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America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
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Gakuen Hetalia :: Habitaciones de Maestros :: Habitaciones Masculinas. :: Habitación Tres : Alfred F. Jones.
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America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
Caminaba por los pasillos del edificio de maestros con paso firme, teniendo una única dirección en mente. Cargaba consigo una gran mochila, repleta de preparativos para el próximo desafío.
A decir verdad, no solía ser del tipo de personas que tuviera la confianza suficiente para llegar y golpear una puerta ajena sin antes haberlo establecido de esa forma, sin embargo, las condiciones lo ameritaban... el duelo anterior había sido abruptamente interrumpido y no podía -bajo ninguna circunstancia- aceptar aquello como una derrota, así como tampoco sería justo asumirse como el ganador, pues a pesar de sus destacables habilidades, America-sensei había demostrado tener lo necesario para convertirse en un digno oponente, lo que le hacía desechar completamente la posibilidad de dejarlo todo en un empate. Debía haber un resultado claro para determinar quien sería el mejor y no había otro modo de lograrlo que retarle a un duelo.
Al hallarse finalmente frente a la puerta de la habitación numero tres coincidentemente el mismo numero de su habitacion y lo que le hacia entender claramente el motivo del error anterior), sintió un suave rubor apoderándose de sus mejillas al cruzar el pensamiento de lo anormal que debía ser que un simple alumno se atreviera a molestar la tranquilidad de un profesor, aun más si no habían acordado una cita -cosa que no solía ser común en su forma de proceder ante las situaciones-. Se vio tentado a dar la vuelta y marcharse hasta encontrar una mejor oportunidad, pero el peso en su espalda (compuesto por unas cuantas consolas, varios joysticks e incontables videojuegos, junto a algunos accesorios, botanas, refrescos y picadillos varios; ya que como retador, debía entregar las condiciones propicias para el desarrollo del enfrentamiento) le hicieron retroceder.
Tomó aire profundamente y con un gran esfuerzo mental, se decidió al fin a tocar la puerta, esperando pacientemente -no sin una gran cuota de nerviosismo- a que el americano abriera la puerta... y de ser posible, con una buena disposición a aceptar el desafío.
A decir verdad, no solía ser del tipo de personas que tuviera la confianza suficiente para llegar y golpear una puerta ajena sin antes haberlo establecido de esa forma, sin embargo, las condiciones lo ameritaban... el duelo anterior había sido abruptamente interrumpido y no podía -bajo ninguna circunstancia- aceptar aquello como una derrota, así como tampoco sería justo asumirse como el ganador, pues a pesar de sus destacables habilidades, America-sensei había demostrado tener lo necesario para convertirse en un digno oponente, lo que le hacía desechar completamente la posibilidad de dejarlo todo en un empate. Debía haber un resultado claro para determinar quien sería el mejor y no había otro modo de lograrlo que retarle a un duelo.
Al hallarse finalmente frente a la puerta de la habitación numero tres coincidentemente el mismo numero de su habitacion y lo que le hacia entender claramente el motivo del error anterior), sintió un suave rubor apoderándose de sus mejillas al cruzar el pensamiento de lo anormal que debía ser que un simple alumno se atreviera a molestar la tranquilidad de un profesor, aun más si no habían acordado una cita -cosa que no solía ser común en su forma de proceder ante las situaciones-. Se vio tentado a dar la vuelta y marcharse hasta encontrar una mejor oportunidad, pero el peso en su espalda (compuesto por unas cuantas consolas, varios joysticks e incontables videojuegos, junto a algunos accesorios, botanas, refrescos y picadillos varios; ya que como retador, debía entregar las condiciones propicias para el desarrollo del enfrentamiento) le hicieron retroceder.
Tomó aire profundamente y con un gran esfuerzo mental, se decidió al fin a tocar la puerta, esperando pacientemente -no sin una gran cuota de nerviosismo- a que el americano abriera la puerta... y de ser posible, con una buena disposición a aceptar el desafío.
Kiku Honda- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Re: America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
Oh my god.
