseando saber que pensaba. Y cuando espero un discurso por parte del otro no llego nunca. Comenzaba a comprender que era el otro MUY muy imprevesible, y nunca podría saber que iba a hacer o decir. Quizás no lo conocía tanto como pensaba.
Asintió ligeramente, esperando a su pregunta ante aquello no poder ocutlar su asombro. ¿Acaso el otro también había recordado aquellos vagos recuerdos sensuales, morbosos, gritos, gemidos, crujidos de cama? ¡No podía ser! Se alarmó completamente poniendose tenso. Entonces no era el único que sentía nunca se habian visto y a la vez se conocían. Una sensación tan extraña y cercana.
Tu cuerpo es delicioso, algo virgen, pero ya lo había probado antes
¿Cómo que algo virgen? Lo era completamente excepto por delante, pero es que no tenía ganas ni de insultarle por aquello al ver la necesidad amplia y desesperación de aquella pregunta simplement se encogió de hombros.
-No, creoq ue nunca no nos hemos visto, pero yo tmbién he tenido esa extraña sensación, como si ya lo hubieramos hecho…-admitió sonriendo ed forma estúpida como siempre.
De pronto volvió a esperar aquellas dos palabras’’te quiero’’ o algo parecido. Nunca habia sido partidario de las cursilerías pero necesitaba saberlo, necesitaba saber que sentía. Pero cuando notó aquellos labios se perdió en ellos,. Sobretodo al sentir la lengua del otro para corresponder aquel beso. No deseando que acabará pero así fue, ya que nada era eterno.
-Oh yes…-asintió repetidas veces para de pronto levantarse solo puesto el abrigo del otro sobre sus espaldas teniendo a este cogido completamente ambos desnudos.
Se acercó a su ropa cogiéndola, para empezar a vestirse. Colocandose la ropa para darle el abrigo al otro y que no cogiera frio. Empezó a vestirse colocandose la ropa interior para de pronto susurrar casi n un suspiro.
-Sucio y asqueroso villano. ¿Amas al héroe?-Dijó completamente directo para entonces colocarse los pantalones y de nuevo las gafas, adquiriendo un aire arrogante, chulesco, vanidoso. No debía olvidar, que aunque hubiera sido sometido, era muhco mejor que le otro. Por supuesto. Porque era el héroe. Se coloco la camisa tras las gafas y una sonrisa arrogante aún seguía en sus labios.
-Ya que, por mi, se puede repetir todas las veces que queiras, hahaha, al fin y al cabo, no es de extrañar que ames a alguien como él-aquel susurro se volvio a un tono de voz normal mirandolo fijamente pero con unos aires de superiodad claramente visibles. Ya que ya se había humillado demasiado. Su cabeza se alzó ligeramente mientras se arreglaba ligeramente el pelo. Siendo un completo narcisita.
-Seguro que debes de morirte de ganas de volver a hacermelo
Y lo peor de aquella frase es que el rubio deseaba que se lo volviera a hacer, pero en su habitación, que si cama oliera a aquel embrigante perfume, que los de la habitacion de al lado no pudiera dormir debido al crujir de la cama, que los gemidos se volvieran a convertir chillidos y resonaran en aquellas cuatro paredes, que las ventanas se empañaran, que sus cuerpos sudorosos se volvieran a hace runo. Oh dios. De tan solo imaginarlo su rostro se pintó de un rojo llamativo y gracioso.
-Vayamos a mi cuarto de una vez…-insistió completamente impaciente.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: Entre Girasoles [privado Alfred F. Jones ]
Así que el otro también lo había sentido, no era el único que había recordado esos gemidos, ese quejido de dolor de la cama que crujía sin cesar bajo los cuerpos de ambos, las imágenes confusas del cuerpo del yanqui aferrado al suyo… Si, Alfred también lo había sentido, pero tampoco sabía el porqué de ello. Reprimió un leve suspiro de frustración, necesitaba saber eso, pero bueno, ¿Qué más daba? Tenía al yanqui con el en esos momentos, ¿no? Y eso valía mucho mas que un simple recuerdo sin lugar y sin fecha.
