Recién llegado [Libre]

Había sido aceptado en una de las más prestigiosas escuelas de mundo, había venido desde muy lejos para tener la oportunidad de surgir, daría lo mejor de sí para ser el mejor. Estaba emocionado, ansioso, intrigado... pero por supuesto nada de esto podía ser notado gracias a su inmutable expresión. Un poco perdido, recorrió los pasillos del edificio que había escogido como su nuevo hogar.

La elegante alfombra, los candelabros, los maseteros con exóticas plantas, los pequeños recovecos que decoraban el papel tapiz de las paredes por donde se paseaba. En ese momento pensó que la tenida que usaba no combinaba con el estilo del edificio, ya que era ropa tradicional oriental: una duangua de color carmesí que le llegaba hasta los muslos con un corte al costado derecho de color negro, anchas mangas que dejaban ver poco y nada de sus finos y blancos dedos, unos pantalones color marrón que se ajustaban a sus tonificadas piernas hasta la altura de las rodillas que luego eran cubiertas por unas medias de color blanco, haciendo juego con los zapatos del mismo color del pantalón.

No le importaba llegar luego a su nueva habitación, mientras pudiera seguir admirando la belleza del lugar, pero llevaba varias cosas encima y quería deshacerse ya de ellas. Varias cajas que contenían principalmente recuerdos de su hogar, algunas armas que usaba para practicar artes marciales y otros accesorios. Sí, era un gran artista marcial, por eso había escogido éste edificio, aparte de ser un excelente nadador, creyó que estar en el edificio que se especializaba en deportes sería lo más apropiado.

Su querido panda, el cual descansaba recostado en su cabeza, ni siquiera se molestaba en moverse mientras él se movilizaba por los pasillos, pero sí se percató cuando su dueño se detuvo frente a una puerta que estaba marcada con un número 5 en el costado.

-Creo que... ésta es mi habitación...- pensó cuando dejó parte de sus pertenencias en el suelo, antes de golpear la puerta, que para su sorpresa se abrió al primer golpe, el cual no hizo ruido alguno. Vio que las luces estaban apagadas, por ende, lo primero que hizo fue buscar el interruptor para encenderlas. Cuando las hubo prendido, admiró el lugar. Lo primero que notó fue las camas, pues habían dos. -Me pregunto como será mi compañero...- Se giró en busca de las cosas que había dejado en la entrada y las dejó encima de la cama que estaba desocupada, sólo había un uniforme tendido en ella. Supuso que era el suyo, así que se dirigió de inmediato a cambiarse, luego de haber cerrado la puerta, obviamente, para que nadie le viese. Recién había empezado a desvestirse cuando escuchó algunos ruidos que provenían de detrás de una puerta, la cual estaba cerrada. Supuso que era el baño. A torso semi descubierto, sólo tapado por unas vendas que cruzaban su abdomen, fue a averiguar qué estaba pasando.

Sus pasos eran cuidadosos pero firmes. Al llegar a la puerta golpeó, esperó unos segundos y la abrió para encontrarse con la primera persona que conocería en este colegio.