El americano se sentía morir, poco le faltaba sino lo estaba ya. Miró su escritorio por décimo-octava vez. No creía posible lo que veía. ¿Realmente aquello podía ser real? ¿No sería algo producto de su imaginación delirante? No. Cada vez habían más hojas, más y más hojas. Se reproducian, se múltiplicaban, pero nunca el número de ellas se reducian. Su cabeza iba a explotar de un momento a otro. Sentado sobre la silla del escritorio toco aquellas hojas comprobando que eran reales. ¡Maldita sea! Su trabajo se había acumulado, y no era porque se hubiera pasado haciendo el vago. No, no. Eran misiones supersecretas que lo mantenian ocupado, y claro, alguien como él, siempre estaba liado. Y de vez en cuando miraba a la cama, no quería dormir. Nunca deseaba dormir, le gustaba andar de un lugar para otro, era demasiado hiperactivo. Aunque cualquier cosa sería mejor que estar corrigiendo trabajos largos, sobre la ética y la moral, según los alumnos. Y lo peor de aquello no era solo corregirlos, sino también leerlos. Que eso era aún más cargante. Su mente abandonaba su cuerpo de vez en cuando, y se hacia preguntas extrañas, raras, y sobretodo incomprensibles. Se preguntaba cosas como ¿Por qué Tarzan estaba afeitado? ¿Por qué los picapiedras celebraban la navidad si todo aquello era antes de cristo?
Dudas muy existenciales.
Se quedo pensativo, pero luego miro el boli rojo que sostenía, al cual parecía que nunca jamás se le acabaría la tinta.
Recordo su infancia ante aquellas preguntas que surcaron su cabeza. Cuando de pequeño veía Oliver y Benji por ejemplo.
-Oliver, Benji, nananana~ Benji, Oliver, sueños de campeón, nananana-tarareó mientras tamborileaba la mesa con la punta del bolí, comenzando a mover la cabeza al ritmo de aquel ritmo.
Cerró los ojos mientras el compás y el ritmo de aquella serie de la infancia le hizó perder la noción de sus deberes. De tener que corregir aquello, ya que de lo contrario luego tendría mucho más trabajo. Pero el gran héroe no aguanto mucho más ante aquello y se dejo llevar completamente para apartarse de aquel escritorio endemoniado matamoscas de lo aburrido que era, obviamente las mataba, para de pronto seguir cantando pero esta vez no en un susurro, sino entregandose completamente a la canción. Siendo el héroe de la música(¿). Ya que todos aquellos trabajos deberían ser un crimén por ocasionar perdida de neuronas a causa de matarlas por el aburrimiento.
Se subió encima de la cama fingiendo que tocaba una guitarra, entregandose completamente como si de verdad fuera el guitarrista de un grupo de música o algo parecido, sin parar de cantar aquella melodía.
-¡OLIVER, BENJI, yeeeeahhhh!-gritó con su voz aguda y llamativa.
Todo iba de perlas, su mente ya abandono por completo aquellos trabajos, simplemente fingió todo aquello, por fin haciendo algo para poder divertirse y cuando su concierto imaginario iba magnifico. Imaginandose como las chicas gritaban su nombre, y la gente le admiraba, aplaudia, le lanzaba rosas, sujetadores, los focos del escenario, TODO, lo envolvía, aquello despareció. Para de pronto escuchar algo que saco toda aquella actuación de su cabeza. El ruido de la puerta. Alguien había al otro lado. Oh no. Seguramente alguien vendría a quejarse por semejante escandalo que estaría montando. ¡Qué aburrido era todo aquel lugar! Ya ni podía divertirse en su propia habitación, más que ser un profesor, parecía un alumno por como todo el mundo le trataba. Bajó de la cama arreglandose el pelo, y la ropa para intentar aparentar normalidad para acercarse a la puerta.
Abrió la puerta viendo al japonés con un montón de cosas a la espalda. ¡Podría jurar que todo aquello pesaba más que él! Pero no hacia falta ser muy inteligente para comprender porque tenia todo aquello, así que de pronto una sonrisa apareció en su rostro. En cierto modo por la satisfacción y el alivio de que no era el rector dispuesto a fastidiar al héroe por todo el ruido.