- ya veo da... quizas una vida pasada -murmuro, le parecia realmente estupido, pero era lo unico con cierta logica que se le ocurria, ¿de que otra forma explicarlo? Bueno, una noche de borrachera absoluta tambien servia para explicarlo, encontrarse ebrios en un bar, copa tras copa, dejarse llevar por el momento... terminan en una habitacion de un hotel barato y al otro dia nadie se acuerda de nada... De todas forma preferia la explicacion de la vida pasada.
Y ese beso… estaba seguro que se perdía completamente en ellos, que podían decirle lo que fuera durante ellos y el no lo escucharía, porque estaría demasiado ocupado degustando sus labios y cada rincón de su boca, porque le parecía algo sublime, lo mejor que hubiera probado en su vida, al igual que cada rincón de su piel que tenia la oportunidad de besar. Era algo peligrosamente adictivo. Se olvidaba incluso de la necesidad básica de respirar durante ellos. El como tuvo la cabeza para cortarlo y susurrar aquello, nunca estuvo muy seguro, pero le gusto la imagen del otro desnudo cubierto únicamente con su abrigo.
En realidad decir que le gusto…se queda corto. Estaba fascinado con su silueta que se recortaba contra la oscuridad de la noche, aquella sonrisa estúpida que adornaba sus labios. Recibió su abrigo de vuelta y el mismo se dedico a recoger su ropa que estaba esparcida por el suelo, menuda perdida de tiempo, ¿Qué sacaban con vestirse? Si apenas llegaran al cuarto del yanqui, el ruso se encargaría de arrancar cada una de esas prendas de su cuerpo para volver a tenerlo por completo a su merced, y esta vez se dedicaría a jugar un rato antes de devorarle por completo.
Estaba en busca de su cinturón cuando escucho aquella pregunta que le descoloco totalmente y pudo sentir que sus mejillas se colorearon de carmín, ¿Por qué justo esa noche tenia que alumbrar la luna y encargarse de delatarlo tan pronto? Bajo el rostro con rapidez, en un intento de disimular su sonrojo. ¿El villano amaba al héroe? ¿se podía? Vaya pregunta estúpida que se hacía, claro que s…. ejem, claro que lo am…. Govnó… era mas difícil de lo que creía.
“Sucio y asqueroso villano. ¿Amas al héroe?”
Y ese tono burlón en que se lo preguntaba, otra vez volvía a esos aires de superioridad, miren que lo prefería cuando estaba tan sumiso entre sus brazos rogando por mas…. No, mentira, también le gustaba asi, le gustaba cuando era un completo idiota y sonreía de esa forma arrogante, también le gustaba la supuesta seriedad que podía adquirir su cara cuando preguntaba algo de ‘suma importancia’ Bien… le gustaba todo del maldito americano, incluso adoraba discutir y provocarlo, insultarlo y entregarse a esa eterna lucha por quien superaba al otro, por quien podía aplastar mas al contrario. Era divertido, nada de rutina ni de monotonía.
Pero la pregunta seguía allí, en el aire, esperando una respuesta que el ruso no se atrevía a dar. Porque no sabia como contestar sin condenarse de por vida. ¿le amaba?
Eso no tengo ni para que preguntármelo
Le aterraba dar una respuesta que le delatara por completo, el miedo a decir algo que lo hiciera quedar de nuevo vulnerable, porque en el caso de ser sincero, la respuesta era un claro ‘si’ Si le amaba, y le extrañaba lo rápido que podía ser todo. Quizás le asustaba tanto porque nunca se lo había dicho a nadie. ¡Que el no era alguien de relaciones, de declaraciones! Prefería las cosas pasajeras, sin ataduras ni compromisos, pero el solo imaginarse que alguien mas se atreviera a tocar al yanqui… le hacia hervir la sangre, siendo en ese caso…
Yanqui idiota, me pides que te de una respuesta que ya sabes, ¿Qué tanto quieres que me someta ante ti?
Alzo el rostro, con aire tranquilo como quien no va a hacer nada… y que nunca ha hecho algo malo, vamos, que no era tan difícil, dos míseras palabras: ‘te amo’ o también se podía contestar con un simple ‘si’, mucho más fácil, más directo y más… frio. Orgullo ante todo, pero por algún motivo no quería que fuera de esa forma tan… desabrida. ¡¿Por qué no tuvo una adolescencia normal como todo chico, llena de cosas melosas y cursis?! Que de haber sido asi no tendría este problema ahora… Dos palabras… vamos Iván, no es tan difícil, es solo un ‘te amo’ ten en cuenta que es la frase más usada en el mundo, tanto que ya ha perdido demasiado valor y ya no es igual que antes, un te amo se usa para escapar de situaciones difíciles, para omitir una pregunta.. para liarse al jefe y conseguir un ascenso… o bien para deshacerte de una persona que te hostiga y que huye desesperadamente al oir que pretendes una relación forma y duradera con ella.
- Ya tebya lyublyu –respondió, terminando se abotonarse la camisa, mirando distraídamente el suelo. Lo dijo en su idioma por simples motivos, uno: dudaba demasiado que el yanqui conociera algo de ruso como para entender el significado de esas palabras y segundo… si se iba a declarar prefería hacerlo en su lengua madre, era mucho mas cómodo y en este caso increíblemente conveniente, aunque sintió un leve dejo de culpa por aprovecharse de la ignorancia del otro.
Estupendo, por el yanqui se podía repetir todas las veces que quisiera, genial, porque ya se estaba muriendo de ganas por volver a hacerlo, y pensar que se había considerado un adicto al vodka… error de errores, era un adicto al idiota ese, al yanqui… aunque la idea de probar, de beber el vodka de su piel le sonaba tan dulcemente tentadora, por el lo lamería de todas las partes de su cuerpo y no se aburriría jamas de él, se embriagaría de su piel, de su aroma y de sus caricias, dios… maldita sea, si, estaba mas que enamorado.
Se acerco a él, hasta quedar detrás de su cuerpo, para inclinarse ligeramente y susurrar contra su oído:
- no tienes ideas las ganas que tengo de devorarte da -sonrió lascivo, lamiéndole el lóbulo de su oreja y dejando una mordida en el- de volver a verte bajo mi cuerpo gimiendo mi nombre, rogando por mas… quiero que seas mío por completo yanqui -si Alfred volvía a su papel de héroe, el bien que podría volver a su papel de villano, tentando al héroe, tratando de mancillar su espíritu altruista. Paseo una de sus manos por su cintura, bajando a su cadera, apegándolo a su cuerpo y rozando su pelvis contra su cuerpo, sin dejar de sonreir de medio lado- seria capaz de encerrarme por días en la habitación, solo por poseerte hasta el cansancio -su mano bajo un poco mas, rozando su entre pierna para luego soltar un leve risita, separándose de él.
Recogió su bufanda del suelo, aunque no se la puso, no tenia ganas de ocultar esas mordidas y moretones que le habían dejado en el cuello, eran las marcas que el yanqui había dejado en su cuerpo, y por esta noche no las taparía, sentía cierto orgullo secreto por ellas, aunque claro, no lo reconocería, no alimentaria aun mas el ego del gringo, no señor, ya bastante lo había hecho por esta noche. Sabía demasiado bien, que al día siguiente haría todo por posible porque no se notaran ninguna de esas marcas, no quería que nadie se enterara que le pertenecía a alguien, mucho menos Nikita, su hermano, como era de celoso y hasta posesivo, de seguro no le agradaría para nada la idea… esto de ser el hermano del rector… solo hacia las cosas mucho mas complicadas, ¿alguna ventaja por ser familiar del manda mas del colegio? Ninguna, ¿problemas? Muchos, demasiados en su opinión, debió aceptar esa vacante en su país natal… cuantos problemas se hubiera ahorrado, para empezar no estaría cerca de Nikita ni de Natasha, adoraba a sus hermanos, eso no lo negaba, pero podían asustarlo de verdad con sus actitudes, tampoco hubiera conocido al yanqui… Menos mal se quedo en este colegio, si no se hubiera perdido una de las mejores noches de su vida, ok, casi todo valía la pena después de lo de esta noche.