-¿Acaso quieres jugar? –susurró para de pronto mirar hacia ambos lados del pasillo por si alguien lo veía y podía tener una idea equivocada de aquello y sonrió divertido para de pronto cogerlo de la camisa y tirar de él para meterlo dentro de la habitación dispuesto a jugar con una mirada completamente desafiante.
-Te voy a ganar-
Tras hacer que entrará cerró la puerta, y se fijo que al colocarse sobre la cama la deshizó completamente, sabiendo que ahora el japonés pensaría que era un desordenado, aunque realmente lo era, y si miraba le escritorio vería también el trabajo acumulado que había y dejará de lado.
El americano se sentía morir, poco le faltaba sino lo estaba ya. Miró su escritorio por décimo-octava vez. No creía posible lo que veía. ¿Realmente aquello podía ser real? ¿No sería algo producto de su imaginación delirante? No. Cada vez habían más hojas, más y más hojas. Se reproducian, se múltiplicaban, pero nunca el número de ellas se reducian. Su cabeza iba a explotar de un momento a otro. Sentado sobre la silla del escritorio toco aquellas hojas comprobando que eran reales. ¡Maldita sea! Su trabajo se había acumulado, y no era porque se hubiera pasado haciendo el vago. No, no. Eran misiones supersecretas que lo mantenian ocupado, y claro, alguien como él, siempre estaba liado. Y de vez en cuando miraba a la cama, no quería dormir. Nunca deseaba dormir, le gustaba andar de un lugar para otro, era demasiado hiperactivo. Aunque cualquier cosa sería mejor que estar corrigiendo trabajos largos, sobre la ética y la moral, según los alumnos. Y lo peor de aquello no era solo corregirlos, sino también leerlos. Que eso era aún más cargante. Su mente abandonaba su cuerpo de vez en cuando, y se hacia preguntas extrañas, raras, y sobretodo incomprensibles. Se preguntaba cosas como ¿Por qué Tarzan estaba afeitado? ¿Por qué los picapiedras celebraban la navidad si todo aquello era antes de cristo?
Dudas muy existenciales.
Se quedo pensativo, pero luego miro el boli rojo que sostenía, al cual parecía que nunca jamás se le acabaría la tinta.
Recordo su infancia ante aquellas preguntas que surcaron su cabeza. Cuando de pequeño veía Oliver y Benji por ejemplo.
-Oliver, Benji, nananana~ Benji, Oliver, sueños de campeón, nananana-tarareó mientras tamborileaba la mesa con la punta del bolí, comenzando a mover la cabeza al ritmo de aquel ritmo.
Cerró los ojos mientras el compás y el ritmo de aquella serie de la infancia le hizó perder la noción de sus deberes. De tener que corregir aquello, ya que de lo contrario luego tendría mucho más trabajo. Pero el gran héroe no aguanto mucho más ante aquello y se dejo llevar completamente para apartarse de aquel escritorio endemoniado matamoscas de lo aburrido que era, obviamente las mataba, para de pronto seguir cantando pero esta vez no en un susurro, sino entregandose completamente a la canción. Siendo el héroe de la música(¿). Ya que todos aquellos trabajos deberían ser un crimén por ocasionar perdida de neuronas a causa de matarlas por el aburrimiento.
Se subió encima de la cama fingiendo que tocaba una guitarra, entregandose completamente como si de verdad fuera el guitarrista de un grupo de música o algo parecido, sin parar de cantar aquella melodía.
-¡OLIVER, BENJI, yeeeeahhhh!-gritó con su voz aguda y llamativa.
Todo iba de perlas, su mente ya abandono por completo aquellos trabajos, simplemente fingió todo aquello, por fin haciendo algo para poder divertirse y cuando su concierto imaginario iba magnifico. Imaginandose como las chicas gritaban su nombre, y la gente le admiraba, aplaudia, le lanzaba rosas, sujetadores, los focos del escenario, TODO, lo envolvía, aquello despareció. Para de pronto escuchar algo que saco toda aquella actuación de su cabeza. El ruido de la puerta. Alguien había al otro lado. Oh no. Seguramente alguien vendría a quejarse por semejante escandalo que estaría montando. ¡Qué aburrido era todo aquel lugar! Ya ni podía divertirse en su propia habitación, más que ser un profesor, parecía un alumno por como todo el mundo le trataba. Bajó de la cama arreglandose el pelo, y la ropa para intentar aparentar normalidad para acercarse a la puerta.