Esperen, el yanqui se acababa de sonrojar… bien, en ese momento estaba realmente agradecido que la luna estuviera alumbrando de esa forma, por que haberse perdido ese rostro encantadoramente sonrojado no se lo hubiera perdonado nunca, era algo sin precio… ¿Qué estaría pensando en ese momento? ¿Qué el ruso lo volvia a tomar? ¿Qué otra vez estaba entre sus brazos? Tenia que aceptar que la imagen del yanqui gimiendo su nombre era algo demasiado tentador, enfermizamente tentador… retorciéndose bajo su cuerpo, perdido en el placer, los ojos entrecerrados, los labios abiertos en un intento por recuperar el aire que perdía en cada gemido, en cada grito de extasis. No, no lo imagines, tu ya lo tuviste asi, y lo volverás a tener, como le urgía ir a la habitación de una buena vez, apenas cerrara la puerta lo empujaría contra la cama y… y… jugaría con él un buen rato hasta que le suplicara que lo volviera a tomar, volver a hacer el amor, nunca algo asi le había parecido tan tentador, tan urgente y tan necesario.
Pense que seria el único herido, que seria el perdedor de todo esto
Pero sigo pensando que no es para mi mas que una victoria pírrica
Te tengo conmigo pero termine completamente amarrado a ti
Termine con mas perdidas de las que quería
Y aun asi siento que gane
A pesar de todas las bajas que acabo de sufrir
Gane, el villano le gano de alguna forma al héroe y es lo mejor que me pudo haber pasado
Maldito yanqui
- tu guias da
- ya veo da... quizas una vida pasada -murmuro, le parecia realmente estupido, pero era lo unico con cierta logica que se le ocurria, ¿de que otra forma explicarlo? Bueno, una noche de borrachera absoluta tambien servia para explicarlo, encontrarse ebrios en un bar, copa tras copa, dejarse llevar por el momento... terminan en una habitacion de un hotel barato y al otro dia nadie se acuerda de nada... De todas forma preferia la explicacion de la vida pasada.
Y ese beso… estaba seguro que se perdía completamente en ellos, que podían decirle lo que fuera durante ellos y el no lo escucharía, porque estaría demasiado ocupado degustando sus labios y cada rincón de su boca, porque le parecía algo sublime, lo mejor que hubiera probado en su vida, al igual que cada rincón de su piel que tenia la oportunidad de besar. Era algo peligrosamente adictivo. Se olvidaba incluso de la necesidad básica de respirar durante ellos. El como tuvo la cabeza para cortarlo y susurrar aquello, nunca estuvo muy seguro, pero le gusto la imagen del otro desnudo cubierto únicamente con su abrigo.
En realidad decir que le gusto…se queda corto. Estaba fascinado con su silueta que se recortaba contra la oscuridad de la noche, aquella sonrisa estúpida que adornaba sus labios. Recibió su abrigo de vuelta y el mismo se dedico a recoger su ropa que estaba esparcida por el suelo, menuda perdida de tiempo, ¿Qué sacaban con vestirse? Si apenas llegaran al cuarto del yanqui, el ruso se encargaría de arrancar cada una de esas prendas de su cuerpo para volver a tenerlo por completo a su merced, y esta vez se dedicaría a jugar un rato antes de devorarle por completo.
Estaba en busca de su cinturón cuando escucho aquella pregunta que le descoloco totalmente y pudo sentir que sus mejillas se colorearon de carmín, ¿Por qué justo esa noche tenia que alumbrar la luna y encargarse de delatarlo tan pronto? Bajo el rostro con rapidez, en un intento de disimular su sonrojo. ¿El villano amaba al héroe? ¿se podía? Vaya pregunta estúpida que se hacía, claro que s…. ejem, claro que lo am…. Govnó… era mas difícil de lo que creía.
“Sucio y asqueroso villano. ¿Amas al héroe?”
Y ese tono burlón en que se lo preguntaba, otra vez volvía a esos aires de superioridad, miren que lo prefería cuando estaba tan sumiso entre sus brazos rogando por mas…. No, mentira, también le gustaba asi, le gustaba cuando era un completo idiota y sonreía de esa forma arrogante, también le gustaba la supuesta seriedad que podía adquirir su cara cuando preguntaba algo de ‘suma importancia’ Bien… le gustaba todo del maldito americano, incluso adoraba discutir y provocarlo, insultarlo y entregarse a esa eterna lucha por quien superaba al otro, por quien podía aplastar mas al contrario. Era divertido, nada de rutina ni de monotonía.
Pero la pregunta seguía allí, en el aire, esperando una respuesta que el ruso no se atrevía a dar. Porque no sabia como contestar sin condenarse de por vida. ¿le amaba?
Eso no tengo ni para que preguntármelo
Le aterraba dar una respuesta que le delatara por completo, el miedo a decir algo que lo hiciera quedar de nuevo vulnerable, porque en el caso de ser sincero, la respuesta era un claro ‘si’ Si le amaba, y le extrañaba lo rápido que podía ser todo. Quizás le asustaba tanto porque nunca se lo había dicho a nadie. ¡Que el no era alguien de relaciones, de declaraciones! Prefería las cosas pasajeras, sin ataduras ni compromisos, pero el solo imaginarse que alguien mas se atreviera a tocar al yanqui… le hacia hervir la sangre, siendo en ese caso…
Yanqui idiota, me pides que te de una respuesta que ya sabes, ¿Qué tanto quieres que me someta ante ti?
Alzo el rostro, con aire tranquilo como quien no va a hacer nada… y que nunca ha hecho algo malo, vamos, que no era tan difícil, dos míseras palabras: ‘te amo’ o también se podía contestar con un simple ‘si’, mucho más fácil, más directo y más… frio. Orgullo ante todo, pero por algún motivo no quería que fuera de esa forma tan… desabrida. ¡¿Por qué no tuvo una adolescencia normal como todo chico, llena de cosas melosas y cursis?! Que de haber sido asi no tendría este problema ahora… Dos palabras… vamos Iván, no es tan difícil, es solo un ‘te amo’ ten en cuenta que es la frase más usada en el mundo, tanto que ya ha perdido demasiado valor y ya no es igual que antes, un te amo se usa para escapar de situaciones difíciles, para omitir una pregunta.. para liarse al jefe y conseguir un ascenso… o bien para deshacerte de una persona que te hostiga y que huye desesperadamente al oir que pretendes una relación forma y duradera con ella.
- Ya tebya lyublyu –respondió, terminando se abotonarse la camisa, mirando distraídamente el suelo. Lo dijo en su idioma por simples motivos, uno: dudaba demasiado que el yanqui conociera algo de ruso como para entender el significado de esas palabras y segundo… si se iba a declarar prefería hacerlo en su lengua madre, era mucho mas cómodo y en este caso increíblemente conveniente, aunque sintió un leve dejo de culpa por aprovecharse de la ignorancia del otro.
Estupendo, por el yanqui se podía repetir todas las veces que quisiera, genial, porque ya se estaba muriendo de ganas por volver a hacerlo, y pensar que se había considerado un adicto al vodka… error de errores, era un adicto al idiota ese, al yanqui… aunque la idea de probar, de beber el vodka de su piel le sonaba tan dulcemente tentadora, por el lo lamería de todas las partes de su cuerpo y no se aburriría jamas de él, se embriagaría de su piel, de su aroma y de sus caricias, dios… maldita sea, si, estaba mas que enamorado.