Abrió la puerta viendo al japonés con un montón de cosas a la espalda. ¡Podría jurar que todo aquello pesaba más que él! Pero no hacia falta ser muy inteligente para comprender porque tenia todo aquello, así que de pronto una sonrisa apareció en su rostro. En cierto modo por la satisfacción y el alivio de que no era el rector dispuesto a fastidiar al héroe por todo el ruido.
-¿Acaso quieres jugar? –susurró para de pronto mirar hacia ambos lados del pasillo por si alguien lo veía y podía tener una idea equivocada de aquello y sonrió divertido para de pronto cogerlo de la camisa y tirar de él para meterlo dentro de la habitación dispuesto a jugar con una mirada completamente desafiante.
-Te voy a ganar-
Tras hacer que entrará cerró la puerta, y se fijo que al colocarse sobre la cama la deshizó completamente, sabiendo que ahora el japonés pensaría que era un desordenado, aunque realmente lo era, y si miraba le escritorio vería también el trabajo acumulado que había y dejará de lado.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
Apenas y había alcanzado a asentir a la primera pregunta, cuando las manos del norteamericano le agarraron de su -pulcra y siempre bien ordenada- camisa, lanzándolo dentro de la habitación de un solo tirón. El solo contacto de sus manos sobre su ropa habían sido suficientes para aumentar considerablemente el rubor sobre sus mejillas y el hecho de ser prácticamente abducido(?) dentro de la habitación del maestro superaba con creces su nivel de tolerancia en cuanto a relaciones interpersonales se trataba -aún cuando entendía que no habían malas intenciones de por medio-. Respiró rápidamente varias veces, mirando a todas las direcciones para encontrar una forma de calmar sus nervios, pudiendo darse cuenta en aquella fugaz vista general del escaso interés que demostraba el americano por el orden. Se vio tentado a ir por sí mismo y estirar las múltiples arrugas de la cama, sin embargo, realizar una actividad así con tan poca confianza entre ellos seguramente sería tomada como un acto ofensivo. Suspiró profundamente, volteando hacia el escritorio, el que seguía la línea de desorden del resto de la habitación; al parecer los documentos apilados serían evaluaciones de algunos cursos -incluso la del suyo- lo que le hizo recordar que aquel con el que trataba estaba en un nivel jerárquico superior, devolviéndolo a la expresión compuesta y neutral, con un leve aire de cordialidad.
Tras el primer vistazo, decidió girarse hacia su -forzado- anfitrión, haciendo una leve reverencia antes de responder- Hai, he vinido hasta aquí con un solo propósito -soltó sin pausa, con una fuerte determinación en la voz y una inquebrantable convicción en su mirada- ¡America-sensei, he venido a derrotarlo!
Tras decir aquello, soltó su mochila, deslizándola por sobre el hombro hasta tenerla de frente. Debido al gran peso, se acercó hasta la cama para afirmarla y sacar de ahí parte del tentempié, junto a los refrescos, elevándolos para que el americano pudiese verlos.
- He traido algo para aportar en nuestro duelo, sensei -avisó, dejando las cosas a un lado de la cama, disponiéndose a sacar una de las consolas, mas era necesario -como buen duelista- dejar a su adversario decidir cuál sería la primera- America-sensei... ¿Xbox, PS3 o Wii? usted decidirá el primer encuentro -declaró con absoluta seriedad, para luego agregar- para el siguiente será mi turno de elegir.
Dicho esto -y tras tirar disimuladamente del cubrecamas para estirarla, aunque fuera solo un poco-, le miró fijamente, esperando su respuesta.
Tras el primer vistazo, decidió girarse hacia su -forzado- anfitrión, haciendo una leve reverencia antes de responder- Hai, he vinido hasta aquí con un solo propósito -soltó sin pausa, con una fuerte determinación en la voz y una inquebrantable convicción en su mirada- ¡America-sensei, he venido a derrotarlo!