Se acerco a él, hasta quedar detrás de su cuerpo, para inclinarse ligeramente y susurrar contra su oído:
- no tienes ideas las ganas que tengo de devorarte da -sonrió lascivo, lamiéndole el lóbulo de su oreja y dejando una mordida en el- de volver a verte bajo mi cuerpo gimiendo mi nombre, rogando por mas… quiero que seas mío por completo yanqui -si Alfred volvía a su papel de héroe, el bien que podría volver a su papel de villano, tentando al héroe, tratando de mancillar su espíritu altruista. Paseo una de sus manos por su cintura, bajando a su cadera, apegándolo a su cuerpo y rozando su pelvis contra su cuerpo, sin dejar de sonreir de medio lado- seria capaz de encerrarme por días en la habitación, solo por poseerte hasta el cansancio -su mano bajo un poco mas, rozando su entre pierna para luego soltar un leve risita, separándose de él.
Recogió su bufanda del suelo, aunque no se la puso, no tenia ganas de ocultar esas mordidas y moretones que le habían dejado en el cuello, eran las marcas que el yanqui había dejado en su cuerpo, y por esta noche no las taparía, sentía cierto orgullo secreto por ellas, aunque claro, no lo reconocería, no alimentaria aun mas el ego del gringo, no señor, ya bastante lo había hecho por esta noche. Sabía demasiado bien, que al día siguiente haría todo por posible porque no se notaran ninguna de esas marcas, no quería que nadie se enterara que le pertenecía a alguien, mucho menos Nikita, su hermano, como era de celoso y hasta posesivo, de seguro no le agradaría para nada la idea… esto de ser el hermano del rector… solo hacia las cosas mucho mas complicadas, ¿alguna ventaja por ser familiar del manda mas del colegio? Ninguna, ¿problemas? Muchos, demasiados en su opinión, debió aceptar esa vacante en su país natal… cuantos problemas se hubiera ahorrado, para empezar no estaría cerca de Nikita ni de Natasha, adoraba a sus hermanos, eso no lo negaba, pero podían asustarlo de verdad con sus actitudes, tampoco hubiera conocido al yanqui… Menos mal se quedo en este colegio, si no se hubiera perdido una de las mejores noches de su vida, ok, casi todo valía la pena después de lo de esta noche.
Esperen, el yanqui se acababa de sonrojar… bien, en ese momento estaba realmente agradecido que la luna estuviera alumbrando de esa forma, por que haberse perdido ese rostro encantadoramente sonrojado no se lo hubiera perdonado nunca, era algo sin precio… ¿Qué estaría pensando en ese momento? ¿Qué el ruso lo volvia a tomar? ¿Qué otra vez estaba entre sus brazos? Tenia que aceptar que la imagen del yanqui gimiendo su nombre era algo demasiado tentador, enfermizamente tentador… retorciéndose bajo su cuerpo, perdido en el placer, los ojos entrecerrados, los labios abiertos en un intento por recuperar el aire que perdía en cada gemido, en cada grito de extasis. No, no lo imagines, tu ya lo tuviste asi, y lo volverás a tener, como le urgía ir a la habitación de una buena vez, apenas cerrara la puerta lo empujaría contra la cama y… y… jugaría con él un buen rato hasta que le suplicara que lo volviera a tomar, volver a hacer el amor, nunca algo asi le había parecido tan tentador, tan urgente y tan necesario.
Pense que seria el único herido, que seria el perdedor de todo esto
Pero sigo pensando que no es para mi mas que una victoria pírrica
Te tengo conmigo pero termine completamente amarrado a ti
Termine con mas perdidas de las que quería
Y aun asi siento que gane
A pesar de todas las bajas que acabo de sufrir
Gane, el villano le gano de alguna forma al héroe y es lo mejor que me pudo haber pasado
Maldito yanqui
- tu guias da
- Spoiler:
- Ya tebya lyublyu tiene la misma utilidad del 'I love you', sirve tanto para decir te quiero, como te amo
Iván Braginski- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Edad : 32
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