Tras decir aquello, soltó su mochila, deslizándola por sobre el hombro hasta tenerla de frente. Debido al gran peso, se acercó hasta la cama para afirmarla y sacar de ahí parte del tentempié, junto a los refrescos, elevándolos para que el americano pudiese verlos.
- He traido algo para aportar en nuestro duelo, sensei -avisó, dejando las cosas a un lado de la cama, disponiéndose a sacar una de las consolas, mas era necesario -como buen duelista- dejar a su adversario decidir cuál sería la primera- America-sensei... ¿Xbox, PS3 o Wii? usted decidirá el primer encuentro -declaró con absoluta seriedad, para luego agregar- para el siguiente será mi turno de elegir.
Dicho esto -y tras tirar disimuladamente del cubrecamas para estirarla, aunque fuera solo un poco-, le miró fijamente, esperando su respuesta.
Kiku Honda- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 15/03/2011
Re: America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
Se extrañó al notar como el otro se sonrojaba por el hecho de que le agarrará la camisa y tirará de él para meterlo en la habitación. Pero tampoco tenía ganas de decirle educadamente que pasará, además el americano era alguien demasiado impulsivo. Y claro, tampoco quería perder ningún segundo de poder jugar contra el otro a los videojuegos, el otro realmente debía admitir que era bueno, pero no se podía comparar con la agilidad de unos dedos expertos como los del héroe. Ya que adoraba sobretodo los videojuegos de marvel. Héroes, villanos, lucha. Siempre era lo mismo, aún así el héroe no se cansaba, sobretodo los juegos violentos. Sin duda no era un buen ejemplo para ningún alumno, y a pesar de todo, paradojícamente era el profesor de ética, para el asombro de muchos.
Tras ver que el otro entraba se fijo ne como este analizaba su habitación, y seguramente la juzgaría, no era de extrañar debido a su gran desorden pero tampoco le dio mucha importancia lo que pudiera pensar de él, era un héroe y no admitia que nadie deijera lo contrario, aún así que pensará lo que quisiera.
De pronto vio quella suave reverencia mientras el otro hablaba pausado y tranquilamente. Pero sobretodo siempre educado. Alzó una ceja, no debía tratarlo de esa forma, al fin y al cabo solo estaban jugando, estaban al mismo nivel, no estaban en clases. Ni en horario escolar, no había nada de malo en aquello, eran simplemente dos personas jugando, o dispuestos a hacerlo.
-No hace falta que seas tan educado conmigo, puedes tratarme como a una persona normal…-tras decir aquello su estúpida sonrisa dejó escapar una sauve carcajada tonta tipica de él- Y tampoco hace falta que me llames sensei, aunque te ganaré de todas formas-susurró al ver como de repente de la mochila era apoyada en la cama para empezar a salir refrescos y comida para picar. Oh dios. Vale, sería un alumno, pero un alumno que lo tenía todo planeado. Sus tripas, las cuales rugian, lloraban, y sozollaban por comida serían calmadas gracias al otro. Sentía que podría abrazarlo y dejarlo sin respiración de semejante alegria.
Sus ojos, iluminados al ver aquello luego fueron a la figura del japonés. No tardó mucho en acercarse a la cama para abrir un refresco y dar un largo trago, para seguidamente soltar un suspiro de placer. Oh dios. ¿Cómo podía saber algo tan delicioso? ¡Y ni siqueira estaba caliente! Simplemente el cielo. Escuchó su pregunta y dudo, la habitación era amplia, pero no sabía si lo suficiente para jugar por ejemplo a la Wii, ya que podían chocarse con el montón de papeles, y estos….caer por todo el suelo. ¡Entonces si que sería el fin de SU mundo! Finalmente se decantó por la PS3 ¿Por qué no? Realmente le gustaba, no estaba mal en general.
-La PS3….-dijó para de pronto escuchar al otro, eligierá la que eligierá ganaría de todas formas. Su sonrisa tonta se transformó en una arrogante, chulesca, y vanidosa, no se iba a dejar ganar, No way, le vencería y se reiría de él de una forma inimaginable, los de las habitaciones de al lado oirian sus alardeos.
Se acercó a la tele encendiéndola para mirar de reojo al otro.
-No te creas que tendré compasión porque seas más pequeño-dijo para esperar a que el otro sacará las consolas y el juego para poder jugar.
Una idea pasó por su cabeza, aquella mochila, más que una mochila, parecía el bolsillo mágico de doraemon, parecia que no tuviera fondo sinceramente.
Mientras el otro sacaba la PS3 se dedicó a dar otro largo sorbo a la bebida, ah, coca-cola, lo que más adoraba, mucho más que el alcohol, y casi tanto como el café, que solo conseguía que ese cúmulo de hormonas andante se revolucionará más, aún siendo ya adulto, y si acaso eso pudiera llegar a ser posible.
Tras ver que el otro entraba se fijo ne como este analizaba su habitación, y seguramente la juzgaría, no era de extrañar debido a su gran desorden pero tampoco le dio mucha importancia lo que pudiera pensar de él, era un héroe y no admitia que nadie deijera lo contrario, aún así que pensará lo que quisiera.
De pronto vio quella suave reverencia mientras el otro hablaba pausado y tranquilamente. Pero sobretodo siempre educado. Alzó una ceja, no debía tratarlo de esa forma, al fin y al cabo solo estaban jugando, estaban al mismo nivel, no estaban en clases. Ni en horario escolar, no había nada de malo en aquello, eran simplemente dos personas jugando, o dispuestos a hacerlo.
-No hace falta que seas tan educado conmigo, puedes tratarme como a una persona normal…-tras decir aquello su estúpida sonrisa dejó escapar una sauve carcajada tonta tipica de él- Y tampoco hace falta que me llames sensei, aunque te ganaré de todas formas-susurró al ver como de repente de la mochila era apoyada en la cama para empezar a salir refrescos y comida para picar. Oh dios. Vale, sería un alumno, pero un alumno que lo tenía todo planeado. Sus tripas, las cuales rugian, lloraban, y sozollaban por comida serían calmadas gracias al otro. Sentía que podría abrazarlo y dejarlo sin respiración de semejante alegria.
Sus ojos, iluminados al ver aquello luego fueron a la figura del japonés. No tardó mucho en acercarse a la cama para abrir un refresco y dar un largo trago, para seguidamente soltar un suspiro de placer. Oh dios. ¿Cómo podía saber algo tan delicioso? ¡Y ni siqueira estaba caliente! Simplemente el cielo. Escuchó su pregunta y dudo, la habitación era amplia, pero no sabía si lo suficiente para jugar por ejemplo a la Wii, ya que podían chocarse con el montón de papeles, y estos….caer por todo el suelo. ¡Entonces si que sería el fin de SU mundo! Finalmente se decantó por la PS3 ¿Por qué no? Realmente le gustaba, no estaba mal en general.
-La PS3….-dijó para de pronto escuchar al otro, eligierá la que eligierá ganaría de todas formas. Su sonrisa tonta se transformó en una arrogante, chulesca, y vanidosa, no se iba a dejar ganar, No way, le vencería y se reiría de él de una forma inimaginable, los de las habitaciones de al lado oirian sus alardeos.
Se acercó a la tele encendiéndola para mirar de reojo al otro.
-No te creas que tendré compasión porque seas más pequeño-dijo para esperar a que el otro sacará las consolas y el juego para poder jugar.
Una idea pasó por su cabeza, aquella mochila, más que una mochila, parecía el bolsillo mágico de doraemon, parecia que no tuviera fondo sinceramente.
Mientras el otro sacaba la PS3 se dedicó a dar otro largo sorbo a la bebida, ah, coca-cola, lo que más adoraba, mucho más que el alcohol, y casi tanto como el café, que solo conseguía que ese cúmulo de hormonas andante se revolucionará más, aún siendo ya adulto, y si acaso eso pudiera llegar a ser posible.
Alfred F. Jones- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 14/03/2011
Re: America-sensei, le reto a un duelo [Privado]
¿Compasión? ¿había oído bien sus palabras?. America-sensei acababa de lanzar el primer ataque efectivo en aquel encuentro. No importaba si se trataba de un maestro, un alumno o incluso un miembro de su propia familia, no dejaría que nadie pusiera en duda sus capacidades y mucho menos permitiría que alguien se atreviera a tratarle como si sus habilidades fueran inferiores. Se volteó para verle, lanzando una mirada fija con un ligero e imperceptible aire asesino, su determinación estaba al máximo nivel, convencido de que esta victoria terminaría de demostrarle al americano 'cuán invencible podía ser un verdadero otaku japonés'.
- No esperaba, bajo ningún punto, que America-sensei tuviera algun tipo de consideración hacia mí -remarcó varias palabras, haciendo notar un poco su molestia. A pesar de su edad, se consideraba un 'orgulloso hombre japonés' y no permitiría que ningún 'americano' pensara si quiera en tratar de humillarlo.
Tomó aire profundamente antes de sacar de su mochila la consola seleccionada y llevarla hacia el televisor, para instalarla rápidamente. En cuanto los cables estuvieron bien posicionados, volvió al bolso y sacó un par de joysticks, conectando los usb, para luego extender uno en dirección al profesor, sin mirarle y esperando que lo tomara, mientras seguía revolviendo las cosas dentro de su mochila.
- ¿Con cuál juego deberíamos comenzar, sensei? -dijo reparando en la formalidad de sus palabras. A pesar de lo que el americano había dicho momentos antes, no era algo normal para él hablar a alguien mayor o con un rango más alto de forma coloquial. Hizo un gran esfuerzo mental para tratar de convencerse de cambiar aquello durante el tiempo que durase el encuentro. Después de todo, America-san sería su rival, en cuanto a videojuegos se trataba. Aún así, no estaba seguro de cómo debería llamarle, en caso de hablar con más informalidad.- traje varios... y si no le convence alguno de ellos, aún puedo ir a buscar algunos a mi habitación. Aún así, con cualquiera que elija deberá prepararse para la humillación -Sentenció con convicción, en respuesta a la ofensa recibida.
Tras decir aquello, sacó diferentes carátulas de juegos, pasando de aventuras, shooter, zombies, pero principalmente de peleas, todos ellos con la posibilidad de usar dos o más jugadores.
- No esperaba, bajo ningún punto, que America-sensei tuviera algun tipo de consideración hacia mí -remarcó varias palabras, haciendo notar un poco su molestia. A pesar de su edad, se consideraba un 'orgulloso hombre japonés' y no permitiría que ningún 'americano' pensara si quiera en tratar de humillarlo.
Tomó aire profundamente antes de sacar de su mochila la consola seleccionada y llevarla hacia el televisor, para instalarla rápidamente. En cuanto los cables estuvieron bien posicionados, volvió al bolso y sacó un par de joysticks, conectando los usb, para luego extender uno en dirección al profesor, sin mirarle y esperando que lo tomara, mientras seguía revolviendo las cosas dentro de su mochila.
- ¿Con cuál juego deberíamos comenzar, sensei? -dijo reparando en la formalidad de sus palabras. A pesar de lo que el americano había dicho momentos antes, no era algo normal para él hablar a alguien mayor o con un rango más alto de forma coloquial. Hizo un gran esfuerzo mental para tratar de convencerse de cambiar aquello durante el tiempo que durase el encuentro. Después de todo, America-san sería su rival, en cuanto a videojuegos se trataba. Aún así, no estaba seguro de cómo debería llamarle, en caso de hablar con más informalidad.- traje varios... y si no le convence alguno de ellos, aún puedo ir a buscar algunos a mi habitación. Aún así, con cualquiera que elija deberá prepararse para la humillación -Sentenció con convicción, en respuesta a la ofensa recibida.
Tras decir aquello, sacó diferentes carátulas de juegos, pasando de aventuras, shooter, zombies, pero principalmente de peleas, todos ellos con la posibilidad de usar dos o más jugadores.
Kiku Honda- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 15/03/2011
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